Sermón: Lucas 17:11-19 ¿Cómo cultivar un espíritu agradecido?

Lucas 17:11-19 “11 Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.  12 Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos 13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! 14 Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. 15 Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16 y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. 17 Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? 18 ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? 19 Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”

 

            Hace unos años atrás una niñita se me fue detrás de mí cuando le había dado un dulce y me agarra por el pantalón y me dice: Gacias. Era para comérsela. Se fue detrás de mí para darme las gracias por el solo hecho de que le había dado un dulce. Cuan correcto fue esa actitud de ese casi bebé. Y cuán saludable es que cultivemos en nuestros hijos y en nosotros y espíritu de gratitud. Sobre todo un espíritu de gratitud a Dios por todo lo que El ha hecho por nosotros.

            En este pasaje del evangelio según San Lucas tenemos la base fundamental para que nosotros cultivemos este espíritu de gratitud a nuestro Dios. Veamos la historia y su desarrollo.

I. Una terrible enfermedad

            Jesús iba camino a Jerusalén como parte de su plan para redimir a los pecadores y dar su vida en sacrificio. Y pasaba entre medio de Samaria y Galilea. Y allí se encuentra con unas personas que están bien enfermas. Lo primero que nos llama la atención es el hecho de la terrible enfermedad que padecían estos diez hombres. Según Lucas ellos padecían de lepra. La lepra es conocida hoy día como “Hansen's disease”. Es una enfermedad sumamente terrible. Es contagiosa. Afecta principalmente la piel aunque también los órganos internos. Produce que la persona se le deforma la piel por medio de la destrucción de tejidos en los cartílagos nasales y de las orejas, apareciendo en fases avanzadas como la típica "facies leonina", caracterizada por múltiples nódulos diseminados en la cara y pabellones auriculares, pómulos pronunciados debido a la infiltración reactiva inmunológica. También hay afectación difusa de los nervios periféricos con pérdidas sensoriales. Se les puede caer la oreja sin que ellos se den cuanta o lo sientan porque han perdido toda sensibilidad. Su cuerpo ha comenzado a podrirse y expele mal olor. Y esta condición puede durar entre 5 a 20 años.

            En el libro de Levítico capítulos 13 y 14 se dan muchos detalles acerca de la misma y cómo deben ser tratados estas personas. El sacerdote, como una de sus funciones, tiene la responsabilidad de evaluar a la persona para determinar si tenía lepra o no. Los leprosos eran separados de la sociedad. No podían tener contacto con nadie. No podían trabajar. Estaban separados de su familia, de sus esposas e hijos. Y no podían tampoco participar de las actividades del templo. Eran ritualmente inmundos. No moralmente inmundos pero sí ritualmente inmundos. Y cuando se acercaban a alguien tenían que gritar inmundo. Nos dice Levíticos 13:45-46 “45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: ¡Inmundo! ¡Inmundo! 46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.”

            Y aunque la palabra leproso en la Biblia se usa para referirse a diversas enfermedades y no necesariamente a la lepra o “Hansen's disease”, lo cierto es que la vida de estos 10 leprosos era una vida miserable. Era una vida horrible. Estaban separados de la sociedad, de sus familias, del de proveer para sí mismo y los suyos el pan de cada día. Eran rechazados socialmente. Por eso dice el versículo 12 “Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos”. Se pararon de lejos porque la ley les obligaba a mantener distancia para evitar todo contagio y contaminación ritual. Que triste es esa condición.

            Y cuando ellos vieron a Jesús V.13 “…alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” Al ver a Jesús ellos alzaron la voz, ellos gritaron. Me imagino en desesperación. Y aunque Lucas no dice qué le pedían a Jesús con esas palabras, creo que todos estaríamos de acuerdo que la petición de ellos era: Jesús, maestro, sánanos. Límpianos de esta terrible enfermedad. Sácanos de esta miseria. La misericordia de Dios es dirigida a los que están en miserias: a los que sufren, lloran, están desconsolados, deprimidos, angustiados.

            Ellos vieron en Jesús no meramente un maestro. La palabra traducida maestro aquí no es la que comúnmente se usa en griego [didaskalos]. La palabra aquí es [epístate] que significa jefe, amo. Y es sinónimo de Kúrios (Señor, Propietario) y de [Déspotes] gobernante absoluto.  Para ellos Jesús no era cualquier cosa. Ellos vieron en Jesús a aquel que tenía poder sobre las enfermedades, poder sobre nuestro cuerpo, capaz de revertir era terrible y mortal enfermedad.

            Hermanos, en medio de toda aflicción nuestro primer recurso siempre debe ser Jesús. No solo para sanidad sino para santificación. Por encima de nuestros males y problemas se para la obra de gracia que nos santifica, es decir, transforma nuestro carácter, transforma la manera en que vemos los problemas, cambia la manera en que nos enfrentamos a los problemas. Nos da la fortaleza espiritual, emocional de Jesús. Hermanos, no hay nada terrible que pase en tu vida que no puedas hallar en Jesús a un salvador.

            De esa terrible enfermedad Lucas nos muestra…

II. La increíble misericordia de Dios en Jesús

            Lo interesante del caso es lo que Jesús les dice: V. 14 “Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes.” Fíjate que Jesús no ora por ellos. Jesús no les pone algo sobre su piel. Jesús no los toca como en el caso del leproso en Lucas capítulo 5. Oh hermanos, cuán importante es esto. Dios trabaja de maneras diversas con las personas. Su fin es el mismo pero sus métodos son distintos. Nadie tiene el derecho de cuestionar y demandar a Dios que haga siempre las mismas cosas para todo el mundo. Jesús es soberano y él hace su voluntad sobre nosotros de la manera que él vea conveniente. ¿Por qué? ¿Por qué Jesús hizo esto de esa manera? Por varias razones: (1) Para que ellos pongan su fe, no en los medios sino en el autor de salvación o sanidad. Para que pongan su fe en Jesús. (2) Para probar su fe. Fíjate que Jesús les dice que obedezcan a sus palabras: “Id, mostraos a los sacerdotes.” Les pide obediencia antes de que ellos sean sanados. ¿Por qué? Para probar su fe. Obediencia a las palabras de Jesús era una prueba de caminar por fe y no por vista. ¿Necesitaban ellos ver para poder obedecer? No. ¿Necesitaban ellos estar sanos primero para luego obedecer? No. Dios pide de nosotros absoluta confianza a sus Palabras aun antes de que El nos dé lo que le pedimos.

            Y nos dice Lucas que ellos obedecieron. Ellos creyeron a las palabras de Jesús. Ellos tuvieron fe en que si Jesús lo ordenaba así, eso era lo que debían hacer. Y nos dice Lucas V. 14 “Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.” Fe y obediencia precedieron al milagro. ¿Cuándo distinto es a lo que muchas veces nosotros esperamos? “Señor cuando hagas el milagro entonces yo te serviré”. Pero Dios nos llama a confiar plenamente en El aun antes de que El nos conceda las peticiones de nuestro corazón. Nuestra guía de obediencia no es lo que Dios hará sino obedecer lo que El ya ha revelado en su Palabra. Por eso Deuteronomio 29:29 dice “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.”

            Cuán grande e increíble es la misericordia de Dios. Ellos clamaron por misericordia y eso es lo que Dios por gracia le da. Es una misericordia gratuita. Si no fuera gratuita no sería misericordia. Y su misericordia alcanza la magnitud de su enfermedad. Así como la misericordia de Dios alcanza y sobrepasa la magnitud de nuestro pecado.

            Nos dice Lucas que tan pronto fueron sanados uno de ellos regresó a Jesús y le adoró. Solo uno de ellos demostró poseer fe salvadora.

III. Lo inmerecido de la gracia

            ¿Qué movió a este leproso a regresar a Jesús? Lucas nos dice V. 15 “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,”. Uno de ellos vio que había sino sanado. ¿Significa que los otros eran ciegos? Sí, pero no de los ojos. Ellos también vieron que habían sido sanados. Pero solo este extranjero realmente vio. Este ver no es algo solo de la vista sino del corazón. El vio. El vio la misericordia tan grande que Dios había hecho con él. Y regresó a adorar a Dios. El demostró que poseía fe salvadora y los otros no.

            ¿Cómo lo sabemos? Por lo que él hizo. La fe salvadora se manifiesta con un corazón que adora a Dios. Este leproso al ver la increíble misericordia que Dios había tenido con él no podía sino adorar a Dios. Y vino “glorificando a Dios a gran voz,”. Todos aquellos que Dios salva se convierten en verdaderos adoradores de Dios. V. 18 “¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?”. Jesús nos dice que el Padre viene a buscar a verdaderos adoradores. Juan 4:23 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.”

            Segundo, la fe salvadora se manifiesta en una vida de agradecimiento a Dios. V. 16 “y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias”. ¿No fueron sanados los otros nueves? ¿No recibieron de parte de Dios misericordia? ¿Por qué no vinieron a Jesús a darle gracias? Yo creo que pensaban que se merecían tal obra de sanidad. Solo cuando el extranjero ve que ha sido sanado es que regresa a darle gloria a Dios y a adorar a Jesús. Los otros no tenían ojos espirituales para ver. Pensaban que se merecían tal bendición de Dios. En cambio, el extranjero vio su sanidad. Vio quién lo había sanado. Comprendió lo que Dios había hecho en su vida. Lo había sanado de una enfermedad terrible. Y al verse sanado no podían hacer otra cosa que darle gracias a Jesús. La fe salvadora se manifiesta en una actitud de agradecimiento a Dios por su misericordia. Por eso Jesús le dice en el V. 19 “Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Y aunque la palabra salvado en griego [σέσωκέν] en ciertos contextos se refiere a la sanidad física y no espiritual. Aquí no cabe la menor duda se refiere a ser salvo del pecado.  

            Lo interesante del caso no es solo eso sino también quién es la persona que ha sido salvada. El es un extranjero. El era un samaritano. Los otros nueve eran judíos. Para los judíos los samaritanos eran una raza indigna. En cambio fue un samaritano y no un judío quien se salvó. Hermanos, Dios no tiene una raza predilecta. El es misericordioso con todos. El es compasivo con los que sufren. El es compasivo con los menospreciados de la sociedad, con los pobres, los cojos, los ciegos. Para toda clase de personas y razas llegó el evangelio de Cristo. No solo para los ricos y poderosos. No solo para los inteligentes, los que visten bien, los que en la sociedad son considerados las buenas personas, los hijos buenos e hijas buenas. El evangelio viene para todos porque todos estamos en la misma condición: somos pecadores y estamos destituido de la gloria de Dios, estamos separados de Dios, bajo su ira y maldición.

            ¿Cuál es la causa del agradecimiento a Dios y a Jesús de este samaritano? El ver que solo la misericordia de Dios lo había sanado. El se vio indigno de recibir esa gracia. Dios no tenía la obligación de sanarle. Muchos eran leprosos y nunca fueron sanados. Pero Dios mostró su misericordia con él y lo sanó. Los otros pensaban que se lo merecían pero él por la gracia de Dios vio que no es así. ¿Qué nos enseña Jesús? Nos enseña que solo en proporción como uno ve la inmerecida misericordia de Dios sobre nosotros es nuestro sentido de agradecimiento a Dios.

            Hermanos, Jesús vino a sanarnos de nuestra lepra, la lepra del pecado. Tú eras ese leproso samaritano. Y Jesús te ha sanado totalmente. El no tenía el deber de hacerlo. Pero lo hizo de pura misericordia y compasión por ti. ¿Cuán agradecidos eres de la salvación que Jesús te ha dado? ¿Somos gradecidos realmente? ¿Realmente lo somos? Si realmente lo eres cuán distinto debes ser. Cómo entonces te acercarás a adorar a Dios. Cómo entonces servirás a Dios en la iglesia. Cómo entonces amarás a tu prójimo. Cómo entonces criarás a tus hijos. Cómo entonces caminarás todos los días de tu vida. ¿Realmente estamos agradecidos o creemos que lo que Dios ha hecho con nosotros es poca cosa? ¿Le daremos gracias con la boca y no con todo nuestro ser? Medita por un momento: cuán agradecido yo estoy de que Dios me salvara. Y si lo estoy, cómo esto se debe traducir en mi forma de vida, en mi adoración a Dios, en mi servicio en la iglesia, en mi servicio al prójimo, en mi anhelo por aprender acerca de Dios, en mi obediencia a la ley de Dios.

            Hermanos, Dios nos ha colmado de bendiciones todos los días de nuestra vida. Nos ha dado esposos, hijos, casas, trabajos, la vida, salud, familia, comida, un techo, una cama, amistades, etc. Y con todo eso le servimos poco. ¡Le devolvemos poco a lo que Dios nos ha dado! ¿O es que creemos que todo lo que tenemos nos lo hemos merecido? Todo esto nos debe llevar a demostrarle a Dios nuestro agradecimiento no solo de palabras sino de ellos y en verdad. Se debe traducir en una vida donde Dios sea lo primero sobre todo: sobre el trabajo, los estudios, la comodidad y el descanso, sobre nuestras esposas(os), sobre nuestros hijos, en fin sobre todo. Se debe traducir en una plena satisfacción de Dios.

            Quiera Dios que cada uno de nosotros medite en la horrible enfermedad que es el pecado, lo poderoso que es Jesús como salvador y la actitud agradecida que cada día debe crecer en nosotros por todo lo que Dios ha hecho con nosotros, por nosotros y en nosotros.  

Sermón: Mateo 2:13-23 Dios se burla de sus enemigos

Mateo 2:13-23 “13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. 16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron. 19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.”

 

            “Cuando yo muera, yo quiero la muerte de por lo menos un líder de cada familia para que así toda la nación haga lamentación durante mi muerte”. Esta orden fue dada a los soldados romanos por Herodes el Grande antes de morir. Gracias a Dios nunca fue puesta en acción.

            Esa es la clase de hombre que fue Herodes el Grande. Un hombre que mandó a matar a tres de sus hijos y a su esposa por mera sospecha de traición. Por eso no es nada extraño que él hubiera dado orden de matar a los niños menores de dos años en Belén y en las ciudades alrededor. Y aunque no hay evidencia externa, no hay récord alguno de esa matanza, no deja de ser cierta por el hecho de la clase de hombre que era Herodes el Grande.

            Desde Génesis vemos cómo la simiente de la serpiente busca por todos medios destruir a la simiente de la mujer. El no desea que nazca el Salvador del mundo. El va a mover cielo y tierra buscando frustrar los planes salvadores de Dios. Pero Dios es Rey soberano. Y su plan de redimir a la humanidad jamás sería impedido. Dios se propuso redimir a la humanidad por medio de uno que fue menospreciado, por medio de un que sufrió incluso desde la misma niñez. El mundo odia a Dios, pero Dios vence. Veamos esa lucha y su resultado.

I. El Mundo busca Matar al Mesías

            Si nos fijamos bien en toda esta perícopa, es decir, en toda esta sección hay un énfasis en la muerte. La palabra muerte o palabras relacionada se mencionan en este pasaje unas siete veces. V. 13 “Herodes buscará al niño para matarlo.” V. 15 “y estuvo allá hasta la muerte de Herodes”. V. 16 “se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años”. V. 18 “Y no quiso ser consolada, porque perecieron”. V. 19 “Pero después de muerto Herodes”. V. 20 “vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.”

            ¿Por qué se menciona tanto esto? Porque el mundo odia al Rey Jesús. El mundo busca destruirlo. Y su odio es tal que no pueden estar tranquilos hasta tanto lo logren.

            Después que los magos se apartan de Jesús un ángel le habla en sueños nuevamente a José y le dice que tienen que huir de allí hacia Egipto. ¿Por qué? Porque Herodes buscará al niño para matarlo. ¿Por qué huir a Egipto? Egipto se había convertido en un centro de refugio para los judíos desde hacía mucho tiempo. Estaba fuera de la jurisdicción de Herodes. Y se calcula que había una comunidad de un millón de judíos viviendo allí para esa época.

