Sermones

Sermón: Santiago 5:1-6 El Peligro de ser Rico

Santiago 5:1-6 “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. 4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. 5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia”.

 

            Hace como dos semanas atrás se anunció que habían destronado a Bill Gates como el hombre más rico del mundo. Ustedes saben que Bill Gates es el CEO de Microsoft, la compañía que construye programas para computadoras. Pues, Bill Gates ya no es el hombre más rico del mundo. El hombre más rico lo es ahora el fundador y CEO de Amazon. Se estima que su fortuna lo es 91.6 billones de dólares. Con eso podría pagar la deuda de Puerto Rico y sobrarle unos tristes 21.6 billones de dólares y algún cambio. Jamás en la historia de la humanidad se había pensado que una sola persona pudiera amasar tanto dinero, por encima del dinero que poseen cientos de países en el mundo. Los ricos del pasado son pobres en comparación con este pequeño grupo de billonarios.

            Pero hay algo que no debemos olvidar. Cada condición social en el mundo trae sus problemas. A veces los pobres piensan que solo ellos son los que tienen problemas en el mundo. Pero eso no es cierto. Los problemas no se resuelven por el mero hecho de ser ricos. El cantante norteamericano Bruno Mars tiene una canción pegajosa que decía: “Quiero ser un millonario, lo deseo con todas mis fuerzas”. ¿Es esa la actitud correcta para un cristiano?

            Santiago nos dice que la riqueza puede ser una fuente de mucho mal, de peligro y condenación. Recuerden lo que dijo Jesús en Mateo 19:23-24 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.” Teniendo esto presente veamos lo que nos dice Dios por medio de Santiago.

            V. 1 “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.”  ¿De quiénes está hablando Santiago? Santiago habla aquí de los ricos, pero no de cualquier rico, sino de aquellos que son pecadores, abusadores, que han amasado sus riquezas de una manera pecaminosa. El no habla de todo tipo de ricos, sino de impíos o posiblemente de ricos que, aunque han profesado su fe en Cristo su vida demuestra que su profesión fue falsa. Hermanos, la Biblia en ningún momento condena la riqueza. Es más, nos enseña que la riqueza es un don de Dios. Dice Proverbios 10:22 “La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.” Mira la bendición de Dios sobre Isaac en Génesis 26:12-13 “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.” ¿Se puede ser rico y piadoso? Claro que sí. Los ejemplos de Abraham, Isaac, Job y David nos enseñan que se puede ser rico y un hombre de Dios a la vez.

            Pero aquí Santiago nos advierte del peligro de las riquezas. Y más que eso, nos habla del juicio que Dios traerá sobre los ricos explotadores, abusadores y quienes han hecho de las riquezas su dios y quienes piensan solamente en ellos. Y a ellos Santiago les dice: “Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.” Lloren, aúllen o griten de dolor por el castigo que vendrá sobre ustedes. Hermanos, Dios castigará a todos los poderosos que abusan de nosotros: sean ellos personas particulares, gobierno, corporación. Cualquiera que esté en autoridad sobre nosotros y abuse de nosotros tiene la sentencia de Dios sobre su cuello.

            Pero ¿cuál es el problema que tenían estos ricos? Santiago enumera las razones para el juicio de condenación.      ¿Cuáles son los pecados que Santiago señala? Santiago señala cuatro pecados. Veamos brevemente cada uno de ellos:

1. Amasar fortuna:

            V. 2-3 “2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.” ¿Qué es lo que estaba sucediendo? Estos ricos estaban amasando riquezas, que en aquella época consistía en maíz, granos, ropas, plata, oro, etc. Y el problema aquí es que, aunque tenían grandes riquezas eran avaros, no pensaban en los demás. Tenían ropas que no necesitaban y en vez de darla a los pobres preferían que la polilla se los comiera en vez de donarla. Dios les dice: “vuestras ropas están comidas de polilla”. Tenían suficiente maíz y granos almacenados y preferían que se les dañara en vez de ayudar a saciar el hambre de los pobres. Dios les dice: “Vuestras riquezas están podridas”. Lo mismo hacían con la plata y el oro. En aquella época no había bancos y el dinero se guardaba en cofres que, en este caso, por la abundancia que tenían y como no los usaban se llenaban de una costra y hongo como si estuvieran dañados. Dios dice: “Vuestro oro y plata están enmohecidos”. Y no solo eso, en el día del juicio ellas testificarán que preferías que se dañaran antes de ayudar al necesitado. Tus riquezas testificarán contra ti.

            Durante la Gran Depresión, en los EE.UU, cuando colapsó la economía, una de las razones fue el exceso de producción y el no poder venderlos. Los precios entonces bajaron grandemente para tratar de vender los productos. Y como los precios se caían estrepitosamente, muchos agricultores para evitar la caída por el exceso de producción decidieron destruir sus productos. Y quemaron frutas, verduras, de todo tipo de alimentos, que se pudieron haber dado a los que padecían hambre. Así piensan muchos ricos.

            Ellos creen que han acumulado riquezas, cuando lo que han acumulado es juicio de Dios. “Habéis acumulado tesoros para los días postreros.” No han cumulado riquezas de paz sino de ira. Porque Dios los castigará por su pecado, en los días postreros, es decir, en el juicio final.

2. No pagar a sus empleados

            V. 4 “4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.” Estas personas ricas eran dueños de fincas y terrenos y no estaban cumpliendo el deber de pagar lo que en justicia era de los obreros. O no les estaban pagando o retenían lo que les era justo. En aquellos días la pobreza era tan grande que nadie podía darse el lujo de pasar un solo día sin cobrar su salario. Este se pagaba a diario. No recibir el pago implicaba no comer ese día. Por eso desde el AT Dios dijo en Deuteronomio 24:14-15 “No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado.” Pues, el dinero mismo clama a Dios por no haber sido dado en justicia al obrero. Y Dios les dice a ellos “los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.” Dios toma nota de todo esto y Él es el Señor de los ejércitos o Señor de sabaot: el Señor de los ángeles, de los cielos y la tierra, de todas las cosas, y tiene poder para hacerles justicia. Dios sabe que el obrero es digno de su salario.

3. Una vida disoluta, en deleites

            V. 5 “5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.” Han puesto su felicidad en las cosas de la tierra. No es que no disfrutemos de lo que Dios ha creado y nos ha dado, porque dice 1 Timoteo 6:17 que Dios “nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”; pero para ellos, los bienes materiales, eran el fin de su vida. No es comer para saciar nuestra hambre sino comer, comer, comer, por comer.  Hemos sabido de boxeadores que en dos años han gastado 11 millones de dólares y necesitan regresar al ring porque no tienen dinero. Han vivido disolutamente. Una cosa es comprar ropa porque la necesitamos, otra comprarla porque sí.

4. Matar al justo

            V. 6 “Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.” ¿Cómo así? Posiblemente porque el justo, el obrero u otra persona no tiene los recursos para defenderse del abuso y sufre las consecuencias del mismo. En aquella época sino recibía el salario a diario sin lugar a duda se acostaban sin comer. Tal acto es violar el sexto mandamiento de no matarás.

            Durante la Revolución Industrial donde se trabaja por 16 horas, incluso los niños, las máquinas en las fábricas eran llamadas devoradoras de brazos. Y se daba el caso de personas que perdían sus brazos y en su enojo o en desesperación por salvar su brazo golpeaban la máquina y si ésta se dañaba eran acusados y encarcelados por destrucción de propiedad ajena. Y si no tenían dinero para pagar un abogado no había nada que hacer. Muchos ricos se aprovechaban del sistema jurídico que imperaba. Y el justo sufría por no poder defenderse.

Aplicaciones prácticas:

1. A ti que eres oprimido por los poderosos: por el gobierno sea estatal o federal (que amenaza con no dar el seguro social, o el retiro de los empleados públicos, entre otras cosas), por aquel que le pagas renta, por tu jefe que abusa de ti, entre otros, quiero que se sepas que ellos no quedarán impunes. Juicio vendrá sobre ellos. Dios conoce tus aflicciones y El pagará a su tiempo. No luchas solo, el Señor de los ejércitos lucha por ti. Él te vengará. Confía en que Dios es tu defensor. Cristo es Rey de su Iglesia. Hablando de Jesús dice el Salmo 110:1-2 “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; Domina en medio de tus enemigos.” Jesús no solo salva del pecado, Él nos salva de todos nuestros enemigos. Suplícale a Él por justicia cuando eres maltratado injustamente.

2. Hermanos, Dios nos ha dado bienes a cada uno de nosotros en mayor o menor grado. Pero ¿para qué lo ha hecho? No es para que los acumulemos y acumulemos sin fin. Él nos ha bendecido para que seamos de bendición. Para que ayudemos a los menos afortunados. Dice Efesios 4:28 “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.” Nuestra meta no es hacernos ricos, sino servir a Dios con diligencia en la vocación que Él nos dio. Glorificamos a Dios cuando somos excelentes pintores, carpinteros, maestros, cocineros, etc., usando lo dones al máximo. Y si Dios nos bendice con riquezas, gloria a Dios. Dios ha prometido bendecir y prosperar al diligente no al vago. Como dice Proverbios 10:4 “La mano negligente empobrece;
Mas la mano de los diligentes enriquece.”
Pero Él nos bendice para que tengamos “qué compartir con el que padece necesidad.”

3. No acumulemos tesoros en la tierra sino en el cielo. Jesús dijo en Mateo 6:19-21 “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Todas las riquezas de este mundo son pasajeras, son corruptibles. En cambio, los tesoros en los cielos no pueden ser dañados, ni corroídos ni robados, son eternos. Si nuestro corazón está en los cielos, si lo que amamos es Dios y las cosas divinas, su reino, su pueblo, sus medios de gracias, entonces ocúpate en acumular recompensas en los cielos al servir a Dios cuando sirves a los hermanos. Yo sé que aquí hay hermanos que por amor a Dios han acumulado tantos tesoros que honestamente no se pueden calcular. El servicio que dan a la Iglesia les será recompensado. Ellos limpian, donan, ayudan, están presentes en todas las actividades de la Iglesia sirviendo, llevan, traen, son carros públicos, han limpiado los pies de los santos, los han alimentados, los han hospedados, etc. Dios les dará su recompensa. Su corona brillará más que muchas otras. Son riquezas bien acumuladas. “Donde está tu tesoro allí está tu corazón”. ¿En dónde está tu tesoro?

4. No envidiemos a los ricos. Recuerda Marcos 4:18-19 “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” El engaño de las riquezas, los afanes de este sigo y la codicia de otras cosas han impedido a muchos que se salven. Y también 1 Timoteo 6:9-10 “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” Y Proverbios 15:16-17 “Mejor es lo poco con el temor de Jehová, Que el gran tesoro donde hay turbación. Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio.”

5. Si miramos bien las cosas sabemos que somos ricos verdaderamente, porque Cristo nos ha hecho ricos. 2 Corintios 8:9 “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” ¡Qué mayores riquezas que disfrutar del perdón de pecados, de gozar de su favor, de ser sus hijos, de saber que reinaremos con Él, que Dios es nuestro defensor, del gozo del Espíritu Santo, de saber que todo absolutamente todo obra para nuestro bien, de ángeles que cuidan de nosotros, de ser hechos cada días a la imagen de Cristo, etc! Todas esas riquezas las tenemos por Jesús. Por tanto, valora las riquezas espirituales por encima de las riquezas materiales. Estas son tuyas y solo tuyas y de nadie más, por medio de la muerte y resurrección de Cristo.  

            Así que, no envidiemos a los ricos, Dios es vengador de los que nos oprimen, y alegrémonos en las bendiciones abundantes que Dios nos da cada día. Cuéntalas y verás que es cierto. Amén.

Sermón: Santiago 4:13-17 Si Dios quiere

Santiago 4:13-17 “13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”

 

            Una de las cosas que me gusta de la carta de Santiago es lo práctico que es. Nos habla de cómo debemos ver las aflicciones que vienen a nuestra vida. Nos enseña dónde debemos buscar sabiduría para nuestras vidas. Nos habla sobre qué debemos hacer con la Palabra de Dios: hay que obedecerla y no solo oírla. Nos habla acerca de cuáles son algunas de las marcas de la verdadera religión cristiana; cómo debemos tratar a todos por igual sin importar el estatus social y económico que tengan; cómo usar la lengua de una manera que honre a Dios y a mi prójimo; cómo debemos acercarnos a Dios cuando hemos fallado, etc. Es una epístola práctica. Y es una que nos confronta con nuestro pecado.

            En nuestros días se da culto y adoración a la autosuficiencia. Por ahí se venden las siguientes ideas: tú eres el Amo de tu vida, el Señor de tu destino. Debemos ser, nos dicen: el Superman de Frederick Nietzsche, que postulaba que “nosotros somos los dueños de nuestro destino y debemos ser libres de toda ley y atadura, yo soy el Señor de mi vida y por tanto yo no me someto ni me limito a la moral cristiana, a las leyes del estado, ni a las restricciones de la sociedad. Yo soy mi propia ley. Yo hago lo que yo quiero hacer, sin ataduras”.

            Un pensamiento similar tenemos aquí en el pasaje de Santiago 4:13-17. ¿Qué es lo que está sucediendo aquí? Tenemos a unos hermanos en la fe que, en la vida diaria, en la vida práctica están viviendo como si fueran los amos de su destino. V. 13 “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;”. ¿Quiénes son ellos? Aparentemente son comerciantes cristianos. ¿Cómo lo sabemos? Por las palabras que hablan de traficar y ganar. Estos cristianos estaban planificando su futuro: hoy y mañana iremos a tal ciudad. Y no solo eso: estaremos un año residiendo allí, lo que implica planes para buscar una casa, análisis de lo que se mueve allí, etc. Entonces traficaremos, es decir, haremos comercio y ganaremos, lograremos las ventas que deseamos, sin lugar a duda nos irá bien. Aunque Santiago no lo dice, es posible que algunos en la iglesia tuvieran la misma mentalidad.

            Pero ¿cuál es el problema con eso? ¿Es malo planificar el futuro? Hermanos, no es malo planificar el futuro. Es más, sería tonto no hacerlo. Todos nosotros lo hacemos. Pero entonces ¿cuál es el problema? El problema es hacerlo sin tomar en cuenta varias cosas importantes. Para nuestros planes futuros debemos tener presente…

I. Una clara perspectiva de la realidad de la vida

            V. 14 “cuando no sabéis lo que será mañana”.  Parecería una contestación tonta a esas palabras. ¿Acaso no sabe el mundo que nosotros no sabemos lo que ocurrirá mañana? La respuesta es sí. Todos sabemos que no sabemos el mañana. Para nosotros el mañana es totalmente desconocido, aunque no para Dios. Pero estos hermanos aparentan planificar como si controlaran el mañana. Ese es uno de los problemas. Ellos planifican como si fuesen los que controlan el mañana. Piensan que son dueños del mañana.

            A lo cual Santiago les recuerda: “no sabéis lo que será mañana”.  Ustedes no son dueños del mañana. Ustedes no controlan lo que sucederá el mañana. Por tanto, no se jacten del mañana. Miren lo que dice Proverbios 27:1 “No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día”. No te jactes de que el mañana está en sus maños porque no es así. ¿Qué nos enseña eso? Nos enseña que no somos los dueños de la vida. Podrás planificar, pero no eres el dueño del mañana.

            A veces somos así. Y yo diría que en nuestros tiempos muchos de nosotros vivimos como si lo fuéramos. Gastamos el dinero que ganamos como si controláramos el mañana. “Gasto todo lo que tengo porque el día quince y el treinta recibiré de nuevo mi salario”, esa es la mentalidad moderna. ¿De verdad es eso así? Ni los trabajos, ni los salarios, ni las pensiones garantizadas por el gobierno o los depósitos de los bancos son seguros. Pero Dios nos dice: “no sabéis lo que será mañana”. 

            Ahora bien, el problema no es solo eso. El peligro es preocuparnos más por el cuerpo que por el alma. Lo triste es que es sacamos más tiempo para el cuidado de las cosas de la tierra y poco tiempo para cuidado del alma. Mira a uno que pensó que era el dueño y controlador del mañana quien buscaba proveer para su cuerpo y no su alma en Lucas 12:16-21 “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”

            Para nuestros planes futuros debemos tener presente, una clara perspectiva de la realidad y en segundo lugar…

II. Una clara perspectiva acerca de nosotros mismos

            V. 14 “Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.” Nosotros no solo no somos dueños del mañana tampoco somos dueños de nuestra vida. Dos cosas nos dice Santiago acerca de nuestra vida. Una: nuestra vida es como neblina; es algo frágil, casi sin sustancia, es débil. Y dos: es de poca duración: “aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.”

            Ese es el testimonio de toda la Escritura. Job 7:7 “Acuérdate que mi vida es un soplo”. ¿Cuánto dura un soplo? Varios segundos. Así es nuestra vida. Nuestra vida es como aire que desaparece rápido.

            Ese es el testimonio de la experiencia diaria. ¿Cuántas personas conocemos que han muerto, como diríamos a destiempo? No solo mueren los viejos, sino los jóvenes, los niños, los bebés, los que hacen ejercicio y siguen una dieta cuidándose muchísimo. Nuestra vida es como neblina que “aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.”

            ¿Qué nos enseña? Nos enseña que nosotros no somos dueños de nuestro destino, ni dueños de nuestra vida. No escogimos dónde nacer, que siglo vivir, quiénes serían nuestros padres, en qué país naceríamos, etc.

            Pero sobre todo recordar que el tiempo que tenemos aquí es preparatorio para la eternidad. El día de salvación es hoy. ¿Por qué hoy? Porque no sabemos el mañana. El mañana nos puede sorprender con que no hemos conocido salvadoramente, en fe salvadora y arrepentimiento verdadero, al juez que nos juzgará y nos sentenciará: cielo o infierno. Recuerda que lo que hagas aquí ahora cuenta para siempre.

            Para nuestros planes futuros debemos tener presente, una perspectiva clara de la realidad, una perspectiva clara de nosotros mismos y en tercer lugar…

III. Una perspectiva clara acerca de Dios

            V. 15 “En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” Santiago nos dice que con respecto a los planes futuros Dios siempre debe ser el primero con quien contemos. No debemos hacer planes sin contar con Dios. Y para ello debemos tener una perspectiva clara de quién es Él y lo que Él hace en nuestra vida. 

            Dos cosas con respecto a Dios nos señala Santiago. Una: Él es el Dueño y Amo de nuestra vida: “Si el Señor quiere, viviremos”. Nuestra vida se la debemos a Dios. Él es el Dador de la Vida. ¿Amén? Pero El también determina el tiempo de nuestra muerte. Cada amanecer es un regalo de Dios. Cada vez que abrimos los ojos debemos darle las gracias a Dios que nos regala un día más. Cada latido del corazón, cada suspiro de nuestra vida se la debemos a Dios. ¿Cuán agradecido estamos de El?

            Nuestra vida se la debemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Dios Padre crea por medio de su Hijo en el Espíritu. De aquí que nuestra vida le pertenece a Dios.

            En segundo lugar, Dios determina lo que hacemos. “Si el Señor quiere… haremos esto o aquello.” Nuestros actos están bajo el control absoluto de Dios. Como nos dice las Escrituras. Proverbios 19:21 “Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá.” Hermanos, podemos planificar, pero Dios tiene el derecho de desbaratar nuestros planes.  Proverbios 16:1 “Del hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.” El hombre propone, pero Dios dispone.

            Por eso, si esto es así, es absurdo hacer planes futuros sin contar con Dios. Es absurdo hacer planes futuros sin buscar la bendición de Dios. Y no la buscamos a menos que hagamos las cosas como Dios manda, en obediencia a su Palabra.

            Nuestra vida y nuestros actos dependen de Dios. Con El podemos contar todos los días de nuestra vida porque Él es un Padre que se ha reconciliado con nosotros por medio de Cristo Jesús. Podemos tener la seguridad de que Dios adelantará nuestros planes, bendecirá nuestras empresas porque por Cristo gozamos de su favor.

            Pero no perdamos de perspectiva que Dios gobierna nuestras vidas. Todo lo que sucede en ellas ha sido marcado por Dios. No solo por un Dios soberano sino por un Padre amante. Entonces, confiemos en que Dios sabe cómo gobernar nuestras vidas. Tengamos plena confianza que si Dios estorba nuestros planes Dios sabe más. No hay razón para quejarnos de Dios. ¡Aunque Dios me mate en El confiaré!

Aplicaciones:

1. La vida cristiana es una vida de humilde sumisión y dependencia de Dios. V. 16 “Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;” Dios nos llama a no jactarnos, a no enorgullecernos como si fuéramos los amos de nuestra vida. Vivamos como aquellos que reconoceos que dependemos totalmente de Dios para todo. Debemos reconocer que la victoria está en la debilidad no en el poder. Y que vivimos para El no para nosotros mismos.

2. No hay excusa para no vivir así. V. 17 “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” Aparentemente los hermanos sabían que lo que Santiago les dice era cierto. Pero aun así vivían como si Dios no existiera en este mundo. A lo cual Santiago les dice: “ustedes saben esto, ustedes saben que esto es así, que así es como deben vivir. Entonces, póngalo en obra”. Porque no es suficiente que conozcan la verdad, hay que vivir la misma. De nada nos vale conocerla y no practicarla. ¿Porqué? Porque “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

            ¿Cómo debemos hacer planes para el futuro? Con Dios al frente en todo momento, con una clara perspectiva acerca de la vida, de nosotros mismos, de Dios y en humilde dependencia de El para todo.

Sermón: Santiago 4:11-12 No murmuréis contra tu hermano

Santiago 4:11-12 “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?”

 

            Una de las cosas de no pasan de moda es el uso de lo que llamamos en Puerto Rico el “bumper sticker”. Muchos de ustedes tienen uno en sus carros. Hubo un tiempo cuando la moda era poner los muñequitos de los miembros de la familia. Allí podías ver el papá, la mamá, los hijos, incluso los perros y gatos, que hoy día son parte de la familia. Y siempre hay un gracioso que cuando veía que la familia era grande decía: cómprense un televisor. Y me imagino que algunos de ellos responderían: “lo tenemos, pero no lo usamos”.

            Es bien común, y yo diría bastante común, que las personas les guste emitir juicio, o juzgar, sobre la forma de vida de los demás. Y en Puerto Rico hay expresiones como si tenemos más de dos hijos somos güimos.  Es común que las personas les encante meter la cuchara, como decimos aquí, sobre la forma de vida de los demás.

            De eso está hablando Santiago aquí. Veamos qué nos enseña Santiago sobre el uso de la lengua y cómo debe ser nuestro trato hacía nuestro hermano que difiere de nosotros.

            V. 11 “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros.” El énfasis del pasaje lo es el mandamiento “no murmuréis los unos de los otros”, lo sabemos porque es lo primero que aparece en el original griego. Una traducción literal sería: “Dejen de seguir murmurando los unos de los otros”. Es decir, paren esa práctica, esa mala costumbre de estar murmurando los uno de los otros. Así que aparentemente ésta era una práctica común en la iglesia a la cual Santiago les escribe. “Ustedes son dados a quemarse los unos a los otros. Ustedes tienen esa mala costumbre de murmurar unos contra otros”, esto tiene que para ahora mismo, les dice Santiago.

            Ahora bien, qué significa murmurar. La palabra murmurar en el griego es “Katalaleite” la cual significa “hablar en contra de”. Por eso la RV2015 traduce: “no hablen mal los unos de los otros”. Y el DRAE define murmurar como: “Conversar en perjuicio de un ausente, censurando sus acciones.” ¿Qué es lo que estaba sucediendo allí? Los hermanos estaban criticándose unos a otros. Hablaban mal los unos de los otros a sus espaldas. Pero ¿qué es lo que les llevó a esto? ¿Cuál es la causa de esto? El pasaje no nos dice solo podemos especular. Posiblemente porque en medio de esa transición entre el AT y el NT, unos hermanos seguían observando las leyes ceremoniales o dietéticas del AT y otros no, y esto dio paso a críticas fuertes de parte y parte. A lo cual Santiago les dice: no murmuréis los unos de los otros. No hablen mal ni en contra los uno de los otros.

            Claro está, hay un momento cuando hablar en contra tu prójimo es necesario. Por ejemplo, en Levíticos 5:1 “Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado.” Aquí se le considera pecador a aquel que cuando fuere llamado a testificar de lo que vio o supo no lo denunciare, es decir, no dijera lo que vio o supo. No testificó, se quedó callado. No es pecado testificar en contra mi prójimo cuando he sido llamado a ello. Otro ejemplo, 1 Corintios 1:11 “Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.” Aquí la familia de Cloé puso al tanto a Pablo de los problemas que había en la iglesia de Corinto. Pero fíjate que aquí el propósito no es llevar chismes sino la de informar a Pablo para que ayude en ese problema, de las peleas y contiendas que había en la iglesia de Corinto. Y el pasaje clásico en Mateo 18:15 “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” ¿Qué debo hacer cuando mi hermano peca contra mí? ¿Ir y llevar el chisme a los demás para que piensen mal de mi hermano y bien de mí? Jesús nos dice que no. Ve a solas, nadie se tiene que enterarse, y repréndele, amonéstale en amor. No lo dejes pasar por alto. ¿Con qué fin? Para ganar a tu hermano, para que haya reconciliación. 

            Así que hay momentos cuando es lícito, es correcto hablar contra nuestro prójimo: cuando somos llamados a testificar, cuando somos llamados a informar para resolver un problema, cuando pecan contra nosotros, entre otros.

            Pero aquí Santiago nos informa que los hermanos estaban hablando uno en contra de los otros. No había intención de ayudar al hermano, no se menciona que lo que estaban criticando era que alguien había violado la ley de Dios. Estaban criticando lo que hacían los hermanos, criticando sus actos, sus motivos e intenciones.

            ¿Cuál es el principio? El principio es que no debemos hablar en contra los unos de los otros. No debemos ser chismosos. No debemos estar hablando de espaldas a nuestros hermanos. O como lo dijo Jesús en Mateo 7:1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados.”  ¿Qué quiso decir Jesús? El no eliminó todo juicio, sino todo juicio sin misericordia. Todo juicio que se olvida que nosotros también somos pecadores como los demás. Todo juicio que es de una sola dirección. Todo juicio apresurado. Todo juicio que busca exaltarse sobre los demás y decir: yo no soy como esa persona: mira la paja de su ojo, yo no tengo pajas en mis ojos. Tienes toda la razón no tienes pajas sino un tronco en tus ojos.

            ¿Por qué no debemos murmurar los unos de los otros? Santiago no da tres razones.

I. Porque somos hermanos

            V. 11 “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano”. Tres veces Santiago usa la palabra hermanos en este versículo. “Hermanos, del hermano, a su hermano”. ¿Por qué no debemos murmurar los unos de los otros? No debemos hablar en contra los uno de los otros porque somos hermanos. Somos una sola familia. Dios Padre es mi Padre, pero también es el Padre de mi hermano. Cristo Jesús es hermano de ambos. Jesús derramó su sangre preciosa tanto por mí como por él. Él es mi Señor como lo es de mi hermano. El mismo Espíritu Santo que me santifica mora también en él. Esa misma idea la trae Pablo cuando habla de un tema similar en Romanos 14:15 “Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió.” Cristo murió para salvar tanto al hermano fuerte como al hermano débil. Por tanto, cómo es posible que hablemos mal contra nuestra propia familia.

            Hermanos, la iglesia no es un grupo de personas que se reúnen juntas a adorar a Dios. La iglesia es un cuerpo, es el cuerpo de Cristo. Y cada uno de nosotros somos miembros los unos de los otros. Si mi mano, mete la pata, y toca algo caliente y se quema. ¿Qué hacemos con ella? La sanamos, la curamos, buscamos que se restablezca. No le caemos a palos, ni la cortamos por lo que hizo. Es cierto nos molestamos, pero o cortamos la mano por lo que hizo. A menos, claro está que desarrolle gangrena o algo por el estilo. De igual manera tenemos hacer así con los hermanos.

            Cuando criticamos a nuestros hermanos por el hecho de criticar, aunque lo que digamos sea cierto, pecamos contra nuestros hermanos y contra Dios. La frasecita tan mencionada en Puerto Rico: a mí no me gustan los chismes, pero me entretienen, no tiene razón de ser en la vida de los cristianos.

