Sermón: Mateo 21:1-11 La Entrada Triunfal

Mateo 21:1-11 “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.”

 

            Saddam Hussein fue el quinto Presidente de Iraq. Y como tenía muchos enemigos él tenía varios dobles. Cuando fue capturado en la guerra de Iraq y le preguntan quién era él, su respuesta fue Yo soy Saddam Hussein, el Presidente de Iraq. Pero por causa de los dobles era necesario cerciorarse de que en realidad era Saddam Hussein. Le tomaron las huellas digitales, le sacaron sangre, incluso lo afeitaron para corroborar su rostro. Era importante certificar su identidad.

            Eso es lo que Jesús hace en la Entrada Triunfal. Jesús con este acto certifica su identidad. ¿Quién es Jesús? Jesús es el Rey. Pero este Rey es un rey distinto a los reyes de este mundo. Posee unas cualidades que lo llevan a distinguirse y diferenciarse de todos los demás. Y que nos llevan, por tanto, a poner toda nuestra fe y salvación exclusivamente en El. ¿Cuáles son estas cualidades que lo hacen distinto a los demás? Jesús es distinto porque…

I.  Él es Dios

            V. 1-2 “Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.” Jesús sabía de ante mano que habría una asna atada y un pollino en el lugar específico que Él les dijo que estarían. No era una conjetura. Era conocimiento cierto del futuro. Y su conocimiento del futuro prueba que Jesús era divino, porque solo Dios, solo El conoce el futuro.

            Pero alguien diría que si eso fuera así ellos también serían divinos. Porque ellos saben que a las 5:30 pm su esposa tiene su carro estacionado en la marquesina de su casa. ¿Cómo lo saben? Porque ella hace lo mismo todos los días. Pero eso no es cierto. El que ella lo haga todos los días no es garantía que ella lo hará tal día en específico. Pudo ella haber chocado y así evitado que el carro estuviera allí a esa hora. Pudo ese día haberle dado pon a una amiga y haberse desviado y llegar a otra hora. Nadie tiene una garantía que ella o él estará a tal hora en tal lugar porque así lo haya hecho por muchos años. Pero Jesús sabía de ante mano que esos animales habrían de estar allí porque El los necesitaba. De lo contrario su mensaje no se daría.

            Jesús conoce el futuro porque Él es Dios. Y esto lo hace distinto a todos los demás reyes de la tierra. Ninguno de ellos es divino. Solo el Rey Jesús lo es.

            Jesús es distinto porque…

II. Él es el Dueño de todo

            V. 3 “Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.” Los discípulos son enviados a desatar, sin preguntar, una asna y su pollino. Vayan y tráiganlos. “Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita”, pero una traducción literal sería: “El Señor de ellos los necesita”. El Señor de los animales los necesita. Jesús es en última instancia el dueño de todo lo que existe. Los animales “tenían” un dueño inmediato, pero sobre ese dueño Jesús se para como el Dueño absoluto de todo.

            En última instancia nada es nuestro. Lo único que somos es mayordomos de los bienes de Dios. No nos debemos olvidar de eso. No debemos actuar como si nosotros fuéramos los dueños de las cosas. No somos dueños de nuestra vida, por eso no podemos disponer de ella como queramos. No somos dueños de nuestros cuerpos para hacer de ellos lo que nos plazca. Ni somos dueños de nuestra boca para hablar sin pensar, o para ofender. Ni somos dueños de nuestro dinero para disponer de él sin tomar en consideración a los necesitados, o a la iglesia.

            Jesús es Dueño de todo por derecho propio porque como dice Juan 1:3 “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Y Colosenses 1:16 “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” ¿Es Jesús tu Dueño? ¿Vives como uno que reconoce que todo lo que tienes es de Jesús: sea mi esposa, mis hijos, mi casa, mi dinero, mi tiempo, mis habilidades y destrezas, mis juegos?

            No hay rey en la tierra que sea dueño de todo excepto Jesús. Eso lo hace distinto de todos.

            Jesús es distinto porque…

III. El espera obediencia por quién es en Sí mismo

            V. 6 “Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;”.  Los discípulos obedecieron con prontitud lo que les ordenó Jesús. El esperaba obediencia y recibió obediencia. Pero alguien diría, “pero yo soy padre y también espero obediencia de mis hijos. Eso no prueba nada acerca de Jesús.” Eso es cierto, pero si tomamos la totalidad de la narración bíblica vemos que la cosa es distinta. Los discípulos rinden obediencia a Jesús por el hecho de quién es El en sí mismo. Los padres deben esperar obediencia de sus hijos no por sí mismos sino porque Dios les dio el título y privilegio de ser padres. Nadie tiene autoridad sobre ningún ser humano excepto por permiso de Dios. Porque el único que tiene derecho y autoridad sobre los hombres es Dios.

            Todos procreamos por necesidad. Pero Dios crea, no por necesidad, sino de la abundancia de su bondad.

            Esa obediencia de los discípulos pone a Jesús sobre todos los demás reyes y personas en autoridad en el mundo. Los reyes del mundo reciben obediencia por causa de su oficio y por delegación de Dios. Jesús recibe obediencia por quién es El en Sí mismo: Él es Señor. Él es Dios sobre todas las cosas: Dios bendito por toda la eternidad.

            ¿Obedecemos los mandamientos de Jesús con prontitud? ¿Le damos obediencia por quién es Él? ¿O pensamos que ser cristianos es portarse bien? ¿Qué te motiva a obedecer y vivir como cristiano?