            Y José como un hombre justo que era no chistó en obedecer. Ya hemos visto su carácter. Tres veces en esta pequeña sección se menciona lo pronto de José en obedecer. Ese es el carácter de un genuino hijo de Dios. Si Dios ha hablado ¿quién soy yo para no obedecer con prontitud? El no le importó lo difícil que era la tarea: la de tener que huir en medio de la noche, la de abandonar a prisa su modo de vida, la que realizar un viaje arduo con un niño pequeño, la de vivir como fugitivo. La prontitud de su obediencia revela la reverencia y respeto que debe caracterizar a todo hijo de Dios. El no consultó con carne ni sangre. El solo obedeció.

            Cuando Herodes se vio burlado por los magos ordenó la muerte de todo niño menor de dos años no solo en Belén sino en las ciudades o pueblos de su alrededor. ¿Qué habían hecho estos niños: posiblemente entre 12 a 20 niños para merecer ese trato de Herodes? La respuesta es ninguno. Pero este pasaje nos enseña que el mundo odia tanto a Jesús y su reino que están dispuestos a cometer los crímenes más inhumanos e injustos posibles con tal que Cristo no reine. ¿Acaso no sucede eso en nuestros días de cómo el mundo persigue a los cristianos y se levanta contra todo lo que tiene que ver con Jesús y sus leyes? La semana pasada mataron a varios cristianos cópticos en Egipto. ¿Por qué? Por ser cristianos, por ser seguidores de Cristo, por proclamar el evangelio de Jesús. Hace dos meses atrás liberaron por medio del presidente Trump a un pastor evangélico que llevaba ministrando 20 años en Irán y fue acusado de ser espía. Y recientemente encarcelaron a otro ministro evangélico en Irán con cargos parecidos. ¿Quiénes son ellos? Ellos son tus hermanos. Ellos son en un sentido carne de tu carne y hueso de tus huesos. ¿Sufres cuando sufren? ¿Te afliges de su aflicción? ¿Dónde está nuestro sentido de catolicidad, de que somos una sola iglesia, la Iglesia de Cristo? ¿Qué podemos hacer? Orar por ellos. Estar pendientes de sus ministerios. Apoyar sus ministerios.

            Después de vivir un tiempo en Egipto, de haber consumido los regalos que les trajeron los magos y de José haber conseguido un trabajo allí, se le aparece un ángel a José en sueños y le dice que regrese a Israel. Y José busca regresar de nuevo a Judea, posiblemente a Belén. Pero viendo que a la muerte de Herodes uno de sus tres hijos, Arquelao, el más sanguinario de los tres, tuvo temor y dirigido por una revelación se fue a vivir a Nazaret, de dónde él y María eran.

            ¿Por qué esa decisión? En parte, porque entendían que Arquelao, quien poseía el mismo corazón sanguinario de su padre buscaría a Jesús para matarlo. Arquelao se convirtió en etnarca (un título por debajo de rey) con la promesa de César de hacerlo rey si gobernaba bien. Nunca lo logró porque era un hombre terrible como administrador y sanguinario sin piedad alguna. Una vez ordenó la muerte de 3 mil judíos sin pensarlo dos veces. Por eso “reinó” o gobernó por 10 años y los romanos lo depusieron.

            Pero aunque el mundo odia a Jesús y no desea que El reine sobre ellos. Decimos que…

II. Nada Impide que Dios Cumpla sus Planes

            Todo el énfasis de este pasaje lo es en cómo Dios cumple sus planes por encima del odio y la oposición del mundo. Tres veces en este pasaje se nos dice que esto ocurrió para que se cumpliese lo que Dios ya había revelado.

            El primero que se menciona es la huida de Jesús a Egipto, V. 15 “y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo”.  Su huida a Egipto nos dice Mateo no ocurre por la casualidad (no hay casualidad en un mundo gobernado por Dios) sino para que se cumpla lo que Dios había revelado al profeta Oseas en Oseas 11:1. Y sin entrar en muchos detalles exegéticos, el énfasis de Mateo es así como Dios llamó al pueblo de Israel a que saliera de Egipto para preservar su vida de igual manera yo he llamado a Jesús, el verdadero Israel, a Egipto para preservar su vida.

            Hermanos, nada de lo que sucede, sucederá y sucedió en la vida de Jesús fue por pura casualidad. Todo es parte del plan soberano de Dios. Aún aquellas cosas que parecen impensables, horribles e injustas han sido orquestadas por Dios para la salvación de tu vida, oh creyente. De igual manera suceden muchas cosas en nuestra vida que no podemos entender y hemos tomado muchas decisiones que han sido acompañadas de mucha inseguridad. Con todo si miramos atrás podemos ver la mano de Dios guiando nuestra vida. En estos días se anunció el cierre de tres tiendas de K-mart. Una de ellas es la de San Patricio. Esa era la farmacia que Irma iba a trabajar si aceptaba la oferta de trabajo. En cambio ella optó por trabajar en la cárcel, con menos salario, pero libres los fines de semana, especialmente los domingos. Cuando miramos el anuncio podemos decir Dios la dirigió a la cárcel. Posiblemente si hubiera escogido K-mart estaría hoy desempleada. Dios dirige nuestras vidas así como dirigió la vida de Jesús para preservar su vida.

            El segundo cumplimiento se da con referencia a la masacre de los niños en Belén y en sus alrededores. Y nos dice Mateo V.17-18 “17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron.” Nos dice Mateo que esto que ocurrió es en cumplimiento de lo que dijo el profeta Jeremías en Jeremías 31:15. Veamos el pasaje. Jeremías habla en ese pasaje con respecto al exilio del pueblo de Israel hacia Babilonia. Raquel es considerada la madre de la nación judía así como Jacob o Israel es su padre. Su lloro es la angustia y sufrimiento de que sus hijos o sus descendientes de Israel serán “destruidos” al ser llevados cautivos a Babilonia. Pero el pasaje en Jeremías habla también de una restauración del pueblo de Israel. Así que esta profecía se da en el contexto de la esperanza de restauración. Miremos Jeremías 31:16-17 “Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. 17 Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra.”  ¿Qué es lo que Mateo quiere enseñarnos? D.A. Carson: “Por encima de las lágrimas derramadas en Belén por el crimen atroz, el Mesías ha escapado de Herodes y al final reinará.” Hermanos, nada frustra el plan. Y todo esto nos debe recordar el Salmo 2 que hemos venido estudiando. Aunque las naciones todas se unan contra Jehová y su Ungido, Jehová se burlará de ellos y pondrá siempre su Rey en Sion.

            ¿Qué nos enseña todo esto? Nada frustra lo que Dios ha preparado para ti. El envió a su Hijo para salvarte y El lo logró. El ha enviado a su Espíritu para santificarte y lo logró. Y todos los planes de Dios para tu vida son en Jesús el Sí y en El Amén. Y aunque el mundo y Satanás e incluso nuestra propia carne busquen frenar los planes de Dios jamás lo lograrán. Nada ni nadie evitará que Dios te bendiga y te lleva a la gloria.

            Y en tercer lugar…

III. El Plan de Salvación lo es por Jesús el Menospreciado

            El mundo tiene una idea de cómo debe ser el Salvador de la humanidad. Si Jesús es el Salvador él debe ser una persona de bonita apariencia, de físico corpulento, capaz de dominar a sus enemigos por la fuerza, haciendo que todos vean su fama y poder.

            En cambio Dios nos revela que el Salvador de nuestra vida fue un hombre experimentado en quebrando. El vino para sufrir. Ni Herodes, ni los líderes judíos le dieron la honra que él merecía. Desde niño ha estado sufriendo. No nació en un mesón sino en un establo. Su cama fue un pesebre, el lugar en donde se le pone comida a los animales. Fue perseguido desde niño. Y fue a vivir a Nazaret ¿para qué? V. 23 “para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.” No hay un pasaje en el AT en donde se citen estas palabras. Pero todo los profetas anunciaron que el Mesías sería despreciado. El no viviría en Belén, en la ciudad del gran rey. El viviría en Nazaret, un lugar menospreciado. Esto nos debe recodar las palabras de Isaías 53:2-3 “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” Pero este que ha sido odiado y menospreciado por el mundo entero ha venido a ser cabeza del ángulo. Y es por su muerte y resurrección que el mundo puede tener vida eterna.

            ¿Sabes qué? A veces nosotros podríamos también menospreciar a Jesús. El se acerca a nosotros por medio de su Palabra. Él se acerca a nosotros por medio sus promesas, él se acerca a nosotros por medio de la morada de su Espíritu Santo, él se acerca a nosotros por medio de los sacramentos, él se acerca a nosotros al contestar nuestras oraciones. ¿Y cómo nosotros nos acercamos a Jesús? Nos acercamos a Jesús cuando, cuales José, somos prontos en obedecer; cuando creemos a sus promesas; cuando nos identificamos con él y sin temor decimos yo soy cristiano; cuando acudimos a El para que nos salve de toda angustia, temor, tentación, pecado, ira, depresión, etc.  

            El mundo odia a Jesús y busca por todos los medios que él no reine. Pero aunque el mundo busca destruirlo los planes salvadores de Dios siempre se cumplen por medio de Jesús. Y aunque por muchos es menospreciado para nosotros Jesús es nuestro Rey. El es nuestra vida.

Sermón: Hechos 2:42 Aprendiendo del Pasado para Vivir el Presente


Hechos 2:42 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.”

 

            Hace un tiempo atrás vi la película “Fifty first Dates” (Como si fuera la primera vez) de Adam Sandler y Drew Barrymore. En esta película Drew sufre un accidente de carro que le afectó su memoria. Su memoria le dura un solo día. Al otro día ella no se acuerda de nada de lo que pasó en ese día. Es borrón y cuenta nueva. El día presente no existe en su memoria ya que todo los día comienza en cero. O más bien 13 de octubre de 2002 porque ese fue el día del accidente. En la película había otro que su memoria le duraba 10 segundos. Cada 10 segundos hacía borrón y cuenta nueva.

            Imagínate esa condición. El tiempo presente desaparece.

            Hoy nosotros celebramos el aniversario número 13 de la formación de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa Jesús es la Verdad. Dios nos ha traído hasta aquí. Y nos ha traído hasta aquí para que nos preparemos hacia al futuro. Y no hay mejor manera que prepararnos para el futuro que mirar al pasado para aprender del mismo para vivir el presente. Solo así nos preparamos para el futuro. Aprendamos hoy del pasado para vivir mejor el presente para prepararnos para el futuro.

            Y que mejor manera de ver el pasado que mirar la forma en que la iglesia apostólica, guiada por los apóstoles y el Espíritu Santo, hacía las cosas. Así que hoy vamos a aprender del pasado para poder vivir el presente y así prepararnos para el futuro.

            Tenemos aquí los cuatro elementos característicos del discipulado de la iglesia del primer siglo.  Describe la dedicación, devoción de los primeros cristianos en el culto público. ¿Qué fue lo que caracterizó a la iglesia apostólica? La iglesia apostólica se caracterizó, en primer lugar por la…

I. Dedicada Recepción de la doctrina

            Lo primero que menciona Lucas aquí es la perseverancia en la doctrina de los apóstoles. ¿Qué significa esto? La palabra perseverancia conlleva la idea de dedicarse, consagrarse, de persistir en algo, de ser constantes en algo. Una mejor traducción sería: “ellos se dedicaban continuamente”. ¿A qué? A todo esto.

            Lo interesante del caso no es que los apóstoles predicaban la Palabra. Ellos aprendieron de Cristo que la predicación de la Palabra es el corazón y vida de la iglesia. Ahora bien, lo que se enfatiza aquí es la vida de los primeros cristianos. Vemos aquí cómo el Espíritu Santo llevó a la iglesia en conjunto con los apóstoles a esta forma de vida y profesión de fe. La iglesia estaba expuesta a la enseñanza o predicación constante de la doctrina o enseñanza apostólica. Esto es lo primero que se menciona porque es lo más importante. La iglesia es fundada sobre esa Palabra. La iglesia no existe sino por la predicación de la Palabra de Dios. Por encima de la lectura de la Biblia es la predicación de la Palabra el medio de gracia principal. Por milenios la iglesia solo tenía la predicación de la Palabra. La creación de la imprenta es del siglo 15. La iglesia no comenzó a existir desde el momento que Gutenberg inventó la imprenta. La iglesia comenzó a existir desde el momento que la Palabra de Dios fue predicada y los pecadores recibieron esa Palabra.

            Lucas aquí nos describe la actitud de la iglesia desde sus inicios. Y nos dice que la iglesia, los primeros convertidos se caracterizaron porque perseveraban, se consagraban, se dedicaban, persistían y eran constantes en aprender todo lo que los apóstoles enseñaban. Lo que Lucas describe no es lo que los apóstoles hacían. Ellos predicaban la Palabra. Lo que Lucas describe es la actitud del pueblo de Dios ante esa enseñanza apostólica: ellos se esforzaban, se esmeraban en aprender todo lo que los apóstoles les enseñaban. Había fervor y dedicación a todo lo que se les enseñaba.

            Hermanos, mira la misericordia de Dios: él hace que su Palabra sea predicada en medio nuestro. El les da maestros que la enseñan. El nos da su Espíritu Santo para ser guiados hacia la verdad. ¿Y qué Dios espera de nosotros? El espera que recibamos esa Palabra. El espera que perseveremos, que nos consagremos, que procuremos hacer todo lo posible por aprender esa Palabra.

            Entonces, evalúa cómo antes te acercabas a escuchar esa Palabra. Posiblemente te acercabas con ansias de conocer más y más. Te esforzabas en estar presente, a estar atento, a memorizar lo que se te enseñaba. ¿Y ahora cuál es tu actitud ante esa Palabra? ¿Has crecido en la manera en que estás recibiendo esa Palabra? ¿Estás más atento? ¿Hay más hambre de aprender? ¿Vienes a la iglesia con un corazón dispuesto a aprender? ¿Te has movido más rápido a aprender y a poner por práctica lo que has aprendido? ¿Tienes la actitud del salmista cuando dice en el Salmo 119:60 “Me apresuré y no me retardé En guardar tus mandamientos.”?

            Así que los primeros cristianos se dedicaban y ponían como prioridad aprender de la predicación y enseñanza oficial de la iglesia de labios de los apóstoles.

            Pero también perseveraban en..

II. Comunión unos con otros

            En el griego no dice comunión unos con otros sino a la comunión, koinonía. ¿Qué significa esto? El contexto de la sección nos enseña lo que significa esta palabra. Veamos el V. 44 donde dice: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;” Los hermanos llenos de fervor por lo que Dios había hecho con ellos lo demostraron en unirse juntos para adorar a Dios, lo demostraron en comer juntos y en compartir de sus bienes materiales. En otras palabras, estos creyentes demostraron que había una unión de amor entre ellos fruto de la obra del Espíritu Santo. Y manifestaron que El los había unido como una sola iglesia. Y que la iglesia no es otra que la comunión de los que han sido salvados por Cristo. Y esta comunión consistía en estar junto. En compartir con los demás lo que Dios les había dado. Había un sentido de unidad, de que somos una sola familia. Que lo mío no es para mí solamente sino para los demás.

            Mirando al pasado para vivir el presente. ¿Cómo era antes tu vida en la iglesia? Posiblemente te encantaba estar con tus hermanos y cuando los llamabas hermanos, era con profundo sentido de hermandad. Buscabas visitarles. Les contabas lo que habías leído y estabas aprendiendo. En los cumpleaños invitabas a tus hermanos de la iglesia. Si ibas a la playa los invitabas también. Te sentías parte de la familia. Si no te llamaban tú les llamabas.  Podías decir que la iglesia es una gran familia. ¿Y ahora? ¿Llamas a los hermanos? ¿Procuras reunirte con ellos? ¿Procuras reunirte y hacer parte de ti a los demás?

             Siempre hay unos hermanos que son más cercanos que otros. Eso es común y eso en sí mismo no es malo. Jesús tenía un círculo intimo de apóstoles: Pedro, Juan y Jacobo. Pero para Jesús todos sus discípulos son sus hermanos. El dio su vida para formar una iglesia alrededor de Él. El vino a formar un cuerpo, no partes separadas de un cuerpo. El vino a formar una familia, la familia de la fe. El construye su iglesia que no es otra cosa que un edificio espiritual. Pero un edificio no es un solo bloque o una sola piedra. Está compuesto de piedras vivas. La iglesia no es un solo creyente. Yo he escuchado de hermanos creyentes decir: yo soy la iglesia. Pero eso no es cierto. La iglesia no es una sola persona. La iglesia siempre es descrita en términos plurales. Es un rebaño en donde hay muchas ovejas y un solo pastor. Es un edificio compuesto de muchas piedras. Es un cuerpo que posee muchos miembros y cada uno es miembro uno del otro.