            ¿Por qué no debemos murmurar los unos de los otros? En primer lugar, porque somos hermanos los unos de los otros, somos una misma familia. En segundo lugar…

II. Porque yo no soy juez de mi hermano

            V. 11b-12 “El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder”.  El que murmura de su hermano o juzga a su hermano, la conjunción “y” no aparece en el original, se opone a la ley de Dios. El que hace eso habla en contra de la ley y juzga a la ley. ¿A qué ley se refiere Santiago? El contexto de la carta nos debe llevar a concluir que se refiere a la ley moral de Dios Santiago 2:8 “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis”. ¿Qué significa murmurar de la ley y juzgar la ley? Significa dos cosas:

            (1) hablamos mal de la ley y la juzgamos al decir con nuestros actos que la ley no me aplica a mí. Yo estoy por encima de la ley. O la ley no es lo suficientemente estricta como debe ser. La ley me ordena amar a mi hermano a no murmurar contra él, pero al hacerlo decimos que estamos por encima de la ley. Al hacerlo decimos que la ley no cubre esas áreas y por lo tanto es incompleta. De esa manera murmuramos de la ley y juzgamos a la ley.

            (2) Nos hacemos señores de la ley.  Pero fue Dios quien dio la ley. El único legislador lo es Dios. Y nosotros somos llamados a obedecer la ley, a cumplir la ley. En cambio, cuando murmuramos al hermano o juzgamos al hermano nos atribuimos algo que no nos pertenece: el ser señores de la ley, creadores de la ley en vez de hacedores de la ley. Asumimos las prerrogativas que son de Dios.

            Nosotros no somos jueces de nuestros hermanos. No tenemos el derecho de condenar a nuestros hermanos porque tal oficio le pertenece a Dios. A parte de que somos incompetentes como jueces. Solo Dios conoce las intenciones del corazón, nadie posee tal capacidad. Además, nadie es más misericordioso que Dios. Por eso David prefería ser juzgado por Dios y no por los hombres.

            Solo Dios es el que salva y el que condena. Todos compareceremos al tribunal de Dios, no al tribunal de Perencejo. Y es El el único que es el juez de toda la tierra. Y es a El que daremos cuenta, porque solo Él es el Señor.

            Nuestro deber es obedecer la ley, someternos a la ley, cumplir la ley y no ser jueces de la ley ni de los hermanos.

            En tercer lugar, no debemos murmurar de nuestros hermanos…

III. Porque yo soy como mi hermano

            V. 12b “pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?” ¿Quiénes somos nosotros para juzgar al hermano o juzgar al prójimo? Nosotros somos tan débiles como ellos. También tenemos los mismos defectos que los demás en diferentes áreas de la vida, pero tenemos faltas como los otros. Nadie tiene el derecho de exaltarse sobre los demás. Cuando alguno murmura de su hermano o juzga al hermano se levanta por encima de él como superior a él. Pero Dios nos llama tener la misma actitud de Cristo Jesús. Filipenses 2:5-8 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Aunque Jesús era Dios y por tanto exaltado sobre todas las cosas. Nada de eso impidió que se humillara haciéndose siervo para salvarnos. Jesús se humilló para exaltarnos. Ese mismo espíritu debe estar en nosotros. Por tanto, Filipenses 2:3-4 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”

            La humillación de Cristo es el modelo que debemos seguir en la iglesia. Cuando lo hacemos así no habrá razones para murmurar al hermano o juzgarlo. ¿Quiénes somos nosotros para hacerlo? No somos sus dueños, no somos señores de los hermanos. Solo Dios es el Señor de todos nosotros. Eso mismo les dijo Pablo a los romanos en Romanos 14:4 “¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.” ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a nuestro prójimo? Somos iguales a ellos, débiles, ignorantes, llenos de faltas como los demás.

 

Aplicación:

1. Hermanos, solo Dios es el Señor de la conciencia. Y Dios ha dejado libre a nuestra conciencia de toda doctrina y mandamiento humano que sea contrario a la Biblia o esté al margen de la misma. ¿Qué significa? Significa que tenemos a prender a aceptar que los demás hermanos tienen la libertad de vivir sus vidas de una manera diferente a las nuestras. Siempre y cuando no violen la ley de Dios, tienen libertad en Cristo de vivir de formas diferentes a las nuestras. Nadie tiene el derecho de decidir cómo los demás hermanos tienen que gastar su dinero, escoger la escuela de sus hijos, cuántas veces deben bañarlos, criarlos, qué marca de ropa deben vestir, qué deben hacer con su tiempo libre, cómo deben alimentar a sus hijos, cuántos viajes darán al año, cómo deben combinar los colores de su ropa (si cuadros con líneas, etc.). Nadie tiene la autoridad de imponer sus criterios personales o gustos personales sobre los demás.

            ¿Por qué no debemos murmurar del hermano? No debemos hacerlo porque es mi hermano, hueso de mis huesos y carne de mi carne en el Espíritu, porque yo no soy su juez, solo Dios lo es. Y porque yo soy como él: débil, frágil, lleno de miles defectos y virtudes. Pero, sobre todo: tenemos el mismo Padre, Cristo Jesús murió tanto por él como por mí. Y a ambos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Somos uno en Cristo, somos uno. Amén.

Sermón: Proverbios 23:22-25 Los Privilegios de la Paternidad

Proverbios 23:22-25 “22. Oye a tu padre, a aquel que te engendró;
Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies. 23. Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia. 24 Mucho se alegrará el padre del justo, Y el que engendra sabio se gozará con él. 25. Alégrense tu padre y tu madre, Y gócese la que te dio a luz.”

 

            Cuando llega el Día de los Padres generalmente nos enfocamos en los deberes y responsabilidades de los hijos hacia los padres. Y es importante que esto sea así ya que los padres deben ser honrados por sus hijos. No solo la Biblia lo enseña así directamente sino la misma naturaleza, si podemos hablar así con propiedad, enseña la mismo.

            Pero en el día de hoy y en la celebración del Día de los Padres quisiera que el enfoque sea distinto. Y en vez de concentrarnos en los deberes de los hijos hacia sus padres, deseo que veamos y estudiemos juntos los Privilegios de la Paternidad. Es un privilegio el ser padre. Es una gran bendición el ser padres. Es un gran honor que Dios nos ha dado.

            El pasaje que hemos seleccionado nos puede enseñar esto de una manera indirecta. Veamos de cerca el pasaje y veamos el enfoque adicional que el mismo pasaje nos da. Como es el Día de los Padres quisiera que nos enfocáramos en ellos particularmente. Fíjate lo que dice: “Oye a tu padre, a aquel que te engendró”. El mandamiento, no cabe la menor duda, es a los hijos. Los hijos tienen el deber de oír a sus padres. Y no meramente oírles. Por oírles debemos entender obedecerles. ¿Por qué debemos obedecer a nuestros padres? Nos dice el pasaje, “a aquel que te engendró”. Dios especifica que es aquel que te engendró. Y sin lugar a dudas la idea es que debemos obedecerá nuestros padres por el solo hecho de que ellos nos engendraron. Ellos nos procrearon. Les debemos nuestra vida. Por tanto, debemos obedecerles.

            Mira el enfoque que queremos dar. Un padre engendra a sus hijos. Y yo me pregunto: ¿Qué bendición tan grande? ¿Qué privilegio es ser, bajo la bendición de Dios, el autor de una vida? ¡Es un gran privilegio el ser padres! Y de eso trata el sermón. ¿Cuáles son los privilegios de ser padres? Quisiera que meditáramos en los privilegios de la paternidad. ¿Cuáles son los privilegios de ser padres?

I. El Privilegio de Representar a Dios

            Lo primero que deseo que vean del pasaje es que habla acerca de los padres. Pero mira el título que poseen. Ellos son padres. Tal título es exclusivo de Dios. ¿Por qué? Porque por creación Dios es el Padre por excelencia de todas sus criaturas. La Biblia llama a Dios el Padre de todos los espíritus. En Hebreos 12:9 “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” Dios es el Padre de los espíritus por el hecho de que todos le debemos la existencia a Dios. Dios es Padre por creación. Él es el Padre por creación de todas las almas del mundo. Por eso decimos que el título de Padre es exclusivo de Dios.

            Pero, mira el privilegio que Dios nos ha otorgado. Él nos ha otorgado el título que le pertenece solo a Él. Y nos ha dado el privilegio de ser llamados: padres. Con esto Dios nos ha adornado. Con esto Dios nos ha honrado. ¿Sabes por qué? Porque el título de padre, en sí mismo, debe traer a nuestras mentes las ideas de: amor, ternura, protección, defensa, cuidado, provisión, seguridad, consuelo, cercanía, confianza, etc. Que bendición y privilegio que en sí mismo el título de padre evoque tales ideas.

            Pero, así como evoca tremendas ideas, también conlleva la gran responsabilidad de vivir a la altura de ese título. Dios nos ha dado ese título para hacer dóciles a nuestros hijos. ¿De qué manera? Al nosotros ser ejemplos del amor, cuidado, protección y provisión que Dios mismo posee. Nosotros los padres debemos imitar a nuestro Padre celestial y así representarle fielmente. Ese es el privilegio y responsabilidad del título de padre. Que nuestros hijos vean en nosotros el amor de Dios, el cuidado, la paciencia, la ternura, la firmeza, la justicia, la protección, la santidad, pureza y la fuente de todo bien que se encuentra solo en Dios.

            Para poder cumplir con ellos, nosotros mismos debemos estar cerca de Dios Padre. Solo cuando dedicamos nuestro tiempo para estar cerca de Dios, en comunión con El, en meditar sobre su persona, en clamar su gracia, su sabiduría, su carácter, es que podremos representar fielmente a Dios delante de nuestros hijos.

 

II. El Privilegio de Reparar el Daño de la Caída

            No solo Dios nos ha honrado con el privilegio de llevar su nombre, el ser llamados padres como Dios es llamado padre. Dios nos ha dado el privilegio de ser los instrumentos principales para reparar el daño que ha traído la caída. Veamos varios particulares para que lo veamos en el pasaje:

1. El pasaje nos enseña que los padres son responsables de engendrar a sus hijos. Esto ya lo vimos: “a aquel que te engendró”. ¡Qué gran privilegio el de ser los instrumentos bajo la bendición de Dios de traer vida al mundo! Y no solo eso: el de traer al mundo almas inmortales. ¡Qué honor más increíble!

            Pero hay un punto importante que señalar. Nosotros procreamos hijos según nuestra imagen, es decir, hijos caídos en el pecado. Busquemos Génesis 5:3 “3 Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.” Adán engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen. ¿A qué te recuerdan esas palabras? A la creación de Adán y Eva. Dios los creó a la imagen y semejanza de Dios. Y la imagen es principalmente espiritual. Entonces, Adán engendró a Set según su imagen y semejanza espiritual, es decir, como caídos en el pecado. Y nosotros hacemos lo mismo. Nosotros engendramos hijos según nuestra naturaleza caída. Ellos han heredado la corrupción de nuestra naturaleza.

2. Dios entonces nos da el privilegio de traer hijos al mundo con el propósito de nosotros ser los instrumentos principales de reparar el daño que trajo la caída. Miremos el pasaje de Proverbios 23:23-24 “Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia. 24 Mucho se alegrará el padre del justo, Y el que engendra sabio se gozará con él.” Aquí tenemos otro privilegio de ser padres: el privilegio de educar a nuestros hijos. No es una maldición el educar a nuestros hijos, es un privilegio el hacerlo. Todos los padres tenemos el deber y el privilegio de enseñarle a nuestros hijos, a que sobre todas las cosas valoren la verdad, la sabiduría y la inteligencia. ¿Con qué propósito? Para que nuestros hijos sean, como dice el pasaje, justos. “Mucho se alegrará el padre del… justo”. Hermanos, aunque a veces se nos sea difícil creerlo, nuestros hijos no son justos por naturaleza. Engendramos hijos pecadores, caídos en pecado. Por eso dice la Biblia en Proverbios 22:15 “La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él.” ¿Por qué disciplinamos a nuestros hijos? Porque son pecadores y la necedad está ligada, o atada al corazón del muchacho. Tan grande es la atadura que solo la vara de la corrección la alejará. Y junto con eso es la educación en el temor de Jehová. Dios nos ha dado el privilegio para que por medio de la educación en el temor de Dios, enseñándole la Palabra, modelándole la Palabra, catequizando a nuestros hijos y disciplinándolos cuando lo necesiten, sea el medio para hacerlos justos, es decir, reparar los resultados de la caída. Porque por naturaleza nuestros hijos no son justos, son pecadores.

            ¡Qué privilegio tan grande es esto! Ser los instrumentos de Dios para la salvación de nuestros hijos. Procurar así, en dependencia de la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios, enderezar lo torcido. Reparar lo que Adán destruyó. Cumplir así la misión de Cristo quien vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Ser así como Cristo un instrumento en la obra de sanación en el mundo. Y de reunir a los pecadores con Dios.

            Pero este privilegio evoca también unas responsabilidades. La responsabilidad de criar a nuestros hijos para Dios. La de enseñarles la Palabra de Dios porque es el instrumento que Dios utiliza para la conversión. De enseñarles la importancia de la iglesia y sobre todo la importancia de estar atentos a la predicación de la Palabra, porque es el medio principal para la salvación de pecadores. Como dice 1 Corintios 1:21 “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” Por tanto, enséñales a temer a Dios, su Palabra, su responsabilidad de adorar a Dios con reverencia. Enséñales a participar activamente en todos los elementos del culto de adoración. Que ellos vean que todo lo que se hace en la adoración a Dios es importante porque lo hacemos para que nuestro Salvador sea honrado y adorado. Cuando son chiquitos posiblemente no entiendan las palabras, pero sí entienden el sentido de reverencia, temor, seriedad e importancia de todo lo que se hace en la adoración ya que nada de lo que se hace carece de importancia. Aquí le cantamos a Dios, escuchamos su voz, le oramos, confesamos nuestra fe, sostenemos el reino con nuestra presencia y dinero y testificamos que somos una familia bajo Dios Padre. Todo eso le debemos enseñar a nuestros hijos.

            Hay algo del pasaje que nos podría confundir. Dice el pasaje: “Y el que engendra sabio se gozará con él.” Alguien pudiera pensar que lo bueno o lo malo de nuestros hijos se debe a que han nacido así. Yo he escuchado mucho esta frase: “le nació un hijo bueno, o le salió bueno el hijo”. Hermanos, nuestros hijos no nacen buenos, sino malos, pecadores.  Por eso debemos criarlos como dice Pablo en Efesios 6:4 “criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” ¿Qué significa esa oración entonces? Significa que el padre que se esmera en engendrar un hijo sabio por medio de la enseñanza anterior se alegrará con su hijo, del bien que ese hijo tendrá y disfrutará.

            Los padres tenemos el privilegio de hacerles mucho bien a nuestros hijos por el hecho de la cercanía que tenemos con ellos. Por el hecho de les amamos con todo nuestro ser, por el hecho de que deseamos lo mejor para nuestros hijos. Utiliza todas estas cosas para salvar a tus hijos.

III. El Privilegio de Disfrutar la Paz

            V. 25 “. Alégrense tu padre y tu madre, Y gócese la que te dio a luz.”  Así como los padres podemos ser de gran bendición para nuestros hijos, de igual manera nuestros hijos pueden ser de gran bendición para nosotros. Pero esto no viene automáticamente. Esto no viene mágicamente. No les va a venir, como decía mi madre, por osmosis. Nuestros hijos son plantas que necesitan todo el cuidado necesario porque todas las fuerzas del mundo quieren destruirlos. Hay que criarlos. Si no lo hacemos así podrán hacernos daños y traer mucha tristeza a nuestras vidas. Hay una frase que dice: cría cuervos y te sacarán los ojos.

            Pero si criamos a nuestros hijos en la disciplina y amonestación del Señor disfrutaremos de paz. Proverbios 29:17 “Corrige a tu hijo, y te dará descanso,
Y dará alegría a tu alma.”
Si los corregimos a tiempo, disfrutaremos de descanso y nos llenaremos de alegría. Hay padres que no descansan. Yo he sabido de padres que se levantan por la noche y van al punto de drogas para recoger a sus hijos. Hay padres que no descansan y llevan una cruz sobre sus vidas. Pero aquí tenemos una promesa de descanso y alegría pero condicionada a que disciplinemos a nuestros hijos.

            Para que nuestra disciplina tenga efecto positivo de ver a nuestros hijos caminar por el camino recto, nosotros debemos caminar por ese mismo camino. Proverbios 20:7 “Camina en su integridad el justo; Sus hijos son dichosos después de él.” La dicha que tengan nuestros hijos depende de nuestro caminar en integridad, en obediencia a Dios.

            Pero alguien me dirá: ¿Yo soy un pecador que tengo tantos defectos e imperfecciones cómo yo puedo hacer esto? Yo también me hago esa pregunta y muchas veces me ahogo al ver mis pecados y deficiencias. Para esto es importante reconocer que necesitamos de Dios para ser fieles. No procures ser perfecto sino fiel. Pon a tus hijos en las manos de aquel que sí los puede cambiar. Clama a Dios sin cesar que Dios intervenga en el corazón de nuestros hijos. Solo Dios tiene acceso al alma. Busca su gracia que es toda suficiente para que te capacite a ser un padre que imite al Padre de nuestro Señor Jesucristo. Busca de Cristo que sane tu corazón y depende del Espíritu Santo que subyugue y mortifique tus corrupciones. Y alégrate de los privilegios de ser padres: de tener el título exclusivo de Dios y ser su representante, de ser el instrumento en reparar el daño de la caída y la paz que cosecharás al serle fiel. Y que todo esto nos estimule a ser padre como nuestro Padre celestial.

Sermón: Santiago 4:1-3 Cuando amamos más a los Placeres que a Dios

Santiago 4:1-3 “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.”

 

            Regresamos a la serie de sermones acerca de la epístola de Santiago. Y para refrescarnos la memoria de lo último que Santiago nos estaba enseñando es importante que leamos los versículos 14-17 del capítulo 3 que dice: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Santiago contrasta la sabiduría del mundo de la sabiduría que proviene de Dios. La sabiduría del mundo, o la forma de vida que caracteriza al mundo, es de celos amargos, contención, vanagloria, mentiras. Tal forma de vida o filosofía de vida no proviene de Dios sino del mundo, de los deseos carnales y del mismo Satanás. En cambio, la sabiduría que desciende de lo alto, que proviene de Dios mismo se caracteriza por pureza o santidad, es pacífica, amable, benigna, llena de misericordia, de buenos frutos, es sincera y es estable.

            Si nos damos cuenta, ambas formas de vida son diametralmente opuestas. Dios nos salvó de esa forma de vida terrenal, y nos trasladó al reino de su amado Hijo Jesucristo. Y esa vida de santidad a la cual Dios nos ha llamado, esa forma de vida que debe caracterizar a un hijo de Dios no es otra cosa que Jesús mismo siendo formado en nosotros. El evangelio no solo es lo que Dios hace por nosotros sino también lo que Dios hace en nosotros. Hemos sido predestinados para ser hechos conforme a la imagen de Jesús. Y es esa imagen la que Dios Espíritu Santo busca crear o recrear en nuestras vidas.

            Esto nos debe llevar a evaluar nuestras vidas y ver si la obra de gracia se da en nosotros. Es imposible tener el Espíritu Santo morando en nuestras vidas sin que Él nos cambie, sin que nos cambie a la imagen del Señor Jesús. Y una de las obras que Dios hace en nuestras vidas es hacernos mansos y humildes como lo es El.

            En nuestro pasaje Santiago nos enseña que la iglesia a la cual él le escribe tenía serios problemas. La conducta de muchos reflejaba la “sabiduría” del mundo. Su filosofía de la vida era errónea. ¿Cuál era la razón? Su corazón se había desviado de Dios y la vida eterna y habían puesto su felicidad en los placeres del mundo.

            La iglesia vive en medio de la tensión: vivimos en el mundo, pero no somos del mundo. Todas las cosas del mundo son nuestras, pero yo no me dejaré esclavizar de ellas.

            En medio de esa tensión la iglesia puede caer presa de las cosas hermosas que hay en el mundo. Podría caer presa y esclava de los placeres del mundo. Eso es lo que estaba sucediendo a esta iglesia. Su felicidad la estaban poniendo aquí y no en el reino de los cielos. Y esto los llevó a amar los placeres del mundo más que a Dios. Esto no es inofensivo, porque nos lleva a vivir de una manera opuesta a la voluntad de Dios. Todos estamos expuestos a estas tentaciones. ¿Cómo podemos saber si hemos caído en los lazos del amor a los placeres del mundo? Santiago nos dice por lo que nos lleva a hacer.

            El amor a los placeres del mundo, nos dice Santiago, nos lleva, en primer lugar:

I. A luchar entre nosotros

            V. 1a “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?”  ¿Qué es lo que estaba sucediendo en la iglesia? Santiago nos dice que hay guerras y pleitos entre ellos. Se estaban comiendo por los rabos, como decimos aquí. Y lo llama guerras, que significa conflicto armado, para indicar la seriedad del mismo y posiblemente la agresividad del mismo. No es que había malos entendidos. No era que había diferencias de opiniones entre ellos. Había guerra entre ellos: peleas, pleitos, principalmente de tipo verbal: insultos, humillaciones, vejaciones, etc.

            La Biblia nos enseña que esas luchas revelan el corazón de las personas. Y nos enseña quiénes realmente son del pueblo de Dios. Nos dice Pablo en 1 Corintios 11:19 “Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.” Por medio de esto Dios nos enseña quiénes son realmente el pueblo de Dios. Sobre quiénes la gracia de Dios se ha manifestado y quiénes son realmente convertidos al Señor.

            ¿Cuál era la causa de ello? Nos dice Santiago en forma de pregunta. V. 1b “¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” La causa o el origen de sus peleas Santiago lo atribuye a las pasiones.  La palabra pasiones en griego es la palabra “ἡδονή” que significa placeres, deseos. Y aunque la palabra deseos en sí misma no es una mala palabra, la palabra “ἡδονή” siempre es usada de forma negativa en la Biblia. De esta palabra “ἡδονή” proviene nuestra palabra en español hedonismo. ¿Y qué es el hedonismo? “El hedonismo postula el placer como fin y fundamento de la vida”. Esa era la causa detrás de las luchas que había en la iglesia.

            ¿Cuál era la causa? El amor a los placeres. El poner nuestra felicidad en las cosas del mundo. El poner la mirada más en la tierra que en los cielos, más en el tiempo que en la eternidad, más en los hombres que en Dios, más en la carne que en el Espíritu. Y cuando eso es lo que domina el corazón inevitablemente producirá tal conducta.

            Se manifestará nos dice Santiago en el versículo 2a “Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar”. Cuando el corazón busca la felicidad en las cosas del mundo: la ropa, los celulares, los trabajos, los deportes, etc. tal inclinación del corazón los lleva a codiciar y envidiar a los demás. Y no solo eso. Santiago nos dice que nos lleva en segundo lugar…  

II. A depender solo de nosotros

            V. 2b “combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís”. Cuando el amor a los placeres o las cosas del mundo no es mortificado por el Espíritu eso les llevará a no solo a codiciar y tener envidia de los demás, sino que los lleva a pensar que lo que tienen que hacer para lograr las cosas lo pueden hacer ellos mismos. Ese deseo es fuerte y ardiente y les lleva a desear todo. Es algo insaciable. A Rockefeller le preguntaron una vez se estaba satisfecho con todo el dinero que había logrado y su respuesta fue: con un poquito más.

            Y los lleva a pensar que las cosas de la vida solo se adquieren por el esfuerzo humano. Yo no necesito de Dios solo tengo que hacer aquí y allá y lograré lo que quiero. Los lleva a ser auto-suficiente. No tienen que depender de Dios. Si yo me fajo mucho y hago todas las cosas que tengo que hacer: soy diligente, pongo todo mi esfuerzo y tengo un solo propósito, lograré todo lo que me propongo. Nada ni nadie va a impedir que lo logre. “Para poder tener ese celular solo tengo que dejar de almorzar por varios días y semanas y tendré suficiente dinero para comprarlo. Es que es tan lindo y seré la envidia de todos”.

            Santiago les dice: ustedes desean muchas cosas, pero ninguna de ellas les llega. ¿Por qué? Porque ustedes dependen únicamente de ustedes mismos. “No tenéis lo que deseáis, ¿Por qué? porque no pedís”. En última instancia las cosas no están en nuestras manos. Todas las cosas están bajo el control de Dios. Así lo dijo Ana la madre del profeta Samuel. En 1 Samuel 2:6-8 “Jehová mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir. 7 Jehová empobrece, y él enriquece; Abate, y enaltece. 8 El levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra, Y él afirmó sobre ellas el mundo.” La riqueza y la pobreza están en las manos de Dios. Por eso dice el Salmo 104:13-15 “El riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la tierra. 14 El hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra, 15 Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre.” Santiago les dice: si necesitan algo, ¿qué deben hacer? Una de las primeras cosas que deben hacer es pedirla a Dios. “No tenéis lo que deseáis, ¿Por qué? porque no pedís”. Aprendan a depender totalmente de Dios porque El cuida de ti. El conoce tus necesidades y Él es capaz de saciarlas. Fue Jesús mismo quien dijo en Mateo 7:7-8 “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.”

            Pero si nuestro amor son los placeres del mundo, esto nos llevará, en tercer lugar…

III. A buscar solo los bienes de Dios

            V. 3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” No solo no pedían a Dios por sus necesidades, sino que cuando pedían a Dios pedían mal. ¿Cuál era la causa? Porque pedían para gastar en los deleites. Hermanos, hay necesidades reales, y hay necesidades creadas. Hay cosas que podemos necesitar, pero hay cosas que nos empeñamos en tenerlas porque los demás lo tienen. No es lo mismo necesitar un teléfono celular que necesitar un celular inteligente. Uno de ello puede ser una necesidad genuina, el otro una necesidad creada. No es lo mismo necesitar uno tenis que necesitar los tenis marca Lebron James que cuestan $200. Tampoco el hecho de que tenemos el dinero necesariamente justifica el que lo compremos. Un joven puede decir: pero papi yo tengo el dinero para comprarlos. Y puede que sea cierto. ¿Pero necesariamente es eso suficiente para justificar el comprarlos? ¿Realmente los vale? ¿No hay otras necesidades más importantes? Tal vez en vez de gastar los $200 en los tenis marca Lebron James pudiera comprarse unos más baratos, que sean buenos, y con ello una muda de ropa o cualquier otra cosa.

            Cuando nuestro corazón está puesto en los placeres inevitablemente nos lleva a buscar más los bienes de Dios que a Dios mismo. Ellos no estaban orando como debían. Y cuando oraban, oraban mal. Dios ha dicho: esa oración no será contestada. “Pedís, y no recibís,”. Hermanos, nuestras intenciones pueden estorban nuestras oraciones. Nuestras oraciones tienen que tener un motivo correcto. Fue Jesús quien dijo en Juan 14:13-14 “13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” Cuando oramos a Dios no solo debemos creer que Dios escucha nuestras oraciones y que Él contesta las mismas. Eso no es suficiente. Debemos orar pidiendo que esa petición santifique el nombre de Dios, adelante la causa de su reino y que esté en armonía con la voluntad de Dios. Si estas cosas están presentes cuando oramos Dios prosperará nuestra petición.

            ¿Cuál es el peligro de todo esto? El peligro es que si ponemos nuestro corazón en los placeres del mundo éste nos destruirá. Muchos se han apartado de la fe por los afanes y placeres del mundo. Jesús nos advierte en Lucas 8:14 hablando de la parábola del sembrador: “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”

            ¿Cómo podemos vencer esto? Depender de la gracia de Cristo. Jesús murió para salvar nuestro corazón de estar apegado a este mundo. Nos dice Pablo en Gálatas 1:4 “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,”. Oremos que Dios nos preserve de poner nuestro corazón en las cosas del mundo. Tenemos que estar alerta ya que muchas veces nuestro corazón se desliza en esa dirección. Y por el Espíritu pongamos freno a tal mentalidad.  Pongamos nuestra mirada en Jesús. Para El su comida y bebida era hacer la voluntad de Dios. Servir a Dios y estar involucrado en los negocios de su Padre era su pasión. El disfrutó de las cosas de la vida. Se le acusó de comelón y bebedor de vino. Él no fue abstemio. Pero Él sabía que todas esas cosas eran para refrescar su cuerpo y su espíritu para poder servir mejor a Dios.

            Somos peregrinos y extranjeros en este mundo. Vamos camino a la ciudad celestial.  Orémosle a Dios pidiéndole que nos ayude a usar de las cosas de este mundo con la moderación y el balance que debe caracterizar a los que reconocemos que vamos camino a nuestro hogar.

            Que nos enseña la Palabra de Dios en todo esto. Nos enseña que debemos cuidar nuestro corazón. Todas las cosas son nuestras y para nuestro disfrute, pero no debemos dejar que ellas capturen nuestro corazón. Porque si lo hacen producirá lucha y pelea dondequiera que estemos: sea en la iglesia, en la familia, en el trabajo. Nos llevará a no buscar las cosas de la fuente misma quien es Dios. Y también a que nuestras oraciones no sean contestadas. Cuidémonos de tales engaños.