            Jesús es distinto porque…

IV. El recibe adoración

            V. 8-9 “Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” Toda la ocasión nos recuerda las celebraciones que se hacían para recibir y honrar a un nuevo rey. Por ejemplo, 2 Reyes 9:12b-13 “Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto, y lo puso debajo de Jehú en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú es rey.” Pero aquí hay algo distinto. ¿Qué es? La multitud rinde adoración a Jesús. ¿Cómo lo sabemos? Por las palabras de adoración: “¡Hosanna al Hijo de David!” esta alabanza es una cita del Salmo 118:25-26 “Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora. Bendito el que viene en el nombre de Jehová; Desde la casa de Jehová os bendecimos." La oración: “Oh Jehová, sálvanos”, es una sola palabra: Hosanna. En otras palabras, la multitud adora a Jesús al decirle: Jehová, sálvanos. Claro está, para la época de Jesús la palabra Hosanna había adquirido una nueva connotación de mera alabanza. Es a Jesús quien dirigen la alabanza. “¡Hosanna al Hijo de David!

            Jesús es alabado por la multitud al reconocer a Jesús como el Mesías quien posee sangre real. Él es llamado Hijo de David. Por tanto, heredero del trono de David como Rey. Lucas 19:38 así lo reconoce directamente: “¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!” Jesús es Rey. Y digno de adoración.

            Ningún rey es digno de adoración. Serán dignos de respeto y deferencia por su oficio, pero jamás dignos de adoración. Esto hace a Jesús distinto a todos los demás. ¿Adoras a Jesús? ¿Le adoras con todo tu ser? ¿Haces las cosas con miras a adorar a Jesús?

            Jesús es distinto porque…

 

 

V. Su carácter es puro

            V. 4-5 “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.” El apóstol Juan nos dice que Jesús había llegado a Betania una semana antes de la pascua. Jesús llegó un viernes. Y esperó hasta el domingo para realizar la famosa Entrada Triunfal.  El escoge entrar a Jerusalén montado, no en un caballo, señal de poder militar, sino en un pollino, en un burro. Y esto en cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9. ¿Por qué lo hizo así? Porque Él deseaba mandar un mensaje: yo soy Rey, pero no un rey como los reyes de este mundo. Mi reino no es de este mundo. Mi reino es distinto a los reinos del mundo porque yo soy distinto a los reyes de este mundo. ¿Cuán distintos? Él es manso y humilde. Él es Rey y por tanto Dueño de todo. Él es Dios y por tanto merece obediencia y adoración. Pero Él es un Rey manso y humilde. Eso lo hace distinto a todos los reyes del mundo. Lo hace distinto a todos los “mesías” del mundo.

            Pero, ¿acaso Mahatma Gandhi no fue “manso y humilde” como lo fue Jesús? ¿No es Gandhi el “padre” de la desobediencia civil pacífica? ¿No fue Gandhi un hombre que vivió en la pobreza, que ayunó hasta casi el punto de la muerte? ¿No habla eso de la increíble humildad de Gandhi? ¿Y qué es esto distinto de Jesús?

            Jesús es distinto por el carácter de su persona. Jesús fue sin pecado no así Gandhi. Gandhi practicaba los ayunos para purificarse a sí mismo. Pero Jesús es puro en Sí mismo.

            Jesús es distinto por el propósito de sus actos. Gandhi buscaba dar libertad política y económica al pueblo de la India. Jesús vino a dar su vida para salvar al mundo de su pecado y de la destrucción eterna en el infierno.

            Jesús es distinto por el poder de su obra. La obra de Jesús es una obra que trasciende los tiempos, trasciende las razas y los pueblos y alcanza dimensiones universales. Su obra de salvación se aplica a los santos de todas las eras del mundo desde la misma fundación del mundo. Adán y Eva se salvaron por el poder de la muerte y resurrección de Cristo. Y todos los creyentes de todas las eras pasadas y las futuras se salvan por la virtud infinita la muerte y resurrección de Cristo. Todo esto y mucho más hacen a Jesús distinto y único en este mundo.

            Además, mira la mansedumbre y humildad de Jesús. 1 Pedro 2:21-23 “Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;”. ¡Cuán distinto es el cristianismo al pensamiento del mundo que nos invita a la venganza, que rechaza la humildad como debilidad! ¡Cuán distinto es el cristianismo al islamismo! El islamismo siempre se ha caracterizado por ser una religión violenta. Mahoma tuvo un ejército, literalmente. Jesús jamás. Él es manso y humilde.

            Y por el hecho de que Jesús es el Salvador de su pueblo, El llama a su pueblo a ser mansos y humildes como Él es. Mateo 11:28-30 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. He ahí la clave para vivir como mansos y humildes: aprender de Jesús. Pon tu mirada en Jesús. Mira cómo vivió, cómo habló, cómo reaccionó ante los insultos. Mira a Jesús y serás manso y humilde. Al mirar a Jesús en fe, Dios Espíritu Santo impartirá esas gracias sobre nuestras vidas. Yo creo que la poca mansedumbre y humildad entre el pueblo de Dios hoy día, se debe a que no miramos a Jesús, no aprendemos de Él. ¿Es Jesús el estudio de tu vida? ¿Es Jesús el ejemplo a seguir?

            Hermanos, Jesús es Rey, pero es un rey distinto a cualquier rey en el mundo. Él es distinto a todos los demás, por eso, Jesús es el único Salvador de la humanidad. Solo Él es Dios, es Dueño de todo, merece obediencia por quién es en Sí mismo, merece adoración y es puro en su Ser. ¿Es ese Jesús a quien tú amas? ¿Es Jesús tu Rey y Salvador?