            ¿Así te ves tú? ¿Sacas tiempo para llamar a los hermanos, buscarlos, compartir con ellos? Alguien pudiera decir: es que no me llaman, es que no me buscan. Si alguien se siente así debemos ver si ponemos en orden las cosas y hacemos nuestro lo que es la comunión de los santos. Y si te siente así has lo que Cristo hizo: el vino a buscar a los que no le buscaban. Pablo dice en Romanos 3:10 “no hay justo ni aún uno, no hay quien busque a Dios”. Pero Cristo vino a buscar y a salvar a los que no le buscaban. Nos dice el apóstol Juan en Apocalipsis que Jesús vino a buscar a una iglesia y les tocó la puerta para invitarles a tener comunión con Él. Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” No nos enchismemos si no nos llaman, seamos ejemplo y oremos para que haya más koinonía en medio nuestro.

            Los cristianos no solo se consagraban a la enseñanza apostólica sino también perseveraban en tercer lugar en…

III. La Celebración de la Santa Cena

            “…en el partimiento del pan”. Hay un pequeño reto aquí. ¿Qué significa el partimiento del pan? ¿Se refiere esto a una comida privada o la Santa Cena? No es fácil de contestar ya que Lucas no especifica. Es altamente posible que se refiera a una cena en la cual compartían juntos los cristianos. Y sabemos que esta comida era llamada el ágape. Y al final de la misma se participaba de la Santa Cena. Así que yo entiendo que la referencia lo es al ágape que participaban en la iglesia apostólica y que terminaba con la Santa Cena. Que incluye la Santa Cena se desprende de los siguiente. En primer lugar, en el griego el artículo definido precede a la palabra pan por tanto especifica que los cristianos participaron del pan que fue puesto aparte para la celebración de la Santa Cena. La idea la captura Pablo en 1 Corintios 10:16 “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” En segundo lugar, el partimiento del pan se menciona dentro de la secuencia de la enseñanza de los apóstoles, la koinonía y las oraciones como parte del culto público de la iglesia. Por lo tanto hace más sentido verlo como una expresión sencilla de llamar la Santa Cena por la iglesia. En el culto la Santa Cena siempre iba acompañada de la predicación del evangelio y las oraciones.

            Así que los creyentes perseveraban, se dedicaban a la participación de la Sana Cena. Para ellos no era meramente comer pan y tomar vino. Para ellos era la comunión de la sangre de Cristo y la comunión del cuerpo de Cristo. Era una celebración, una fiesta cristiana.

            Aprendiendo del pasado para vivir el presente, ¿cuán celoso eras ante de la participación de la Santa Cena? Cuando se anunciaba la Santa Cena era para ti la cosa más seria y solemne que había. Procurabas prepárate durante la semana y el día anterior. Nos alimentamos de Cristo por la fe por medio del Espíritu Santo. Era un gozo, un privilegio. Teníamos presente el cuidarnos de no tomar indignamente la Santa Cena.

            ¿Y ahora cuán celoso eres de prepararte para tomar la Cena del Señor? ¿Se ha convertido en ti en un ritual meramente o en un medio para tener comunión con Cristo, alimentarte del poder de su muerte y virtud de su resurrección? ¿Te preparas de ante mano? ¿Es la Sana Cena eucarística para ti (de acción de gracias)? ¿Sales lleno de Cristo al tomarla o sales igual de vacío? Entonces debes consagrarte más y más.

            Jesús en su amor por ti instituyó la Santa Cena como un alimento espiritual para tu alma. Con ella Jesús sella en el corazón del creyente las promesas del pacto de gracia: esta sangre se derramó para salvarte. Es como si Jesús dijera: “Tú no la derramaste: yo la derramé por ti y para ti. Todos tus pecados yo he limpiado. Y así como di mi vida, ahora en la Cena te doy de mi vida: mi cuerpo y sangre para alimentarte espiritualmente para la salvación”.

            Así que los primeros creyentes se dedicaban a aprender la doctrina apostólica, a vivir como una verdadera familia en koinonía y a participar de la celebración la Santa Cena. Y también…

IV. A los cultos de oración

            “…y a las oraciones”. Lucas aquí utiliza el artículo definido y el nombre en plural: las oraciones. ¿A qué se refiere? Puede referirse a dos cosas. Una, puede referirse a que los cristianos usaban las oraciones modelos que los judíos utilizaban. Ellos las incorporaron en los cultos de oración. Tal práctica viene desde el AT. Por ejemplo la oración de Ana la mamá del profeta Samuel, en 1 Samuel 2:1-10 es un ejemplo claro de usar una oración modelo para orar. O puede referirse, en segundo lugar, a los cultos de oraciones que se realizaban el cual era una práctica común de los judíos. Un ejemplo lo tenemos en Hechos 3:1 “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.” O puede referirse a ambas cosas a la misma vez. Es decir, los cristianos se dedicaban constantemente a cultos de oración y en ellos utilizaban oraciones modelos para orar a Dios.

            La iglesia era una iglesia de oración. El libro de los Hechos contiene muchos ejemplos de cultos de oraciones por la iglesia. Ya vimos Hechos 3:1. Y podemos mencionar Hechos 1:14, 24; 4:23-31; 6:4,6; 12:5,12; 13:2-3; 14:23; 16:13,16,25; 20:36; 21:5. Los cultos de oración abundaban. Y más aún cuando la iglesia comenzó a ser perseguida.

            Y si miramos el pasado para vivir el presente, ¿acaso asistir al culto de oración no era algo importante para ti? ¿Orar era como respirar: algo natural y placentero? ¿No había ese deseo de aprender cómo orar mejor?

            Los cultos de oración caracterizaban a la iglesia del primer siglo. Ellos sabían que no podían avanzar sin oposición, sin problemas y que el arma por excelencia que tenían era la oración. Y ellos tomaban en serio las Palabra de Jesús que decían en Mateo 18:19 “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” ¿Puedes decir que hoy día valoras más los cultos de oración que antes? ¿Es que yo no puedo conducir de noche? Es cierto, pero otros pueden llevarte. ¿Es que Puerto Rico cada día es más peligroso de noche? No solo de noche sino también de día, entonces no salgamos nunca. Pero por encima de esa realidad en que vivimos nosotros confiamos en la protección de Dios. ¿No creemos en que Dios nos cuida? Seamos precavidos pero sobre todo confiemos en Dios. Encomienda a Dios tus caminos y El enderezará tus veredas.

            En nuestra celebración de los 13 años de existencia como iglesia hay muchas cosas buenas que se han hecho. En muchos aspectos estamos mejor que hace 13 años atrás. Pero nuestro modelo a seguir para el futuro no es únicamente lo que hicimos en el pasado sino lo que Dios espera que seamos. En este pasaje vimos lo que caracterizó a la iglesia apostólica. Ellos son nuestro modelo para seguir. Ellos nos ayudan a poner las cosas en la justa perspectiva. Si esto que hemos estudiado hoy está presente aquí nos capacitará para mayores logros en el futuro bajo la bendición de Cristo. Aprende del pasado para vivir el futuro. Persevera en aprender la doctrina bíblica que aquí se enseña, adéntrate más en esta familia, prepárate para la Cena del Señor y su adoración y haz todo lo posible por estar presente en los cultos de oración. Solo así estaremos preparados para enfrentar el futuro que Dios tiene preparado para esta hermosa congregación. Amén.

Mateo 1 y 2 ¿Cómo conozco la voluntad de Dios?

Mateo 1 y 2

 

            Continuamos con nuestro estudio de todo el evangelio de Mateo. Ya hemos estudiado todo el capítulo 1 y parte del capítulo número dos. Me acerco a este sermón partiendo de la premisa de que has estado aquí y has aprendido de los primeros tres sermones y has leído estos primeros dos capítulos. Es por eso que no hemos leído ningún pasaje como siempre hacemos sino que damos por presumido que conoces esa porción de las Escrituras porque has estado aquí.

            Me imagino que a ti te ha pasado como a mí que hemos visto cosas increíbles y sobrenaturales en estos dos capítulos. Y una de las cosas que me ha llamado la atención, y me imagino que a ti también te la ha llamado, es el hecho de que Dios dirigió de una manera sobrenatural la vida y las decisiones de algunos de los personajes bíblicos estudiados. Por ejemplo vimos que Dios en su providencia orquestó el árbol genealógico de Jesús de tal manera que Jesús el Cristo fuera de la descendencia de David y de Abraham según la carne, 1:1-17. Vimos que cuando José había decidido divorciarse de María que un ángel del Señor le habló en sueños sobre lo que Dios estaba haciendo en la vida de ella y su embarazo. Y le reveló cuál debía ser su nombre y su significado, etc. 1:18-25. Vimos también cómo Dios en su providencia dirigió a los magos a Jerusalén por medio de una estrella. Y allí en consulta el rey con los líderes o expertos en la ley de Dios fueron dirigidos a la ciudad de Belén donde la Palabra escrita de Dios, por medio del profeta Miqueas, revelaba que allí era donde nacería el guiador o gobernante que pastorearía al pueblo de Israel, según la versión LBLA, 2:1-12.

            Fíjate cómo Dios dirigió la vida de los descendientes de Jesús, la vida de José y María, la vida de los magos para llevar a cabo la voluntad de Dios. Dios les habló por sueños y ángeles. Dios los dirigió por medio de una estrella. Dios los dirigió por medio de la enseñanza de los líderes del pueblo de Dios.

            Así que la pregunta es obligatoria. ¿Debemos esperar que Dios nos guie de esa manera hoy día? o más bien el punto principal es ¿Cómo yo conozco la voluntad de Dios para mi vida? Ellos hicieron la voluntad de Dios pero fueron dirigidos, guiados por Dios de una manera sobrenatural. Yo también deseo hacer la voluntad de Dios. ¿Cómo yo conozco la voluntad de Dios para mi vida? ¿Debo cambiar de trabajo? ¿Qué debo estudiar? ¿Con quién me debo casar? ¿Cuándo me debo someter a una operación? Son preguntas que todos nosotros nos hacemos a diario.

            Los primeros dos capítulos nos dan la respuesta a ello. Sacando lo que fue exclusivo de ellos ya que el Mesías ya nació y no tenemos que ir a Jerusalén para encontrarlo allí. Contestamos a la pregunta ¿Cómo yo conozco la voluntad de Dios para mi vida?

I. Cuando somos guiados por la Palabra de Dios

            Fíjate que la Palabra de Dios es céntrica en todo lo que se ha estudiado. Dios había prometido que el Cristo nacería de la descendencia de David y de Abraham. Eso es lo que Dios había hablado y revelado desde el AT. A Abraham Dios le dijo en Génesis 22:18 “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” A David Dios le dijo en 2 Samuel 7:12-13 “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.” El pueblo de Israel esperaba la venida del Mesías porque Dios lo había dicho que El nacería de Abraham y de David según la carne.

            A José Dios le habló sobre lo que tenía que hacer con María y el niño que llevaba en su vientre. Mateo 1:20 “he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo”. El ángel es solo el instrumento para dar a conocer la voluntad de Dios. Lo que lo guiaba no era el ángel sino la Palabra de Dios que El reveló por medio de un ángel. Lo mismo sucede en la iglesia. Lo que debe guiar a tu vida no es el pastor en sí mismo sino la Palabra de Dios que debe salir fielmente de los labios del pastor.

            Aunque no sabemos cómo los magos del oriente sabían del nacimiento del Rey de lo judíos sí sabemos que el lugar en dónde iba a nacer ese rey era en Belén de Judea porque Dios lo había así revelado.

            ¿Qué nos enseña esto? Nos enseña que la iglesia siempre ha sido guiada por la Palabra de Dios. En tu vida y en la mía debemos ser siempre guiados por la Palabra de Dios. Dios es la verdad y por tanto su Palabra es la verdad absoluta. Dios es el único sabio Dios. El único que es sabio en este mundo. Tenemos confiar en la Palabra de Dios. Lo que tenemos en nuestras manos no es en última instancia la palabra de los hombres sino la misma voz de Dios en forma escrita. No deja de ser Palabra de Dios por ser escrita. Y ella es nuestra guía por excelencia. La iglesia siempre ha sido guiada por la Palabra de Dios. 

            La Palabra de Dios se encuentra hoy día en las Escrituras del A y NT, es decir la Biblia.  Ella nos revela todo lo que es necesario creer para ser salvos y también cómo debemos vivir.

            Pero ¿la Biblia no me dice con quién me debo casar? ¿Ni me dice qué trabajo debo escoger? Es cierto, la Biblia no va a esos detalles específicos. Pero sí da principios generales que son nuestra guía en la toma de decisiones. ¿Cómo entonces yo tomo decisiones? Usando los principios generales de la Biblia. Varios ejemplos, ¿Tengo un examen de matemática mañana y no he estudiado qué debo hacer? ¿Me hago el enfermo? ¿Corto clases?  La Biblia dice: no. No te hagas el enfermo porque la Biblia, la Palabra de Dios dice en el noveno mandamiento: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”, es decir no mentirás, Éxodos 20:16. ¿El examen es mañana? Sí. Este próximo pasaje debió haber guiado tus decisiones. Proverbios 27:1 “No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.” Tú no controlas el mañana ni sabes lo que será el mañana, por tanto como dicen en PR: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Debiste poner en prioridad tus estudios. No lo dejes para lo último. ¿Pero el examen es mañana? Fájate como nunca antes. Da el todo por el todo. Porque la Escritura dice: “En lo que requiere diligencia, no perezosos”, Romanos 12:11.

            Si te das cuenta la Palabra de Dios es nuestra guía y debe ser nuestra guía en todas nuestras decisiones. La iglesia siempre ha sido guiada por la Palabra de Dios. Pero esto requiere estudio diligente de la Palabra. Esto requiere que sometamos nuestra razón ante Dios y su Palabra. No seamos sabios en nuestra propia opinión.

II. Ponerlo todo en las manos de Dios

            Hermanos, de los primeros dos capítulos podemos ver que Dios dirige este mundo. Dios hace su voluntad incluso por encima del pecado de sus criaturas. Y aunque hay una dirección especial en estos capítulos por el hecho de quién iba a nacer, en la historia de la redención, no deja de reforzar lo que Dios enseña claramente en toda la Biblia: “Jehová reina, regocíjese la tierra”, Salmo 97:1. Nuestra vida está en la manos de Dios. El dirige todos nuestros pasos. Incluso él permite nuestras malas decisiones para enseñarnos con los golpes a vivir para Él.

            Y aunque Dios gobierna a todas sus criaturas y todas sus acciones, El tiene un cuidado providencial especial por ti gracias a la muerte y resurrección de Cristo. El ha planificado el todo de tu vida desde antes de la fundación del mundo. Por amor te llamó a la fe en Cristo, te regeneró, te santifica y te preserva a la gloria eterna. Como dice Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Y esto incluye todo lo que pasa en nuestra vida. Jesús dijo en Mateo 10:29-31 “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

            Por tanto, ten fe en la Providencia divina. Pero alguien preguntaría ¿pero yo prefiero que me dirija un ángel antes que tomar yo las decisiones? Hermanos, Dios hace las cosas con sabiduría. La dirección angelical, de la manera que vemos en los primeros dos capítulos, es con respecto a la historia de la redención. Dios se aseguraba con esto que nada iba a impedir que el Salvador del mundo naciera de una virgen en Belén de Judea y su entrada al mundo fuera una sobrenatural porque la persona que allí nace no es otro que Dios miso hecho hombre. Pero esa no es la manera común de Dios hacerlo. El desea que tú, quien eres su hijo, confíes plenamente en El como tu Padre. El te da su Palabra como guía y te ha dado una mente para que la uses en entender esa Palabra y la apliques a tu situación particular lo mejor que puedas. Claro está hay un sentido de inseguridad porque nosotros no sabemos qué pasará en el futuro. Pero Dios desea que tengas esa inseguridad en tu vida para que aprendas a descansar en El. Para que puedas decir con el salmista en el Salmo 20:7 “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.”