Sermón: Juan 3:16 Amor, Regalo y Salvación

Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

 

            Este versículo bíblico es uno de los versículos más citados de la Biblia. Y esto con mucha razón, porque en este versículo está contenido el mensaje del evangelio. Es más podemos decir que tenemos en este versículo el resumen del mensaje de toda la Biblia. Por eso Martín Lutero lo llamaba: La Biblia en miniatura.

            De qué nos habla este versículo, nos habla de por los menos de tres cosas medulares: nos habla del Gran Amor del Padre, nos habla del Gran Regalo del Padre y de la Gran Salvación que obtenemos del Padre. Veamos cada uno de estos tres puntos.

 

I. El Gran Amor del Padre

            Fíjate cómo dice el versículo bíblico “Porque de tal manera amó Dios al mundo”.  Generalmente hablamos mucho acerca de Jesús. Y en muchos lugares se habla mucho acerca del Espíritu Santo. Pero aquí Juan nos habla acerca del Padre. Cuando nos dice que Dios amó, ese Dios se refiere a la persona del Padre. Y nos dice por lo menos dos cosas:

            (1) nos habla acerca del mundo. ¿Qué es el mundo? A la luz de todo el evangelio de Juan el mundo es la humanidad, los seres humanos. Pero no solo los seres humanos sino la humanidad en rebelión contra Dios. Todos los seres humanos desde nacimiento viven en rebeldía contra Dios. El apóstol Pablo le dijo a la iglesia de los efesios lo que eran ellos y lo son todos los seres humanos desde nacimiento. En Efesios 2:3 “éramos por naturaleza hijos de ira”. Fíjate que dice: por naturaleza, no por imitación y ejemplo, no por el ambiente, sino por naturaleza, desde el mismo nacimiento, somos hijos de ira. Herederos de la ira de Dios. Los seres humanos nacemos en rebelión contra Dios. No queremos que Dios reine sobre nosotros. Ni queremos recibir a Jesús como el Rey y Salvador nuestro. Por eso el apóstol Juan dice, desde el mismo comienzo de su evangelio, en Juan 1:11 “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” Si miramos las portadas de los periódicos de Puerto Rico qué leemos: robos, asesinatos, violaciones, mentiras, engaños, bullyings, corrupción, egoismo, materialismo, adulterio, fornicaciones, odio, envidia, etc. Este es un retrato de la humanidad. Es un retrato de nosotros. Es un retrato de nosotros porque todos nosotros somos pecadores. Y el pecado no es otra cosa que rebelión contra Dios. Todos somos rebeldes ante Dios porque todos somos pecadores.

            Cuando le trajeron a Jesús a la mujer adúltera, qué fue lo que Jesús dijo a los que la trajeron en Juan 8:7 “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Nadie en este mundo está sin pecados. Ni tú ni yo. Este mundo está perdido. Es de ese mundo que nos habla Juan en este pasaje de Juan 3:16.  El mundo es la humanidad perdida, pecadora y rebelde contra Dios.

            Pero el pasaje nos habla de algo más. Nos habla…

            (2) del Gran Amor del Padre. “Porque de tal manera amó Dios”’. El énfasis del pasaje es el Gran Amor del Padre. ¡Cuán Grande es el Amor de Dios por la humanidad! Es increíble el pensar que Dios, quien es tres veces santo, pueda tener compasión con una humanidad terriblemente pecadora. Es incomprensible que Dios tenga la intensión de salvar a criminales, porque eso es lo que somos por naturaleza.

            ¿Qué decimos del que mata a su padre, madre, hijos, roba, asalta, viola, maldice, destruye, etc? ¿Qué decimos de esa persona? ¡Enciérrenlo y boten la llave! Pero Dios dice: yo tengo compasión de él, yo le voy a mostrar mi misericordia. Yo le voy a dar el regalo más grande que alguien puede recibir en esta tierra.

            El amor de Dios es incomprensible, no lo podemos entender plenamente. ¿Cómo es posible que Dios desee salvar a una humanidad rebelde? ¿Cómo es posible que Dios quiera redimir a aquellos que no merecen nada excepto la condenación? Pero el amor de Dios supera el obstáculo del pecado. Podemos decir que el pecado es algo grande, pero más grande es el amor de Dios. El pecado destruye pero el amor de Dios construye. El pecado deshumaniza pero el amor de Dios nos hace verdaderos seres humanos. El pecado mata pero Dios da vida. ¡Cuán grande es el amor de Dios!

            Por eso nos dice Juan “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado”. El Amor de Dios es tan inmenso que El provee, El provee, un camino para salvar a la humanidad perdida por sus pecados. Y ese camino es el...

 

II. El Gran Regalo del Padre

            “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda”. Con respecto al regalo del Padre podemos ver por lo menos tres cosas:

            (1) Jesús es el Gran Regalo del Padre. El Padre nos dio a nada más ni nada menos que a su propio Hijo, a su Hijo unigénito. Fíjate que el énfasis es “de tal manera”. Su Amor es tan Grande, tan inmenso, que El no puede dar sino lo mejor de El, a su Hijo unigénito. Cuando el amor es grande uno da lo mejor. El Padre nos dio a su Hijo, el Regalo más Grande que puede existir. Dios es perfecto, por tanto su regalo es perfecto: Jesús es Dios y por tanto perfecto. Dios es santo, por tanto su regalo es santo: Jesús jamás pecó ni podía pecar. Dios es infinito, por tanto su regalo el cual es Jesús, ofreció un sacrificio de poder infinito para salvar a los pecadores.

            Jesús es el Gran Regalo del Padre. ¿Por qué lo es? Porque con El hay salvación y sin El hay condenación.

            Eso es lo segundo que vemos aquí.

            (2) Fe en Jesús libra de la condenación. El pecado trae condenación. Eso está incluido en el paquete. No nos gusta que esté incluido en el paquete, pero así es. La paga del pecado es muerte. No nos gusta eso, pero está incluido allí. Dios odia el pecado y condenará a los que persisten en vivir en pecado. Eso es lo que Dios mismo dice en su Palabra. Como dice el Salmo 5:5-6 “Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová”.

            Pero la fe en Jesús libra de la condenación. ¿Por qué? Nos contesta Pablo de Roamnos 1:16 “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”. Fe en Jesús salva, nos libra de la condenación. ¿Sabes cómo? Porque sola la fe nos une a Cristo quien con su muerte, su sacrificio en la cruz paga la deuda ante Dios de todos los que creen en El. El pecado nos hace deudores ante Dios. Pero la “moneda” que paga la deuda es la muerte de Cristo a los que creen en El.

            Por eso el Amor de Dios es tan Grande que nos dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en El cree no se pierda. Los que creen en El no se pierden pero los que no creen en El se pierden, es decir, serán condenados. Y el Padre dice que esa salvación solo se encuentra en su Hijo. Por eso dice Hechos 4:11-12 “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Fe en Jesús libra de la condenación producto del pecado. Los milagros de Jesús provaban que eso era cierto. Por eso dice Lucas 5:24 “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” Fe en Jesús libra de la condenación producto del pecado.

            Pero esa fe en Jesús no es cualquier cosa. No es levantar la mano y decir: yo creo en Jesús como mi Salvador personal. La fe en Jesús, la que salva, no es una fe cualquiera. Es una fe que salva. Es una fe que transforma, que cambia a la persona en otra persona. Una fe en Cristo que deja a la persona igual no es fe que salva. La fe que salva no viene sola. Es acompañada por un cambio de vida, un cambio de carácter, un cambio de mentalidad hacia el pecado, una sensibilidad hacia el pecado (con un deseo y lucha contra el pecado), un corazón obediente a la Palabra de Dios, un amor y respeto por el prójimo (sea niño, adulto, joven, rico, pobre, lindo o no), un amor por la Iglesia, un deseo de servir en la misma, una boca que busca hablar verdad, solo la verdad y nada que no sea la verdad en amor. Y sobre todo una fe que recibe a Jesús como su Salvador, Amigo y Rey.  

            Juan 3:16 nos enseña algo más acerca de lo que el Padre hace por nosotros. Y no habla arca de…

III. La Gran Salvación que da el Padre

            “Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” El Gran Amor del Padre por la humanidad le llevó a dar el Gran Regalo que es Jesús. Y el Gran Regalo que da el Padre es salvación y vida eterna por medio de Jesús. Dos cosas podemos ver aquí.

            (1) la salvación que el Padre nos da por medio de Jesús es vida. A todos nos gusta la vida. Y no solo eso, nos gusta el vivir. Y Juan nos dice que este vivir solo se encuentra en la fe de Jesús. Jesús es la vida. Tener a Jesús es vivir. Sin Jesús tenemos muerte y el resultado la condenación.

            Pero la fe en Jesús nos da verdadera vida, nos lleva a vivir la vida plena. Jesús dijo en Juan 10:10 “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” La vida que Jesús se refiere es vida plena, feliz, alegre, satisfaciente en comunión con Dios. Es disfrutar de Dios y a Dios en las cosas que El nos da en la vida. Es disfrutar de adorar a Dios, de estudiar su Palabra, de hablar con El por medio de la oración. Pero es algo más. Es vivir esta vida y disfrutar de las cosas que Dios nos da en comunión con El. Es darle gracias por el pan, por los hijos, por la libertad, por la playa, por la familia, por la Iglesia, por todo. Es vivir la vida bajo la seguridad de su amor y su cuidado de mí y los míos. Es vivir bajo la paz y la alegría que solo Dios da aun en medio de los problemas, aflicciones de la vida. Es vida plena.

            (2) la vida que nos da es eterna. El disfrute de esa vida, que obtenemos por la fe en Cristo, es por toda la eternidad. El vivir natural es temporero. Pero el vivir que Dios da es vivir en el disfrute de El desde hoy hasta la eternidad sin fin. Así como la condenación será sin fin, la salvación es vida plena, abundante, sin fin.

Cierre:

            Jesús no solo es el Salvador si no también Amigo de los que le reciben como Salvador del pecado. Siendo Jesús el Gran Regalo del Padre, producto de su Gran Amor por la humanidad, es con El con quien podemos contar para todo. El no solo nos salva, El se une a nosotros. El mora dentro de nosotros por el Espíritu Santo. Con El podemos conversar. Pero conversar no solo con alguien que me escucha sino con alguien que me entiende como nadie puede en este mundo. Con alguien que es compasivo como ninguna persona. Con El puedo contar para todo problema, desición, temor, ansiedad, necesidad. Su gracia, su amor, su fortaleza es conocida por todo creyente. Entonces, ven a El. Conviértete de tus pecados a El. Renuncia a tu vida antigua de pecado e incredulidad y cree en el evangelio. Solo así tendrás perdón y vida eterna. El amor de Dios es tan grande que no hay pecado tan grande que El no pueda perdonar. Pero no hay perdón sin fe ni arrepentimiento. Ven a El y hallarás la vida y vida eterna.

Sermón: Proverbios 22:6 Propósito de la Escuela Bíblica de Verano

Proverbios 22:6 “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”

 

            Esta semana comienza la EBV de nuestra iglesia. Y como todos los años hay excitación, alegría, temores, preocupaciones y expectativas. No sabemos si solo van a venir 60 como el año pasado. O si van a venir 150 como hace dos años atrás y según tengo entendido como ha pasado muchas veces.

            Y meditando sobre esto me llevó a considerar cuál es el propósito de la EBV. ¿Cuál es el norte que debemos seguir en el trabajo y esfuerzo que año tras año se pone en la EBV? Creo que no hay mejor pasaje para considerar esta pregunta del propósito de la EBV que Proverbios 22:6. Así que, ¿cuál es el propósito de la EBV según Proverbios 22:6? El propósito es:

I. Entrenarlos para la vida eterna

            Lo primero que vamos a hacer es considerar la segunda oración del pasaje que dice: “Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Esta oración captura el propósito de lo que queremos hacer en la EBV. ¿Cuál es? Esperamos en fe que la enseñanza que reciban estos niños dure toda su vida. Ese es el propósito de lo que hacemos aquí. Es más, ese es el propósito de toda educación que lo que aprendan transforme sus vidas y les dure toda su vida. Este es el propósito de la crianza de nuestros hijos. Les educamos para la salvación. Y también les educamos para que lo que aprendan les sirva en el mañana.

            Este propósito no solo es de nuestros hijos, sino también de todo niño que Dios ponga en nuestras manos. Todos los adultos tenemos la responsabilidad de ser maestros de los niños: sean los nuestros o los ajenos. Claro está, no tenemos la misma responsabilidad que tenemos sobre nuestros hijos. Pero eso no excluye nuestro sentido de ser instrumentos para la educación y correcta enseñanza de todo aquel que necesite educación en los caminos de Dios. Somos ejemplo a todos aquellos que nos miran. Somos ejemplos para todos aquellos que nos conocen. Nuestras palabras, gestos, involucración son comentarios y ejemplos de lo que es ser un hombre y una mujer de Dios.

            Esto es importante hermanos.

            En otras palabras, el entrenamiento debe ser con un propósito.  Comentando sobre esto decía Matthew Henry: “Hay que entrenarlos para lo cual han sido designados”, el conocer a Dios salvadoramente. Hermanos, no debemos pensar que la EBV es que, pues, hay que hacer esto porque hay que hacerlo y punto. Se nos llamó para participar en una actividad de hacer bizcochos y pues vamos a hacerlo porque hay que hacerlo. Ese no es el propósito de la EBV el decir que hemos recibimos 60, 80 o 100 niños y por tanto hay que atenderlos. El propósito es sembrar la semilla de la Palabra, proveer, aunque sea una pequeña porción del entrenamiento que esos niños y todo niño debería recibir: ser instruidos en la Palabra de Dios para la gloria de Dios y su salvación. Sabemos, por experiencias pasadas, que algunos padres ven la EBV como un cuido de niños para que ellos puedan salir a “divertirse”. Esa es la visión de algunos padres, pero esa no es nuestra visión. Nuestra visión es evangelística, es salvadora. Es con miras a ser un medio en el cual la semilla de la Palabra es sembrada clamando al Señor que El prepare el campo para que esa semilla germine para vida eterna.

            Y esto conlleva mucha oración. Oración no solo por los niños sino por nosotros mismos, los sembradores. ¿Por qué? Porque solo Dios convierte a los pecadores. La obra es de Él y solo Él es quien hace germinar su semilla. Pero también hay que orar por nosotros mismos porque la tarea es gigante y necesitamos la gracia y el poder de Dios para hacerla. Y el no perder de perspectiva cuál es el propósito de la EBV.

            Ahora bien, ya hemos visto el propósito de la EBV y la educación cristiana de los niños. Pero el pasaje nos dice algo más. Nos dice desde cuál es la mejor manera de hacerlo. ¿Cuál es la mejor manera de entrenar a nuestros niños para la vida eterna? La mejor manera es…

II. Entrenarlos desde la niñez

            “Instruye al niño en su camino”. Lo primero que podemos ver en el pasaje es que el verbo instruir es un imperativo, es decir, es un mandato. Lo interesante de caso es que el verbo instruir conlleva la idea de consagración. Miremos el uso de ese verbo en la Biblia. En Deuteronomio 20:5 “Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? [consagrado, dedicado, no la ha separado aparte para vivir allí] Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene.” Pero el ejemplo mejor del uso de esta palabra lo 1 Reyes 8:63 “Y ofreció Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová: veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la casa de Jehová.” La casa de Jehová, es decir, el Templo fue consagrado a Jehová. Entonces cuando nosotros instruimos a nuestros niños nosotros buscamos con hecho consagrarlos a Dios. Es ponerlos en las manos de Dios por medio de su instrucción. Es como si dijéramos: Oh Señor que por medio de esta enseñanza estos niños se acerquen más y más a Ti.  

            Lo segundo que deseo que vean es desde cuándo debemos comenzar ese entrenamiento para la vida eterna. Nos dice desde la niñez: “Instruye al niño”. La palabra en hebreo es (na'ar) que tradicionalmente se traduce niño. Pero también se usa para referirse a un bebé. Éxodos 2:6 “Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste.” Es decir, el niño (na'ar) tenía tres meses según el versículo 2. Es por eso que nosotros bautizamos a nuestros bebés porque su educación cristiana comienza desde su nacimiento. Pero la palabra también se usa en la Biblia para referirse a un joven. Génesis 37:2 “Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos.” Inclusive la palabra (na'ar) se usa también de un joven en edad para casarse. Génesis 34:19 “Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado; y él era el más distinguido de toda la casa de su padre.” En otras palabras, el entrenamiento que nos ordena el autor de Proverbios no se limita a los niños per se, aunque no cabe la menor duda que la persona que el autor considera lo es propiamente un niño. Desde la niñez deben ser educados en el camino del Señor. Desde que nacen tienen que ser educados.

            Lo tercero que quiero que vean del pasaje es que nos dice que hay que instruirlos en el camino en que debe seguir. “Instruye al niño en su camino”. Hermanos, hay un camino a seguir. Hay un estándar al cual el niño y toda persona debe conformarse. La ventaja de tomarlos jóvenes es la posibilidad, desde la perspectiva humana, de impactar sus vidas desde el momento en que son más moldeables. El fruto de este trabajo es que cuando llegue a viejo, a mayor, no se aparte del camino.

            Hay algo importante que tener presente. El libro de Proverbios nos enseña que hay solo dos caminos en este mundo: el camino de la sabiduría y la justicia y el camino de la necedad y la impiedad. No hay un tercer camino. No hay un camino intermedio. Está el camino que lleva a la vida eterna y el camino que lleva a la perdición.

            Dios ha puesto en nuestras manos a estos niños para enseñarles cómo deben vivir, pensar y sobre todo sobre quién deben poner su fe para la salvación. Hay que enseñarles el camino correcto. Por tanto, la idea no es de educar o entrenar al niño según su personalidad, según su forma de ser, como algunos han dicho. Algunas de nuestras formas de ser: pensar y actuar son pecaminosas. Si no que el entrenamiento debe ser dirigido hacia lo que deben ser y hacia lo que deben pensar.

            Por eso hay que cuidarnos sobre cómo les hablamos, cómo reaccionamos cuando ellos pequen, cuando ellos nos den a entender que muchas de las coas que están aprendiendo en sus hogares son claramente opuestos a la Palabra de Dios. Aprovechemos esas oportunidades para orar específicamente por esas cosas e instruirlos en el camino correcto de pensar y actuar.

            Esto implica que somos modelos para ellos. No es el momento para gritarles, humillarlos, burlarnos, maltratarlos, quejarnos delante de ellos. A veces los niños reciben de los maestros burlas de otros niños o de otros maestros. Cuidémonos de hacer cosas semejantes.

Aplicaciones:

1. Jesús nos dice que debemos confesar a Cristo delante de los hombres. Mateo 10:32 “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.” Por tanto, lo que hacemos da testimonio de nuestra fe. Nosotros somos la cara del evangelio. Somos cartas abiertas de lo que Dios ha hecho en nosotros. Tu conducta y tus palabras revelan tu corazón. Revelan quién es el Señor de tu vida.

2. Nosotros somos también la cara de la iglesia Jesús es la Verdad. Damos testimonio acerca de nuestra iglesia. Y queremos dar un buen testimonio de nuestro Salvador y de nuestra iglesia. Lo que hacemos y hablamos y reaccionamos habla a favor o no de nuestra iglesia. Demos una buena cara, la cara de vidas transformadas por el evangelio.

3. Muchos de los niños no son cristianos ni de familias cristianas. Por tanto, revistámonos de paz, paciencia y amor. Firmeza no es sinónimo de gritar. Este es un ministerio de amor y de abnegación. Hay que negarnos a nosotros mismos por amor a las almas de los niños y sus padres. Oremos todos los días por ellos.

4. Si reconocemos que todos los seres humanos son pecadores y están totalmente depravados, entonces, no pueden quedarse solos por un momento. Hay que coordinar para que siempre haya un miembro Staff presente. Hay que mantener el orden y el control y no debemos dejar que los niños sean los que decidan cómo hacer las cosas.

            Que nos enseña Proverbios en este pasaje. Nos enseña que el propósito de instruir, educar y entrenar a los niños es para la vida eterna. Y que la mejor manera de hacerlo es instruirlo desde la niñez. Quiera Dios que todos cumplamos con esta misión lo mejor que podamos para la gloria de Dios.

Sermón: Los atributos de Dios, la absoluta verdad

Jeremías 10:10 “Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.” Tito 1:1-2 “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, [Biblia Textual: que no puede mentir] prometió desde antes del principio de los siglos,” 2 Timoteo 2:13 “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.”

 

            Cuan distinto es la fe cristiana al pensamiento del mundo. Si hay un área en la cual podemos decir que las diferencias son grandes lo es en el área del conocimiento. El pensamiento moderno dice que no hay verdad absoluta. Excepto, claro está, la verdad absoluta que no hay verdades absolutas. Dicen que existen muchas verdades. E incluso que no importa si esas “verdades” son contradictorias la una con la otra. No hay verdad absoluta, dicen, y por tanto no es importante si tu “verdad” choca con mi “verdad”, porque en última instancia: la verdad         depende de cómo veamos las cosas.

            En contra de tal mentalidad irracional, le fe cristiana descansa en una verdad absoluta: Dios. Dios es y Él se ha revelado. Él ha creado todo lo que existe. La realidad la ha definido Dios. Y como Dios se ha revelado nosotros conocemos la verdad. Es más, Dios es infinito, eterno e inmutable en su verdad. La verdad de Dios es el fundamento de todo conocimiento y el fundamento de nuestra fe. Ahora bien, ¿Qué significa que Dios es verdad? ¿Qué implica para nosotros y el mundo que Dios es verdad? Significa e implica que…

I. Dios es verdad en Sí mismo

            Cuando la Biblia nos habla de la verdad de Dios lo primero que señala es el hecho de que Jehová es el único Dios que existe. No existe ningún otro Dios que no sea Jehová. Él es el único Dios verdadero. Como dice Jeremías 10:10 “Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.” En el capítulo 10 de Jeremías se contrasta al Dios verdadero con los dioses falsos. Se nos dice en Jeremías 10:4-5 “Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.” Son dioses adornados con oro y plata. Se construyen con martillos y clavos. Hay que usar clavos para que no se caigan. Están derechos como las palmas, pero no pueden andar, por eso son llevados de aquí para allá. Tendrán boca, pero no pueden hablar. Esos son los dioses falsos. Pero dice Jeremías algo más. “No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.” Esos dioses no tienen poder contra nosotros para hacernos mal. Porque temerles. Porque temer a los amuletos, a las muñecas del vudú, a las cartas del Tarot. Ellos no tienen poder para hacernos daño. Ni tampoco pongamos nuestra esperanza en ellos, ni busquemos de ellos bien, prosperidad, éxito, fama, ni bienestar. No hay poder en ellos para hacernos bien.

            En cambio, Jehová es diferente a ellos. V. 6 “No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío. Nadie es igual a Jehová. Él es verdaderamente grande. Los dioses falsos no son grandes. Los harán grandes, pero realmente no lo son. Esos dioses son pequeños. En cambio, el poderío de Dios es grande. Como dice el corito: No hay Dios tan grande como tú, no lo hay, no lo hay, no hay Dios que pueda hacer las cosas como las que haces tú.

            Hermanos, no nos equivoquemos. El único Dios real, que realmente está vivo, es Jehová de los ejércitos. “Él es Dios vivo y Rey eterno”. Los demás dioses están muertos. Solo Él es eterno. No existe Alá, Brahama, Vishnu, ni cualquier otro que se mencione por allí. Solo Jehová es el “Dios verdadero”.

            Pero hermanos, aunque esto es así, no negamos que los seres humanos son creadores de muchos dioses falsos. Calvino decía: “que el corazón del hombre es una fábrica de dioses”. Todas las culturas y sociedades crean sus propios dioses. Dioses en los cuales buscan seguridad, paz, felicidad y prosperidad. Dios es en los cuales ponen su confianza. Algunos son hechos de palo y madera, bien anticuados. Pero hay otros más sofisticados. Y que podrían pasar desapercibidos. E incluso hacernos pensar que son tonterías. Que no hay nada de malo en tenerlos, usarlos y llenar nuestra vida de alegría con ellos. Tenemos que cuidarnos de los dioses de nuestros días. Sí hermanos, hoy día tenemos otros dioses. El pueblo de Israel tenía el templo en Jerusalén para adorar a Dios como Él ordenó. Pero aparte de eso, los israelitas también tenían los lugares altos; tenían miles de ellos. En las colinas, debajo de árboles frondosos, habían altares pequeños para adorar otros dioses. En esto tenemos que cuidarnos. Hay lugares altos en medio nuestro. Y tenemos que cuidarnos de no adorar en esos lugares. Solo Jehová es la Dios verdadero. Como le dijo Jesús a Satanás en Mateo 4:10 “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Es fácil pensar que es poca cosa tener lugares altos de adoración aparte de adorar exclusivamente a Jehová. ¿Cuáles son los lugares altos de nuestros tiempos? Los lugares altos de nuestros tiempos son: “Los malles y el materialismo asociado con ellos (el comprar, comprar, comprar). Los deportes, que compiten con la adoración a Dios ya que la mayoría se realizan los domingos. Los juegos de videos, el celular, las redes sociales, la televisión, la diversión. El vivir mi vida como yo quiera vivirla sin que Dios me diga cómo hacerlo”. Y hay miles más. Lo interesante del caso es que muchas de estas cosas no son malas en sí mismas. Pero ellas compiten contra nuestros deberes para con Dios. Ellas anhelan nuestro corazón, buscan nuestra felicidad y paz, en competencia con Dios.

            Pero solo Jehová es el Dios verdadero. Nada debe competir con nuestra íntima relación con Dios. Con nuestro deber de adorarle, servirle, leer su Palabra, orarle y trabajar en su reino. Solo Él puede llenar nuestra alma, darnos paz duradera y sólida, llenar nuestros corazones de alegría permanente, y librarnos de la esclavitud que esos dioses siempre traen con ellos. Solo Jehová es el verdadero Dios. Dios es verdad en Sí mismo. El único que realmente es Dios. Todos los demás dioses son fantasía.  Cuidémonos de no hacer de esas cosas nuestros dioses. La felicidad que venden es pasajera, es temporal, es terrenal. No tienen poder en sí mismos. Y nos esclavizan.

II. Dios es verdad en Su Palabra

            En segundo lugar, cuando hablamos de la verdad de Dios, la Biblia nos lleva a contemplar su Palabra. Todas las Palabras que Dios ha revelado son la verdad, porque Dios es verdad. Fue Jesús quien dijo en Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Porque Dios es un Dios de verdad todas sus Palabras son la verdad. Hay una sola verdad y es la verdad de Dios. Lo que Dios ha revelado es la verdad sobre cualquier otra aparente verdad. Y como es así, solo ella tiene un poder transformador. Jesús nos dice que somos santificados por la verdad y esa verdad es su Palabra. La Palabra tiene poder santificador, es decir, transformador, de adentro hacia afuera. No solo cambia nuestra conducta exterior, sino que cambia nuestro corazón. Transforma nuestra forma de pensar, nuestra voluntad, nuestras emociones. Cura la pecaminosidad de nuestra alma. Por eso solamente cuando vivimos bajo esa Palabra y llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo es que hay transformación que lleva a la vida eterna y encontramos verdadera felicidad. ¿Es esa tu fe? ¿Cuánto realmente confiamos en que lo que Dios revela en la Biblia es la verdad suprema?

            Solo los matrimonios fundados en obediencia a la Palabra de Dios son los que son verdaderamente felices. Pero me dirán: yo conozco matrimonios de cristianos que son infelices y conozco matrimonios entre no cristianos que son felices. ¿Qué respondemos a ello? Respondemos que el matrimonio infeliz de esos cristianos lo es porque no viven en obediencia a la Palabra de Dios. Cristo no es el centro de ese matrimonio. El poder transformador del evangelio no se experimenta allí. Y los matrimonios felices entre no cristianos se debe a la misericordia de Dios quien hace salir su sol sobre justos e injustos. Pero ellos no cumplen el fin por el cual Dios instituyó el matrimonio. ¿Cuál es? Que sean ayudas idóneas, ayudándose mutuamente a servir a Dios. En este camino a la ciudad celestial Dios nos da un compañero(a) de viaje para que juntos nos ayudemos a perseverar en obediencia y fidelidad a Dios. Ese es el propósito principal del matrimonio: la mutua ayuda.

            Solo cuando permitimos que la Palabra de Dios dirija nuestras vidas es que poseeremos la verdad y esa verdad nos hará libres. Juan 8:30-32 “Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Si permanecemos en la Palabra de Cristo… conoceréis la verdad. Además, si permanecemos en la Palabra de Dios, en obediencia, siguiendo sus directrices, seréis verdaderamente mis discípulos. Y cuando permanecemos en esa verdad seréis verdaderamente libres. ¿Libres de qué? Libres de la condenación del pecado y del poder reinante del pecado. Y libre en todas las áreas de la verdad.  

            Porque Dios es un Dios de verdad todas sus promesas se cumplen. Ninguna de sus Palabras y promesas caen por tierra. Si Dios lo prometió Él lo cumplirá, porque Dios es un Dios de verdad. ¡Si El no cumpliera con sus promesas El no sería Dios! El cumple todas sus promesas porque todas están fundadas en Cristo. Por eso Pablo dice en 2 Corintios 1:20 “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. Pero, aunque sus promesas siempre se cumplen, ellas se cumplen en el tiempo del Señor y de la manera que Dios considere es mejor para nosotros. Por ejemplo, una promesa temporal Dios puede “cambiarla” por una promesa espiritual. Puede que a este cristiano no llene sus bolsillos de dinero, pero llena su vida de la gracia de la fe, de paz en su alma, de humildad, etc. que son riquezas más grandes que el mismo dinero. Por eso el apóstol Juan dice en 1 Juan 5:4 “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. Es la obra de Dios en nosotros la que vence el mundo, no las riquezas. Es la fe que Dios nos da la que vence el mundo. No las posesiones.

            Porque Dios es un Dios de verdad Sus juicios también se cumplen. Eso es lo que se implica en Jeremías 10:10 “Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no pueden sufrir su indignación.” ¿A qué ira se refiere? Al castigo que Dios dará a su pueblo por sus pecados. Dios es un Dios de paciencia. Pero su paciencia tiene un límite. Dios es un Dios de salvación, pero el día de salvación tiene un límite. Habrá un momento donde no habrá más salvación. Y habrá un momento donde Dios dirá basta, no soportaré más tu pecado. Eso fue lo que Dios le dijo al reino del Norte y del Sur. Y les dijo por medio del profeta Amos en el capítulo 7:8 “no lo toleraré más. El que Dios se “tarde” en castigar no significa que nunca vendrá el castigo, porque Dios es un Dios de verdad. Y así como Dios cumple sus promesas de igual forma el cumple sus castigos. Y Dios no solo disciplina a su pueblo. El visita con castigo a los pecadores. Porque Dios es un Dios de verdad Sus juicios también se cumplen. A su tiempo el pie de los pecadores resbalará.

III. Dios es fiel a su pacto

            Dios ha prometido ser nuestro Dios para siempre. Él ha prometido salvarnos, cuidarnos, socorrernos, guiarnos, protegernos, llevarnos a la gloria. Y El cumple su pacto. El siempre permanece fiel a su pacto. 2 Timoteo 2:13 “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” Si fallaremos, Él nos disciplinará, pero jamás nos abandonará. ¿Por qué? Porque en su pacto, El prometió ser nuestro Dios eternamente y para siempre. Como dice Hebreos 13:5-6 “No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.” La obra de salvación que El comenzó la terminará (Filipenses 1:6). Pero junto con ello no nos olvidemos 2 Timoteo 2:12 “Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.” El que niega a Dios con su vida, su conducta, con su falta de perseverancia no verá la vida eterna, porque Dios es un Dios de verdad.

            Como Dios es fiel a su pacto El castiga la desobediencia de sus hijos. Amós 3:2 “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades. Porque ustedes son mis hijos yo os castigaré por vuestros pecados. Dios nos corrige cuando nos desviamos porque El es un Dios de verdad.

            Y como Dios es fiel a su pacto Él no puede mentir. Tito 1:1-2 “Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, [Biblia Textual: que no puede mentir] prometió desde antes del principio de los siglos,” El pacto de gracia que Dios ha establecido con nosotros está fundado en la verdad de Dios. ¿Qué significa? Significa que todo lo que allí se contiene es verdadero. Su salvación es verdadera salvación, su paz verdadera paz, la felicidad en los cielos es real no fantasía. Por tanto, nos dice Pablo, la esperanza de la vida eterna es verdadera porque Dios no puede mentir. Nuestra fe no descansa en la fantasía, en un Dios que no existe, pero que se nos hace creer que sí existe. Nuestra fe descansa en el hecho de que Dios es y se ha revelado y nos ha revelado al Salvador Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna (1 Juan 5:20). 

 

Aplicaciones:

1. Porque Dios es verdad, Él nos llama a hablar la verdad. Efesios 5:1 “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Por tanto, desechamos toda mentira. 1 Pedro 2:1-3 “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor”. Una media verdad no es una verdad completa. No hay mentiras piadosas. Debemos ser sinceros unos con otros. Ser lo que profesamos ser. Todo engaño, falsedad, mentira, hipocresía debe ser desechado por nosotros. Efesios 4:25 “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.

2. Confía plenamente en el Señor. Dios es la Verdad. Confía en su Palabra, en sus doctrinas, en sus enseñanzas. Por encima de lo que dicen los hombres la Verdad de Dios es suprema. Ella te enseña lo que es la realidad de las cosas y cómo estas funcionan correctamente. Por ejemplo: somos criaturas de Dios no el producto del azar. Los hombres son la cabeza en la familia y las mujeres están llamadas a someterse a los maridos. Solo así seremos verdaderamente felices y libres, porque descansamos en el Dios de verdad.

 

Sermón: 1 Corintios 15:1-8 La Resurrección de Jesús

Sermón: 1 Corintios 15:1-8 La Resurrección de Jesús1 Corintios 15:1-8 “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5 y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.”

 

            La doctrina de la resurrección física de Jesús ha sido reconocida por toda la iglesia como una doctrina fundamental y central de la fe cristiana. Es una doctrina esencial al cristianismo. Pablo nos dice que el evangelio que él les predicó a los Corintios se basó en la muerte y resurrección de Jesucristo. Y les dice a los Corintios que: si retienen este evangelio, si creen verdaderamente en este evangelio, seréis salvos. Por este evangelio sois salvos. Es lo que dice en los primeros dos versículos 1 Corintios 15:1-2 “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano”. Pablo conecta la verdad de la enseñanza con la salvación. “Si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos”.  Es decir, la doctrina de la resurrección física de Cristo es de la esencia de la salvación. El evangelio es el evangelio de la muerte y resurrección de Cristo. Si no creemos ambas no hay genuina conversión.

            Tan fundamental e importante es esto, que la doctrina de la resurrección de Cristo fue una de las doctrinas que acompañó en todo momento la predicación del evangelio desde sus mismos principios. Hechos 2:29-32 “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.” En el primer sermón de la iglesia primitiva, en Pentecostés, la doctrina de la resurrección de Cristo fue parte esencial de la predicación del evangelio. Tan es así que Pablo, en Romanos, nos dice que creer en la resurrección física de Jesús es esencial para ser salvo. Nadie puede ser salvo sin creer en la resurrección física de Jesús. Romanos 10:9 “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Así debemos todos nosotros considerar la doctrina, como una parte esencial del evangelio y de la predicación del mismo.

            Ahora bien ¿Cómo sabemos que Jesús resucitó realmente? Hay una gran diferencia entre la resurrección de Cristo y la resurrección de otras personas en la Biblia. Por ejemplo, con respecto a Lázaro, todos lo pudieron ver y permaneció con ellos por algún tiempo. Le podían traer personas donde él estaba, y ellos corroborar por sí mismo la resurrección de Lázaro.

            ¿Quiénes, entonces, pueden probarlo? Pablo responde, nosotros, los testigos visuales de la resurrección. ¿Quiénes pueden ser testigos? Sólo son capaces de ser testigos los que tienen conocimiento personal de los hechos, lo testigos visuales de la resurrección. Si alguien le preguntara a Pablo: ¿Cómo tú sabes que Jesús resucitó? Y él contestara, yo lo sé porque yo lo escuché decir de Pedro. ¿Y de dónde pedro sacó eso? Él lo escuchó de Juan. ¿Y Juan de donde lo sacó? Lo escuchó de Andrés.  Pero eso no es lo que dice Pablo. Pablo nos dice: nosotros creemos en la resurrección porque vimos a Jesús resucitado. Tenemos conocimiento personal de que eso es así. Y nos dice que Jesús se le apareció a Cefas, es decir, a Pedro; y después a los doce. 6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. ¿Pero, hay otras evidencias de la resurrección?

            La tumba vacía es una de las pruebas de la resurrección. Pero la tumba vacía no es la única prueba de que Jesús resucitó de los muertos. Es una prueba. Pero no es la única. Que la tumba vacía es una prueba de la resurrección lo vemos por varias razones:

            a. Algunos postulan que Jesús no había muerto, sino que estaba desmayado. Pero, Jesús fue confirmado que estaba muerto. El no se desmayó como algunos dicen y luego se despertó y salió de la cueva. ¡Qué absurdo! Sus manos estaban horadadas y sus pies también. El fue azotado hasta el agotamiento, sin alimentos ni descanso y con una herida en el costado. ¿Cómo es posible haber movido la piedra, haber burlado la guardia y haber caminado por el pueblo y llegado a donde estaban sus discípulos y esto sin ser visto?

            b. Los discípulos no pudieron robar su cuerpo. No hubieran podido burlar la guardia. Mover la roca de la cueva hubiera alertado a los guardias quienes fueron puestos allí expresamente para evitar que se lo robaran.

            c. Los enemigos de Dios no pudieron habérselo robado. Esto atentaría contra sus propósitos. Su orden fue, vigilen el sepulcro para evitar que se lo roben.

            d. La tumba no estaba vacía. Había ángeles que testificaron que Jesús había resucitado.

            e. Los discípulos no estaban preparados para la resurrección de Jesús. Los grandes apóstoles, que caminaron con Jesús por más de tres años, estaban escondiéndose de los judíos. No estaban esperando la resurrección. Las mujeres que fueron al sepulcro no fueron a buscar el cuerpo resucitado de Jesús. Iban con miras a encontrar el cuerpo muerto de Jesús. Iban con especias para ungir el cuerpo muerto de Jesús.

            Si te das cuenta los discípulos no eran personas crédulas. No eran personas que creían cualquier cosa milagrosa que le contaran. Ellos como tú y yo descansaban en la evidencia. Los testigos visuales garantizan que Jesús resucitó físicamente de entre los muertos.

            ¡Jesús resucitó de los muertos! ¡Jesús vive!

            ¿Cuál es la importancia de esto? ¿Qué importancia tiene que Jesús resucitara de entre los muertos? Varias:

1. Si Jesús resucitó de entre los muertos nos dice Pablo el evangelio es verdadero. Si Jesús no resucitó entonces el evangelio es falso. 1 Corintios 15:13-14 “Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó; 14. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.” Pero nosotros creemos, por el testimonio de los testigos que vieron que Jesús resucitó de los muertos. Entonces las buenas nuevas de salvación son verdaderas. El cristianismo es verdadero. Y si es verdadero es nuestro deber creerlo. Entonces, todos lo que no obedecen al evangelio serán condenados. Por no creer en el evangelio del Cristo resucitado.

2. Su resurrección demostró su victoria sobre el pecado y sobre la muerte. 1 Corintios 15:54-57 “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”

3. Su resurrección confirmó que Jesús es Dios. Romanos 1:4 “que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”.

4. Su resurrección nos garantiza el perdón y justificación de nuestros pecados. Romanos 4:24-25 “creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.”. Hebreos 7:25 “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.”

5. Su resurrección nos garantiza nuestra resurrección futura de entre los muertos. Juan 11:25 “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” Es la base de nuestra glorificación.

6. Es la base, también, de nuestra santificación. Romanos 6:4 “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”.

 

Aplicaciones:

1. La resurrección es parte del estado de exaltación de Jesucristo. Jesús fue exaltado, luego de ser humillado. Así también lo es con nosotros. El que quiera ser grande en el reino de los cielos debe primero ser un servidor. Lucas 14:11 “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Por tanto la humildad es parte de la vida del creyente. Es necesario que cultives en tu vida la gracia de la humildad.

2. Si Cristo resucitó, entonces nuestra ciudadanía está en los cielos. Allí es que debe estar tu corazón donde Cristo está sentado. Vive por fe y no por vista. Pon la mirada en las cosas de arriba y no en las de la tierra. Tienes que verte como lo que eres un peregrino y extranjero en esta tierra. Usa las cosas de este mundo, pero no pongas tu felicidad en las mismas.

3. Significa que como creyente habéis muerto al pecado y al mundo. No perteneces a él. No vivas cumpliendo los deseos de la carne.

4. Alégrate porque, así como Cristo resucitó al final de los tiempos serás resucitado con un cuerpo glorioso como el cuerpo glorioso del Señor Jesús. Amén

Sermón: Mateo 27:45-51 Libre acceso por Cristo

Mateo 27:45-51a “Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo”.

 

            Es curioso que constantemente escuchamos que alguien salta la verga de la Casa Blanca. Aparentemente es relativamente fácil el saltarla. Hombres y mujeres lo han hecho. Uno esperaría que sería difícil tener acceso a los predios de la Casa Blanca. Aparentemente no es así. Pero aunque han logrado acceso a la Casa Blanca ninguno tiene acceso directo al Presidente de los EE.UU. Allí nadie se acerca sin un arreglo previo. Solo un grupo selecto tienen esa oportunidad. No todos tienen ese acceso. Pero algunos sí. Algunos dignatarios por el puesto político que tienen u otros por los logros realizados sea en el deporte, en las ciencias, etc. podrían lograr ese acceso ante la Casa Blanca.

            Pero en el caso de Dios es distinto. Delante de Dios ningún ser humano tiene acceso.  Ningún ser humano puede acercarse a Dios, ni por su puesto político, ni por sus habilidades sociales, ni por su dinero, ni por su justicia, ni por sus buenas obras puede ningún ser humano acercarse a Dios. ¿Por qué? ¿Por qué ningún ser humano puede tener acceso directo delante de Dios? La respuesta es…

 

I. Dios es inaccesible

            En primer lugar, por causa de nuestro pecado. Hermanos, nuestros pecados han puesto una barrera entre Dios y nosotros. Nuestros pecados nos separan de Dios. Dice Pablo en Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,”. Nuestros pecados nos destituyen de entrar a los cielos. Dios es muy limpio de ojos para ver el mal, nos dice Habacuc 1:13.  Dios no soporta a los pecadores.

            El ejemplo más grafico lo tenemos aquí en el pasaje que tenemos presente. Mira a Jesús agonizando en la cruz del Calvario. Mira las palabras de Jesús que reconoce que se ha abierto una distancia entre el Padre y El. Dios Padre ha abandonado a su propio Hijo. A Su Hijo de quien decía en Mateo 3:17 “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.” O Mateo 11:27 “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.” Había una íntima relación entre el Hijo y su Padre, al punto de decir que nadie conoce al Padre sino el Hijo. Hay un conocimiento exclusivo entre ellos. Hay un amor íntimo entre el Padre y el Hijo. Pero vemos algo distinto en la cruz. ¿Por qué el Padre abandonó a su Hijo? ¿Por qué Jesús tuvo que clamar en angustia: V. 46 “Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado”? ¿Por qué cuando Jesús clamó al Padre no se oyó una respuesta de su Padre? La respuesta es: por causa de nuestros pecados. Nos dice Pablo en 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado”. Fíjate en la manera en cómo lo dice Pablo: Dios “lo hizo pecado”. Hay una unión entre Cristo y nuestros pecados de tal manera como si fuesen uno solo. Dios Padre hizo pecado a Cristo, es decir, puso toda la culpa de nuestros pecados sobre Jesús. El Padre imputó nuestros pecados sobre su Hijo. Y, por tanto, el Padre, como juez justo, no podía sino abandonar a Jesús en la cruz del Gólgota. Nuestros pecados nos separan de Dios. Dios es inaccesible por causa de nuestros pecados.

            ¡Qué cosa más horrible! Dos que se aman profundamente, con un amor puro y santo, con un amor de puro deleite, no pueden estar juntos. Ese era el corazón de su agonía, estar separado del amor de su vida Su padre. Nuestros pecados nos separan de Dios.

            Pero hay algo más. ¿Por qué nuestros pecados nos separan de Dios? Nuestros pecados nos separan de Dios por causa de su santidad. Hay un problema serio: nosotros somos pecadores y Dios es santo. Esto es como el agua y el aceite: jamás se unen.

            Dios es santo. Él es separado de todo lo que es común. Él es infinitamente puro. Y como Dios santo y juez justo, Él no puede sino condenar el pecado y a los pecadores. El Padre no puede sino condenar a su propio Hijo en la cruz. Condenar a Su propio Hijo quien nunca hizo pecado, pero quien llevaba sobre el madero nuestros pecados.

            Por eso vemos en la narración en Mateo 27:45 “Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.” Las tinieblas no solo es señal de que algo terrible va a suceder sino en primer lugar del juicio de Dios. La ira de Dios vino sobre Jesús. Yo sé que se habla de la muerte de Cristo como una manifestación del amor de Dios. Y eso es cierto. Pero antes que eso, la muerte de Jesús es la revelación de la santidad de Dios y su aborrecimiento sobre el pecado. Si no lo vemos así, no hemos entendido el evangelio.

            Nuestros pecados nos separan de Dios. Dios es inaccesible por causa de nuestros pecados y por causa de su santidad.  

            Pero, aunque esto es cierto, por la cruz Jesús hizo algo.

II. Cristo nos da acceso a Dios

            Jesús en la cruz estaba reconciliando a Dios con el mundo. 2 Corintios 5:19 “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo”. Dios mismo logró la reconciliación del mundo por medio de Jesús. Jesús es nuestra reconciliación con Dios. Y la obra de reconciliación es la obra de su mediación. En la cruz Jesús estaba mediando entre Dios y nosotros.

            Hay enemistad entre Dios y nosotros. Por naturaleza no queremos que Dios reine en nuestra vida. Y Dios aborrece no solo nuestros pecados sino también nuestras vidas porque somos pecadores. Pero Jesús se presenta en la cruz como nuestro mediador. Se presenta como aquel que busca reconciliar a los enemigos. ¿Cómo lo sabemos? Toda la semana de la pasión nos enseña que Cristo muere no por ser pecador por sí mismo sino por llevar nuestros pecados. Por su mediación El busca reconciliarnos con Dios.

            Y por su sacrificio en la cruz Jesús nos da acceso a Dios. Lo podemos ver claramente en los versículos 50-51 “Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo”. Cuando Jesús clamó a gran voz, posiblemente Mateo se refiera a las palabras “Consumado es”. Luego de haber entregado el espíritu, es decir, haber muerto, nos dice Mateo que “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo”. Esto es importante.

            El velo del templo se refiere al a la cortina que separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo, en donde estaba el arca del pacto símbolo de la presencia de Dios. El velo representaba lo inaccesible de entrar ante la presencia de Dios. Nadie podía entrar al Lugar Santísimo excepto el Sumo Sacerdote una sola vez al año en el Día de la Expiación. Y solo podía entrar si ofrecía un sacrificio por sus pecados y por los pecados del pueblo. Hebreos 9:6-7 nos dice: “Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto; pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;”

            Pero Mateo nos dice que cuando Jesús murió “el velo del templo se rasgó de arriba abajo”. De arriba abajo indica que fue algo que Dios mismo hizo. La muerte de Jesús, su sacrificio por nuestros pecados, logró el acceso directo ante la misma presencia de Dios. Su muerte nos dio acceso a Dios mismo. Tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo. Nadie puede acercarse a Dios sino por medio del sacrificio de Jesús. Por eso Hebreos 10:19-22 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”.

            Hermanos, Jesús ha abierto un acceso directo ante Dios. Tenemos libre acceso. ¿A qué tenemos libre acceso?

III. Tenemos libre acceso

            En primer lugar, a su presencia. Eso es lo que simboliza el rasgar el velo. Hermanos, no necesitamos ningún otro mediador, sean ángeles, santos, o a María para acercarnos a Dios. Ya Cristo nos dio libre acceso. Todos los que vienen a Jesús por la fe tienen acceso directo ante la misma presencia de Dios. Él está cerca a los que le invocan. ¡Qué privilegio tan grande! No meramente le oramos y sabemos que El escucha nuestra oración, sino que oramos delante de su presencia. Le adoramos delante de su presencia. No necesitamos ningún otro intermediario sino a Jesús. Por medio de Jesús entramos a puertas anchas ante el trono de Dios.   

            En segundo lugar, a su familia. Con su muerte Jesús compró para nosotros la adopción de hijos. Dios no solo nos recibe ante su presencia, sino también os adopta en su misma familia. Nosotros que éramos sus enemigos ahora somos sus hijos por la fe en Jesús. No solo tenemos franca entrada al trono de Dios sino al mismo seno de Dios. A sentarnos con Él como un hijo se sienta a la mesa de su Padre.  

            Y en tercer lugar, a la vida eterna. No solo tenemos acceso ante la presencia de Dios, hemos sido adoptados como hijos por el Hijo, también tenemos derechos de morar con El por toda la eternidad. Allí en los cielos donde mora la justicia, donde la santidad brilla en su pureza sinigual, donde la paz, el amor reinan. Y en donde no habrá más llanto ni dolor, ni preocupaciones, ni la lucha contra el pecado, ni la lucha contra la falta de Dios. Allí Dios será todo en todo. Jesús logró esto con su muerte.

 

Aplicaciones:

1. No hay más sacrificio por el pecado. Yo no tengo que ofrecer sacrificios. Yo no tengo que ofrecer sacrificios de buenas obras, ni sacrificios de obediencia, ni sacrificios de oraciones, ni de votos. Cristo ya ofreció el sacrificio perfecto que da libre acceso al Padre de todos los que creen en El. Solo por la fe en Cristo como Profeta, Sacerdote y Rey me hace partícipe del sacrifico perfecto que me da acceso a Dios y la vida eterna. No busques hacer sacrificios para satisfacer por tus pecados. Cree en Jesús. Cree en su perfecto sacrificio. Y descansa en El. Ven a Cristo.

2. Todo creyente tiene libre acceso directo ante Dios. Disfruta tal privilegio. Agárrate por la fe de ese privilegio. Camina con la libertad de los hijos de Dios. Somos libre en Cristo para acercarnos a Dios con plena confianza. Disfruta de la libertad con la cual Cristo nos ha hecho libre. Disfruta de ser hijo de Dios. Alégrate de tan gran privilegio. Mantente fiel a quien te llamó.

            Hermanos, el pecado nos aleja de Dios por el hecho de que Dios es santo. Pero Jesús, con su muerte nos abrió el camino a Dios. ¡Cuán privilegiados somos! ¿No es así?

Sermón: Mateo 21:1-11 La Entrada Triunfal

Mateo 21:1-11 “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.”

 

            Saddam Hussein fue el quinto Presidente de Iraq. Y como tenía muchos enemigos él tenía varios dobles. Cuando fue capturado en la guerra de Iraq y le preguntan quién era él, su respuesta fue Yo soy Saddam Hussein, el Presidente de Iraq. Pero por causa de los dobles era necesario cerciorarse de que en realidad era Saddam Hussein. Le tomaron las huellas digitales, le sacaron sangre, incluso lo afeitaron para corroborar su rostro. Era importante certificar su identidad.

            Eso es lo que Jesús hace en la Entrada Triunfal. Jesús con este acto certifica su identidad. ¿Quién es Jesús? Jesús es el Rey. Pero este Rey es un rey distinto a los reyes de este mundo. Posee unas cualidades que lo llevan a distinguirse y diferenciarse de todos los demás. Y que nos llevan, por tanto, a poner toda nuestra fe y salvación exclusivamente en El. ¿Cuáles son estas cualidades que lo hacen distinto a los demás? Jesús es distinto porque…

I.  Él es Dios

            V. 1-2 “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.” Jesús sabía de ante mano que habría una asna atada y un pollino en el lugar específico que Él les dijo que estarían. No era una conjetura. Era conocimiento cierto del futuro. Y su conocimiento del futuro prueba que Jesús era divino, porque solo Dios, solo El conoce el futuro.

            Pero alguien diría que si eso fuera así ellos también serían divinos. Porque ellos saben que a las 5:30 pm su esposa tiene su carro estacionado en la marquesina de su casa. ¿Cómo lo saben? Porque ella hace lo mismo todos los días. Pero eso no es cierto. El que ella lo haga todos los días no es garantía que ella lo hará tal día en específico. Pudo ella haber chocado y así evitado que el carro estuviera allí a esa hora. Pudo ese día haberle dado pon a una amiga y haberse desviado y llegar a otra hora. Nadie tiene una garantía que ella o él estará a tal hora en tal lugar porque así lo haya hecho por muchos años. Pero Jesús sabía de ante mano que esos animales habrían de estar allí porque El los necesitaba. De lo contrario su mensaje no se daría.

            Jesús conoce el futuro porque Él es Dios. Y esto lo hace distinto a todos los demás reyes de la tierra. Ninguno de ellos es divino. Solo el Rey Jesús lo es.

            Jesús es distinto porque…

II. Él es el Dueño de todo

            V. 3 “Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.” Los discípulos son enviados a desatar, sin preguntar, una asna y su pollino. Vayan y tráiganlos. “Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita”, pero una traducción literal sería: “El Señor de ellos los necesita”. El Señor de los animales los necesita. Jesús es en última instancia el dueño de todo lo que existe. Los animales “tenían” un dueño inmediato, pero sobre ese dueño Jesús se para como el Dueño absoluto de todo.

            En última instancia nada es nuestro. Lo único que somos es mayordomos de los bienes de Dios. No nos debemos olvidar de eso. No debemos actuar como si nosotros fuéramos los dueños de las cosas. No somos dueños de nuestra vida, por eso no podemos disponer de ella como queramos. No somos dueños de nuestros cuerpos para hacer de ellos lo que nos plazca. Ni somos dueños de nuestra boca para hablar sin pensar, o para ofender. Ni somos dueños de nuestro dinero para disponer de él sin tomar en consideración a los necesitados, o a la iglesia.

            Jesús es Dueño de todo por derecho propio porque como dice Juan 1:3 “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Y Colosenses 1:16 “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” ¿Es Jesús tu Dueño? ¿Vives como uno que reconoce que todo lo que tienes es de Jesús: sea mi esposa, mis hijos, mi casa, mi dinero, mi tiempo, mis habilidades y destrezas, mis juegos?

            No hay rey en la tierra que sea dueño de todo excepto Jesús. Eso lo hace distinto de todos.

            Jesús es distinto porque…

III. El espera obediencia por quién es en Sí mismo

            V. 6 “Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;”.  Los discípulos obedecieron con prontitud lo que les ordenó Jesús. El esperaba obediencia y recibió obediencia. Pero alguien diría, “pero yo soy padre y también espero obediencia de mis hijos. Eso no prueba nada acerca de Jesús.” Eso es cierto, pero si tomamos la totalidad de la narración bíblica vemos que la cosa es distinta. Los discípulos rinden obediencia a Jesús por el hecho de quién es El en sí mismo. Los padres deben esperar obediencia de sus hijos no por sí mismos sino porque Dios les dio el título y privilegio de ser padres. Nadie tiene autoridad sobre ningún ser humano excepto por permiso de Dios. Porque el único que tiene derecho y autoridad sobre los hombres es Dios.

            Todos procreamos por necesidad. Pero Dios crea, no por necesidad, sino de la abundancia de su bondad.

            Esa obediencia de los discípulos pone a Jesús sobre todos los demás reyes y personas en autoridad en el mundo. Los reyes del mundo reciben obediencia por causa de su oficio y por delegación de Dios. Jesús recibe obediencia por quién es El en Sí mismo: Él es Señor. Él es Dios sobre todas las cosas: Dios bendito por toda la eternidad.

            ¿Obedecemos los mandamientos de Jesús con prontitud? ¿Le damos obediencia por quién es Él? ¿O pensamos que ser cristianos es portarse bien? ¿Qué te motiva a obedecer y vivir como cristiano?

            Jesús es distinto porque…

IV. El recibe adoración

            V. 8-9 “Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” Toda la ocasión nos recuerda las celebraciones que se hacían para recibir y honrar a un nuevo rey. Por ejemplo, 2 Reyes 9:12b-13 “Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto, y lo puso debajo de Jehú en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú es rey.” Pero aquí hay algo distinto. ¿Qué es? La multitud rinde adoración a Jesús. ¿Cómo lo sabemos? Por las palabras de adoración: “¡Hosanna al Hijo de David!” esta alabanza es una cita del Salmo 118:25-26 “Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora. Bendito el que viene en el nombre de Jehová; Desde la casa de Jehová os bendecimos." La oración: “Oh Jehová, sálvanos”, es una sola palabra: Hosanna. En otras palabras, la multitud adora a Jesús al decirle: Jehová, sálvanos. Claro está, para la época de Jesús la palabra Hosanna había adquirido una nueva connotación de mera alabanza. Es a Jesús quien dirigen la alabanza. “¡Hosanna al Hijo de David!