            Confía en la Providencia divina y llévalo todo a Dios en oración. La oración es el reconocimiento de que Dios gobierna este mundo. Es un acto de adoración. Salmo 55: 17 “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz”. Llévalo todo a Dios en oración. El es el único que puede anchar tus caminos y es su bendición la que hace la diferencia en nuestras vidas.

III. Traerlo a la consideración de la iglesia

            Uno de los males que hay en nuestra cultura es el individualismo. Yo vivo mi vida como a mí me da la gana. Para ello tenemos que decir: cuidado con el individualismo. Todas nuestras decisiones no solo nos afectan a nosotros solos sino a otros también. Pensar de esa manera individualista no es bíblico, no es correcto. Dice Proverbios 11:14 “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.”

            Por tanto, es bueno y prudente consultar con hermanos maduros en la fe. No cualquiera sino hermanos maduros en la fe. Hermanos con experiencia y conocedores de la Palabra de Dios. No es buscar quien me dice lo que yo deseo oír sino que me digan lo que necesito oír. Pero con amor, respeto y fundados en los principios de la Palabra de Dios.

            Pero también es bueno y sabio consultarlo con los líderes de la iglesia. El rey Herodes consultó con los líderes del pueblo de Israel para indagar acerca de dónde nacería el Rey de los judíos. Mateo 1:4 “Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.”

            Hermanos, todo nosotros por causa de Jesús hemos sido adoptados como hijos de Dios. Y todos somos hermanos y hermanas los unos de los otros. Somos una familia. Y como familia tenemos que aprender a compartir nuestras cosas. Abrir nuestro corazón a nuestros hermanos. Somos una iglesia. Esto es cómo el Credo de los apóstoles describe a la iglesia: creo en la comunión de los santos. Comunión es en griego kiononía: es una unión en común, implica una relación cercana como la relación cercana entre los esposos. En Hechos 2:42 lo describe como una de las marcas de la iglesia primitiva “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” El Espíritu Santo nos ha unido en un solo cuerpo y todos somos miembros los unos de los otros. Hay una unidad en el Espíritu en el vínculo de la paz. La iglesia no es la presencia de personas que vienen a adorar juntos. La iglesia es la comunión de los santos. Los santos están unidos. Comparten sus alegrías y tristezas. Por eso debemos valorar tanto el culto de oración porque allí abrimos nuestro corazón a los hermanos y les pedimos: ayúdenme a orar por esto. Que bendición ser parte de una iglesia. Tener hermanos y líderes que cuiden de nosotros. Búscalos, consúltalos. Dios los ha puesto para ayudarte en la toma de decisiones en tu vida.

Mateo 1:18-25 Un Nacimiento Sobrenatural para un Ser Sobrenatural

Mateo 1:18-25 “18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. 24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.”

 

            El nacimiento de un niño siempre es motivo de gran algarabía. Los padres sueñan cómo será este niño. Sus sueños son que será una tremenda persona que vino a traer mucha alegría a la familia. Desean verlo crecer y convertirse en una gran persona. Y que todo en la vida le vaya bien. Entre otras cosas. Para los padres sus hijos son especiales.

            Hoy vamos a hablar de una persona que sobrepasa a todas las demás personas especiales en el mundo. ¿Sabes por qué? Porque Jesús no es cualquier persona. El es el Rey Mesías con derecho al trono de David. Heredero de las promesas hechas a David y a Abraham. Pero para que tengamos una clara concepción de lo distinto que es esta persona a todos los demás, se nos enseña que por medio de su nacimiento sobrenatural se nos revela a una persona sobrenatural. Nuestra salvación depende de que sea así. Jesús es una persona sobrenatural que vino por medio de un nacimiento sobrenatural. Veamos.

I. Un Nacimiento Sobrenatural

            Mateo desea enseñarnos que este Rey Mesías es una persona distinta a todos los demás. El es heredero al trono de David. Él es hijo de Abraham también. Y lo grande de esta persona no solo se limita a su genealogía o árbol genealógico sino a algo más. Uno que viene a poner fina al pecado en el mundo no puede ser cualquier persona. Lo sabemos por la manera en que éste vino al mundo. Jesús vino al mundo a través de un nacimiento virginal o para hablar con más precisión a través de una concepción virginal.

 

            A. La Concepción Virginal (Base Bíblica)

                        Cuando hablamos del nacimiento virginal de Jesús nos referimos a su concepción virginal. Él fue concebido en el vientre de María cuando ésta era virgen.  Muchos niegan que Jesús nació de una virgen. Y piensan que es imposible que esto sea así. Pero hermanos, si Dios es Dios entonces no hay nada difícil para Él. Eso mismo fue lo que Dios le dijo a María en Lucas 1:37 “porque nada hay imposible para Dios.” Aquel que creó los cielos y la tierra con la voz de su poder puede hacer que una virgen conciba. A menos que nuestro concepto de Dios sea de un dios limitado en poder no hay nada irracional en creer en la concepción virginal de Jesús. Nuestra fe descansa en lo que Dios ha revelado en la Biblia. Y todo el pasaje nos enseña que Jesús nació de una virgen. ¿Cuál es la base bíblica?

(1) 1:16 Mateo hace claro que José no es el padre biológico de Jesús. “y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.”

(2) 1:18 hace claro que aunque María estaba desposada con José aún no se había consumado el matrimonio. “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.” En la cultura judía el proceso matrimonial se daba en tres pasos. Los padres eran los responsables de escoger la pareja de su hijo. Dos, se hacía una fiesta de compromiso o desposorio en la cual se intercambiaban regalos como garantía perpetua de su compromiso. Desde ese momento eran llamados esposo y esposa, como lo vemos aquí en el V. 19 “José su marido”. V. 20 “María tu mujer”. Este compromiso no podía ser disuelto sino por medio de una carta de divorcio si alguno de ellos fuera infiel. Duraba un año y al cabo del año se celebrada la boda per se.

(3) 1:20 se le atribuye la concepción al Espíritu Santo y no ha ningún hombre. “no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” Esta última frase en el griego es [ἐκ πνεύματός ἐστιν ἁγίου]. La preposición “ek” implica fuente u origen. Es decir, la fuente y origen de esta concepción se le atribuye al Espíritu Santo.

(4) El deseo de José de divorciarse de María se basa en que él entendía que ella la había sido infiel.

(5) El evangelio de Lucas lo atribuye también a la obra del Espíritu Santo. Lucas 1:35 “Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”

            Todo esto demuestra que es la enseñanza bíblica la concepción virginal. Pero esta doctrina fundamental tiene también una base teológica.

            B. La Concepción Virginal (Necesidad Teológica)

            ¿Es necesario creer en la concepción virginal si somos cristianos? Claro que sí. ¿Por qué?

                        1. Es necesario creerla porque es revelada. Hermanos, todo lo que Dios revela en la Biblia debe ser creído. No creer algo que Dios ha revelado es ser desobedientes a su Palabra y autoridad. Si no creemos esto que ha sido revelado que evitará que dejemos de creer cualquier otra cosa que Dios ha revelado. Pero la característica distintiva de todo creyente, de una creyente genuino es que oye la voz de Cristo y le sigue. Oye la voz de Cristo revelada en la Palabra y la obedece. Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,”. Así que es necesario que creamos en la concepción virginal de Jesús porque Dios así lo ha revelado.

                        2. Necesaria para la Integridad de la Persona. La concepción virginal era necesaria para preservar el hecho de que la Segunda Persona de la Trinidad se une, no a una persona divina sino, a nuestra naturaleza humana.

                        3. Necesaria para la Obra de Redención. La persona que viene a efectuar la redención no puede ser cualquier persona sino Dios mismo. El ser humano no puede salvarse así mismo. Dios tiene que intervenir en este asunto si va a haber salvación. Y el salvador de los seres humanos tiene que venir al mundo en la misma naturaleza que pecó la humanidad para rescatarla del pecado. Y que fuera santificada esa naturaleza humana por el Espíritu Santo al momento de la concepción para garantizar que el ser que nazca sea santo.

            Por eso Mateo nos quiere enseñar que lo grande esta persona se basa no solo en que es hijo de David e hijo de Abraham sino en el hecho de que ha nacido de una concepción virginal. Jesús nació de una virgen.

            La concepción virginal descansa también en el hecho de que Jesús no es cualquier persona. El es una persona sobrenatural.

II. Una Persona Sobrenatural

            Qué Jesús es una persona sobrenatural lo vemos revelada en su nombre.

            A. Revelada en su Nombre

            A José en sueños se le apareció un ángel. Cuando él ya había decidido lo que iba a hacer Dios intervino por medio un ángel. Y le reveló la voluntad de Él. Le dijo: V. 20-21 “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” Hermanos, mira lo grande y glorioso que es ese nombre, Jesús. No es meramente el nombre sino lo que ese nombre revela. Jesús y solo Jesús es el Salvador del mundo. Y no solo eso. Hay tres cosas súper importantes en esta oración que no solo el mundo necesita oír sino la iglesia de Cristo también.

            (1) El es Jesús porque él salvará. El salva. El no vino a intentar salvar a los pecadores. El los salva perpetuamente. En su obra de salvación: él no intenta salvar y muchas veces se queda frustrado como el 99% de las iglesias de este país afirma. Mira todas las iglesias que nos rodean. Todas ellas enseñan que Cristo vino a intentar salvar. Que muchos de los que “salva” al final no serán salvados porque pierden la salvación. Pero Mateo nos enseña aquí que él salvará, no meramente intentará salvar, sino que los salvos serán salvados. Su salvación es segura. ¿Es eso lo que se enseña en las iglesias de PR?  Por eso Jesús mismo dijo en Juan 10:27-29 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” Ese es el evangelio. Negar esto es presentar un evangelio distinto al que Jesús enseñó. Es negar el poder omnipotente y perfecto de su sacrificio. Es presentar a un Cristo impotente. Es otro evangelio.

(2) El salvará a su pueblo. ¿Quiénes son su pueblo? Su pueblo son sus seguidores. Su pueblo son los que han rendido toda su vida a Jesús. Son los que lo han recibido como su Rey y salvador. El no salva sino a aquellos que él gobierna. El es el salvador de aquellos y solo de aquellos en quienes él gobierna.

(3) Él nos salva de nuestros pecados. Él no nos salva con nuestros pecados sino de nuestros pecados. El no solo hace que los creyentes sean libres de la culpa del pecado y de aquí de lo que merecen sus pecados sino también del poder reinante del pecado. El pecado ya no reina en los corazones de los hijos de Dios. Estará presente pero no reina. Solo los que viven una vida de obediencia a Dios en agradecimiento de la salvación que Dios les ha dado por medio de Cristo son lo que morarán en las mansiones celestiales. Cuán distinto es lo que se predica por ahí. Nosotros predicamos la perseverancia de los santos. Por ahí se predica la perseverancia de los pecadores. “Vive en desobediencia a Dios pero no te preocupes, como aceptaste la oferta de salvación ya eres salvo, no dudes de tu salvación.” ¡Cuán distinto es el evangelio de Cristo! El vino a salvarnos de nuestros pecados no con nuestros pecados.

            Nadie puede lograr tal salvación. Lo glorioso de Jesús es que él salva para siempre. Ni tú ni yo podemos lograrlo. Mi vida es tan frágil y débil que si mi salvación dependiera de mí jamás llegaría a los cielos. Pero Jesús es el Salvador. El salvará para siempre a todos los que se rinden a él con todo su ser.

            La gloria de Jesús no solo se revela en su nombre sino también en su naturaleza.

            B. Revelada en Su Naturaleza

            V. 22-23 “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” José, todo lo que ha sucedido con respecto a María y su embarazo no es algo que ocurrió por casualidad. La obra de salvación no es algo improvisado. La salvación de un alma es tan seria para dejarlo al azar. No. Todo esto ha ocurrido en cumplimiento a lo que Dios había profetizado hace 700 años atrás. Solo un Dios que controla la historia puede anunciar de antemano lo que va a hacer y se cumple. Dios por medio del profeta Isaías había anunciado la venida de este salvador. En Isaías 7:14 Dios le dijo al rey Acaz “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel.” ¿Pero cómo Mateo aplica lo que Dios le dijo al rey Acaz, en un contexto histórico en particular, cuando el pueblo asirio iba a invadir a Judá? ¿Cómo Mateo puede aplicarlo aquí a la venida de Jesús? Las señales proféticas en la Biblia tienen dos funciones: una de anunciar para persuadir como cuando Moisés haría la señal de la vara que se convierte en serpiente para persuadir que Dios lo había enviado. Éxodos 4:8-9 “Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. 9 Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra.” Pero hay otra función: la de una confirmación futura, como cuando Dios le dijo a Moisés la señal de que Dios estará con él lo verá confirmado cuando ellos salgan de Egipto para adorar a Dios. Éxodos 3:12 “Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.”  En otras palabras la profecía de Isaías 7:14 no fungió para persuadir a Acaz de que confiara en Dios sino de una confirmación futura de que Dios iba a estar con su pueblo. 

            La gloria de Jesús se basa no solo en su nombre sino en su naturaleza. El sería llamado Emanuel. El sería reconocido por su pueblo que la encarnación de Dios. La venida de Jesús es la venida de Dios. Su venida marcó una nueva era. Dios cumplió su promesa de realizar su pacto. El había pactado hacer su morada entre nosotros. La venida de Jesús garantiza esta. Su venida lo demuestra. Al ver a Jesús no solo vemos a Dios sino Dios está con nosotros. Dios mismo vino a efectuar la obra de salvación. Emanuel es su título, el título del Redentor. Cristo es Dios. Por eso al ver a Jesús vemos a Dios. Por eso solo él revela al Padre y ver a Jesús es ver al Padre, ya que el Hijo es la imagen del Padre.

            Hay algo importante. No es que Jesús es Dios con nosotros pero al subir a los cielos ya no lo es. No. El es Dios con nosotros. Aunque él se fue con respecto a su naturaleza humana, en su naturaleza divina él sigue con nosotros. El nos dejó su Espíritu Santo el cual mora con nosotros y en nosotros. El se pasea en medio de su iglesia. El jamás a abandonado a su iglesia. Por eso Jesús mismo promete al final de este evangelio en Mateo 28:20 “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

            Jesús es una persona sobrenatural porque él es Dios mismo con nosotros. Y lo glorioso de su persona y obra conllevó que viniera al mundo de una manera especial: por concepción virginal. Y no solo eso. Dios determinó que las personas que fueran el vehículo para su nacimiento y crianza fueran personas especiales también. Lo podemos ver en el hecho de María la cual era una mujer piadosa. Y aunque el pasaje no nos dice mucho si nos dice algo. María no se desposó con cualquier persona. Ella estaba desposada con un hombre piadoso. José es descrito aquí como un hombre justo. V. 19 “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” Ella no se desposó con un no creyente. Ella no hizo yugo desigual. Ella se comprometió en casamiento con un hombre justo, lo cual significa un hombre fiel en obedecer la ley de Dios. Un hombre misericordioso. La ley demandaba que ella fuera apedreada por su adulterio. Pero la ley daba dos opciones más. Él debía divorciarse de ella. Había un procedimiento público para ello. Pero la ye también permitía un divorcio privado con la presencia de dos o más testigos. José escogió esto último. José era un hombre dispuesto a obedecer a Dios aunque esto implique la burla de los amigos y familiares. Un hombre que sabe que obedecer a Dios debe ser siempre lo primero aunque no lo entienda. Un hombre dispuesto a obedecer a Dios con prontitud. V. 24-25 “24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS”.  El versículo 25 nos enseña que José no tuvo relaciones sexuales con María hasta que ella dio a luz. Implicando indirectamente que luego del nacimiento de Jesús María y José vivieron una vida matrimonial como cualquier hijo de vecino. No es pecaminoso que los esposos tengan relaciones sexuales. La idea de la perpetua virginidad de María no es bíblica y se basa en la creencia errónea que la vida célibe es una vida más santa y pura que la vida de matrimonio. Eso es no es cierto. El matrimonio es honroso para todos y el lecho sin mancilla.