            Jesús es alabado por la multitud al reconocer a Jesús como el Mesías quien posee sangre real. Él es llamado Hijo de David. Por tanto, heredero del trono de David como Rey. Lucas 19:38 así lo reconoce directamente: “¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” Jesús es Rey. Y digno de adoración.

            Ningún rey es digno de adoración. Serán dignos de respeto y deferencia por su oficio, pero jamás dignos de adoración. Esto hace a Jesús distinto a todos los demás. ¿Adoras a Jesús? ¿Le adoras con todo tu ser? ¿Haces las cosas con miras a adorar a Jesús?

            Jesús es distinto porque…

 

 

V. Su carácter es puro

            V. 4-5 “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.” El apóstol Juan nos dice que Jesús había llegado a Betania una semana antes de la pascua. Jesús llegó un viernes. Y esperó hasta el domingo para realizar la famosa Entrada Triunfal.  El escoge entrar a Jerusalén montado, no en un caballo, señal de poder militar, sino en un pollino, en un burro. Y esto en cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9. ¿Por qué lo hizo así? Porque Él deseaba mandar un mensaje: yo soy Rey, pero no un rey como los reyes de este mundo. Mi reino no es de este mundo. Mi reino es distinto a los reinos del mundo porque yo soy distinto a los reyes de este mundo. ¿Cuán distintos? Él es manso y humilde. Él es Rey y por tanto Dueño de todo. Él es Dios y por tanto merece obediencia y adoración. Pero Él es un Rey manso y humilde. Eso lo hace distinto a todos los reyes del mundo. Lo hace distinto a todos los “mesías” del mundo.

            Pero, ¿acaso Mahatma Gandhi no fue “manso y humilde” como lo fue Jesús? ¿No es Gandhi el “padre” de la desobediencia civil pacífica? ¿No fue Gandhi un hombre que vivió en la pobreza, que ayunó hasta casi el punto de la muerte? ¿No habla eso de la increíble humildad de Gandhi? ¿Y qué es esto distinto de Jesús?

            Jesús es distinto por el carácter de su persona. Jesús fue sin pecado no así Gandhi. Gandhi practicaba los ayunos para purificarse a sí mismo. Pero Jesús es puro en Sí mismo.

            Jesús es distinto por el propósito de sus actos. Gandhi buscaba dar libertad política y económica al pueblo de la India. Jesús vino a dar su vida para salvar al mundo de su pecado y de la destrucción eterna en el infierno.

            Jesús es distinto por el poder de su obra. La obra de Jesús es una obra que trasciende los tiempos, trasciende las razas y los pueblos y alcanza dimensiones universales. Su obra de salvación se aplica a los santos de todas las eras del mundo desde la misma fundación del mundo. Adán y Eva se salvaron por el poder de la muerte y resurrección de Cristo. Y todos los creyentes de todas las eras pasadas y las futuras se salvan por la virtud infinita la muerte y resurrección de Cristo. Todo esto y mucho más hacen a Jesús distinto y único en este mundo.

            Además, mira la mansedumbre y humildad de Jesús. 1 Pedro 2:21-23 “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;”. ¡Cuán distinto es el cristianismo al pensamiento del mundo que nos invita a la venganza, que rechaza la humildad como debilidad! ¡Cuán distinto es el cristianismo al islamismo! El islamismo siempre se ha caracterizado por ser una religión violenta. Mahoma tuvo un ejército, literalmente. Jesús jamás. Él es manso y humilde.

            Y por el hecho de que Jesús es el Salvador de su pueblo, El llama a su pueblo a ser mansos y humildes como Él es. Mateo 11:28-30 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. He ahí la clave para vivir como mansos y humildes: aprender de Jesús. Pon tu mirada en Jesús. Mira cómo vivió, cómo habló, cómo reaccionó ante los insultos. Mira a Jesús y serás manso y humilde. Al mirar a Jesús en fe, Dios Espíritu Santo impartirá esas gracias sobre nuestras vidas. Yo creo que la poca mansedumbre y humildad entre el pueblo de Dios hoy día, se debe a que no miramos a Jesús, no aprendemos de Él. ¿Es Jesús el estudio de tu vida? ¿Es Jesús el ejemplo a seguir?

            Hermanos, Jesús es Rey, pero es un rey distinto a cualquier rey en el mundo. Él es distinto a todos los demás, por eso, Jesús es el único Salvador de la humanidad. Solo Él es Dios, es Dueño de todo, merece obediencia por quién es en Sí mismo, merece adoración y es puro en su Ser. ¿Es ese Jesús a quien tú amas? ¿Es Jesús tu Rey y Salvador?

Sermón: Los atributos de Dios, el poder de Dios

Jeremías 32:17 “¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti;”

 

            El verso bíblico que tenemos delante de nosotros nos habla acerca del poder de Dios. Es una oración la que tenemos aquí de parte de Jeremías. Cuando el profeta hace esta oración Dios le había revelado que el pueblo de Dios iba a sufrir un exilio. Dios le ordena al profeta que comprara un campo, una heredad. El iba a comprar un campo en Jerusalén antes de la destrucción de la misma y la llegada del exilio. ¿Por qué Dios le ordenó al profeta que comprara un campo? Con este acto de comprar un campo, Dios le decía que, aunque el pueblo iba a sufrir un exilio por parte de los babilonios, llegaría un día en el cual Dios restauraría al pueblo de Israel del exilio. La compra de este campo es la certeza de que Dios, al final, restaurará a su pueblo. Dios es Dios. Es decir, Dios es un Dios justo. El es juez justo que castiga la maldad. Pero también El es un Dios misericordioso. Un Dios dispuesto a perdonar a todo aquel que con arrepentimiento viene a El.

            Jeremías comienza esta oración, de la cual sólo hemos leído una parte, invocando a Dios como Señor. La palabra en el hebreo es Adonai, la cual se traduce como Señor. La idea de este título es la de enfatizar el Señorío de Dios. Tu oh Dios eres Señor de todo. Todo te pertenece por derecho. Dios tiene poder sobre todas las cosas. Es decir, El tiene autoridad sobre todo lo que existe porque todo le pertenece. El es Adonai de todo, es decir, El es Dueño y Señor de todo. Así que cuando hablamos del poder de Dios, la Biblia a veces lo usa para enseñarnos acerca de su autoridad. Su autoridad o poder sobre sus criaturas es absoluto. El tiene Señorío sobre nosotros. Y porque El es Adonai, es Señor, y tiene poder y autoridad sobre todo, Él no tiene que dar cuenta a nadie de lo que hace. Nadie tiene el derecho de cuestionar a Dios el por qué El hace lo que hace. A veces no entendemos lo que El hace. ¿Por qué Dios permite que una niña de tres años de edad muera a manos de su padrastro? ¿Por qué Dios permite que niños vengan al mundo a sufrir de hambre y luego morir? Muchos de nosotros nos hacemos estás preguntas y muchas más. ¿De verdad Dios existe? Y si El es todo poderoso por qué permite tanto mal en el mundo. Y si Dios ama a su pueblo como es posible que El determinara que su pueblo sufra el ataque de sus enemigos y el ser llevados cautivos.

            A lo cual Jeremías en su oración nos enseña a pensar correctamente. Tú, oh Dios, eres soberano. Tú sólo eres Adonai. Y por tanto tienes el derecho y el poder de hacer tu santa voluntad. De hacer cualquier cosa que te plazca. Y esto es suficiente para que callemos ante Dios y le adoremos. Job nos enseña esto mismo. Nadie puede pelear contra Dios y vencer. El hace lo que le plazca. Job. 9:12 “He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: ¿Qué haces?” Job reconoce que Dios es soberano y sabio. El tiene el derecho de hacer lo que le plazca y nadie tiene el derecho de pelear contra El. Aún el justo y El inocente no pueden reclamarle a Dios. ¿Por qué? Job. 9:3 “Si quisiere contender con él, No le podrá responder a una cosa entre mil.” ¿Hay alguien en este mundo completamente justo? No. No hay hombre que no peque. Y por tanto nadie tiene el derecho de cuestionar a Dios. Dios hace lo que le plazca y qué bueno que sea así. Para nosotros los cristianos el que Dios haga lo que le plazca debe movernos, no a asustarnos, sino a alegrarnos. ¿Por qué?  Porque sabemos que todo lo que Dios hace es bueno. El jamás se equivoca. Todo lo que hace es excelente. Todo lo que hace es perfecto. Y qué deseamos Oh Dios tú que eres perfecto y no hay maldad en ti haz lo que te plazca porque sabemos que es lo mejor. Sigue haciéndolo. Y qué bueno que lo haces. Nosotros muchas veces no sabemos lo que hacemos y esperamos haber hecho lo mejor. Pero no tú Dios. Tú nunca te equivocas. Sigue haciendo tu voluntad que nosotros confiamos incondicionalmente en ti. Debemos tener más respeto a Dios. Debemos reconocerlo por lo que El es, un Dios soberano. Daniel 4:35 “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” Así lo expresó el rey Nabucodonosor. Pero alguien dirá ese es el Dios del AT. Para quien piense así mira las palabras de Jesús acerca de sí mismo. En Mateo 20:15a “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?” Jesús reconoce y declara que El es Adonai. El es Señor. Y tiene el poder y la autoridad de hacer lo que bien le plazca con lo suyo. En el contexto de Mateo Jesús habla acerca de hacer que los primeros que entren al reino de los cielos recibirán la misma herencia que los últimos que entran al reino. Los primeros creyentes no son más salvos ni más amados por Dios que los últimos creyentes. Todos ellos, los primeros y los últimos reciben la misma salvación. ¿Por qué? Porque Jesús es soberano. El hace lo que quiera con lo suyo.

            Entonces, cuando Jeremías comienza a orar él comienza adorando a Dios. Y así deben comenzar todas nuestras oraciones. Antes de traer delante de Dios tus peticiones, tus sufrimientos, tus necesidades, adora al Rey de los siglos. Reconócelo como Señor de la historia. Como el Señor que dirige este mundo y tu vida. Como aquel que tiene el derecho de juzgar y castigar el pecado. Y hacer y deshacer reinos. El es Adonai.

            Luego, Jeremías reconoce que este Señor es Jehová. El es el Dios eterno. El Dios inmutable. El Dios que no miente. Que cumple sus promesas. El Dios que para sus hijos no es un Dios de lejos sino de cerca. No es un ser extraño sino su Padre celestial. El Dios en quien estamos unidos. El Dios del pacto. Jeremías además reconoce que Dios es omnipotente. El es el creador de los cielos y de la tierra. Y por tanto su poder es infinito. “¡He aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido! Y nada hay difícil para ti.  Jeremías le atribuye a Dios poder sin límite.

Doctrina: Dios es un ser absoluto poder.

I. ¿En qué consiste el poder de Dios?

II. ¿Qué cosas Dios no puede hacer?

III. Aplicaciones prácticas

Veamos:

I. ¿En qué consiste el poder de Dios?

            Por el poder de Dios debemos entender su omnipotencia. Dios puede hacer cualquier cosa que desee. Dios es infinito. Y por tanto su poder no puede incrementar ni disminuir. Es decir, Dios puede hacer cualquier cosa que El desee en la forma en la cual El desee. Las Escrituras le atribuyen a Dios poder sin límite. Veamos.

            En Génesis 18:14 “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” Y la respuesta es NO. No hay nada difícil para Dios. Para El hacer cualquier cosa es algo extremadamente fácil. Salmo 115:3 “Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho.” Apocalipsis 19:6 “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Y podríamos seguir multiplicando pasajes tras pasaje en los cuales se dice de forma positiva o de forma negativa que Dios es omnipotente.

            Hermanos, cuan importante es esto. La doctrina de la omnipotencia de Dios nos enseña que el Cristianismo es una religión sobrenatural. Hablar de milagros es parte esencial del Cristianismo. Un Cristianismo en el cual el poder de sanar enfermos, de resucitar muertos, de convertir agua en vino, de caminar sobre las aguas no es posible, no es el Cristianismo bíblico. Algunos nos preguntarán cómo es posible que un mero hombre camine por las aguas. A lo cual les debemos responder un mero hombre no puede hacerlo. Pero Dios sí puede porque El es omnipotente. No es cosa difícil que Dios camine por las aguas. Creer que Dios puede resucitar a los muertos es algo totalmente racional. Creer que un mero hombre puede convertir el agua en vino es ser irracional. Porque el hombre no es omnipotente. El Cristianismo es consistente al postular que Cristo ofreció un sacrificio de valor infinito, que El resucitó de los muertos, que El subió a los cielos y vendrá por segunda vez y todo ojo lo verá, porque nada es imposible para Dios. Para ti y para mí hay cosas imposibles no así para Dios.

            ¿Cómo es el poder de Dios?

1. Su poder es irresistible. Cuando Dios dijo hágase la luz, esta no podía resistir al poder de la voz de Dios. Por eso nos dice la Biblia y fue la luz. Cuando Jesús llamó a Lázaro a salir de la tumba Lázaro no podía resistir. Cuando Jesús con su voz gritó a la tormenta: calla enmudece, ella no podía hacer otra cosa que callar y enmudecer. Porque Jesús es Dios y su poder es irresistible.

2. Su poder no necesita medios. Dios puede hacer su voluntad con medios, sobre los medios, contra los medios o sin medios. Cuando decimos esto lo que queremos decir es que Dios tiene la más perfecta libertad para hacer cualquier cosa. Nosotros necesitamos de materiales para poder hacer las cosas. Dios puede crear de la nada sin utilizar materiales. El puede usar de los medios como utilizó el agua para hacer vino. Puede ir en contra de los medios cuando hizo que un muerto resucitara. O puede no utilizar ninguna como cuando creó. Romanos 4:17 “[Dios] llama las cosas que no son, como si fuesen.”

II. ¿Qué cosas Dios no puede hacer?

            Cuando hablamos de la omnipotencia de Dios nosotros no queremos decir que Dios puede hacerlo todo. El no puede hacer nada que sea contrario a su ser y nada que sea contrario a su naturaleza santa. El no puede mentir, Tito 1:2 “Dios… no miente”; El no puede romper sus promesas, 2 Corintios. 1:20 “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén,”; el no puede negarse así mismo, 2 Timoteo 2:13 “Él no puede negarse a sí mismo”; ni puede cambiar, Números 23:19 “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”.

            Además, Dios no puede hacer lo irracional o lo que se contradice así mismo. Esto es importante. Me imagino que te has encontrado con gente burlona acerca de Dios. Ellos les gusta atacar el cristianismo. Sobre todo, en las universidades. Algunas personas que no saben lo que dicen y se creen muy inteligentes procurarán confundirte y confundir a tus hijos o familiares acerca de Dios. Y algunas de sus burlas lo es en contra el poder de Dios. Y nos dicen que, si Dios todo lo puede, entonces ¿puede hacer un círculo cuadrado? ¿Puede Dios hacer una piedra tan y tan grande que El mismo no la pueda cargar? ¿Puede Dios hacer que dos más dos sean cinco? Hermanos, me tomo el tiempo en esto porque necesitamos estar preparados para responder a tales ataques. Y la respuesta es que Dios no hace cosas irracionales. Dios no hace cosas contradictorias. ¿Por qué? Porque Dios es absoluta razón. Su mente es perfecta y una mente perfecta no acepta como correcto lo irracional, lo que se contradice. Cuando decimos que Dios es omnipotente no queremos decir que Dios lo puede hacer todo. Sino que todo lo que Dios quiere hacer El lo puede hacer con suma facilidad. Dios puede hacer y hace toda su santa voluntad y nadie puede detener su mano y cuestionarle lo que hace.

            No solamente eso. Dios tiene el poder de hacer aún lo que El no quiere hacer. Repito: Dios tiene el poder de hacer aún lo que El no quiere hacer. Y la única razón del por qué Dios no hace algunas cosas, es que El, por razones soberanas, no ha querido hacerlas. Dios tiene autoridad y control sobre su propio poder. Pero cualquier cosa que El quiera hacer El tiene el poder absoluto para hacerlo. Nada es difícil para El. Dios tiene el poder de eliminar el pecado y el sufrimiento del mundo si El quisiera. Dios tiene el poder de salvar a todos los seres humanos y llevarlos a todos a los cielos, pero El no lo hace. Por sabias y santas razones El determinó desde antes de la fundación del mundo, que El no quiere hacerlo.

III. Aplicaciones prácticas.

1. Rechazamos el arminianismo. Si Dios no puede cumplir su voluntad El no es Dios. Si alguien o algo pueden detener o frustrar su propósito entonces Dios no es digno de respeto. Si la criatura puede determinar los planes de Dios, entonces, Dios no es Dios. Es por eso que decimos sin equivocarnos que todas las doctrinas que presenten a un Dios débil, incapaz de hacer algo a menos que se le dé permiso llevan al ateísmo. Es por eso que no podemos aceptar el arminianismo. Esa doctrina que predomina en casi todas las iglesias de Puerto Rico es una doctrina que deshonra a Dios. Niega que Dios sea soberano. O limita la soberanía a los animales o las cosas inanimadas. Si cae un rayo sobre una palma Dios lo envió. Pero si cae sobre una persona fue casualidad. O dicen Dios no puede entrar a mi corazón a menos que yo le dé permiso. Dios puede hacer muchas cosas, pero no puede convertirme. Cristo es un caballero y El no puede entrar a la casa de mi corazón sin que yo se lo permita. ¿Qué clase de Dios es ese? Tal dios nos es digno se ser amado, temido, adorado y servido. Tal dios es un dios que da lástima. Hermanos, Dios es soberano. El es omnipotente. Nada ni nadie puede detener su mano. No hay corazón humano que le resista. No hay voluntad humana que le pueda frenar. Todos los corazones, todas las voluntades están bajo su control y El hace lo que le plazca en el ejército de los cielos y en la tierra. Por eso dice Proverbios 21:1 “Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.” Mira además Proverbios 16:1 “Del hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.”

2. Para los no cristianos. Teme a Dios. Porque el Dios omnipotente está en contra tuya. Tú no puedes vencer contra Dios. ¡Qué locura echarse al Dios omnipotente de enemigo! No hay lugar en el mundo en que te puedas esconder de Dios. Nada ni nadie te puede proteger de este Dios airado contigo. Dios está airado contra el impío todos los días. Y El busca hacer justicia. El busca castigar a los malvados por amor a su nombre. Hebreos 10:31 “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” ¡Qué horror, que terrible, es la ira vengativa de Dios!

3. Para los cristianos. No te olvides de la omnipotencia de Dios. Y consuélate en El. Si Dios es contigo quién es contra ti. Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas [tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada] somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” En toda necesidad Dios tiene el poder de hacer más de lo que pedimos. Aunque no haya medios disponibles Dios puede hacer las cosas sin medios o contra los medios, El es omnipotente. Ten siempre presente esta verdad que Abraham nos enseña en Génesis 22:14 “Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.” Hay algo difícil para Dios. No la hay. Pero nosotros debemos aprender a esperar en Dios. Aunque no veas solución a tus problemas El puede darte los deseos de tu corazón con una sola palabra. Refúgiate en el Señor.

 

 

Sermón: Romanos 16:27 Los Atributos de Dios: Perfecto en Sabiduría (6 de 10)

Romanos 16:27 “al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.”

 

            La semana pasada estuve con Irma en la playa de Jobos, cerca de las cabañas de Hau. El día estaba precioso: claro, fresco, ventoso. Y el agua tenía un color bello: era un azul verdoso. Verdaderamente espectacular. Merecía un momento Kodak.  Parecía de postales.

            Y hace poco estuvimos en Orocovis, en el miradero. La vista era espectacular. Valía la pena estar allí y venir desde Isabela para contemplar las cosas hermosas que hay en Puerto Rico. Podíamos habernos quedado horas contemplando la hermosura de la creación.

            Verdaderamente podemos decir con el salmista en el Salmo 104:24 “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.” Todo lo que Dios ha hecho lo ha hecho con sabiduría. ¿Por qué? Porque Dios es sabio. Más aún, Él es el único sabio Dios. Romanos nos dice que por el hecho de que Dios es el único sabio Dios El merece ser adorado. Entonces, su sabiduría nos debe llevar a admirarlo, buscar de Él la sabiduría que necesitamos y confiar plenamente en todo lo que Él hace en el mundo y en nuestras vidas. 

            Ahora bien, ¿qué significa que Dios es sabio? ¿Y que todo lo que Él hace en el mundo es hecho con sabiduría? Significa que…

I. Dios siempre escoge los mejores fines posibles

            Todo lo que Dios ha planificado tiene un fin que no puede ser mejorado. Todo lo que Dios se propone hacer es lo mejor que debe ser hecho. El no actúa alocadamente. Él tiene un fin claro, definido y que es el mejor fin entre otros fines. Su propósito al hacer las cosas en el mundo y en nuestras vidas es perfecto, porque son hechas en sabiduría. Él es el único sabio Dios.

            El fin último por el cual El hace todas las cosas es su propia gloria. Mejor fin no puede haber. Así como el fin principal de todo ser humano es el de glorificar a Dios. El fin último de Dios al hacer todas las cosas es buscar su propia gloria.

            Pero aparte de ese fin último, Dios tiene otros fines secundarios. Aun estos fines secundarios, subordinados al fin supremo, son los mejores fines que pueden existir. Mira el ejemplo de Job. El fin último en todo lo que le sucedió a Job lo fue la gloria de Dios. Pero, hay otros fines secundarios. Dios buscó probar la fe de Job. ¿Con qué fin? Con el fin de que descubriera cuán frágil es él, con el fin de fortalecer su fe, confirmarlo, entre otros fines o propósitos. Dios no saca nada de la manga. El no improvisa. ¿Por qué? Porque Él es sabio e infinito en su entendimiento. Salmo 147:5 “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Y su entendimiento es infinito.” Él sabe lo que hace.

            Porque su entendimiento es infinito El conoce todas las cosas. El conoce todas las cosas que son posibles en la vida. Por lo infinito de su entendimiento El conoce todas las posibilidades. Pero Él también sabe todas las cosas que son y las que serán. El futuro es desconocido para nosotros, pero no para Él. Dios conoce el futuro porque Él lo ha decretado. Él lo ha planificado. Por tanto, el fin último y los fines secundarios son los mejores que pudo haber escogido. Y yo te pregunto: crees esto. ¿Crees que todo lo que Dios ha planificado en el mundo y en tu vida ha sido planificado sabiamente por Dios? Nada de lo que sucede en tu vida está fuera el propósito de Dios. Absolutamente todo está bajo el propósito de Aquel que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, incluso el permitir nuestros pecados. No para justificarlos sino misteriosamente para su gloria.

            ¿Qué significa que Dios es sabio? Significa que…

II. Dios siempre escoge los mejores medios para lograr sus fines

            Dios no solo escoge los mejores fines que puedan existir sino también escoge los mejores medios posibles para alcanzar sus propósitos. Todo es hecho de una manera armoniosa. Dios es el único sabio en el mundo. 

            Por ejemplo, Dios determinó que el mejor medio para probar a Job lo era por medio de Satanás. Impresionante. Para nosotros parece increíble. Para nosotros eso es incomprensible que Dios utilice incluso a Satanás para llevar a cabo su propósito sin que Dios se contamine con el uso de ese terrible instrumento que es Satanás. Hermanos, Dios es sabio en lo que hace y en cómo lo hace. Para nosotros es incomprensible, pero no para Dios. ¿Por qué? Porque sus pensamientos son superiores a los nuestros. Dice Isaías 55:8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”

            Hermanos, en nuestra vida hay muchas cosas que no podemos entender. Es normal que sea así. Ninguno de nosotros es Dios para comprenderlo todo exhaustivamente. Solo Dios posee tal conocimiento. Pero tenemos que entender que Dios es sabio en todo lo que Él hace y permite que suceda en nuestra vida y en lo que hace en el mundo.

            Ayer estaba leyendo que el actor español Antonio Bandera había sufrido un ataque al corazón el 26 de enero de este año. Él tiene 56 años. Pero esto que parece terrible y lo es le sirvió a él de lección. Dijo él: “he venido castigando mi cuerpo por 37 años porque soy un adicto al trabajo”. Su cuerpo le pagó la factura. Su cuerpo le estaba diciendo esa no es la mejor manera de tratarme y este es el resultado. Ahora aprendió a cuidarse como debía. Tuvo que pasar una experiencia así para que recapacitara. Para que pusiera su vida en orden.

            En la vida de nosotros Dios hace eso y mucho más. Sabes porqué, porque el fin de lo que Dios hace en nuestra vida y en el mundo es el mejor fin posible. Y los medios, la manera en que Dios hace lo que hace es revestido de sabiduría. Por tanto, por qué dudar lo que Dios hace. Él sabe lo que hace. Él sabe el por qué lo hace de esa manera.  Y en esto no debemos dudar.

            A Dios no tenemos que darle el beneficio de la duda. Todo lo que Dios hace es fundado en sabiduría. Ese es el testimonio de toda la Biblia.

            Job 9:4 “Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?”.

            Job 12:13 “Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia.”

            Salmo 19:7 “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.”

            Apocalipsis 7:12 “La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

            En la creación, en la providencia y gobierno del mundo y en nuestra salvación Dios revela su sabiduría. Por tanto, Dios merece toda gloria. Como dice Pablo en Romanos 11:33-36 “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”

 

Aplicación:

1. Proverbios 3:5-8 “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.” Que es lo que dice Proverbios. Nos dice cuatro cosas:

            1. Cree.  Confía plenamente en Dios, de todo corazón, no parcialmente, ríndete completamente a Él. No descanses en tu aparente sabiduría. No te creas sabio, reconoce tu debilidad y el hecho de que por naturaleza no somos sabios. Aprende a desconfiar en ti.

            2. Ora. Pon todos tus planes delante de Él. Antes de cada plan lleva a Dios en oración. Pregúntate si lo que haces está basado en la voluntad de Dios. Porque si no lo está, no disfrutarás de la bendición de Dios.

            3. Agradece. Confía que en lo que no sabes que deparará del futuro has puesto tus planes en sus manos y El pondrá en orden todas las cosas.

            4. Humilde sumisión. Teme a Dios, busca agradarle en todo lo que haces, vive para Dios y conságrate a Él, apártate del mal.

            5. Cosecha. Y si haces esto recuérdate que si así vives esto te dará aliento para seguir adelante y sanará los males en tu vida. Esa es la verdadera terapia que necesitamos. La salud mental depende de una vida en obediencia a los mandamientos de Dios.

            Quiera Dios que nosotros creamos y descansemos en el hecho de que Dios es sabio en este universo y admiremos su sabiduría, la busquemos de Él y adoremos al único sabio Dios con un corazón que confía plenamente en El para siempre.

Sermón: Los atributos de Dios, la santidad de Dios (5 de 10)

Isaías 6:1-5 “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

 

            Tenemos delante de nosotros la visión de la presencia de Dios que tuvo el profeta Isaías.

            El profeta Isaías vivió en Jerusalén en el siglo 8 a. de C. El es llamado el “profeta evangélico” porque en su libro habla mucho acerca de la venida del Mesías, del nacimiento del Mesías de una virgen, de su sabiduría, de su reino glorioso y de su muerte violenta.

            En este capítulo tenemos a Isaías diciendo que él tuvo una visión de Dios en el año en que murió el rey Uzías. Este rey murió para el año 740 a.C. Este Uzías era el rey leproso. Lo interesante de este hombre y su lepra es el por qué Uzías padecía de lepra. Esa lepra fue el castigo de Dios por su pecado. Uzías comienza a reinar en Judea cuando tenía 16 años. Y él era un joven temeroso de Dios. El fue un rey que obedecía a la voz de Dios. El fue un rey que trajo mucho bien a las tribus del sur. Y Dios lo prosperó mucho. Recibió de parte de Dios mucha bendición. Pero lamentablemente como muchas veces pasa el rey en vez de mantenerse humilde y agradecido de las bendiciones de Dios se llenó de orgullo. Creía que él era lo más grande. Y como él era el rey creía que tenía derecho a hacer cualquier cosa que quisiera. Y quiso hacer las funciones de sacerdote. El quería ofrecer el incienso a Dios que les correspondía solamente a los sacerdotes. Y cuando él trató de hacerlo los sacerdotes se le cuadraron delante. Y le dijeron que él no tenía tal derecho. Y aún así él quería hacerlo y fue así que Dios le castigo con lepra. Y de esa lepra él muere. ¿Por qué Dios castigo al rey Uzías con lepra? La respuesta es sencilla porque Dios es santo. Dios aborrece el pecado. Y Dios se separa de toda maldad.

            Y fue en ese año, en que murió el rey Uzías, que Isaías “vio al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.”  El vio una teofanía o una manifestación visible de Dios. El vio al Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, según Juan 12:38-4 “para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.” Jesús es el Señor sentado sobre un trono alto y sublime y sus faldas, o más bien la parte de abajo de la toga o manto de un juez, que llenaban el templo. Que la referencia lo es a la ropa de un juez en vez de un rey o de un rey actuando como juez, se basa en el hecho de que Dios envía a Isaías a traer juicio de endurecimiento al pueblo de Dios por su pecado.

            Y “por encima de él [Dios] había serafines [ángeles]; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban”. Estos serafines son ángeles de pie ante Dios en espera de sus órdenes, dispuestos a cumplir sus mandamientos a toda prisa, como todo hijo de Dios debe hacer, debe obedecer los mandamientos de Dios sin tardar. Y aunque tenían seis alas volaban con dos, se cubrían el rostro con dos alas y con las otras dos cubrían sus pies. No podían tolerar la gloria del Hijo de Dios. Tenían que cubrir sus caras por el increíble resplandor de su gloria. Pero además cubrían sus pies, lo cual puede significar su condición de criaturas o sus partes privadas como a veces así se utiliza en las Escrituras.

            “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.” Los ángeles daban voces diciendo que Jehová de los ejércitos de tres veces santo, y los encajes de las puertas del templo se estremecieron al clamor del ángel. Y tan pronto Isaías vio al Señor él se sintió morir y dice: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.” Al ver la santidad de Dios y conociendo que era un pecador pensó que moriría. Y esto es verdaderamente importante para nosotros. Nos da una enseñanza impresionante. Cuando una persona ve realmente a Dios, no con los ojos de nuestras caras, sino a través del espejo de las Escrituras es inevitable que vea también su pecado. Se reconozca como pecador e indigno de estar delante de la presencia de Dios. Toda soberbia es destruida y un sentido de que Dios es lo más grande que existe y no ser nada delante de Dios es el resultado. Un hombre distinto sale de allí. Un hombre humilde, dependiente de Dios, un vaso dispuesto a ser usado por el Señor. Todo eso produce la santidad de Dios. Dios es santo. Es más, Dios es un Espíritu infinito, eterno e inmutable en su santidad. Pero, ¿Qué es la santidad de Dios? ¿En qué cosas Dios manifiesta su santidad? Y, ¿qué aplicaciones prácticas podemos extraer de esta doctrina? De eso trata el sermón de hoy. Veamos.

I. ¿Qué es la santidad de Dios?

            Cuando hablamos de la santidad de Dios hablamos de la perfección ética y moral de Dios. Y generalmente hablamos acerca de la pureza de Dios. Pero antes de hablar de eso es importante entender que la palabra santo en hebreo proviene de una palabra que significa cortar, separar. Por tanto, por la santidad de Dios debemos entender primeramente su separación de todo lo que existe. Dios es separado de todo. Dios es distinto de todo. Nada ni nadie es igual a Dios. El es único. Busquemos Isaías 40:25 “¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.Lo mismo dijo Moisés en Éxodo 15:11 “¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?” En última instancia Dios no puede ser comparado con nada ni nadie. Dios no está a la par con nadie. La gente se cree que conoce a Dios. Pero si esa fe no descansa en la Palabra de Dios, en su auto-revelación jamás conocerán correctamente a Dios porque Dios es santo, Él es distinto a todo lo que existe.  

            Este atributo o esta perfección de su ser enfatiza la trascendencia de Dios. El es más allá de este mundo. Él es exaltado sobre todo lo que existe en infinita majestad.  Él es separado de todas sus criaturas. Esto lo podemos ver en el pasaje de Isaías. Lo impresionante de esta visión es el hecho de lo que hacen los ángeles. Los ángeles son seres sin pecado. No hay maldad en ellos. Y aún así tienen que cubrir sus rostros ante el resplandor de la santidad del Hijo de Dios. Para ellos, la santidad de Dios fue la separación, que la presencia del ser de Dios produce en las criaturas.

            La santidad de Dios es, en un sentido, su propio nombre. En su santidad Él es Dios. Habacuc 3:3 “Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza.” No solo eso. El pasaje nos dice que su santidad es su gloria. La santidad de Dios es Dios mismo.

            La santidad de Dios es también su separación del pecado. Dios es éticamente santo. Dios es separado de todo mal moral. Y en virtud de eso Dios no tiene comunión con el pecado. En Habacuc 1:13 “Muy limpio eres de ojos para ver el mal”. Dios no ve el mal, es decir, El no lo aprueba, ni se deleita en el pecado. El no cree que el pecado sea una tontería. Dios no sólo detesta el pecado, El lo aborrece con todo su ser. Salmo 5:4-6 “Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. 5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. 6 Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.” 1 Juan 1:5 “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas [maldad] en él.”

            La santidad de Dios es también su excelencia moral y perfección ética. E implica su absoluta pureza. Por tanto, Dios eternamente desea, busca y se consagra a Sí mismo como el único bien que existe. Dios no solo es el bien supremo sino el único bien.

II. ¿En qué cosas Dios manifiesta su santidad?

            Dios revela su santidad de diversas maneras. El revela su santidad en todas sus obras. Como, por ejemplo:

1. En la creación del hombre. En Eclesiastés 7:29 “Dios hizo al hombre recto”. Y Moisés nos dice que Dios creó al hombre en su imagen. Y Pablo nos dice que esa imagen consiste en conocimiento, justicia y santidad. Y es de ese estado de santidad que todos nosotros caímos.

2. En su Providencia, en el gobierno de este universo. Dios muestra su santidad en el castigo con el cual El visita a los pecadores. Thomas Boston: “Todos los terribles juicios los cuales El ha derramado sobre los pecadores surgen de la santidad de Dios y su odio al pecado. Todas las terribles tormentas, enfermedades, guerras, pestilencias, plagas, etc. son enviadas con el propósito de vindicar su santidad y odio al pecado”. El odio al pecado lo vemos cuando Dios decide no salvar a los ángeles que pecaron. No hay salvación para su pecado. Lo vemos también en condenar al infierno de fuego, para ser atormentados, perfectamente, de día y noche, por toda la eternidad, a los pecadores: a los que no creen en Cristo como su Señor y Salvador o no obedecen al evangelio.

            Su odio al pecado lo vemos cuando Dios visita a su propio pueblo con castigo disciplinario. Dios disciplina a sus propios hijos. Dios no tolera el pecado en sus hijos. A veces Dios castiga, en esta vida, más fuertemente, a sus hijos, que a los no creyentes. Mira las vidas de David, Salomón y Jonás. Mira a Moisés, incapaz de entrar a la Tierra Prometida por su pecado. El castigo de Dios sobre su propio pueblo demuestra que Dios odia el pecado como pecado y no porque fue hecho por los peores hombres.

3. En la obra de salvación hecha por Jesús. Aunque Jesús era el Hijo de Dios, El castigo a su Hijo por nuestros pecados. Jesús sufrió. El fue torturado, escupido, azotado, burlado, y asesinado en la cruz del Calvario. ¿Y por qué? Porque El llevó sobre Sí mismo nuestros pecados. 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.. Y porque por nosotros fue hecho pecador, Dios castigo el pecado en su carne. El murió agonizando. El murió sufriendo. El fue abandonado judicialmente por su Padre. Y tal separación fue tan horrible que le llevó a exclamar: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Jesús sufrió el infierno por nosotros. Sus sufrimientos equivalen a los que sufren los que están en el infierno. Dios odia el pecado. Lo odia porque El es santo.

III. Aplicaciones prácticas.

1. La santidad de Dios me recuerda que yo no soy santo. Me recuerda que yo soy pecador. Y que ningún pecador podrá estar en la presencia de Dios. Me recuerda que jamás podré ofrecer por mí mismo un sacrificio perfecto para poder expiar, cubrir, limpiar y pagar por mi pecado. La santidad de Dios nos debe llevar a la santidad de Jesús. Es porque Jesús es Dios verdadera, hombre verdadero y perfectamente santo que su sacrificio en la Cruz satisface la justicia de Dios. Solo vestido de su santidad, sus méritos, su justicia es que podemos estar presentes delante de Dios.

2. Y esto me recuerda la misericordia de Dios. Yo no puedo ofrecer un sacrificio puro y santo que pague mi deuda de pecado delante de Dios. Porque solo contra Dios pecamos. Pero Dios en su misericordia proveyó un sacrificio, el sacrificio de Cristo en la Cruz. Él no tenía que hacerlo. ¿Por qué tenía que hacerlo? Él nos debe algo. ¿Acaso no caímos y caemos en pecado libre y voluntariamente? ¿No es el pecado rebelión contra Dios? Todo eso es cierto, pero Dios es misericordioso. Podemos caer lo más bajo que alguien se pueda imaginar. Aun allí su misericordia nos puede alcanzar.

3. La santidad de Dios me recuerda lo pequeño e insignificante que somos nosotros en comparación con Dios. Y esto debe producir en nosotros un sentido de humildad y mansedumbre. Isaías 29:19 “Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel. Esa es la actitud correcta ante la santidad de Dios. Y nos debe llevar a preguntar, ¿Quién soy yo para que Dios tenga de mí memoria? ¿Quién soy yo para que Dios me provea de alimento y me colme de bienes todos los días? ¿Quién soy yo para exaltarme por encima de los demás como superiores a mi prójimo, o mi hermano en la fe? Ellos son tan insignificantes que yo en comparación con Dios.

4. La santidad de Dios me debe llevar a vivir una vida consagrada a Dios. Dios se consagra a Sí mismo. Y nosotros, como sus hijos, debemos vivir vidas consagradas, es decir, separadas del pecado y orientadas hacia Dios. Dios requiere esto de nosotros. “Sed santos, porque Yo soy santo” (1 Pedro 1:16).  Y esto implica que mi vida debe girar en torno a Dios. Todo lo que hago, lo que hablo, lo que vivo debe ser consagrado a Dios. Él debe ser la prioridad en mi vida. Su reino, su Palabra, su adoración, su servicio, debe ser lo primero. ¿Es así en tu vida?

            Quiera Dios que así sea en la vida de cada uno de nosotros.

 

Sermón: Los atributos de Dios, su inmutabilidad (4 de 10)

Malaquías 3:6 “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”

 

            El profeta Malaquías es el último profeta del AT. El escribe durante el ministerio de Esdras y Nehemías. Durante ese tiempo el pueblo de Dios había regresado de su exilio. Y en vez de estar alegres por haber regresado a su tierra natal el pueblo está desmotivado. Están viviendo en la tierra prometida, pero es un pueblo deprimido. El profeta Malaquías los llama a renovar su fe en Dios.

            El pueblo de Dios era un pueblo corrompido por el pecado y fue por eso que fueron llevados en cautiverio durante 70 años. Malaquías les anuncia que el Mesías vendría. Y que este Mesías vendría a purificar la nación. Aunque el pueblo de Dios era un pueblo rebelde Dios prometió perdón de pecados. El Mesías purificaría la nación, pero también castigaría al impío. El justo recibirá la recompensa de Dios, pero el impío recibirá el justo castigo de Dios.

            Fíjate cómo se revela Dios. El se revela como un Dios dispuesto a perdonar a su pueblo. Un Dios dispuesto a bendecir a su pueblo. ¿Y Por qué? ¿Por qué Dios actúa de esa manera con un pueblo rebelde, de dura cerviz, un pueblo que le ha fallado a Dios miles de veces? ¿Por qué Dios está dispuesto a tener misericordia del pueblo de Israel?  El profeta nos dice: porque nuestro Dios es Jehová.  ¡Dios es Jehová! El es el Dios eterno y más aún El es el Dios inmutable. “Porque yo Jehová no cambio”. Jehová es el nombre del Dios del pacto. Dios ha hecho una promesa de ser el Dios de su pueblo para siempre. Aunque el pueblo le abandonó, Dios no abandonó a su pueblo. Dios castiga a su pueblo, pero jamás lo abandona. Su castigo parecerá como un abandono. Pero realmente no es así. Dios es el mismo. El no cambia ni puede ser cambiado. El es inmutable. El es el Dios del pacto. Y es por eso que ustedes hijos de Jacob no habéis sido consumidos. Es porque nuestro Dios es fiel a sus promesas que ustedes no han sido destruidos de la faz de la tierra. Dios no es inconsistente sino todo lo contrario. Dios posee una inmutable constancia.

            Esta expresión es en respuesta a una queja del pueblo de Dios. El pueblo de Israel se estaba quejando de Dios. Quejándose de porqué Dios tardó en rescatarlos de la tierra de cautividad. El pueblo estaba acusando a Dios de crueldad y de negligencia. Dios te tardaste tanto es sacarnos de nuestro sufrir. A lo cual Dios les responde: ¿Tú sabes porque tú estás vivo todavía?, ¿Tú sabes el por qué tú respiras todavía? Tú estás vivo porque yo soy Jehová. Asómbrate de que no hayas sido destruido del todo o fulminado terminantemente. Yo no te he dado lo que tú mereces por tu pecado. Tú estás aquí hoy en la tierra prometida no porque tú eras excelente como pueblo, no porque te has portado bien conmigo sino porque yo soy Jehová que no cambio. Y tú en vez de humillarte ante mí te crees que eres la última coca-cola del mundo.  Estás vivo hoy porque yo soy Jehová. Yo soy inmutable en mi ser, en mis atributos y en mis propósitos.

I. Dios es inmutable en su esencia

II. Dios es inmutable en sus atributos

III. Dios es inmutable en sus propósitos

IV. Aplicación práctica.

 

I. Dios es inmutable en su ser o esencia:

            Todo lo que Dios es hoy El siempre lo ha sido. Dios no puede crecer, desarrollarse o mejorarse, El es inmutable. El no puede cambiar porque si cambia o sería para lo mejor, pero esto no es necesario porque El es perfecto. El no puede cambiar porque si cambia podría ser para lo peor, lo cual es imposible porque El es perfecto. Nada puede cambiar a Dios. Nadie puede cambiar a Dios. Su esencia es perfecta. No puede envejecerse. No puede deteriorarse. El no puede matarse así mismo. El es inmutable en su esencia.

            No solo no hay cambio en Dios, sino que no hay posibilidad alguna de cambio en Dios. ¿Por qué? Porque Él es bueno, es decir, perfecto. La bondad absoluta significa la absoluta perfección de su ser.  

            Todo cambia nuestro alrededor. Hay cambio, hay crecimiento y desarrollo. Inclusive la naturaleza humana de Jesús cambió. El como Dios, en su naturaleza divina no cambia. Hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Pero Jesús sí cambió en su naturaleza humana. El nació como bebé, se hizo niño y creció hasta convertirse en adulto. No solo su cuerpo creció sino también su alma maduró. Nos dice Lucas 2:52 “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. Pero en su naturaleza divina Jesús no cambia porque Él es Dios sobre todas las cosas y bendito por toda la eternidad.

                       

II. Dios es in mutable en sus atributos:

            Todos los atributos o perfecciones de Dios son siempre los mismos. Es imposible que Dios sea algo distinto de lo que El es hoy. Es imposible que Dios deje de ser misericordioso. Nosotros cambiamos. Constantemente cambiamos. Hoy estamos bien mañana mal. Hoy hacemos el bien y mañana hacemos el mal. Hoy prometemos algo y mañana rompemos nuestras promesas. Pero Dios no es así. Dios es santo y siempre será santo. Dios es justo y perpetuamente será así. Dios es fuego consumidor, ira destructora y El siempre permanecerá así. El no puede llamar hoy pecado a lo malo y mañana llamar bueno al pecado. Eso es lo que el mundo espera de Dios que El llame a lo bueno malo y a lo malo bueno. El mundo no soporta la inmutabilidad de Dios. El mundo no puede vivir con ella, porque sabe que la perfección moral de Dios les alcanzará.

            Pero para la Iglesia es un consuelo el saber que Dios no cambia en sus atributos y perfecciones. Su amor es el mismo, su santidad es la misma, su bondad es la misma y jamás se agotará. Nada de lo que El hace agota sus perfecciones. Cuando el creó los cielos y la tierra El no se cansó. Cuando El usa de su omnipotencia El no agota su poder. Todo para El es extremadamente fácil. El no cambia. Cuando trabajamos nos fatigamos, cuando practicamos un deporte por igual. Pero en Dios no existe el cansancio. Nada fatiga a Dios. El es inmutable en sus atributos. Es por eso que la Biblia dice que su verdad permanece para siempre. Salmo 119:89 “Para siempre, oh Jehová, Permanece tu palabra en los cielos.” Y su misericordia es para siempre, Salmo 100:5 “Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.”

III. El es inmutable en su propósito:

            La voluntad de Dios no cambia. Sus propósitos jamás pueden ser cambiados. No pueden ser cambiados por El ni por nadie. Sus propósitos son eternos. Como Dios es perfecto entonces no hay necesidad de que cambie sus planes.  Salmo 33:11 “El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.” Isaías 46:9-10Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;”

            Pero si el consejo de Jehová no cambia, entonces sus propósitos no cambian. Pero si esto es así cómo explicamos que la Biblia nos habla del arrepentimiento de Dios. Y esto implica frustración de parte de Dios. Por ejemplo, en Génesis 6:6 “Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.” Algunos toman estas palabras literalmente y dicen que Génesis da a entender que Dios se arrepintió como si después de haber hecho al hombre y el hombre pecar Dios dijera me equivoqué al crear al hombre. Dios estuvo frustrado.

            Para poder entender este pasaje es importante tener presente toda la Biblia. La Biblia habla de que Dios no cambia. De que sus propósitos no cambian, porque Dios es prefecto en todo lo que hace. Y un pasaje explícitamente dice que es imposible que Dios se arrepienta verdaderamente. Números 23:19Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta [lit. para que El cambie su mente]. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?”.  Este pasaje confirma lo que estamos diciendo que Dios es inmutable en sus propósitos. El no cambia su mente. Lo que El dice El lo cumple. El no miente y por tanto no se arrepiente porque no puede hacer nada malo. Teniendo esto presente, entonces, cuando Génesis habla del arrepentimiento de Dios no podemos entenderlo de un arrepentimiento en el sentido de frustración en Dios o cambio en el ser de Dios o en sus planes. Moisés habla metafóricamente, figuradamente. Y lo que quiere decir es Dios en su plan eterno e inmutable había incluido un cambio en sus tratos con el hombre, y Dios describe ese cambio en lenguaje humano como si fuera un arrepentimiento. Hermanos, en su propósito eterno Dios incluye muchos cambios en el mismo. Hablamos de antes de Cristo o después de Cristo. Hablamos del pacto de la circuncisión y la abolición del pacto de la circuncisión. Tales cambios fueron cambios establecidos en el plan eterno de Dios. Algunos parecen contradictorios para nosotros, como crear al hombre y después destruirlo. Pero tal cambio no ocurre ni el ser de Dios, ni en sus atributos ni en sus propósitos, porque Dios es inmutable.

IV. Aplicaciones prácticas:

1. Mira el amor tan grande que Dios tiene por su pueblo. Su amor por nosotros es inmutable. Su plan de redimirnos y llevarnos a la gloria es inmutable. Dios nunca nos desechará. Aunque nosotros merecemos que nos deseche. Fíjate lo que Dios le dice al pueblo de Israel. Malaquías 3:6-7 “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?” Dios nos destruyó a su pueblo, aunque tenía razones suficientes para hacerlo. Durante toda su vida el pueblo de Israel ha sido desobediente. “Desde el día de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes y no las guardasteis”. ¿Acaso no tenía razones Dios para desechar a un pueblo rebelde y de dura cerviz, es decir, orgulloso? Y la respuesta es que sí. Aun así, Dios es fiel a su pacto. Él es fiel a sus promesas. ¿Y acaso no podemos decir lo mismo de nosotros? ¿Acaso no tiene Dios razones para desecharnos? ¿Le amamos con todo nuestro, corazón nuestra mente, nuestra alma y nuestras fuerzas? ¿Acaso Dios no soporta las veces que le hemos dado una adoración superficial cuando nuestro cuerpo está aquí, pero estamos distraídos mirando a los niños, hablando con el hermano en el culto de adoración cuando deberíamos estar atentos a lo que se hace? ¿Acaso Dios no tiene razón para desecharnos cuando no leemos su Palabra que nos ha dejado para que la estudiemos? ¿Acaso no tiene razón Dios para desecharnos cuando no hemos trabajado con nuestros pecados de orgullo, impaciencia, envidia, vanagloria, pecados sexuales, descontento, mundanalidad, falta de compromiso, inconsistencia en la asistencia a la iglesia, falta de apoyo económico a la iglesia, falta de apoyo a los cultos de la iglesia, insumisión de las esposas y falta de ejercer un liderato fiel, amoroso y respetuoso a nuestras esposas, falta de oración, etc.? ¿No le damos razones todos los días para que nos abandone totalmente? La respuesta es que sí. Dios demuestra su enojo cuando no nos bendice. Si buscamos la bendición de Dios debemos buscarla acompañada de obediencia. Pero, aunque todos los días le damos razones a Dios para que nos deseche, Él ha dicho: Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Nuestra salvación descansa exclusivamente en su misericordia. ¡Cómo no debemos darle a Dios la mayor consagración de vida que Él se merece! ¡Cómo esto nos debe llevar a servirle, a servir a su Iglesia, a trabajar por el Señor, a buscar ganar almas para Cristo, a darle a Él lo mejor de nuestro esfuerzo, de nuestro tiempo, nuestros talentos! ¿Cuán agradecidos somos de su misericordia? ¿De su paciencia con nosotros? Todo esto debe impulsarnos a vivir para Dios porque su inmutabilidad implica favor eterno.

            Dios es inmutable en su ser, sus atributos y en sus propósitos. Y porque Dios es así nosotros debemos confiar plenamente en El, viviendo para Él.

 

Sermón: Los Atributos de Dios: la eternidad de Dios (3 de 10)

Salmo 90:1-17 “1. Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación.  2. Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. 3. Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres. 4. Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. 5. Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, Como la hierba que crece en la mañana. 6. En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca. 7. Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados. 8. Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro. 9. Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento. 10. Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos. 11. ¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido? 12. Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. 13. Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos. 14. De mañana sácianos de tu misericordia, Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. 15. Alégranos conforme a los días que nos afligiste, Y los años en que vimos el mal. 16. Aparezca en tus siervos tu obra, Y tu gloria sobre sus hijos. 17. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma.”

 

            Enseñarles a los niños es una cosa maravillosa para hacer. Es una de las cosas más difíciles también. Nos retan para que tratemos de buscar la forma más sencilla y clara de enseñanza. Y la sabiduría que muchas veces revelan es algo que penetra el corazón. Sus preguntas a veces son preguntas que nosotros mismos no nos hemos hecho. Tal vez ni siquiera habíamos considerado lo que los niños consideran. Y si somos honestos a veces sus preguntas revelan que nosotros hemos aceptados las cosas porque se nos han dicho que ellas son así, aunque no las hayamos analizado mucho.

            Una de las doctrinas más difícil de explicar, a parte de la doctrina de la Trinidad, es la doctrina de la eternidad de Dios. Dios es eterno. Suena tan fácil, suena tan sencillo que a veces creemos que comprendemos lo que estamos diciendo. Y cuando le explicamos a nuestros los niños sobre la eternidad de Dios nos damos cuentas que es un tema difícil.

            ¿Qué significa que Dios es eterno? ¿En qué consiste la doctrina bíblica de la eternidad de Dios? ¿Qué valor práctico tiene esta doctrina? De eso vamos a hablar en el día de hoy.

I. ¿Qué significa que Dios es eterno?

            El salmo 90 es el salmo clásico para tratar acerca de la doctrina bíblica de la eternidad. Fue escrito por Moisés, según nos dice el subtítulo del salmo. Esto significa que es el salmo más antiguo del salterio. E implica que fue escrito para los años de 1446-1406 A.C. escrito durante el tiempo de la peregrinación del pueblo de Israel, posiblemente, después del reporte negativo de los 12 espías.

            Moisés escribe como uno que ha tenido que ver la muerte de la generación del pueblo de Dios. Hoy estaban con él, pero mañana no. La muerte perseguía a Moisés durante esos 40 años en el desierto. Y en medio de esa calamidad y esa desestabilidad de la vida Moisés eleva una oración a Dios. Eso es lo que es este salmo, una oración a Dios sobre la eternidad de Dios y la transitoriedad del hombre. Y nos dice en esa oración que Dios es eterno. V. 2 “Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.” Fíjate la manera tan concreta en la cual la cultura oriental define las cosas. Moisés describe la eternidad de Dios es relación a la doctrina de la creación. Antes que los montes y la tierra fuera creada ya tú, oh Dios existías. Desde el siglo pasado y hasta el siglo futuro, tú eres y tú permaneces Dios.

            Filosóficamente lo podemos decir así: si algo existe ahora, algo ha existido por toda la eternidad. Si algo existe ahora es porque antes ha existido algo. Porque si no hubiera existido algo antes nada existiría. ¿Por qué? Porque de la nada nada sale. Por tanto, si algo existe ahora, algo o alguien ha existido desde la eternidad pasada. Es inevitable entonces, que algo o alguien estable, firme, auto-definido y que exista por sí mismo debe ser. Y por tanto que sea necesariamente la primera causa de todas las cosas.  Moisés nos dice que ese alguien lo es Dios.

            ¿Qué significa que Dios es eterno? Significa:

            1. Dios nunca ha tenido un comienzo. Dios siempre ha sido. Todos nosotros venimos de alguien. Hubo un momento en el mundo en el cual ni tú ni yo existíamos. Pero no es así con Dios. Él siempre ha sido porque Él es auto-existente. El existe necesariamente. Él es un ser necesario, pero nosotros no lo somos. Salmo 93:2 “Tú eres eternamente.”

            2. Dios nunca tendrá fin. Dios vive para siempre. Dios es inmortal. Salmo 105:25-27 “Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán”.

            Moisés nos dice qué consuelo es el hecho de que Dios es eterno. ¿Meditas en la eternidad de Dios? Eso es lo que llevó a Moisés a esta oración. Fue la eternidad de Dios lo que le dio consuelo. ¿Por qué?

II. La eternidad de Dios nos enseña a estar seguros

            El mundo es inestable. Las cosas del mundo cambian. El hombre cambia. Hoy están con nosotros y a nuestro favor, pero maña tal vez no. Pero Dios es eterno. Y su favor con nosotros es para siempre. V. 1 “Señor, tú nos has sido refugio
De generación en generación.”
La palabra aquí para Señor es en hebreo Adonai y esta significa Señor, Dueño y Amo. Él no es una deidad débil y frágil. El posee toda autoridad y señorío.

            Dios es para nosotros, nos dice Moisés, nuestro refugio. O en otras versiones que recogen mejor el original hebreo: Dios es nuestro lugar de morada, nuestra casa, nuestro hogar. En el hogar en donde yo encuentro paz, tranquilidad, sosiego, reposo y protección. Todas estas ideas están asociadas con la idea de morada.  Eso es lo que Dios es para nosotros. En otras palabras, no debemos tener temor si estamos solos, si las tormentas azotan nuestra vida, si hay la posibilidad de que enfermedades catastróficas vengan a nuestra vida, Dios es nuestro lugar de refugio. En Él y solo en El no encuentro tal seguridad que nada ni nadie me puede dar. No tengamos temor de nada Dios es nuestro refugio perpetuo porque Él es eterno. Y es a El dónde siempre podremos recurrir. Salmo 71:3 “Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.” Salmo 91:9-10 “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, 10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada”. En otras palabras, nada puede realmente dañar a los hijos de Dios. Podrán tocar nuestros cuerpos, pero jamás tocar nuestra alma.

            No solo eso, la eternidad de Dios nos enseña que Dios ha sido nuestro hogar “De generación en generación”, es decir, por toda la historia de nuestra vida. Dios ha sido nuestro refugio desde antes de nosotros haber nacido. Más aun desde la misma eternidad. Desde antes de nuestra conversión Dios ha cuidado a sus elegidos. Y Dios ordenó todas las cosas en nuestra vida y nos llamó en el día que Él ha planificado. Y nos sigue cuidando de tal manera que ninguno de los elegidos se perderá, sino que llegará a la gloria eterna.

III. La eternidad de Dios nos enseña lo breve y frágil que es la vida

            La eternidad de Dios nos enseña que nuestra vida aquí en la tierra es breve. La vida de Dios es eterna, pero nuestra vida aquí es corta. Nuestro tiempo de vida es limitado. Nuestros días son pocos y están todos contados. Nuestra vida es como el polvo. V. 3 “Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres.” LBLA nos da una mejor traducción V. 3 “Haces que el hombre vuelva a ser polvo, y dices: Volved, hijos de los hombres.”  

            La eternidad de Dios pone en justa perspectiva la brevedad de la vida. Cuando comparado con Dios la vida humana es nada, unas pocas horas. V. 4 “Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche.” Las vigilias de la noche eran de 4 horas. Un milenio para Dios es como 4 horas del tiempo del ser humano. Las vigilias duraban 4 horas. Somos como una hierba que hoy es mañana no está. V. 5-6 “Como la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca.” Así de corta y frágil es nuestra vida.