            ¿Qué nos quiere enseñar Mateo? Jesús es el Salvador del mundo. Él no es cualquier persona. El es Dios e Hijo de Dios. Y como El es un ser sobrenatural, El vino de una manera sobrenatural, por medio de la concepción virginal. ¿Es esa tu fe? ¿Es ese el Salvador de tu vida?

           

Sermón: Mateo 1:1-17 Principio del Evangelio de Mateo

Mateo 1:1-17 “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. 2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. 5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. 6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. 7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. 8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. 9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. 14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; 16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. 17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.”

 

            Hoy comenzamos una nueva serie de sermones dedicados a estudiar a profundidad este hermoso libro del Evangelio según Mateo.

            Ahora bien, por qué Mateo. He escogido a Mateo por varias razones. Uno, porque la iglesia primitiva consideraba que Mateo fue el primero de los evangelios que fue escrito. Hoy día la mayoría de los eruditos entiende que Marcos debió ser el primero. Prácticamente todo el evangelio de Marcos está incluido en el evangelio de Mateo. Pero por muchos siglos la iglesia recurría siempre a Mateo y por los primeros siglos la iglesia de Cristo fue moldeada por el evangelio según Mateo, en su enseñanza, en su adoración y en su catequización de los nuevos convertidos. Así que es un buen criterio para comenzar con Mateo. En segundo lugar, porque si el fin de nuestra salvación es ser conformados a la imagen de Cristo entonces que mejor medio para ser conformados a esa imagen que estudiar con mayor profundidad la vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús. En tercer lugar, porque este evangelio según Mateo es la medicina que el mundo y sobre todo la iglesia de Cristo necesita. Me explico, hay unos énfasis en este evangelio que la iglesia de Cristo del siglo 21 necesita desesperadamente, como por ejemplo: la necesidad de ser discipulada de nuevo, la de hacer suya la ética del reino de los cielos, la de evangelizar, la de defender la fe. Cada uno de esos temas, que tanto necesita la iglesia de Cristo, están contendidas claramente en este libro.

            Nuestro NT comienza con este libro llamado el Evangelio según Mateo. Lo primero que deseo que tengan presente es que hay un solo evangelio. No hay dos ni tres, solo uno. Pero Dios en su misericordia nos ha dado cuatro evangelistas que nos narran la vida y obra del Señor Jesucristo. Cada uno de ellos tiene un énfasis particular. Mateo escribiendo para los judíos presenta a Jesús como el Mesías, el Gran Rey de la simiente de David. Marcos escribiendo para los romanos presenta a Jesús como el Hacedor de maravillas triunfando sobre el pecado y el mal. Lucas escribiendo para los griegos presenta a Jesús como el hombre perfecto, el Salvador universal. Y Juan escribiendo para aquellos que ya tienen un conocimiento salvador de Jesús enfatiza la deidad de Jesús y la gloria de sus obras.

            ¿Quién escribió este evangelio? El libro de Mateo no menciona a su escritor, por tanto es un libro anónimo. Pero desde los inicios se le atribuye este libro al apóstol Mateo, también conocido como Leví. Y aunque originalmente no contenía el encabezado “El evangelio según Mateo” cuando comenzaron a distribuirse los demás, ninguno de ellos fue distribuido sin hacer referencia a su autor. Es decir, cuando comenzaron las iglesias a compartirse los libros: cada uno de ellos circuló con su encabezado indicando el autor del mismo.

            ¿Cuándo se escribió? Los eruditos no saben a ciencia cierta. Solo pueden decir que fue escrito antes de la destrucción del templo por los romanos en el año 70 D.C., porque las predicciones de Jesús en Mateo 24 indican que fue escrito antes de que ocurrieran los mismos. Así que debemos indicar que Mateo escribió su evangelio entre los años 50-64 D.C.

            ¿En dónde lo escribió? Es posible que haya sido escrito en Palestina o más probablemente en Antioquía de Siria, en la parte noroeste de Palestina.

            ¿Cuáles son algunas de sus características?

            1. Es más judaico que los demás evangelistas. El autor procura demostrar que el cristianismo es la continuación del verdadero judaísmo. El escribe para judíos, por eso no explica ciertas prácticas judías como lo hace Marcos. Comienza su genealogía con Abraham en vez de con Adán como hace Lucas.

            2. Está divido en cinco grandes discursos como por ejemplo el Sermón del Monte (cap. 5-7), las Parábolas del reino (cap. 13), etc.

            3. Hay alrededor de 60 citas del AT directa e indirectamente en este libro. Una de las 16 frases enfatiza que lo que ha ocurrido en la vida de Jesús fue el cumplimiento de tal o cual profecía.  

            Entre otras características.

            Ahora bien, cuál es el mensaje de este primer capítulo. Este primer capítulo comienza de una manera distinta a los demás evangelistas. Mateo comienza con una genealogía sobre Jesucristo Hijo de David, Hijo de Abraham. ¿Por qué? No cabe la menor duda que Mateo escribiendo a judíos cristianos desea enfatizar que Jesús es el Mesías prometido y más aún El es el heredero al trono de David. Mira cómo Mateo menciona en primer lugar a David antes que Abraham aunque Abraham vivió antes que David. Mira cómo, aunque esta genealogía menciona a muchos reyes, solo David es llamado el rey en el versículo 6 “Isaí engendró al rey David”.  

            Para nosotros las genealogías son un montón de nombres difíciles de pronunciar y que no tienen ningún valor alguno. Pero si la Biblia es inspirada por Dios y útil para toda buena obra como dice 2 Timoteo 3:16-17 entonces esta porción es útil también. Para los judíos las genealogías eran súper importantes. Cuando iban a morar en la Tierra Prometida la genealogía era importante para ubicarlos en la tierra según su parentela. Y cuando los judíos regresaron de la cautividad babilónica la genealogía fue necesaria para determinar quién eran de la casta sacerdotal para que pudieran ministrar en el templo. Y aquí Mateo desea con esta genealogía demostrar y probar que Jesús es el Mesías esperado, el mesías que necesitamos y que no esperamos a ninguno otro; hijo de David e hijo de Abraham. Veamos.

I. El Mesías esperado

            A. Jesús el Cristo

            Mateo describe al Mesías con respecto a su oficio. Y es descrito de tal manera para nosotros no pongamos nuestra confianza en nadie más.

            Lo primero que podemos ver es su nombre y oficio. El Mesías prometido es identificado aquí como Jesucristo. El Mesías prometido es Jesús el Cristo, nombre y título. Su nombre es Jesús. Ese es su nombre propio pero también su oficio. Él es Jesús el hijo de María y de José; de José por adopción. Fíjate cómo Mateo clarifica esto desde el mismo principio en el versículo 16 “y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.” Fue Jesús quien nació en Belén de Judea. Y fue él quien murió en la cruz. Pero aparte de ser un nombre propio es también su oficio. Su nombre es Jesús que significa Jehová salva. El es el Salvador del mundo. El vino a salvar el mundo. El mundo entero está perdido en sus delitos y pecados. Y él vino a librarnos de lo que nos destruye, el pecado.

            Y para que no tengamos dudas acerca de que El es realmente el salvador, Mateo nos dice que él es el Cristo. La palabra Cristo en griego significa lo mismo que la palabra Mesías en hebreo. Ambas palabras significan: ungido. En el AT solo los profetas, sacerdotes y reyes eran ungidos. Tal unción simbolizaba la presencia y unción del Espíritu Santo para capacitarles para la obra a que han sido llamados. En otras palabras, nuestra fe en Jesús como Salvador descansa en el hecho de que él ha sido capacitado, preparado, ungido con el Espíritu Santo sin medidas para ser el Salvador del mundo. Cuando uno busca un cirujano para operarse generalmente uno busca a aquel que está bien preparado y capacitado para la operación a la cual uno se va a someter. Me imagino que ninguno de nosotros se haría una operación de corazón abierto con un radiólogo. El radiólogo será doctor pero no es un doctor preparado ni capacitado para tal operación. Pero Jesús es el Cristo: él ha sido ungido con el Espíritu Santo, capacitado para ser el Salvador de nuestro corazón, de nuestra alma, de nuestra vida. El es Jesucristo.

            Mateo también lo identifica de otra manera. El es Jesucristo pero también Él es…

            B. Hijo de David

            Mateo escribe principalmente para los judíos cristianos. Y a ellos Mateo les quiere demostrar que Jesucristo no es cualquier persona. Él es Hijo de David y por tanto heredero al trono de David. Aquí hijo significa descendiente. Hijo de David es un término mesiánico. Y la idea detrás es identificar a Jesús como aquél en quien las promesas hechas a David hayan su cumplimiento.

            En el AT Dios había prometido que sobre el Mesías descansaría el reino de Dios. Que Dios levantaría de sus hijos a uno que establecería el reino de David y que cuyo reino permanecería para siempre. Que El sería un Maravilloso Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de Paz. Y además dice Isaías 9:7 “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”

            Y este Hijo de David es además…

            C. Hijo de Abraham

            Fue en Abraham que Dios escogió a su simiente y lo separó de todas las naciones de la tierra. Todos los judíos se identifican como hijos de Abraham. Y fue con Abraham y su simiente que Dios estableció un pacto para bendecir a todas las familias de la tierra. Génesis 22:18 “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra”.

            Por eso Mateo quiere dejar claro a toda la iglesia judía cristiana y gentil que en Jesús todas las promesas que Dios hizo para la salvación del mundo se cumplen en Jesús.

            Pero alguien pudiera decir: pero es que yo no soy judío ni soy descendiente de Abraham. La promesa de Dios a Abraham es que en su simiente: Jesús el Cristo, la bendición de salvación alcanzaría a todas las naciones de la tierra y no solo a los judíos. Dios escogió al pueblo judío para ser el canal por medio del cual vendría el Cristo el Salvador del mundo. Pero eso vemos que Mateo enfatiza la presencia de gentiles en todo su evangelio y finaliza su libro con la Gran Comisión de hacer discípulos a todas las naciones por medio de la Palabra y los sacramentos. El evangelio es para todas las naciones porque Jesús es el Salvador del mundo.

            En otras palabras, Jesucristo es el Mesías prometido que ha llegado. Todas las promesas de Dios referente a este salvador del mundo se cumplen en la persona de Jesucristo. El Mesías prometido ha llegado.

            Pero Mateo desea enfatizar algo más. Jesús no solo es el Mesías esperado sino también…

II. El Mesías que necesitamos

            Mateo no solo desea que sepamos que el Mesías prometido ha llegado sino también que El es el que necesitamos. ¿Cuál es el Mesías que necesitamos? El Mesías que necesitamos es aquel que nos salva de nuestro peor enemigo y destructor: el pecado. Mateo desea señalar desde el inicio que Jesús es este Salvador que tú y yo necesitamos. Nuestra mayor necesidad es ser librado del pecado por encima de cualquier otro mal.   

            A. Salvador del pecado

            ¿Dónde lo vemos? Lo vemos interesantemente en las 4 mujeres que menciona Mateo. Normalmente en las genealogías no se incluyen nombres de mujeres. El hombres es la cabeza de la familia y por tanto los nombres incluidos en las genealogía son los varones. Pero aquí Mateo incluye los nombres de 4 mujeres. Y uno esperaría que Mateo escogiera los nombres de las mujeres más sobresalientes del pueblo de Israel: Sara, Rebeca, Raquel y Lea. Pero Mateo incluye los nombres de mujeres gentiles y de dudosa reputación, como parte de la genealogía de Jesús. ¿Por qué?

            Por varias razones. Una para enseñarnos que el evangelio es para todas las naciones y no solo para los judíos. Pero también, en segundo lugar para enseñarnos que el evangelio es para pecadores. El mundo en que vivimos es un mundo lleno de pecado. Y el evangelio es las buenas nuevas de la gracia de Dios, su misericordia y deseo de salvar a los pecadores de todo tipo.

            Jesús viene a salvar a adúlteros como lo fue Betsabé, la mujer de Urías. El vino para salvar incluso a pecadores que han cometido incesto como lo hizo Tamar quien se acostó con su suegro. El vino para salvar a prostitutas como lo fue Rahab. Jesús vino a salvar a todo tipo de pecadores. No hay pecados que él no pueda perdonar a aquellos que lo confiesan y se arrepienten y prometen no hacerlo más. El vino para salvar a mentirosos como Abraham, adúlteros y asesinos como David. El evangelio es uno de gracia y perdón para pecadores. El no vino a salvar a los justos sino a llamar al arrepentimientos a todo tipo de pecadores y toda clase de pecados. 

            Los planes de Dios no son limitados por el pecado. Su plan es perfecto y se lleva a cabo por encima de la realidad del pecado. Eso lo vemos en el hecho de que Mateo divide la genealogía de Jesús en tres grupo de catorce generaciones. Mateo fue selectivo en hacerlo y es claro que algunos nombres se omitieron en esa clasificación de catorce generaciones del versículo 17. ¿Cuál es el mensaje? En el nacimiento, gloria y caída del pueblo judíos Dios estaba llevando a cabo su plan soberano. Ningunas de las cosas que les sucedieron podían impedir que Dios llevara a cabo su plan de enviar al Cristo. De igual manera lo podemos ver en nuestras vidas. Desde nuestro nacimiento, gloria y muchas caídas en pecado el plan de Dios para nuestras vida siempre se cumple. Su misericordia jamás deja de ser sobre nosotros. 

            Por tanto ese es el Salvador que necesitamos. Un Salvador del pecado y un Salvador…

            B. Misericordioso

            Al mencionar a estas cuatro mujeres en una genealogía que normalmente se nombran hombres nos enseña también que en el evangelio como dice Pablo en Gálatas 4:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” La misericordia de Dios es la misma para toda clase de personas. La misma salvación con los mismos beneficios son para los ricos y los pobres, hombre y mujeres, fuertes y débiles, hombres y niños. El tiene misericordia de todos. Y todos lo que vienen a El en fe y arrepentimiento jamás serán rechazados. ¿Es esa nuestra fe? ¿Acaso no necesitamos hoy esto una y otra vez? ¿Acaso nosotros no hacemos todo lo opuesto a lo que hizo Jesús? ¿Acaso no somo selectivos en la manera de evangelizar? ¿Acaso no pensamos: yo no le hablo de Jesús porque esa persona es terrible jamás creerá? ¿Acaso no limitamos hablar del evangelio a aquellos que son parecidos a nosotros, de nuestra misma clase social y que aparentan posibles candidatos para el evangelio? Hermanos, todos son posibles candidatos al evangelio porque todos son pecadores. No seamos selectivos a quienes les hablamos de Cristo.

            Ese es el Mesías que necesitamos. Uno que nos libre del enemigo número 1 en nuestras vidas: el pecado, que nos condena, que nos separa de Dios, que nos destruye como seres humanos. Un salvador del pecado y lleno de misericordia.

            Por último, Mateo desea que se nos quede grabado que Jesús es…

III. El Único Mesías

            Hermanos y amigos, no hay otro Mesías en este mundo, no hay otro Salvador en este mundo y para este mundo que no sea Jesús. Así que…

            A. No hay otro Mesías

            A ti te pregunto, ¿Cuál es tu Mesías? ¿Quién es tu Salvador? A veces nuestro salvador somos nosotros mismos. Terminamos adorándonos a nosotros mismos: lo ingenioso de nuestra mente, nuestros logros profesionales o familiares, reconocimiento de nuestros talentos, gloria.

            En nuestra sociedad hay varios llamados “salvadores”. Para algunos el salvador es el gobierno. Si mi partido estuviera en el poder las cosas serían mejores. Cada cuatro años ese es el mensaje. Para otros el salvador es mi paz personal: yo no me meto con nadie para que nadie se meta conmigo. “Involucrarme yo con las actividades de la iglesia; jamás”. “Ayudar en la limpieza, en la transportación de los niños, en apoyar el culto de oración: no. Yo tengo muchas cosas que hacer para meterme en esos líos”. Eso es la paz personal. Es de ese pecado, entre otros que Cristo vino a salvarnos. Fue David quien dijo en 2 Samuel 24:24 “porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.” Y fue Jesús quien dijo en Mateo 16:24 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

            Para otros el salvador es el sexo. El dios de este siglo es Baco: el dios del sexo, de la borrachera, de todo lo que banal. Incluso algunas iglesias están predicando esto mismo.