            Pero, aunque la vida aquí es corta, la vida después de la muerte es eterna. Hay algunos que despertarán a vida eterna, al gozo del Señor, al disfrute de Dios y la vida abundante porque han puesto su fe en Jesucristo. Han hecho de Cristo su refugio eterno. Pero hay otros que despertarán a la muerte eterna. Y esto nos dice Moisés os debe dar temor.

IV. La eternidad de Dios nos enseña a temer su ira

            ¿Por qué la eternidad nos enseña a temer su ira? Porque su ira es eterna. Su ira es justa. V. 7-8 “Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados. Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro”. Dios es justo cuando castiga. Y su ira es fuerte. Toda la generación que salió con Moisés de Egipto, murió en el desierto, excepto Josué y Caleb. Inclusive Moisés y Aarón no entraron a la Tierra Prometida por causa de su pecado.

            Por eso Moisés nos enseña que la ira de Dios es algo incomprensible. No lo podemos entender plenamente. V. 11 “¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido?” La respuesta es nadie. Nadie conoce el poder de la ira de Dios. Solo los que están en el infierno conocen algo de la ira de Dios. Pero nadie conoce a cabalidad el poder de su ira. Y porque Dios es eterno su ira es eterna. No habrá un momento de descanso en el infierno. No habrá la más mínima mitigación de su ira allí. Lázaro fue recibido en el seno de Abraham y allí fue consolado, pero el rico ni siquiera recibirá una gota de agua que calme el ardor de su sed, en otras palabras, no habrá la más mínima misericordia en el infierno para los pecadores.

            Pero Jesús es nuestro refugio de la ira de Dios. En la Cruz Jesús recibió la descarga de la ira de Dios por los pecados. El murió en lugar de los pecadores. Y todos los que ponen su fe en El como su Señor y Salvador son librados de la ira de Dios.

            La eternidad de Dios nos debe llevar, entonces, a temer su ira.

            Pero también la eternidad de Dios nos lleva a postrarnos delante de Él.

V. La eternidad de Dios nos enseña a orar

            A orar por sabiduría para entender sobre la brevedad de la vida. V. 12 “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.” La tendencia de los seres humanos es a actuar como si nunca fuéramos a morir. Como si el tiempo es algo barato y podemos desperdiciarlo como si nada. Pero Moisés nos enseña a que debemos contar nuestros días, discernir lo breve que es. Ver la vida con la seriedad que debemos verla.

            Solo tenemos 168 horas a la semana, 52 semanas al año y como una regla general entre 70 a 80 años de vida. Y en ese tiempo debemos hacer lo que realmente es importante. Por eso debemos orar por sabiduría para hacer lo que verdaderamente cuenta. No tenemos tiempos para perder sino para redimir.

 

            Debemos orar también para que Dios balancee nuestras aflicciones con su bendición. V. 13-15 “13. Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos. 14. De mañana sácianos de tu misericordia, Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. 15. Alégranos conforme a los días que nos afligiste, Y los años en que vimos el mal.” En otras palabras, orémosle a Dios que en su misericordia nos envíe bendiciones y alegría a nuestras vidas. Cuando entendemos lo corto que es nuestra vida entonces apreciaremos el beneficio de una vida tranquila y quieta, vivida en santidad y piedad. Entonces apreciamos a disfrutar de las bendiciones de Dios y a evitar todo revolú innecesario. Entonces nos damos cuenta que la vida es muy corta para pelear por tonterías. Dejar de hacer de cosas pequeñas una montaña.

            Y, por último, debemos orar que Dios bendiga a nuestros hijos y perpetúe nuestra obra. V. 16-17 “16. Aparezca en tus siervos tu obra, Y tu gloria sobre sus hijos. 17. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma.” Cuando partimos de este mundo nosotros no tenemos control de lo que dejamos ahí. Podemos dejar un testamento para que se disponga nuestra última voluntad. Pero en última instancia nosotros no tenemos control de lo que sucede después. Y es nuestro anhelo que nuestros planes permanezcan. Que los nuestros estén bien. Que nuestros hijos sigan por el buen camino. Que la obra de la iglesia siga adelante. Pero, aunque ese es nuestro anhelo, nada de lo que hagamos lo podrá garantizar. Solo Dios puede perpetuar su bendición sobre nuestros hijos porque Dios es eterno.

            Por eso Moisés ora a Dios que El confirme, establezca y preserve a nuestros hijos. Oh Dios, preserva a nuestros hijos en tus caminos. Que sigan el camino recto que les hemos enseñados. Que sean hombres y mujeres de bien. Que sean hombres y mujeres trabajadores. Que se conviertan en los líderes de la iglesia. Que luchen por la verdad del evangelio. Que perseveren en el camino que lleva a la vida eterna. Que Jesús sea para ellos un refugio eterno. Solo Dios puede garantizar esto, porque Él es eterno.

Aplicaciones:

1. La eternidad de Dios nos enseña que Dios interviene en el tiempo. Y que Él tiene un tiempo señalado para todo. Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” Por tanto, aprendamos a esperar pacientemente el tiempo del Señor. Salmo 40:1-4 “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza,”.

2. Este es el tiempo de salvación y no hay otro más. Este es el tiempo que cuenta para la vida eterna o la muerte eterna. Lo que hagas ahora cuenta para siempre. ¿Es Cristo Jesús tu único refugio? ¿Es Cristo Jesús en quién te escudas de la ira de Dios sobre el pecado? Así como creer en Él es vida eterna, el rechazarle es muerte eterna. Solo hay dos caminos: vida eterna y muerte eterna. Ven a Jesús.

3. Jesús es refugio eterno a todos lo que en El confían. No temamos el mañana. No temamos la soledad. No temamos las enfermedades. No temamos las tormentas de problemas. Dios ha sido nuestro refugio de generación en generación. Él siempre ha estado con nosotros aun sin ni siquiera nosotros saberlo.  Por tanto, búscalo. Él es tu paz, tu seguridad, tu protección, tu descanso para siempre, porque Él es eterno.

Sermón: Los Atributos de Dios, La infinitud de Dios (2 de 10)

 1 Reyes 8:27 “Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?”

 

            Te gustaría tener el poder de estar en cualquier sitio sólo con el chasquido de tus dedos. Te gustaría tener el poder de estar hoy aquí y en un par de segundos en España, o en Paris, o en Italia, o en Japón. Te gustaría tal poder. Estamos aquí ahora, pero si mi hijo, que vive en Alemania, me necesitara, me gustaría tener el poder de estar allí en segundos. O si mi padre o mi madre me necesitan, poder estar allí para socorrerlos con tan sólo tronar los dedos. 

            Te gustaría que hubiera dos tú. Dos Roberto, dos Irma, dos Frank, dos Daly, dos Juanita. A veces pensamos: no tengo tiempo, tengo tantas cosas que hacer, si hubiera otro yo entonces podríaa la misma vez estudiar con mi hijo, fregar los trastes, hacer la compra, lavar los carros, leer para divertirme, etc. ¿Te gustaría poseer tales poderes?

            Bueno de algo parecido vamos a hablar hoy.

            Estamos estudiando la pregunta y respuesta del Catecismo Menor de Fe de Westminster. Este catecismo fue escrito para los niños y las personas nuevas en la fe. Contiene todo lo que debemos conocer y creer, como creyentes bíblicos y también todo lo que necesitamos conocer para poder crecer como cristianos maduros en la fe.

            La pregunta y respuesta 4 dice: ¿Qué es Dios? R. Dios es un Espíritu infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, justicia, bondad y verdad.

            Aprendimos que Dios es Espíritu. El no tiene un cuerpo como nosotros. Pero si los ángeles son espíritus también y nuestras almas son espíritus qué distingue entonces a Dios quien es también Espíritu. Lo que lo distingue es que El es un Espíritu infinito, eterno e inmutable en su ser y perfecciones. Y por tanto los tres adjetivos: infinito, eterno e inmutable distinguen y cualifican los 7 nombres que se mencionan en esta respuesta. Es decir, Dios es infinito, eterno e inmutable en su ser y en todas sus perfecciones. El es infinito, eterno e inmutable, en su sabiduría; El es infinito, eterno e inmutable en su poder, en su amor, etc. El es infinito, eterno e inmutable en todas sus perfecciones. Ese es el Dios que adoramos. Ese es el Dios creador de los cielos y de la tierra. Ese es el Dios que servimos.

            Por lo tanto, para poder formar una idea correcta de lo qué es Dios debemos, en primer lugar, quitarle a Él toda imperfección que nosotros vemos en la criatura. Y al hacerlo así adquirimos los atributos incomunicables de Dios, es decir, estas perfecciones que sólo Dios posee y nadie más. Sólo Dios es infinito, eterno e inmutable. Estos son los atributos incomunicables porque no son dados a la criatura. Sólo Dios los posee. Sólo Dios es infinito, solo El es eterno y solo El es inmutable. El es distinto de nosotros. El posee atributos incomunicables.

            En segundo lugar, para formar una idea correcta acerca de lo que es Dios debemos otorgarle a Dios todas las cosas hermosas que vemos en las criaturas. Pero, se las otorgamos en un grado sin límite, en grado superlativo. Entonces decimos que Dios sabio, pero su sabiduría es infinita. Decimos que El es justo, pero su justicia es infinita. Estos son los atributos comunicables de Dios porque la criatura posee estas virtudes: conocimiento, poder, bondad, etc. aunque en grado infinitamente menor de lo que se encuentran en Dios.

            Una nota importante acerca de este ser maravilloso el cual es Dios. ¿Cuál es la relación entre el ser de Dios y sus atributos? ¿Cómo se relacionan? Decimos que todos los atributos o perfecciones en Dios son Dios mismo. Es decir, su sabiduría es Dios mismo conociendo. Su poder es Dios mismo actuando. Su amor es Dios mismo amando. Su bondad es Dios mismo siendo bondadoso. Dios y sus perfecciones son uno y lo mismo.

            Ahora bien, habiendo estudiado acerca de la espiritualidad de Dios, nuestro catecismo o manual de enseñanza, nos dice que Dios es infinito. Hoy vamos a estudiar acerca de la infinitud de Dios a la luz de la Biblia. ¿Qué nos quiere enseñar la Biblia, la Palabra de Dios, cuando dice que Dios es infinito?

I. Dios no tiene límites

            Dios no tiene límites, no tiene barreras. Nada ni nadie puede contener a Dios. Nada ni nadie puede medirle. El es sin límites. Eso es lo que nos enseña 1 Reyes 8:27. En esta oración de Salomón, él reconoce la misericordia de Dios. Dios en su misericordia habita en medio de su pueblo. Dios “desciende” para hacer su morada entre nosotros. Dios “monta” su tienda en medio de su familia. Y esto es un acto de misericordia. Por eso en asombro decía el salmista en el Salmo 8 ¿Qué es el hombre para que tengas de El memoria? No somos nada para que Dios tenga memoria de nosotros. Somos tan insignificantes en comparación con Dios para que El se preocupe por nosotros. A nosotros, que somos menos que nada, que somos como el polvo de la tierra, que somos cenizas, Dios se digna en vivir en medio nuestro y dentro de nosotros. Dios es misericordioso.

            Pero después de reconocer la misericordia y compasión de Dios Salomón reconoce que Dios es más grande que todo lo que existe. El templo construido como casa de adoración no puede contenerle. Si los cielos mismos no pueden contener a Dios cuanto menos este templo construido por nosotros mismos. Dios es infinito. El trasciende todas las cosas. Él es más allá de todo lo creado.

II. Dios es inmenso           

            El catecismo más específicamente nos dice que Dios es infinito en su ser. Y esto significa hermanos que su ser o esencia no tiene límites. Y el término teológico es que Dios es inmenso. Hablamos de la inmensidad de Dios. ¿Qué significa? Significa que Dios lo llena todo. No hay lugar en este universo donde Dios no esté. Él está en estos momentos en este lugar. Él está en su esencia en este lugar. Él está “físicamente” en este lugar. El no solo sabe lo que hacemos aquí, sino que Él está aquí en su ser. Él lo llena todo, Él es inmenso en su ser. No es que Él está en el universo sino todo lo contrario: “En el vivimos, nos movemos y somos” Hechos 17:28.

            No debemos ver esta inmensidad de Dios como cuando uno se acuesta en la cama. Por ejemplo, cuando yo me acuesto en la cama, por el hecho de que soy alto, yo “lleno” la cama con todo mi cuerpo. Pero hay partes de la cama que yo no todo y hay partes de la cama que yo toco más que otras partes. Mis brazos ocupan menos espacio que mi torso. Pero no es así con Dios. Él lo llena todo con la totalidad de su ser.  Dice Jeremías 23:24 “¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?”

            Salmo 145:3 “Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable.” Porque Dios es grande, es digno de suprema adoración. Mira la grandeza de Dios y adórale. Algunos nos consideran tontos o ignorantes por adorar a Dios. Pero acaso no es lógico adorar lo perfecto. Acaso no es lógico adorar lo que es infinito en su ser y perfecciones. Es racional adorar a un Dios infinito. Es irracional adorar a la criatura, porque ésta no es perfecta, ni infinita en su ser.

III. Dios es omnipresente

            Porque Dios es infinito, no sólo en su ser, sino también en relación al espacio, Él es omnipresente. El está presente en todo lugar de este universo. Dios está en todas partes. El está presente en los cielos, los cielos son el trono de Dios. El está presente en la tierra, la tierra es el estrado de sus pies. El está presente en lo profundo de la mar. En medio de la iglesia El está. Dios está aun en el infierno, como el fuego de la ira que devora a los que son castigados allí. El está en todas partes. El está presente con su misma esencia, con su propio ser. Salmo 139:7-12 “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.” Realmente no es que Dios está en todas partes, sino que todas las cosas están delante de Él. Hebreos 4: 13 “Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Todo lo que hacemos, todo lo que pensamos, sentimos, lo hacemos delante de Él, frente a Él. Nada escapa a su ojo omnisciente.

IV. Dios es infinito en todos sus atributos    

            El catecismo nos enseña que Dios es infinito en todas sus perfecciones. El es infinito en su sabiduría, en su poder, en su justicia, en todas sus perfecciones. Todo lo que Dios es y posee Él lo posee a la perfección. Su poder es perfecto, su misericordia es perfecta. Él es perfecto.

            El hecho de que Dios es infinito en su ser y perfecciones nos enseña que Dios es incomprensible. No podemos entender plenamente y a capacidad a Dios. Esta doctrina de la incomprensibilidad de Dios es importante, sobre todo en nuestra tarea de confesar a Cristo delante de los hombres. Cada uno de nosotros debe de estar procurando compartir a otras personas lo que está aprendiendo de la Biblia. Hermanos, no podemos entender plenamente a Dios. Por ejemplo: cuando nos encontramos con una persona que no cree en la doctrina de la Trinidad o nos dice que no cree en la doctrina de la Trinidad porque no la entiende, es nuestro deber decirle: Nosotros podemos entender la doctrina de la Trinidad: que Dios es uno en esencia y tres en persona. Pero, aunque lo podemos entender no lo podemos comprender. Dios es infinito es su ser y perfecciones. Y nuestra mente es finita. Nuestra mente es como un vaso de siete onzas y el ser de Dios es como los cinco océanos que hay en este planeta. Es imposible poner toda el agua de los océanos en un vaso de siete onzas. De igual manera es imposible que nuestra mente finita pueda entender a plenitud el ser de Dios. Así que la incomprensibilidad de Dios es un argumento válido en nuestra defensa de la fe y en nuestra tarea evangelística. No nos olvidemos de las palabras de Jonathan Edwards: “no te extrañes que encuentres cosas difíciles de entender acerca de Dios. Dios es infinito en su ser y perfecciones. Es lógico que si tratamos del ser de Dios haya cosas difíciles de entender”.

Aplicación:

1. Es importante el tener una concepción correcta acerca de Dios. Dios no es glorificado si tenemos una idea equivocada acerca de quién es El y cómo es El. Hoy día muchos tienen ideas distorsionadas acerca de Dios. Por eso estamos dedicando tiempo para aprender acerca de Él y así penetrar en una mayor intimidad con Dios. Mientras más conocemos a Dios más le admiramos y más le amaremos. Si nuestras ideas acerca de Dios son errores estaremos sirviendo a un dios desconocido que no el Dios verdadero. Hoy día predomina varias ideas equivocadas acerca de Dios. Para unos Dios es el verdugo que está esperando con ansias el que las personas pequen para castigarlos en el infierno. Para otros, Dios es el abuelito que lo permite todo y no quiere que sus criaturas sufran lo más mínimo. Dios no solo permite que pasemos por tribulaciones, El determina esas tribulaciones, según su sabiduría. Dios no ha prometido que tu vida será color de rosas. Que estará libre de enfermedades, injusticias, sufrimientos. Pero Dios es señor sobre todas estas cosas. Otros piensan que como todas las cosas cambian y evolucionan, Dios también cambia y evoluciona. (Teología del Proceso). Tales ideas son contrarias a la Palabra de Dios. Tal dios no es el Dios de la Biblia. Y estas personas se destruyen a sí mismos con ideas erróneas acerca de Dios. Dios es perfecto en su ser y perfecciones porque Él es infinito. Nuestra meta es conocerle cada día más según Él se nos ha revelado. Nadie tiene derecho de pensar cómo es Dios según su placer. Nuestro deber es pensar y creer acerca de Dios como Dios mismo se ha revelado en la Palabra de Dios. ¿Es tu concepto de Dios uno bíblico?

2. Dios es infinito en su Ser y perfecciones. Por eso cuando vamos delante de el en oración cree que Dios tiene el poder, la sabiduría y la misericordia perfecta para cada una de nuestras necesidades. No dudemos de lo que Dios es y de lo que Él puede hacer. Pero no te olvides, Él es un ser personal. Y Él es soberano en lo que hace. Él no es una máquina que se le pedimos las cosas tres veces El hará lo que le pedimos. Sometámonos a su señorío con la confianza de Dios todo lo puede porque Él es infinito. Pero reconozcamos que como Rey que es El decide lo mejor para nosotros. Y en esto debemos descansar.

3. No hay día que nosotros pequemos. No hay días que nosotros no nos desvíes de la Palabra de Dios. Y nuestros pecados por ser contra Dios en primer y último lugar nos separan de Dios. Pero que consuelo el saber que Dios es infinito en misericordia. No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar si con verdadero arrepentimiento lo confesamos y nos apartamos de El. La sangre de Jesús es infinita para limpiarnos de toda maldad. El perdón salvador de Dios es “infinito”. El ha dicho que tomará nuestros pecados y los hundirá en lo profundo de la mar. Y dice y no me acordaré más de ellos. No me acordaré jamás de ellos.

4. El Espíritu Santo es infinito en su ser y perfecciones. Nadie puede purificar nuestra mente ni nuestro corazón sino El. Nuestra mayor lucha lo es contra el pecado. Nuestra mente tiene pensamientos impuros. Nuestro corazón deseos carnales. Y nuestros sentimientos emociones pecaminosas. En medio de nuestras tentaciones, impaciencias, temores exagerados, furias, odios, envidias, violencia, depresiones, Dios Espíritu Santo es el agente de la santidad. Busca en el Espíritu infinito la liberación del poder del pecado. Sólo El te santifica. Solo El te ilumina hacia la verdad. Solo El vence el pecado en tu vida. Solo Él te guía hacia la ciudad celestial donde había nuestro Dios infinito.

Sermón: Juan 4:24 Los Atributos de Dios: la espiritualidad de Dios (1 de 10)

 Juan 4:24 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

 

            El contexto de este pasaje es increíble. Nos revela que Jesucristo era un verdadero cura. El es un verdadero médico del alma.            Jesús está en Samaria y se encuentra con una mujer y conversa con ella. ¿Y qué tiene de interesante eso? Mucho. Era la costumbre de la sociedad que los hombres no hablaran con las mujeres. Era mal visto socialmente. En esa cultura machista hablar con una mujer en público era socialmente reprendido. Y de todos modos vemos a Jesús hablando con una mujer en público. Jesús no se dejaba controlar por las costumbres de la sociedad que fueran en contra de la Palabra de Dios.

            Los discípulos se preguntarían, pero… qué le pasa a Jesús. ¡Nadie en la sociedad judía hace eso! ¿Por qué tú hablas con una mujer en público? A lo cual Jesús les pudo preguntar, aquí yo imaginándome la escena, ¿y dónde en la Biblia dice que yo no puedo hablar con una mujer en público? ¿Dónde en la Biblia se enseña eso? Hermanos nosotros somos llamados a imitar a Jesús en esto. Nuestra mente debe ser bíblica. Dios no nos manda a que sigamos las costumbres de la sociedad que sean contrarias a la Palabra de Dios. De aquí vemos hermanos, ¡cuán liberador es el evangelio de Jesucristo! ¡Cuán justo, compasivo, y tierno es Jesucristo! Digo es porque Jesús vive para siempre. El evangelio nos libera del pensamiento esclavista de la sociedad.

            No sólo eso. Lo interesante lo acentúa el hecho de que la mujer era samaritana. Y los judíos no se llevan con los samaritanos. Ellos rechazan la raza samaritana por ser una raza mezclada de judíos y gentiles. Pero Jesús no limita su evangelio a una sola raza. El evangelio lo es para todas las razas y lenguas del mundo. Jesús no era una racista. Y nosotros debemos aprender lo mismo de Jesús. En tu trato con personas de otras nacionalidades, ¿te preocupas por su salvación? ¿Te atreves a compartir el evangelio con esas personas? ¿Cómo te sentirías que haitianos o chinos fueran miembros de esta iglesia? El evangelio es para todos los pueblos del mundo, no importa lo distinto que sean de nosotros.

            Luego de que Jesús descubre el pecado de la mujer samaritana y le muestra que sólo El posee agua de vida eterna, Jesús se enfrasca en un debate de teología sistemática. Eso es bueno para nosotros que no nos atrevemos a debatir sobre religión, vemos a Jesús debatiendo con una mujer sobre un tema muy importante, la adoración a Dios. La mujer le dice a Jesús, que los judíos dicen, que debemos adorar a Dios en Jerusalén, mientras que los samaritanos dicen que debe ser en el monte Gerizim. A lo cual Jesús le dice: los judíos tienen la razón. Es en Jerusalén que Dios mandó que le adoráramos. Pero eso estaba a punto de cambiar. V. 21Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.” ¿Por qué no va a ser necesario que se adore en Jerusalén solamente? Porque Dios es Espíritu. El no está limitado a un lugar. El está en todas partes. Hermanos, cuán importante es esto. No podemos limitar a Dios. No debemos limitar a Dios. A Dios no lo podemos encajonar. El es Espíritu libre. El es soberano. Nadie puede controlarle, ni encajonarle. El es como el viento. El sopla de donde quiere y “va” a donde quiere y hace lo que le place. Dios es Espíritu. Y por tanto como El es Espíritu hay que adorarle espiritualmente y conforme a la verdad.

            Fíjate bien lo que Jesús está haciendo. Jesús nos da la doctrina correcta acerca de Dios, El nos da una teología correcta y luego nos da la práctica correcta de la teología. Es decir, para poder adorar a Dios correctamente debemos tener una teología correcta. Nuestra doctrina de Dios debe determinar nuestra adoración.

            Es por eso hermanos que continuamos nuestro estudio del Catecismo Menor de Fe de Westminster con la pregunta número cuatro. Solo cuando conocemos la verdad acerca de Dios es que le podemos dar la adoración correcta que Él se merece. Doctrina y práctica. Ese es el orden correcto.

            Esta pregunta y respuesta número cuatro tiene una historia impresionante. Cuando los teólogos de Westminster se reunieron para tratar acerca de qué es Dios todos ellos frisaron. No sabían cómo contestar esta pregunta tan sublime. A lo cual pensaron que lo más sabio sería buscar de Dios la respuesta. Decidieron que deberían orar de nuevo, pero esta vez deberían escoger al más joven del grupo. ¿Por qué el más joven? Porque Dios nos dice de labios de Jesús en Mateo 11:25En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.” Dios oculta Su sabiduría de los sabios, de los que buscan ser sabios en su propia opinión y no sabios según la sabiduría que da Dios. Dios revela su voluntad a los niños o más bien a los que tienen un corazón de niño. Aquellos que reconocen que no saben nada y que Dios lo sabe todo. Y luego de escoger al más joven entre ellos y preparados sus corazones para orar este joven oró así: Oh Dios tu eres un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en tu ser, sabiduría, poder santidad, bondad, justicia y verdad. Luego de terminada la oración uno de ellos se apresuró a escribir el inicio de la oración la cual se convirtió en la contestación de la pregunta 4 del catecismo. Dios había contestado tal oración. Se cree que quien oró lo fue George Gillespie, comisionado de la iglesia de Escocia en la asamblea. ¿Por qué él? Porque él era el más joven, con 33 años de edad.

            La pregunta y respuesta número 4 es la siguiente. ¿Qué es Dios? R. Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder santidad, bondad, justicia y verdad. Y es de esta pregunta y respuesta que nos ocuparemos los próximos domingos.

            Veamos el pasaje de Juan 4:24.

            Jesús nos dice que Dios es Espíritu. Esta oración, aunque dada a la mujer samaritana para propósitos prácticos es también, en un sentido, una definición. Decimos en un sentido porque la Biblia no nos da una definición de Dios. Si buscáramos saber cuál es una definición aproximada de lo que es Dios, Juan 4:24 es la respuesta. Jesús nos dice que Dios es Espíritu. Ahora bien, en el griego el orden es invertido [πνεῦμα ὁ θεός]. La palabra Espíritu es la primera palabra de la oración. Esto significa que el énfasis recae en la palabra Espíritu. Espíritu es Dios. Es decir, Dios es Espíritu por excelencia. Dios es Espíritu en la forma más perfecta que pueda existir. El no es un Espíritu. El es en sí mismo Espíritu en forma absoluta. Así que lo primero que nos enseña el Catecismo Menor es sobre la espiritualidad de Dios.

            Ahora bien, qué nos enseña la Biblia sobre la espiritualidad de Dios. La Biblia nos quiere enseñar varias cosas:

            I. Dios es una substancia.

            Por decir que Dios es una substancia lo que la Biblia nos enseña es que Dios es un ser real. Él no es materia.  Su esencia no es material sino espiritual. Él no es el producto de la imaginación de los hombres. Algunos piensan que Dios es un invento. Y dicen que: la idea de Dios fue inventada para poder explicar las cosas que no entendemos. Los indios taínos tenían muchos dioses. ¿Por qué? Porque para ellos todo lo que era asombroso, lo que no podían explicar, un dios. Como no entendían lo que era un huracán y viendo lo peligroso y poderoso que era decían este es el dios Juracán que viene a castigarnos.  Es por eso que muchos piensan que la idea de Dios es sólo eso, una idea.  Jesús nos dice que Dios es Espíritu. El no es una idea, El posee una substancia espiritual. El existe como un ser real. Él no es fruto es nuestra imaginación. ¿Cómo lo sabemos? Porque El mismo se ha revelado. Nosotros le conocemos porque El mismo ha tomado la iniciativa en darse a conocer. Así que el conocimiento que tenemos de Dios no es creado por nosotros sino impartido hacia nosotros por Dios mismo. Dice Pablo en Romanos 1:19 “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.

            II. Dios posee todos los atributos que poseen los espíritus.

            Dios piensa, El actúa. El quiere y desea. El es Espíritu. El sabe lo que haces, cómo lo haces y dónde lo haces. El no solo tiene entendimiento, sino que El actúa. Ya que posee poder para actuar. Por tanto, El posee los atributos de ser consciente de Sí mismo y de actuar por Sí mismo. El entonces, nos entiende. Podemos hablar con Él y saber que Él puede comprender lo que le decimos o le pedimos. Él no es impersonal sino todo lo contrario, Él es personal. Y nos relacionamos a Él como una persona se relaciona con la otra. Y sabemos que cuando oramos y le pedimos que actúe según a Él le plazca, sabemos que El actúa. ¡Cuán absurdo es orar a una piedra, a una estatua, al universo, o a cualquier ser creado! 

            III. Dios es perfecto en su ser.

            Los ángeles son espíritus, pero son espíritus creados. Dios es Espíritu no creado. Nuestras almas son espíritu también. Pero nuestras almas son también creadas y no son absolutamente necesarias como Dios es. Dios es absolutamente necesario. Pero nosotros no. El no necesita de nada ni de nadie. Pero nosotros lo necesitamos absolutamente. Él ha creado nuestras almas. Todo lo que nosotros tenemos lo recibimos de Dios. El poder pensar, el poder desear, el gustar y saborear la comida, nuestros ojos.; todo lo tenemos de Dios. Pero Dios posee sus perfecciones de sí mismo. Nadie le ha dado a El nada. Nadie le ha dado su sabiduría. Nadie le ha dado su fuerza y poder. El lo posee todo de sí mismo. Él es un Ser absoluto. Poseemos a un Dios perfecto en todo su Ser y perfecciones. Y Él es nuestro Padre celestial.

            IV. Dios es incorpóreo.

             El espíritu no tiene un cuerpo como nosotros. Ese es uno de los atributos de todo espíritu. Jesús dijo en Lucas 24:39Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” Pero un momentito. ¿Acaso la Biblia no habla de los ojos de Dios, del rostro de Dios, del brazo de Dios? Claro que sí. Tal lenguaje es antropomórfico, o lenguaje figurativo. Se habla así de Dios por causa de lo débil de nuestra mente para entender a Dios. Es como cuando le hablamos a un niño. Le hablamos de una manera extremadamente sencilla y concreta para que pueda entendernos. Hay un hablar de bebé en todo esto. Dios desciende a hablarnos como bebés para que podamos entenderle, ya que Él es mucho más grande que lo que nosotros nos podemos imaginar. Por eso hermanos cuando leamos en la Biblia acerca del oído de Dios, o sus ojos, no pensemos que Dios tiene ojos ni oídos, sino que la idea que nos quiere dar es que Dios es omnisciente: todo lo sabe, todo lo conoce. Cuando habla acerca del brazo de Dios debemos entender el poder omnipotente de Dios. De su rostro: su amor y bondad generalmente. Dios es incorpóreo, no tiene un cuerpo.

            V. Dios es invisible.

            No lo podemos ver con los ojos del cuerpo. Nadie lo puede ver. Ni siquiera en los cielos podremos ver a Dios. 1 Timoteo 1:17Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” Su invisibilidad no implica que no sea real. No vemos la fuerza de la gravedad, ni vemos el dolor, no vemos el amor, pero sabemos que son reales.

Aplicaciones prácticas:

1. Como Dios es Espíritu, Él requiere que su adoración sea en espíritu y en verdad. ¿Qué significa? El busca a adoradores verdaderos, sinceros, genuinos. Dios busca a personas que le adoren con sus labios pero que le adoren con el corazón. Que haya sinceridad en la adoración. Dios aborrece una falsa adoración. Dios aborrece una adoración hipócrita. Dios aborrece un corazón que no se arrodilla, aunque esa persona se arrodilla con sus piernas. Dios no acepta como verdadera adoración cuando nuestro cuerpo está aquí pero no nuestra mente. Cuando nuestros oídos están aquí pero nuestro corazón está en otro sitio. Cuando pensamos en nuestro corazón: Ah, si yo estuviera en otro lugar, yo no sé porque yo pierdo mi tiempo aquí. Dios no acepta nuestros cánticos si no son cantados con un corazón salvado, con un corazón creyente. La adoración que Dios requiere debe ser “con una aprehensión y conocimiento salvador de quien Dios es en Cristo a los pecadores” (Thomas Boston). Dios es Espíritu y requiere por tanto una adoración del corazón. Fíjate que Jesús dice: es necesario que adoren de tal manera, en espíritu y en verdad. Hermanos adorar a Dios no es una tontería. Es algo sumamente importante. Jesús dice que debemos adorar a Dios de una manera especial. No, a nuestro capricho. Debemos ser celosos de nuestra adoración a Dios.

2. Al Jesús decir que Dios es Espíritu nos quiere decir que El es el único que hacer feliz nuestras almas que son espirituales. Nuestras almas no encuentran descanso ni paz verdadera sino en el Padre de los espíritus de toda carne. Números 16:22Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne,” Tú posees un alma inmortal, la cual es más noble que tu mismo cuerpo. Tú te preocupas de alimentar tu cuerpo, de vestirlo, de lavarlo, de cuidarlo. Entonces, cómo no te esmerarás, te esforzarás en cuidar tu alma inmortal. Hay que alimentar el alma, así como alimentamos el cuerpo. La Biblia es la leche espiritual que nos alimenta. La predicación de la Palabra de Dios es el alimento espiritual que nutre nuestro ser. Nuestra mente necesita pensar correctamente y solo la Palabra de Dios lo puede hacer. Hay un vacío natural en nuestra alma que sólo Dios puede llenar. Sin Dios en nuestra alma, nuestra alma está muerta. Procura entonces que tu alma se una cada día más con tu Dios. Búscalo en la intimidad de tu casa. Ora a tu Padre que está en secreto. Eleva tu mente fuera de este mundo para que tu mente sea saturada del pensamiento de Dios. Que Dios llene nuestra mente.

3. Porque Dios es Espíritu, la adoración neo-testamentaria es más espiritual que la adoración carnal del AT. Jesús le dijo a la mujer samaritana y a nosotros que la manera de adorar en el AT iba a cambiar. Juan 4:21 “Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Jerusalén era el centro de adoración del pueblo de Dios en el AT. Y esa forma externa de la adoración en el AT iba a ser abolida. Jesús le decía que el lugar de adoración ya no iba a ser Jerusalén sino en todo lugar donde Dios sea adorado en espíritu y según la verdad. El cambio de lugar implica el cambio en la forma. Porque si no hay templo no hay necesidad de sacerdotes, ni de sacrificios ni nada de la forma de adoración ceremonial externa del AT. Así que no debemos esperar ni buscar reestablecer las formas de adoración del AT. ¡No es correcto entonces usar el shofar, ni construir el arca del pacto, buscar que la adoración del NT sea igual a la del AT! Eso no está bien.  4. Dios tampoco acepta una adoración que no esté basada en la verdad, en la Palabra de Dios. Dios requiere que le adoremos en espíritu, pero también según la verdad, según su Palabra. Pero qué pasa en aquellas iglesias donde se danza en medio del culto de adoración, donde se traen payasos para alegrar a los niños, donde se hacen dramas, pantomimas y el culto de adoración se convierte en un show. ¿Dónde Dios ha mandado esto en su Palabra? Tal adoración no es según la verdad. Y la verdad es lo que Dios ha dicho en su Palabra.

            Dios ha cambiado la forma de la adoración por una más sencilla, pero más espiritual y más eficaz. Dios no nos manda a tener danzores, cantores y toda aquella forma de adoración judaica. Todo eso quedó abolido.

5. Porque Dios es Espíritu, Él es invisible. Entonces es pecaminoso hacer imágenes de Dios. Dios es Espíritu y por tanto no debemos hacer una estatua de Él, un dibujo o una pintura de ninguna de las tres personas de la Trinidad. Dios prohíbe tal práctica. Y cuan común es hoy día en las iglesias evangélicas el tener retratos, dibujos o pinturas de Jesús. Dios prohíbe tal práctica. Hermanos, Dios es el objeto de nuestro entendimiento no de nuestra imaginación. Dios le dijo al pueblo de Israel en el AT en Deuteronomio 4:12, 15-16y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis… Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra.” ¿Qué es lo que Dios le dijo al pueblo de Israel? Cuando yo descendí en el monte Sion, tú no viste ninguna figura de mí, no viste ninguna forma de mí, para qué, para que no hagáis escultura, ni imagen de mí. Por tanto, Dios prohíbe el que hagamos imágenes, dibujos, esculturas o pinturas de ninguna de las personas de la Trinidad. Como dice la contestación de la pregunta número 109 del Catecismo Mayor de Westminster: “Los pecados prohibidos en el segundo mandamiento son: todo lo que sea inventar, aconsejar, mandar, usar, y aprobar algún culto religioso, por sabio que sea, pero que no haya sido instituido por Dios; el hacer alguna representación de Dios, ya sea de todos o de alguna de las Tres Personas [de la Trinidad], sea interiormente en nuestra inteligencia, o en lo exterior por alguna clase de imagen o semejanza de alguna criatura cualquiera, toda adoración de ella, de Dios en ella o por ella, etc.” Y lo mismo dice el Catecismo de Heidelberg en la pregunta número 96 ¿Qué pide Dios en el segundo mandamiento? Que no representemos a Dios por medio de alguna imagen o figura, y sólo le rindamos culto como Él ha mandado en su Palabra.

            Cuidémonos de los libros, biblias, materiales para niños o adultos en los cuales hay imágenes de Jesús. Dios prohíbe tal práctica.

            Así que hermanos, nuestro Dios es Espíritu, real, invisible, incorpóreo, perfecto y la fuente inagotable de nuestra felicidad. Quiera Dios que haya siempre en nuestro corazón un deseo y anhelo de adorarle en espíritu y según Él ha revelado en su Palabra por toda la eternidad.

Sermón: Santiago 3:13-18 La Verdadera Sabiduría, parte 2

 Santiago 3:13-18 “13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. 14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; 15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. 17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.”

 

            Hay dos y solo dos sabidurías en este mundo. Existe la “sabiduría” terrenal y la sabiduría divina. Y ambas son diametralmente opuestas la una de la otra. Son polos opuestos.

            El domingo pasado estuvimos viendo la sabiduría del mundo. Y vimos que esa sabiduría del mundo no proviene de Dios. Dios no es su autor ni tampoco la aprueba. Su origen es terrenal, animal y diabólico. Sus características son: la envidia, el egoísmo y la soberbia. Nada bueno podemos extraer de esa sabiduría del mundo. Y sin lugar a dudas, aunque Santiago no lo dice, esa sabiduría lleva a una persona a la destrucción eterna.

            Pero en oposición a esa sabiduría del mundo hay otra sabiduría. Esa sabiduría es una divina. Y posee ciertas características. Vamos a compararla con la sabiduría del mundo. Y lo vamos a hacer exponiéndolo en tres puntos: con respecto a su origen, con respecto a sus características y con respecto a sus resultados. ¿Cuál es la verdadera sabiduría? ¿Cuáles son sus características?

I. Origen

            Con respecto a su origen, nos dice Santiago que tiene su origen en Dios. V. 17 “Pero la sabiduría que es de lo alto”. En este versículo el énfasis lo es en la frase “que es de lo alto”. Es decir, proviene de Dios. Mientras la sabiduría del mundo proviene de la tierra, es terrenal, animal y diabólica, la verdadera y única sabiduría proviene de Dios y solo de Dios. Dios es el autor de la sabiduría. Esa es la enseñanza invariable de toda la Biblia. Proverbios 2:1-5 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” Santiago repite la misma idea en el capítulo 1:5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” ¿Por qué pedirla a Dios? Porque Él es el único que la puede dar. Ya que todo lo bueno procede de Él. Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”

            Hay un pasaje en el libro de Proverbios que sé que conocen bien y guarda relación con este tema. Proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Es decir, no hay sabiduría sino la que está en contacto y en una relación salvífica con Dios. Nadie que no sea cristiano puede ser estrictamente sabio. ¿Por qué? Porque el principio de la sabiduría es temer a Jehová y sin alguien no teme a Jehová no posee ni siquiera el principio, el comienzo de ser sabio, cuanto menos el ser sabio. Y porque solo cuando estamos unidos a la fuente misma de la sabiduría divina que es Cristo, es que podemos ser verdaderamente sabios. Pablo dijo en Colosenses 2:3 “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” Si todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento están en Cristo, entonces del único lugar que podemos extraer la sabiduría es de Jesús. Y solo los que creen en Jesús como su Señor y Salvador poseen verdadera sabiduría. 

            Hermanos, también tenemos que tener presente, que toda la sabiduría del mundo es insensatez para con Dios. De igual manera 1 Corintios 1:25 “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres”. Lo que los hombres piensan que es insensato en Dios, después que provenga de Dios es más sabio que toda la “sabiduría” del mundo.

            ¿Cuál es el origen de la verdadera sabiduría? La verdadera sabiduría proviene de Dios.

 

II. Las Características de la Verdadera Sabiduría

            Estas siete características de la sabiduría no es meramente lo que ella es en sí misma, sino lo que ella produce en los creyentes. O más bien, lo que Dios produce en nosotros por medio de su Palabra y Espíritu.

            1. Es pura. V. 17 “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura”. La palabra es “hagné” que significa libre de contaminantes e impurezas. Es pura porque proviene de Dios quien es en sí mismo puro o santo. Y es pura porque purifica el corazón.

            Ahora bien, el contexto puede referirse a sinceridad, a que no hay malas intenciones en esa persona. Un ejemplo: te presto algo no porque deseo más adelante pedirte algo y voy a recordarte que me debes un favor. No hermanos, no debe haber doble intención.

            Pero la palabra pura, “hagné” significa también casto y es sinónimo de santo “hagiós”. Por tanto, la verdadera sabiduría se traduce en una vida de santidad, en conformidad a la voluntad de Dios, a un apartarse del mal. Todo creyente, porque posee a Cristo es sabio. Y la primera manifestación de haber invocado el nombre de Cristo es procurar apartarnos de todo aquello que contradiga nuestra profesión de fe, de que nosotros no nos pertenecemos a nosotros mismos. Nuestra vida le pertenece exclusivamente a Dios. 2 Timoteo 2:19 “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.” 

            2. Es pacífica. La palabra es “eireniké”, pacífica. Pertenecinete a la paz, dispuesta a la paz. Busca la paz no a expensas del error sino en la búsqueda de la concordia. Busca subsanar las heridas. Busca pensar lo mejor de mi prójimo. No guarda rencor. Y por eso cuando lo ven inevitablemente dirán de él: he ahí un hijo de Dios. Mateo 5:9 “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”

            3. Es amable. La palabra es “epieikés”, que significa gentil, considerado, justo, equitativo. RAE la define: Afable, complaciente, afectuoso.

           

 

4. Es complaciente. La RV60 traduce la palabra “eupeithés” como benigna. Pero la palabra significa que la persona es fácilmente persuadida. Por eso algunos lo traducen sumiso, obediente. Pero la idea es que esta persona no está todo el tiempo con el freno. Tiene su convicción sobre algo, pero está dispuesto a cambiar su postura si le dan razones válidas. Él está abierto a la persuasión, no se cierra a ser cambiado. No es esta persona que dice esto es lo que yo creo, aunque sabe que está equivocado, pero no da su brazo a torcer. El sabio está dispuesto a transar, a modificar sus ideas y no tiene problemas en aceptar que se haya equivocado. Y está dispuesto a pedir perdón.

            5. Es llena de misericordia y de buenos frutos. La sabiduría de Dios produce en nosotros compasión por los demás. Y nos lleva a ser bondadoso con el necesitado. Ya Santiago nos había dicho que la verdadera religión se manifiesta en 1:27 “Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones”. También en tratar con respeto a los pobres, proveerles de comida y vestido a un hermano en necesidad, etc. Es decir, como dice Gálatas 6:10 “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”

            6. Es firme. La RV60 la traduce “sin incertidumbre”. La palabra es “adiákritos”, que significa imparcial, sin prejuicio, sin vacilación. Es el único lugar en todo el NT en que aparece esta palabra y los eruditos no se ponen de acuerdo en cuanto al significado preciso. El antónimo de la palabra sí aparece en Santiago 1:6 cuando dice: “Pero pida con fe, no dudando”. Dudando es el antónimo. Por eso la RV60 lo traduce “sin incertidumbre”. La persona sabia tiene convicción en lo que cree. No es incierto en su fe sino que posee su fe con convicción. El no vacila en sus opiniones. Hay algunos que cambian tanto de opiniones como de ropa interior. Y por el temor a que dirán o la presión cambian sus ideas. Si están con sus amigos piensan como ellos y si están con sus hermanos cristianos piensan como los cristianos. Eso no es sabiduría. El sabio tiene una firme convicción en lo que cree, porque sabe que su fe proviene de Dios. Y Dios es la absoluta verdad, la fuente de la verdadera sabiduría.

            7. Es sincera.  La sabiduría de Dios produce en nosotros sinceridad. El sincero es el genuino. No es hipócrita. Es transparente. No es una cosa con la boca y otra en su corazón.

 

III. Resultado

            V. 18 “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” Hermanos, el fruto de justicia, de una vida recta, digna de ser llamada cristiana solo puede cosecharse en un ambiente de paz, armonía, amor, en donde brilla el carácter sabio que Santiago a descrito. La iglesia a la cual Santiago les escribe tenía problemas de envidia, egoísmo, el cual produce caos. ¿Pude un creyente crecer en ese ambiente? Esa es la idea. Cuando vimos en sabiduría vivimos en paz en mansedumbre, nos amamos unos a otros, consideramos los hermanos como superiores a nosotros mismos, buscamos ayudarnos desprendidamente, somos sinceros, transparentes, amables unos con otros, es entonces que la iglesia crece y madura en su fe. En medio de luchas, envidias, egoísmo, favoritismo, nada bueno florece. En un campo bombardeado constantemente no crece ninguna planta. Mira Vieques. Pero cuando la iglesia vive la vida santa que Dios produce en nosotros allí los creyentes son amados, respetados, motivados e inevitablemente el fruto de justicia sembrado en la paz produce vidas justas. Los sembradores de paz lo logran.

            Quiera Dios que esa sabiduría florezca cada día en medio nuestro para que el mundo vea a Cristo en nuestras vidas, para la conversión y salvación de sus almas.  

Sermón: Santiago 3:13-16 La Verdadera Sabiduría: parte 1

Santiago 3:13-18 “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.”

 

Introducción

            Es común hablar de lo complicado que es la vida. La vida no es fácil, es una oración común por ahí.

            En un sentido es cierto. La vida es compleja y esto la hace complicada. Pero en otro sentido, y desde otro ángulo, la vida no es tan compleja. En última instancia hay solo dos opciones a escoger: obedecer a Dios u obedecer al mundo. Fue Jesús mismo quien nos dijo que hay dos y solo dos puertas y solo dos caminos en la vida: “estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13-14). Solo hay dos puertas y solo hay dos caminos. Y Jesús nos exhorta: “Entrad por la puerta estrecha”.

            Jesús repite lo mismo al finalizar el Sermón del Monte, cuando dice en Mateo 7:24 “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.” Y lo compara con el versículo 26 “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena”. Hay solo dos maneras de edificar en la vida: una edificando en obediencia a las Palabras de Cristo y la otra edificando en desobediencia a la Palabras de Cristo. No hay nada más. Viste qué sencillo es, en un sentido.

            Eso mismo nos dice Santiago en el pasaje que tenemos por delante. En el mundo hay dos y solo dos sabidurías. Una es la verdadera sabiduría. La otra es llamada sabiduría, aunque realmente no lo es. Hay dos clases de sabidurías. Está la sabiduría terrenal y la sabiduría celestial. Estas dos sabidurías son diametralmente opuestas la una de la otra. Hoy vamos a comenzar a estudiar sus características.

 

            Pero antes de ver las características de cada una, Santiago inicia esta sección con una exhortación. V. 13 “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.” Es una pregunta de auto-examen. ¿Hay alguno entre ustedes que entiende que es sabio, es decir, que conoce la verdad y sabe cómo aplicarla correctamente a las diversas situaciones de la vida? ¿Hay alguno entre ustedes que posee entendimiento, es decir, posee la suficiente experiencia práctica de la vida? Santiago reconoce que no todos son sabios. Pero si alguien entiende que es sabio y con entendimiento entonces demuéstrelo con una buena conducta que se manifiesta con humildad o mansedumbre que proviene de la sabiduría.

            Si te das cuenta, para Santiago conocimiento no es lo mismo que sabiduría. La sabiduría no es primeramente intelectual sino práctica. El sabio no es sabio porque sabe mucho sino porque sabe cómo aplicar su conocimiento a la realidad de la vida. Es una sabiduría que se ve por la vida que esa persona lleva. La sabiduría la demuestra por tener una conducta buena según la revelación divina. En una vida que se caracteriza por la humildad o la mansedumbre. De esa sabiduría es la que Santiago habla. Hay una sabiduría verdadera que es digna de imitar y admirar. Hay otra “sabiduría” que hay que rechazar. Ambas compiten por nuestro corazón y nuestra mente. Una es de Dios y la otra del diablo.

            Lamentablemente no las podemos estudiar a ambas en el día de hoy. El próximo día veremos la sabiduría según Dios.   Hoy la sabiduría según el mundo.

            Ambas las vamos a estudiar con respecto a tres aspectos: sus orígenes, sus características y sus resultados.

I. La Sabiduría Terrenal

            1. Origen

                        a. No proviene de Dios. V. 15 “porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto” Lo primero que nos dice Santiago en este versículo es que esta “sabiduría” del mundo no desciende de lo alto, es decir, no proviene de Dios. La palabra en griego es “anothen” que se traduce en Juan “nacer de nuevo o de lo alto”. Es decir, nacer de Dios. Dios no es el autor de la “sabiduría” del mundo. Y por tanto no obtiene Su aprobación. No es una bendición de parte de Dios. Y no importa que el mundo diga que es justa, que es compasiva, que es equitativa si no proviene de Dios según es revelada en la Palabra de Dios no goza de la aprobación de Dios. Podrá tener el apoyo de la mayoría de los senadores, representantes, los jueces del supremo, y la mayoría del pueblo, pero si es contraria a la voluntad de Dios, entonces Dios no es su autor ni goza de su aprobación.

            b. Es terrenal. Santiago nos dice que si no proviene de Dios entonces proviene de la tierra, es terrenal. Es opuesta a la sabiduría que proviene de Dios. La idea es que ambas son opuestas la una a la otra. Por tanto, hermanos, la “sabiduría” del mundo es opuesta a la sabiduría que es de Dios. No hay un punto medio. O poseemos la sabiduría de Dios o poseemos la sabiduría del mundo. Aquí no se puede escoger lo mejor de dos mundos. Jesús dijo en Lucas 11:23 “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.” Para Jesús es: todo o nada.

            Esta “sabiduría” ve la vida desde la perspectiva del ahora y no desde la perspectiva de la eternidad. Su mente es puesta en las cosas de la tierra. Como dice Filipenses 3:19 “el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.” Esta persona no considera su alma. No piensa si lo que hace afecta su relación con Dios. Esto que hago me acerca a Dios o me aleja de Dios. Fortalece mi vida espiritual o la debilita. Me lleva a servir a Dios o a servirme a mí. Nada de eso pasa por su mente porque solo piensa en lo terrenal, en cómo ganar dinero, cómo adquirir lo que quiero, cómo salirme con las mías.

            c. Es animal. La palabra en griego es “psychike”, que significa: no es espiritual. Es aquel que no tiene el Espíritu Santo en su vida. De ellos nos habla Judas 1:19 “Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu.” Es la “sabiduría” que caracteriza a los no regenerados, a los no creyentes. La naturaleza caída promueve la desobediencia a Dios. Y su mente no se rige por la Palabra de Dios. Y no tienen la mente de Cristo. No son guiados por el Espíritu Santo. Por tanto, piensan como piensan los hombres que no tienen a Dios en su corazón.

            d. Es diabólica. Tiene su origen en Satanás. ¿Por qué Satanás? Porque él es el dios de este siglo. El controla la mentalidad anti-bíblica del mundo. Él ha cegado la mente de los no creyentes y opera sobre los hijos de desobediencia. El error o falsedad proviene de Él.

            Y como su origen no es de Dios sino terrenal, animal y diabólico, entonces posee ciertas características peculiares a esa filosofía. ¿Cuáles son?         

            2. Características

                        a. es envidiosa. V. 14 “Si tenéis celos amargos”. La palabra “zelos” puede ser traducida como envidia. Claro está, no todo celo es pecaminoso. Hay celo de Dios y de su Palabra y ese es un celo bueno. Pero hay un celo pecaminoso o literalmente un celo “salado”, es la misma palabra que en el versículo 12 hablaba de agua salada. La sabiduría de este mundo es celosa, envidiosa de lo que poseen los demás. En vez de alegrase con su prójimo en lo que tiene, lo celan, le envidian. Y esta envidia pueden ser: los bienes materiales, los esposos, los hijos, los títulos, la forma de ser, etc. La sabiduría del mundo es envidiosa.

                        b. es egoísta. V.14 “y contención”. Esta palabra contención “eritheian” es mejor traducirla como lo hace LBLA “ambición personal”. La idea es de ambición egoísta. Es una actitud egoísta que solo piensa en esa persona o grupo de personas y nada más. Yo soy primero, segundo y tercero. Son mis intereses los que cuentan. Un ejemplo: son los que se estacionan en dos estacionamientos. Son los que llegan últimos y quieren ser los primeros. Son los que no esperan su turno porque me tienen que atender ahora porque yo sí tengo necesidades que me llevan que no espere mi turno. 

                        c. es soberbia. V. 14 “no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;” Estos hermanos se estaban enorgulleciéndose al tener esas actitudes. Es la frase de hoy día que dice: “es que yo soy así”. Son los más sabios que nadie, los que ya lo han analizado todo y nada se les escapa.

            3. El Resultado

                        a. trae confusión. V. 16 “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación”. La palabra perturbación es “akatastasía”, que significa desorden, confusión, contiendas, tumulto. Es la palabra común para hablar de la anarquía. Y la anarquía es la falta de sumisión a la autoridad, que produce desorden, sedición. En otras palabras, la sabiduría de este mundo produce caos, desorden, confusión. No hay orden, sino caos. Destruye la unidad, la paz, la mutua sumisión entre los hermanos de la fe. Nada bueno sale de la sabiduría del mundo.

            e. no trae nada bueno. V. 16 “y toda obra perversa.”  El fruto de la sabiduría terrenal es que no trae nada bueno. Todo lo que busca hacer y logra hacer es perverso, malvado, bueno para nada, inútil. De esa “sabiduría” nada bueno podemos sacar. No nos ilusionemos, no seamos ingenuos. De la sabiduría del mundo nada bueno podemos cosechar, sino todo lo contrario. Toda obra perversa sale de la sabiduría del mundo.

Aplicación:

1. Tenemos que pensar antitéticamente. Tenemos que pensar en polos opuestos. La sabiduría del mundo no es buena sino malvada. Y es diametralmente opuesta a la sabiduría de Dios que encontramos en la Biblia. No hay punto medio entre ambas. No seamos ingenuos en pensar que las decisiones contrarias a la Biblia tienen algún mérito porque no lo es así. Si Dios es veraz todo lo se oponga a lo que Dios dice es mentira. Pensemos en polos opuestos. Aquí no podemos escoger lo mejor entre dos mundos.

2. Hermanos, tenemos que ver la sabiduría del mundo de la manera correcta. Tenemos que ver el aborto como lo que es algo diabólico, terrenal, satánico. La gente se opone a aplicar la pena de muerte contra los asesinos, pero no tienen ningún reparo en asesinar a bebés que nada malo han hecho. Tenemos que ver el homosexualismo como lo que es: un gran pecado, una gran perversión. Todos los pecados no son iguales. Nadie diría que uno que ha perjurado en la corte merece la misma condena que uno que ha asesinado. Nadie debe pensar que el homosexualismo es lo mismo que mentir porque eso no es cierto. Todo pecado por más pequeño que sea merece la condenación, pero no todo pecado es igualmente terrible ni igual en tamaño. El homosexualismo es satánico. De igual manera lo es el feminismo. Yo sé que los hombres han abusado de las mujeres, pero eso no les da derecho para ir en contra de la voluntad de Dios. El mal se corrige con el bien no con otro mal o con algo peor. No seamos ingenuos pensando que estas cosas son triviales porque no lo son.  

3. Hermanos, hay falsos profetas hoy día. Y no hablo de los que dice que tienen nuevas revelaciones sino de todos aquellos que buscan apartarnos de la verdad de la palabra. El que haya falsos profetas o falsos pastores no nos debe extrañar. Habían falsos profetas en el AT en la misma corte del rey. Profetas que profetizaban lo que el rey quería escuchar. Profetas que criticaron, se burlaron y persiguieron a los profetas de Dios. No les tengamos temor. No nos dejemos mover de la verdad, aunque ellos hablen con denuedo, con convicción. Porque nada de lo que dicen proviene de Dios.

4. Ningún creyente vive una vida en perfecta sabiduría. Todos nosotros porque vivimos en este mundo caído hemos bebido de la sabiduría de este mundo. Pregúntate, ¿Qué ideas de este mundo yo creo y he abrazado, posiblemente por ignorancia? Es mi concepción del matrimonio el bíblico. Es mi concepción del homosexualismo el bíblico. Y qué del aborto, la eutanasia, el rol de los hombres y de las mujeres en la familia, de la evolución, del uso del dinero, de la pornografía, de la fornicación, el feminismo, etc.

            Examinemos nuestras creencias a la luz de la Palabra de Dios. Y vayamos a Dios y digámosle: Oh, Dios enséñame de tus caminos, ayúdame a pensar bíblicamente, aunque el mundo piense que estoy loco. Ayúdame a soportar el escarnio del mundo, no para mi gloria, si no para la gloria tuya y el bien de mi vida.

            No seamos ingenuos, la sabiduría del mundo no proviene de Dios, es terrenal, animal, diabólica, destructiva y nada bueno podemos sacar de ella. Que Dios nos ayude a verlo así.