            Para otros yo soy mi propio salvador. Yo no necesito religión, yo defino lo que es bueno o para mí nada en bueno o malo sino preferencia y gusto.

            Pero Mateo nos enseña que el único Mesías y Salvador es Jesús. Todos los demás salvadores son ídolos, son dioses falsos. Solo Jesús es el Dios verdadero, junto con el Padre y el Espíritu Santo. Si sigues a tales “salvadores” te perderás, te destruirás a ti mismo y los tuyos.

            ¿Qué nos quiere enseñar Mateo desde el mismo principio? Jesús es el Mesías prometido. Él es el Salvador no solo de los judíos sino también de los gentiles, del mundo. El es el Salvador del pecado. El pecado te destruye, pero Cristo te salva. No hay pecado alguno que él no perdone a quienes se arrepienten. El es un Salvador compasivo. El sabe que somos polvo, que las aflicciones, los problemas nos abruman: nos saturan, nos ahogan. Pero El es nuestro salvador de todo pecado y de toda miseria y sufrimiento. Por tanto es a él que deben servir, es a él que deben poner su mirada de fe. Es a él que deben recurrir. Solo a él y a nadie y nada más. Solo a Jesús el Hijo de David e Hijo de Abraham es quien debemos entregarnos en cuerpo y alma con plena resolución de vivir para él toda nuestra vida.  

Sermón: 1 Samuel 1:15 Ofreciendo violencia en la Oración 

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Mateo 11:12 “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” 1 Samuel 1:15 “Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.”

 

            Dijimos que comentando sobre el pasaje de Mateo, Calvino dijo que nos enseña acerca de la naturaleza de la fe salvadora. Los que poseen la fe salvadora se esforzarán en agradar a Dios. Ellos saben que el propósito de nuestras vidas es glorificar a Dios. Y nosotros le glorificamos con nuestras vidas, con nuestros cuerpos y con nuestros labios. La obra de gracia en los creyentes se manifiesta en un ardiente deseo de que Dios sea exaltado con nuestras vidas. No provoca sentimientos fríos acerca de Dios sino todo lo contrario. El creyente arderá en deseos de que el nombre de su Dios sea reverenciado por nuestra conducta. Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos. Sólo los violentos entran a morar con Dios en los cielos. Por eso dijo Guillermo Hendricksen en su comentario sobre este pasaje: “la entrada en el reino exige un esfuerzo sincero, una energía inagotable, una diligencia suprema”. Es decir, que la entrada en el reino no se logra con un mero intento o un débil deseo por Dios sino todo lo contrario. Exige un esfuerzo, exige una energía, exige una diligencia. Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos. Los creyentes genuinos se esforzarán con valentía en correr la carrera que tienen por delante. Lucharán contra todo obstáculo en su camino hacia la ciudad celestial. Tienen trazada su meta y correrán hacia ella con todas las fuerzas que puedan. Pero correrán en el poder de Dios.

            Ya hemos visto que debemos ofrecer violencia hacia nosotros mismos. Debemos motivarnos y predicarnos a nosotros en nuestra lucha de la vida cristiana. También vimos que debemos ofrecer violencia en nuestro estudio de la palabra de Dios y en la manera en que escuchamos los sermones que se predican en la iglesia. En cuarto lugar Dios nos llama a que ofrezcamos violencia en la oración. Debemos tener una vida de oración. Es indispensable que así sea. El creyente ora. Su vida se caracteriza por ser una vida de oración. No una vida que ora alguna que otra vez. Debemos vivir nuestra vida orando. Pero para poder lograr esto debemos ofrecer violencia.

El pasaje de primera de Samuel nos da un ejemplo del requisito indispensable de una verdadera oración. Es un requisito indispensable el ser violentos al orar. Es decir, Dios espera de nosotros que cuando le oremos a Dios lo hagamos con fervor. La oración a Dios no debe ser una oración fría, sin vida o mecánicamente. Sino que debemos orar con un celo santo al Dios trino y uno. Debemos rogarle con la debida reverencia que El se merece. Fíjate en el caso de Ana. Ella lloraba y estaba afligida porque ella deseaba tener un hijo. No estaba borracha como pensaba erróneamente Elí. El fervor de la oración de Ana lo podemos ver en la frase “he derramado mi alma delante de Jehová.” Ella vació su corazón delante de Dios. Implica el fervor y la violencia en el sentido de vaciar todos sus anhelos, todas sus frustraciones y todas sus cargas delante del único que puede contestar su petición. Otro ejemplo de fervor en la oración lo tenemos en el caso de Jacob con el ángel. En Génesis 32:24 “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.” Jacob luchó con el ángel, Jacob luchó con Dios rogándole que le bendijera. Toda la noche la dedicó Jacob a orar pidiéndole que contestara su petición de que Esaú no le matara a él ni a sus esposas ni a sus hijos. ¿Con cuánto fervor crees que oró a Dios? Decía Johannes Vos en su comentario al Catecismo Mayor acerca de la pregunta 185 ¿Cómo debemos orar a Dios? “No debemos orar como si tuviéramos pobres  deseos por Dios y su bendición, sino con un intenso y ardiente deseo de una cercanía de Dios [hacia nosotros] y de sus bendiciones. Sólo tal actitud en la oración puede ser aceptable a Dios.”

Teodoro decía de Lutero: “Yo lo escuché orar a Dios y [mi madre] con cuánta vida y espíritu él oraba. Con cuanta reverencia oraba cuando se dirigía a Dios pero a la vez con cuanta confianza oraba como si hablara con un amigo”.

Hermanos, debemos ser violentos en nuestra vida de oración. En primer lugar debemos orar a Dios mucho más de lo que lo hacemos. Nosotros glorificamos a Dios con nuestras oraciones. La iglesia cristiana moderna es una iglesia con el espíritu de los Laodiceanos. De ellos se dice que son “ni frío ni caliente, son tibios”. Son sin lugar a dudas una iglesia que no ora. Pero Dios nos llama a ser una iglesia vibrante, una iglesia militante. Y es imposible ser una iglesia poderosa en el Señor sin oración. Es imposible ser una iglesia útil en las manos de Dios sin ser una iglesia dada a la oración. El reino de los cielos avanza por medio de la iglesia. Pero por medio de una iglesia que ora. No por medio de una iglesia que no ora.

Que debemos ser violentos, es decir, dedicados en alma y cuerpo a una vida de oración se desprende de varias consideraciones.

1. Del mandamiento mismo de Dios. Dios mismo nos llama a orar sin cesar. El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo nos da el mandamiento divino en 1 Tesalonicenses 5:17 “Orad sin cesar.” Y ¿qué significa esto? ¿Cómo yo puedo orar sin cesar? Aprovechando toda oportunidad para ofrecer tus deseos a Dios en la oración. En las mañanas, saca un breve momento de tu tiempo para buscar a Dios. Un nuevo día ha comenzado y Dios nos ha bendecido durante la noche. Ha cuidado nuestra vida. Ha protegido los bienes que nos ha dado. Nos ha dado la oportunidad de ver a nuestros seres queridos de nuevo. ¿Tenemos o no razones para adorar a Dios desde temprano en la mañana? Si como dice Jesús cada día trae su propio mal, entonces debemos comenzar cada día buscando a Dios en la oración suplicándole que nos dé la sabiduría para poder bregar con los problemas que nos visitarán cada día. Tenderemos, tal vez, problemas en el trabajo, en nuestra casa, en la escuela, con nuestros familiares, nuestros vecinos, en el supermercado, en la fila del banco, etc. Eso y mucho más nos deben dar la razón para orar sin cesar. Pero el mero hecho de que Dios nos ordena orar sin cesar es suficiente para nosotros los creyentes. O por lo menos debe ser suficiente. No sólo tenemos el mandamiento de Dios mismo sino tenemos el mandamiento de Jesús mismo. En Lucas 18:1También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,”. Es necesario orar siempre. Tener a Dios constantemente en nuestros pensamientos. Efesios 6:18 “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”.

2. Del ejemplo mismo de Jesús y sus santos. Al cualquiera que lea la Biblia de vez en cuando se dará cuenta que Jesús fue un hombre de oración. Jesús oraba sin cesar. En El tenemos el perfecto ejemplo de lo que es ser violentos en nuestra vida de oración. Jesús aprovechaba toda oportunidad para orar. La vida agitada de Jesús no fue impedimento para vivir una vida dedicada a la oración. Alguien podría decir: ¿es que mi vida es bien complicada para poder tener una vida dedicada a la oración? ¡Para mí es imposible! No creo que ninguno de nosotros tiene o ha tenido una vida más complicada que la vida de Jesús. Aún así vemos a Jesús orando constantemente durante su ministerio. Sabiendo Jesús que su día iba a ser un día lleno de trabajo y trabajo físico agotador, decide levantarse bien temprano en la mañana para orarle en secreto a su Padre. En Marcos 1:35 tenemos el ejemplo, “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” ¡Qué pobre vida de oración nosotros tenemos! Debemos suplicarle a Dios que nos perdone por tal práctica.

            Tenemos el ejemplo también de los santos de que ellos vivieron una vida consagrada a la oración. De David se nos dice que él oraba a todas horas. Por lo menos tres veces al día. Salmo 55:17 “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Y él oirá mi voz.” Y esto no sólo en la vida de David. Ha sido la práctica del pueblo de Dios, ser un pueblo dedicado a la oración. Romanos 12:12 “gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;”

3. De la promesa de Dios de contestar nuestras oraciones. Dios nos ordena a orar constantemente, pero El también nos promete oír todas nuestras oraciones. Dios es un Dios que escucha la oración. Por el hecho de que Dios nos promete que oirá nuestras oraciones debemos con gran confianza dedicarnos a la oración.  Esa promesa la vemos en el Salmo 50:14-15 “Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás.” Dios mismo nos pide que le oremos y nos motiva a hacerlo en base a la promesa de que nos oirá y nos contestará, “E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás”. Y en 1 Juan 5:14-15 “Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” En este pasaje Dios nos dice que nuestras oraciones hechas en fe no son en vano. Debemos acercarnos a Dios en la oración con confianza, es decir, con fe. Con fe en Dios y en su amor por nosotros y su buena voluntad hacia su pueblo. Pero esa confianza no nos da la libertad de pedir lo que se nos antoje. Debemos pedir conforme a su voluntad. Su voluntad revelada en la Biblia. Y sabemos que Dios escucha nuestras peticiones. Y esa seguridad nos debe llevar a descansar todas nuestras cargas en El. Sabiendo que si El nos oye recibiremos lo que hemos pedido en el tiempo del Señor.

Hermanos, debemos ser violentos en la oración. Dios ha prescrito la oración como el medio para que nosotros adquiramos lo que necesitamos. A veces no recibimos porque no pedimos. Es al que toca la puerta al que se le abre. Y Dios ha establecido la oración como la llave que abre el cofre de tesoros de Dios para nosotros. Tesoros para nuestro bien, no tesoros para satisfacer nuestros deseos carnales. Por eso mira a Jesús. El oraba constantemente a su Padre. El que Dios era su Padre y le ama con amor eterno no evitaba que le orara constantemente. El oraba sin cesar. El oraba con fe en su divino Padre. El buscaba todo lo que necesitaba por medio de la oración. Lo vemos orando antes de sanar, antes de hacer un milagro. Y fue oído por su temor reverente. (Heb.5:7). Ve tú, hijo de Dios, y haz lo mismo. Amén.

Sermón: Proverbios 2:1-5 Ejerciendo violencia con la Palabra de Dios

Mateo 11:12 “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” Proverbios 2:1-5 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, 2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, 3 Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; 4 Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, 5 Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.”

 

            ¡Estás pelao! Y mientras estás pensando en qué hacer para comprar las medicinas, pagar la renta o cualquier otra de nuestras muchas deudas, caminando por el patio descubres algo interesante. No puede ser: ¡es un diamante! Y cuando vas a recogerlo ves que está incrustado. Le haces un huyo alrededor. Estás cavando y descubres otra diamante mucho más pequeño. No es un diamante pulido ni está cortado. Es una piedra de diamante. Y te preguntas cómo es posible que haya una piedra de diamante aquí. Los diamantes se hayan en zonas volcánicas. Pero en ese momento recuerdas tu buen maestro de estudios sociales que te dijo que Puerto Rico fue producto de erupciones volcánicas. Así que es posible que en el patio de mi casa haya una mina de diamantes.

            ¿Qué vas a hacer? Yo sé lo que vas a hacer. No se lo vas a decir a nadie… todavía. A su tiempo. Mientras tanto vas a comprar una pala, un rastrillo, guantes y cualquier otra cosa que te ayude a cavar para ver si hay más diamantes en el patio de mi casa. Y como no tenías dinero al principio vas a vender algo tuyo para comprar los materiales o vas a pedir prestado dinero a alguien que no te va a preguntar para qué lo quieres. Ese día no vas para ningún sitio. Tienes un compromiso con tu patio. Allí está lo bueno. Allí está la acción.

            Hermanos, en aquello que es valioso todos nosotros ofrecemos violencia, nos esforzamos aunque esto implique fatiga, cansancio. Ponemos todo el empeño y toda la pasión, ponemos el corazón. Eso es lo que significa ofrecer violencia.

            Sobre todas las riquezas que podamos imaginar nada se compara con el reino de los cielos. Nada se compara con obtener nuestra salvación, poseer a Dios. Mateo nos dice quiénes son los que arrebatan el reino de los cielos, quienes son los que llegan allí: solo los violentos. O como lo traduce LBLA: “los violentos lo conquistan por la fuerza.”

            Como dijo Calvino dijo: “La verdadera fe no lleva a los hombre a dar un asentimiento frío e indiferente cuando Dios habla, sino que produce cálidos afectos hacia Él y corre como en una santa lucha”.

            Y en esa violencia santa al cual Dios nos llama no debemos olvidar que El no llama a ofrecer violencia en el estudio de la Palabra de Dios. Toda la Escritura nos llama a adquirir sabiduría, a ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios. Colosenses 3:16 “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”.  Proverbios 4:7 “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.” 2 Pedro 3:16 “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” Así que somos llamados a ser diligentes, esforzados, a ofrecer violencia en que la Palabra de Cristo more en abundancia en nosotros y ser violentos en crecer en el conocimiento del Señor Jesucristo. Ese es nuestro deber. Esa es nuestra responsabilidad.

            Pero ese deber no viene a menos que lo trabajemos, a menos que como a tesoro inigualable lo busquemos con afán santo. De eso trata el pasaje de Proverbios 2:1-5.  ¿Qué Dios nos quiere enseñar en este pasaje sobre la manera de estudiar la voluntad de Dios que se encuentra en la Biblia?

I. Hay que recibir y atesorar

            V. 1 “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,”. Hermanos, la violencia santa en el estudio de la Palabra de Dios para adquirir sabiduría requiere en primer lugar que recibamos esas palabras. Cuando leemos la Palabra de Dios y cuando la oímos cuando se predica debemos acercarnos a ella con un corazón receptivo. Ella no es la palabra de los hombres, ella es la Palabra de Dios. Esa Palabra está por encima de nosotros y no nosotros por encima de esa Palabra.  Debemos pensar: esta Palabra es Dios hablándome a mí. Y yo debo creer esta Palabra y recibirla como la medicina que sana todos nuestros males. No pongamos freno. No endurezcamos nuestro corazón ante ella. Sé receptivo a esa Palabra.

            Pero además guarda esa palabra dentro de ti, en tu mente y en tu corazón. En otras palabras debemos memorizar esa Palabra. Pero memorizarla con entendimiento. Necesitas saber qué significa lo que has memorizado de lo contrario no te va a beneficiar. Memorízala en tu corazón. Has parte tuya esa Palabra. Esa es la voz de mi Dios y es mía. Por ella yo vivo y ella me transforma. Salmo 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.”
He guardado esa Palabra, la he hecho mía con un propósito: qué ella me cambie, me transforme, me santifique y así me lleve a no pecar contra Dios.

            Ahora bien, lo interesante de la palabra guardar en el versículo 1 es la idea que conlleva en el original. La idea es de almacenar. Almacena esa palabra en tu mente y corazón. La idea es almacenar algo que no necesariamente vas a utilizar en el momento. Almacénala para que tengas algo en el futuro. No pienses de qué me sirve ahora esto que estoy estudiando y memorizando. Estás almacenando comida para el futuro, riquezas para el futuro.

II. Hay que estar atentos y responsivos

            V. 2 “Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia,”. Hermanos, no puede haber aprendizaje si no estamos atentos a lo que se nos enseña y a lo que estudiamos. En otras palabras, al estudiar la palabra de Dios sea a leerla o escucharla predicada debemos estar concentrados en lo que hacemos. Si nuestra mente está distraída jamás aprenderemos. Aprender requiere concentración. Y concentración requiere esfuerzo, lucha. Por eso dice el versículo: “Haciendo estar atento tu oído”. tenemos que esforzarnos en atender y buscar hacer algo que nos ayude en la concentración. Por ejemplo: algunos toman notas del sermón y del estudio. Y esto les ayuda a la concentración.

            Pero también hay que estar responsivos a la enseñanza. No pongas freno a lo que se te enseña o aprendes en tu estudio de la Palabra. Hermanos, la Palabra de Dios es comparada a una espada de dos filos, por donde quiera que la toques te va a cortar. Pero eso es bueno. Ya que su corte es para desangrar el pecado para ser curado por la gracia de Jesucristo. Es el alcohol que desinfecta las heridas que infringe el pecado. Y cuando aplicamos ese alcohol a la herida arde, pero desinfecta. Sé responsivo a la Palabra para ser sanados.

III. Hay que depender de Dios

            V. 3 “Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz;”. Hay que clamar por la inteligencia. Hay que pedirle a Dios: ayúdame a entender tu Palabra. Ayúdame a creer tu Palabra. Ponme nuevos lentes para poder ver con claridad lo que Tú oh Dios deseas de mí.  Di como dijo el salmista en el Salmo 119: 18 “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.”

            Hay algo interesante en este versículo. La idea es no solo orar o pedir sino clamar, rogar. Y esto implica que hemos intentado entender y no hemos podido entender. ¿Qué debemos hacer entonces? Clamar, rogar: Señor ayúdame, socórreme, quiero entender. No entiendo ayúdame a entender. Conlleva la idea de no desmayar cuando no entendemos sino de suplicar pidiendo entendimiento.

IV. Hay que estudiar con santo afán

            V. 4 “Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,”. Hay que buscarla como cuando buscamos la plata. Ella no se encuentra a simple vista. Hay que cavar en busca de ese tesoro. Hay que ser diligentes, ofreciendo violencia en el estudio de la palabra de Dios. Esta no viene sino por medio de gran esfuerzo y dedicación.

            Entonces, lee todos los día la Biblia. Memoriza versículos bíblicos. Ven a todos los estudios de la palabra para que así aprendas a cómo se interpreta. Estudia el catecismo de la iglesia. El te dará un conocimiento doctrinal que te ayudará a entender la Biblia. Ora mucho a Dios. Evita toda distracción. Compra libros que te ayuden a entender la Biblia. Comparte lo que has aprendido. Pregunta si tienes dudas. No seas sabio en tu propia opinión. Y como resultado.

V. Conocerás a Dios

            V. 5 “Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.” El fin de todo esto es conocer a Dios. Conocer a Dios depende del conocimiento de El en su Palabra. Sin la Palabra de Dios no hay conocimiento de Dios. Pero cuando estudiamos con santa violencia su Palabra con un corazón receptivo entonces no solamente conoceremos acerca de Dios sino conoceremos a Dios. Y esto es salvación. Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.”

            ¿Cómo sabemos si estamos aprendiendo? Cuando “entendemos el temor de Jehová”. Cuando nuestra vida se aparta de todo mal y se consagra totalmente a Dios. Cuando vemos progreso en la santidad entonces hemos entendido el temor de Jehová. Job 28:28 “He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia”.

            ¿Cómo estudiarás la Palabra de Dios? Con santa violencia, recibiéndola y almacenándola, siendo atentos y responsivos, en dependencia de Dios, con un santo afán, buscarla como buscamos tesoros. Entonces conocerás a Dios. 

Sermón: Mateo 11:12 Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos

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Mateo 11:12 “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”

 

Uno de los grandes problemas que enfrenta la iglesia de Cristo del siglo 21 lo es su desconocimiento de lo que es el evangelio. La iglesia moderna carece de un conocimiento completo acerca de la biblia, las doctrinas cristianas, la forma correcta de adorar a Dios.  Y lo triste del caso es que carece de un claro entendimiento de lo que es el evangelio y la verdadera naturaleza de la conversión. Carece de un claro entendimiento acerca de las marcas distintivas de un verdadero cristiano.  No entiende lo que es la fe salvadora y las marcas distintivas de lo que es la fe salvadora. Así que en comparación con otras épocas del cristianismo, la iglesia de Cristo hoy día es una iglesia que necesita mucho, pero mucho que aprender de la biblia y de la teología cristiana.

            Este versículo que tenemos delante de nosotros es uno que trata acerca de la naturaleza de la fe salvadora. Y con respecto a esto tenemos que decir algo muy importante: no toda fe en Cristo es fe salvadora. Una persona puede creer en Cristo y aún así ir para el infierno. No sé si me sigues. Una persona puede creer en Cristo, saber todo lo relacionado a la vida y misión de Jesús, puede incluso explicar correctamente la doctrina de la Trinidad y explicar perfectamente la unión hipostática de la naturaleza humana de Jesús con su naturaleza divina y explicar correctamente cómo uno se salva y aún así perderse por toda la eternidad. ¿Por qué? Porque aunque sabe mucho acerca de Cristo Jesús no ha conocido a Cristo de una manera salvadora. Por eso decimos: no toda fe en Cristo es una fe salvadora.

Pero entonces se levanta una pregunta, ¿Cuáles son las características de poseer una fe salvadora? Nuestro pasaje nos dice cuáles son dichas características. O por lo menos nos dice de una característica fundamental de la fe salvadora. ¿Cuál es? Ya mismo lo explicaremos.

            Ahora bien, Jesús mismo lo enseñó cuando dijo en Mateo 7:22No todo el que dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Jesús mismo nos dice que invocar su nombre de una manera afectiva: Señor, Señor, no es suficiente para clasificar como fe salvadora. La fe salvadora, dice Jesús, tiene que ir acompañada de obediencia. Jesús dice quién entrará en el reino de los cielos, es decir, quién se salvará “el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Repito: la fe salvadora, dice Jesús, no digo yo, tiene que ir acompañada de obediencia. De eso trata el sermón de hoy.

No todo el que se sienta en la iglesia a escuchar el mensaje predicado es nacido de nuevo. Porque sólo los que han nacido del agua y del Espíritu estos son los que han nacido de nuevo. No todos los que se hacen miembros de la iglesia de Cristo son necesariamente miembros de Cristo. Sólo los regenerados son los verdaderos miembros de Cristo. Y no todo el que por años persevera en una iglesia, leyendo la Biblia, orando y ayunando es necesariamente un hijo de Dios.

            Oh hermanos y amigos esto es muy importante. Y nos debe llevar a cada uno de nosotros a meditar y preguntarnos si realmente poseemos la fe salvadora. Cada uno de nosotros debe auto-examinarse para ver si está en la fe. Y este auto-examen es necesario y saludable tanto para el ceryente verdadero como para el que cree que es creyente cuando realmente no lo es.

            Jesús mismo nos dice quiénes son los que heredan el reino de los cielos. Y estos son los violentos.

            Miremos lo que nos dice Jesús: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia”. Juan el Bautista fue quien comenzó a predicar el evangelio de Jesucristo llamando al pueblo a preparar su vida para la llegada del Mesías. El evangelio que antes había sido prometido ahora hizo su entrada por medio de la predicación de Juan el Bautista. Y desde esos momentos el reino de los cielos o los cielos mismos, donde mora Dios, sufre violencia. Muchos se apresuraban y se esforzaban para entrar en él. Lo vemos cuando Juan el Bautista comenzó a predicar el bautismo de arrepentimiento cómo las multitudes venían a su bautismo. Dice Marcos 1:5 “Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.” Lo mismo ocurría con la predicación de Jesús en los años de su popularidad. En esos tiempos vemos cómo las multitudes le buscaban. Las casas estaban llenas de gente que si alguien quería ver a Jesús le era casi imposible entrar. Incluso los amigos de un paralítico tuvieron que hacer una abertura en el techo para poder lograr que Jesús lo viera y lo sanara. Lo vemos en las multitudes que fueron por él alimentadas: la alimentación de los 5 mil y la alimentación de los 4 mil.  En otras palabras, la idea es que desde que Juan comenzó a predicar que el Mesías había llegado y que El vino a traer salvación y juicio, multitudes corrían con ímpetu y fuerza por entrar en el reino de los cielos, para alcanzar la salvación. Esa es la naturaleza de la fe salvadora. Aquél que posee la fe salvadora se esforzará para llegar a los cielos. El reino de los cielos sufre violencia, muchos desean entrar a los cielos y alcanzar la salvación eterna. ¿Quién quiere ir al infierno? ¿Quién desea ser condenado y destruido en cuerpo y en alma por toda la eternidad? ¿A quién le gustaría ser atormentado de día y de noche por los siglos de los siglos sin fin? El infierno es un horno de fuego donde los que van allí son castigados perfectamente: quemados en cuerpo y en alma, sufriendo en inagotable agonía todos los días de su vida, por toda la eternidad, y sin la más mínima posibilidad de que su sufrimiento termine. ¡Qué cosa más horrible! ¿A quién le gustaría ir allí? Por eso muchos buscan entrar en el reino de los cielos. Pero muchos lo buscan equivocadamente. Muchos buscan ser salvos, no del pecado, sino del infierno. Muchos buscan ser salvos con sus pecados no de sus pecados. Quieren ser salvos viviendo en pecado. ¡Qué ignorantes son! Es más, ¡qué perversos son!

Pero Jesús nos dice quienes son los únicos que realmente llegan a los cielos. Jesús nos dice quiénes son los únicos que arrebatan el reino de los cielos. Y esos son los violentos. Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos. Así lo dice Jesús: “el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”. Sólo los violentos lo arrebatan. El sustantivo violento en griego es “biastés” que significa: hombre esforzado o violento. Implica fuerza, vehemencia, dedicación.

Algunos comienzan la carrera pero cuando ven lo que implica se quitan de la misma. Muchos entran a la carrera con ideas equivocadas de lo que es ser cristiano. Entran bajo emociones equivocadas y cuando esas emociones desaparecen dejan de perseverar. Y algunos piensan que mostrar interés en las cosas de Dios es todo lo que se necesita para ser salvos. Pero Jesús nos dice que no es así. Solo los violentos, no dice los valientes, sino los que ofrecen violencia en las cosas de Dios heredan el reino de los cielos.

            Y te pregunto: ¿Eres tú violento para el reino de los cielos? ¿Te esfuerzas para entrar en él? Todo aquél que desea ser salvo debe ofrecer violencia para el reino de los cielos. ¿Por qué? Porque solo los violentos lo arrebatan. Sólo los violentos entran en el reino de los cielos. Sólo los violentos se salvan. Eso es lo que Jesús enseña. Fe sin obediencia a Dios es una fe muerta.

            Si tú deseas ver a Dios y recibir de El las palabras de Mateo 25:34:Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” tienes que ser violento. Tienes que ofrecer y estar ofreciendo violencia para arrebatar el reino de los cielos.

            Ahora bien, quisiera hacer una aclaración antes de proseguir con la exposición. Quisiera aclarar lo que no es ser violento para el reino de los cielos. Y luego explicar cuál es la violencia santa que debemos ejercer para arrebatar el reino de los cielos.

            Veamos lo que no es ser violento para el reino de los cielos. Algunos piensan que ser violentos para el reino de los cielos es ser religioso. Piensan que después que yo vaya a la iglesia algunos días especiales durante el año: en Navidad, Viernes Santo, etc. eso es ofrecer violencia para entrar en el reino de los cielos. Eso es lo que debemos hacer para asegurar la entrada en los cielos. Hermanos, eso no es ofrecer violencia para entrar en los cielos. Eso es ser supersticioso. Dios no ordenó la celebración de tales días. La iglesia los celebra para conmemorar la vida y obra de Jesús y recordar los grandes hecho históricos que son el fundamento del evangelio. Pero, nadie es salvo por celebrar esos días. Es más uno puede ser salvo sin celebrar el día de la Navidad. Nadie se salva por obras religiosas. Somos salvos por la fe y no por obras. Pablo dijo: “Por gracia sois salvos por medio de la fe… no por obras para que nadie se gloríe”. Efesios 2:8-10. Pero aunque somos salvos por la fe, tenemos que entender que no somos salvos por cualquier clase de fe. La fe tiene que ser verdadera. Es decir, una fe que obra por el amor. Podemos comprar un pollo con diez dólares, pero no podemos comparlo con un billete falsificado. Por eso dijo el ministro puritano Elisha Coles: “La fe justifica a la persona, y las buenas obras justifican su fe”.

Otros piensan que ser violentos para alcanzar los cielos lo es el ser sinceros cualquiera que sea su fe. Piensan que después que uno sea sincero en lo que cree y humilde y servicial a los demás eso es lo que vale para ser salvos no importa lo que uno crea. Eso no es bíblico. Jesús no enseñó eso. Jesús dijo a la mujer Samaritana que los samaritanos están errados en su fe, ¿Por qué? Porque su fe no estaba basada en la verdad de la Escrituras. En Juan 4:22 “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.” Dios escogió al pueblo de Israel para ser los recipientes de la revelación de Dios. Y si ustedes no siguen dicha revelación no están adorando al Dios verdadero. Si te das cuenta la sinceridad de lo que uno cree no es suficiente para ser salvos. Debemos poseer la verdad.

Otros piensan que ser violentos para el reino de los cielos es hacer buenas obras para ganar los cielos. Si yo trabajo honradamente, no le hago mal a nadie, cuido a mis hijos y esposa tengo el cielo gano. Eso no es el evangelio de salvación. Nadie gana el cielo. La salvación no es por obras sino por la gracia de Dios. Es por creer en Cristo. Es por recibirle por fe como nuestro único Profeta, Sacerdote y Rey. Es por creer en Cristo y recibirle como Señor. Creyendo que sólo la sangre de Cristo es la única que nos puede limpiar de nuestros pecados. Como aquél único que nos puede reconciliar con Dios.

Lo interesante del caso es que muchos piensan que ni siquiera es necesario ser violentos o esforzarse para entrar en el reino de los cielos. Que todo esfuerzo es negar la salvación por la gracia de Dios y traer como se dice por la puerta trasera salvación por obras. Pero fue Jesús mismo quien dijo en Lucas 13:24 “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. La palabra esforzaos en griego es [agonizomai (ἀγωνίζομαι)] (del castellano, agonizar), se puede traducir: luchar. Comentando sobre esta palabra dice el Diccionario Vine: “la idea es de luchar como en una competencia, forzando todos y cada uno de los nervios para alcanzar el objetivo”. NET: “La idea es la de ejercer el máximo esfuerzo”. Hermanos, solo los violentos heredan el reino de los cielos. Por tanto cada uno de nosotros debemos ofrecer violencia para entrar en el reino de los cielos.

            Veamos ahora, cuál es la violencia santa que debemos ejercer para arrebatar el reino de los cielos.

            En primer lugar, debemos ejercer violencia hacia la verdad. La verdad es únicamente lo que Dios dice que es la verdad. Pablo dijo en Romanos 3:4 “sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso”. Sólo Dios es veraz. Sólo Dios es el único que no miente. Sólo El tiene la verdad y habla la verdad. Y toda verdad que hablen los hombres es verdad porque procede de Dios. Y esa verdad se encuentra en la Biblia.  ¿Qué es la verdad? La verdad no es otra cosa que la Palabra de Dios, por eso es llamada la Palabra de Verdad en Efesios 1:13. Y la verdad es toda doctrina que se deriva de las Santas Escrituras. Así que debemos contender por la doctrina de la Trinidad, de la Creación, del pecado original, de la predestinación, de la justificación por la fe solamente, la santificación, la segunda venida de Cristo, etc. Debemos ser violentos por estas doctrinas que son esenciales al mensaje del evangelio.

Los que desean ser salvos deben ejercer violencia hacia la verdad. ¿Por qué? Porque Dios nos llama a contender por la verdad revelada. Judas 3 “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.” Judas nos dice que la verdad del evangelio está siendo atacada. Es atacada por aquellos que usan el evangelio no para agradar a Dios, viviendo en santidad, sino todo lo contrario. Algunos “convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.” Y esto mismo pasa en nuestros tiempos. Algunos se jactan del amor de Dios. Y en vez de que este amor les motive a vivir una vida de agradecimiento a Dios y santidad, usan, erróneamente, la doctrina santa del amor de Dios para justificar su vivir en pecado. Como Dios es amor Dios me ama no importa que yo no le sirva. Dios me ama no importa si yo soy homosexual. Dios me ama y no importa si no soy miembro de ninguna iglesia. Dios me ama y no importa si hablo malo, me apropio ilegalmente de lo que no es mío. No importa si yo miento, si manipulo para conseguir las cosas, si yo asisto a la iglesia una vez al mes, etc. Por eso Judas le dice a toda la iglesia cristiana: “contiendan ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.”

            ¿Por qué más debemos ser violentos por la verdad?  Porque somos salvos por medio de la verdad. Santiago 1:18 “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Porque somos santificados por la verdad, Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” Porque sólo la verdad nos hace discípulos de Cristo y verdaderamente libres. Juan 8:31-32 “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

En segundo lugar, debemos ejercer violencia hacia nuestra salvación. Pablo dijo en Filipenses 2:12 “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,” ¿Qué quiere decir Pablo con ocupaos en vuestra salvación? El contexto nos da la respuesta: sigan siendo obedientes a Dios en humildad y sumisión. Ese es el contexto del pasaje. En los versículos anteriores Pablo les dijo a los Filipenses sean de un mismo sentir, hablen un mismo idioma en la iglesia, ámesen de una misma manera, haya armonía entre ustedes, sean humildes, nada hagan por vanagloria sino con humildad considerando los demás como superiores a ustedes mismos. Tengan el mismo espíritu que hubo en Jesús quien se humilló para nuestra salvación. Humíllense unos a otros, sírvanse unos a otros, así como Cristo vino a servir. Y así como habéis obedecido a mis palabras sigan obedeciendo mis palabras: V.12 “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”. Y lo repite de nuevo, V.14 “Haced todo sin murmuraciones y contiendas”.  No se coman por los rabos. Ese es el llamado. En otras palabras: trabajen con su corazón, luchen en el Espíritu con su soberbia, con su orgullo, con las actitudes pelioneras. Crezcan en humildad y respeto unos con otros. Debemos esforzarnos, debemos ser violentos con respecto a la santidad, eso es ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor.

            Hermanos, el ser violento con respecto a nuestra salvación, en arrebatar el reino de los cielos, implica por lo menos tres cosas. Implica en primer lugar una plena resolución de nuestra voluntad. Muchos no llegan a los cielos porque no tienen hambre de los cielos. Comienzan a buscar de las cosas de Dios pero se fatigan. Se cansan de ir a la iglesia, se cansan de leer la Biblia, se cansan de orar, se cansan de perseverar, se cansan de luchar contra su pecado, de vivir vidas rectas, de poner en práctica la santidad de vida que Dios demanda, en otras palabras, d negarse a sí mismo, tomar la cruz cada día y seguir a Jesús. Y se convierten en casi cristianos. Sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos. Solamente los que tienen esa hambre de llegar a los cielos llegarán. Los que están dispuestos a seguir adelante no importa lo que se ponga en su medio. Están dispuestos a sufrir, a llorar, a aborrecer a padre, madre, hijo, dinero y aún su propia vida para ser dignos de ser discípulos de Cristo. Mateo 10:37-38 “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”.

            Implica también una plena resolución en nuestras emociones. Nuestras emociones prejuician nuestros planes. A veces sabemos lo que es correcto pero no lo amamos. Es por eso que debemos dirigir nuestras emociones por el camino correcto sujetándolas a la Palabra de Dios, sometiéndolas bajo el Señorío de Cristo para que ellas, bien informadas, acompañen la resolución de nuestra voluntad.

            Y por último implica una dedicación a esta empresa.  Los comerciantes exitosos son los que se entregan al comercio. Los cantantes exitosos son los que se entregan en cuerpo y alma a su carrera de cantantes. Los que heredan los cielos son los que se dan en cuerpo y alma para el reino de los cielos. Es por eso que Jesús hablando de la conversión dijo en Lucas 13:24 “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.” Ya vimos este pasaje. Pero no comentamos sobre algo importante. Dice Jesús que hay muchos que “procurarán entrar y no podrán entrar”. ¿Por qué no podrán? Jesús dice porque no se han esforzado. No es meramente procurar entrar sino esforzarse a entrar. La fe de ellos no ha sido acompañada con la obediencia violenta que evidencia que poseen la fe salvadora.

Sé violento, sé esforzado, agoniza, porque sólo los violentos arrebatan el reino de los cielos.  

Sermón: Salmo 97:1a Jehová reina

Salmo 97:1ª “Jehová reina; regocíjese la tierra”.

            Hemos visto que a la luz de la Biblia Dios es un Dios que actúa en base a un plan definido. Todo lo que sucede en este mundo ha sido hecho cierto y fijo por el plan divino. Vimos que en este plan Dios ha incluido no solo las buenas acciones de sus hijos sino también los actos pecaminoso de los seres humanos.  Lo vimos claramente en el hecho de la muerte de Cristo. Él fue entregado a morir en la cruz del Calvario según nos dice el evangelista Lucas en Hechos 2:23 “por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios”. Su muerte no ocurrió por la casualidad. La redención de la humanidad no quedó en las manos de la posibilidad. Dios se encargó que esta fuera cierta y se aseguró decretando que ocurriría según El la planificó. Pero esa muerte vil, que es la salvación del mundo, es llevada a cabo de tal manera que Dios no es el autor del pecado ni la voluntad de la criatura es forzada o eliminada. Lo sabemos por el hecho de que Lucas nos dice que Jesús fue entregado a la muerte “por manos de inicuos, crucificándole”. El que ocurriera la muerte de Cristo fue por causa del plan de Dios. Pero el que fuera crucificado fue hecho por los pecadores que odiaban a Cristo. Dios actúa en base a un plan predeterminado, fundado desde antes de la fundación del mundo, es decir, desde la eternidad.

            Ahora bien ¿Cuáles son las implicaciones prácticas de la doctrina de los decretos divinos?

I. Reconocer que Jehová reina

            Hermanos y amigos la doctrina bíblica de los decretos nos debe ayudar a ver este mundo desde otra perspectiva. Ver las cosas que suceden en este mundo desde la perspectiva cristiana teocéntrica.

            Es Jehová quien reina en este mundo. Este es el testimonio de toda la Escritura. Como dice el Salmo 93:1-2 “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá. 2 Firme es tu trono desde entonces; Tú eres eternamente.” Y nosotros como cristianos tenemos que decirle a todo el mundo que esto es así. Dios no ha renunciado al gobierno de este mundo. Pero las filosofía secular y la mentalidad del mundo nos quieren hacer pensar que es así. Nosotros como creyentes no podemos permitir que el mundo domine nuestra forma de pensar y cómo deben ser interpretadas las cosas.

            ¿Qué implica el hecho de que Jehová reina en este mundo?

1. Que El reina y gobierna por encima de las famosas leyes de la naturaleza. Sí, hablamos de la ley de la gravedad, del ciclo de la evaporación, de las leyes de la termodinámica. Pero todo esto descubierto por los científico no son otra cosa que leyes establecidas por Dios mismo. Y El se Rey sobre ellas. El Dios de la naturaleza está por encima de las leyes de la naturaleza. Lo vemos claramente en los milagros que Dios hizo en el AT: la creación del universo, del ser humano, del diluvio universal, de las plagas de Egipto, los milagros de Jesús y sus apóstoles. Este mundo en última instancia no es gobernado por estas leyes impersonales sino por El Dios personal Jehová de los ejércitos. El sana, el hace milagros, El oye la oración e interviene en las vidas nuestras. El muda los tiempos y aún el viento y la lluvia le obedecen.

2. Que el destino no existe. Ningún cristiano debe hablar acerca del destino. No existe el destino en un mundo gobernado y dirigido por Dios. No hablamos de un destino sino de una predestinación. No es lo mismo ni se escribe igual. La diferencia lo es entre una máquina y un ser personal. La máquina actúa según fue programada. No tiene sentimientos, no tiene propósitos, solo hacer para lo que fue programada. En la predestinación de todas las cosas es Dios quien planifica todo. Y Él es un ser personal: El piensa, siente, tiene propósitos, etc. Este mundo no es gobernado por el destino ciego sino por el Dios mismo.

3. Entonces no debemos buscar conocer la voluntad de Dios por ningún otro medio que no sea su Santa Palabra. No es propio de un cristiano leer el horóscopo, consultar los médiums, etc. Ni pensar yo sé que eso no es cierto lo de los horóscopos pero lo hago para entretenerme. Ni es correcto a la luz de la Biblia crear un horóscopo cristiano como una estudiante mía me dijo que iba a hacer. Las estrellas no dirigen este mundo. Ni la Luna, ni los signos del zodíaco. Ni debemos buscar la dirección de nuestras vidas en estas cosas. Dios les prohibió al pueblo de Israel el consultar con estas cosas. Deuteronomio 18:9-15 “Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. 10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11 ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. 13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. 4 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios. 15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”. Ese profeta es Cristo Jesús. Y las palabras de ese profeta son la Escrituras del AT y NT, la Biblia que tienes en tus manos.

4. Ni la práctica del “Feng shui” es propia de un cristiano. ¿Sabes lo que es el “Feng shui? Es una filosofía china que postula el “uso de las fuerzas de la energía para armonizar al individuo con el ambiente que les rodea”. En una de sus formas enseña que hay que acomodar los muebles en la casa de tal manera que fluya la energía buena que hay allí. Hermanos, tal forma de paganismo tan común hoy día no debe pasar por nuestras mentes.

5. Ni tampoco es propio hablar que tengas suerte. O una forma cristianizada que he oído: suerte a Dios. La suerte no existe en el sentido correcto de la palabra. El futuro es desconocido para nosotros pero no para Dios. El decreto de Dios incluye que las acciones libres serán libres, las acciones que dependen de otras para que se hagan ocurrirán así y las cosas que son necesarias será necesarias. Pero todo esto está bajo el control y dirección soberana de Dios. Claro está la palabra suerte no es en sí misma errónea. Es usaba en la Biblia en Proverbios 16:33 “La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.”
El echar todos nuestros nombres en una bolsa y sacar quien es el que se llevará el carro lujoso Mercedes Benz podrá ser llamado echar suertes pero el resultado no es dejado a la suerte o al azar sino a la voluntad de Dios: “Mas de Jehová es la decisión de ella.”

            Si esto es así entonces no debemos olvidar que no es meramente Dios quien reina sino Jehová. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia es lo que significa e implica el nombre Jehová para nosotros.

            Miremos Éxodos 3:1-14 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. 7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, 8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. 9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. 11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte. 13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.” El Dios verdadero no es meramente Dios sino Jehová, el Dios del pacto. Según este pasaje nos dice varias características de Jehová:

            1. Él es santo y El con su presencia santifica o consagra la tierra. Por eso Moisés tenía que quitarse el calzado de sus pies.

            2. El es fiel a sus promesas por que El es el “Dios de Abraham, Isaac y de Jacob”. El cumple su pacto con su pueblo. El es su Dios y ellos son sus hijos para siempre. Nunca olvidados por Dios aunque hayan muerto.

            3. El conoce nuestra aflicción, se compadece y actúa a nuestro favor. “He visto la aflicción de mi pueblo”, “he oído su clamor”, “he conocido sus angustias”, “y he descendido para librarlos”.

            Ese es el Dios que reina en este mundo. Y si esto es así y lo creemos porque El lo ha revelado así, entonces demanda una respuesta razonable ante este Dios quien cumple su pacto, sus promesas para con su pueblo.  ¿Cuál es?

II. Vivir en alegría

            “Regocíjese la tierra”. Fíjate que es un llamado a que toda la creación se regocije. Todo lo creado debe alegrarse de que Jehová reina. Las aves y los animales porque reciben de Dios su ración diaria. Salmo 104. La tierra porque es El quien la hace germinar. Y nosotros los cristianos más que ninguna persona debemos vivir vidas alegres. ¿Sabes por qué? Porque nuestro Dios reina. Nada pasa en este mundo fuera de su control soberano. No hay enfermedad, aflicción, problema, crisis económica, injusticia que no esté bajo su control y que El no pueda anular o desviar para el bien de sus hijos.

            En última instancia fue Dios quien llevó a José a Egipto y no sus hermanos. Y Dios lo hizo con un propósito salvador en mente. Mira Génesis 45:5-8 “5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.” Mira también Génesis 50:20 “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.”

            ¿En qué se basa esta alegría? Se basa nos dice el Salmo 97 en quién es Dios y en lo que El hace en el mundo.

            1. Los versículos del 2-6 describen los impresionante que es Dios. V. 2-6 “Nubes y oscuridad alrededor de él; Justicia y juicio son el cimiento de su trono. 3 Fuego irá delante de él, Y abrasará a sus enemigos alrededor. 4 Sus relámpagos alumbraron el mundo; La tierra vio y se estremeció. 5 Los montes se derritieron como cera delante de Jehová, Delante del Señor de toda la tierra. 6 Los cielos anunciaron su justicia, Y todos los pueblos vieron su gloria.”

            2. Lo que Dios hace en este mundo. El actúa con justicia y juicio. Destruye a sus enemigos. Demanda que los que adoran dioses falsos se avergüencen y lo reciban a El como el Dios verdadero.

            3. Por eso los justos deben estar alegres. Porque V. 10-11 “El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra. Luz está sembrada para el justo, Y alegría para los rectos de corazón”. 

            Por tal razón el salmista termina llamándonos a estar alegres y alabar la memoria de su santidad.

            En otras palabras nosotros tenemos mil razones para estar siempre alegres, siempre gozosos porque nuestro Dios Jehová de los ejércitos reina. Sus decretos nos deben llevar a confiar en Él, a esperar en El y a ver la vida desde la perspectiva teocéntrica. Debemos rechazar toda forma de pensar que niega el gobierno y el control de Dios del mundo y de nuestras vidas. Debemos rechazar tu idea de fatalismo, de inseguridad ante el futuro, de incertidumbre y entregarnos en los brazos de Aquel que el verdadero Rey del mundo y de mi vida: Jehová de los ejércitos.

            ¿Es esa su actitud ante la vida? ¿Vives alegre o siempre llorando porque tu vida no es la vida de los ricos o los famosos o del vecino?  Dios nos llama a estar siempre gozosos. A regocijarnos siempre. Pero a regocijarnos en el Señor. Y la única manera de hacerlo es ver que este mundo está bajo el control de Dios, que todo lo que sucede ha sido decretado por Dios. Y que su salvación siempre está con nosotros. Amén.

Sermón: Efesios 1:11 El Designio de Su Voluntad, los decretos (Parte 1)

Efesios 1:11 “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,”

 

            Hoy entramos al trono mismo de la presencia de Dios. Y cuando entramos ante se presencia debemos entrar con nuestras cabeza bajas. Prestos a escuchar más que para hablar. Hoy venimos a aprender del misterio de los misterios. E iniciamos conocer como fuimos conocidos.

            Para ello es necesario que nosotros no desechemos lo que Dios ha querido enseñarnos. Pero es necesario que frenemos nuestra curiosidad y nos limitemos a lo que Dios ha revelado en su santa Palabra.

            Venimos a aprender acerca de los decretos de Dios, su plan eterno y cómo este se manifiesta en el mundo y en nuestra vida. Y qué mejor guía para hacerlo que el pasaje que tenemos presente. Pero quiero que veamos que lo que nos enseña este pasaje está totalmente de acuerdo nuestra confesión de fe. Y quisiera que estudiáramos este pasaje en conjunto con la pregunta número 7 del Catecismo Menor de Fe de Westminster. 

            Dice así la pregunta 7 ¿Qué son los decretos de Dios? R. Los decretos de Dios son su propósito eterno según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su gloria, todo lo que sucede. 

            Creo que la mejor manera de estudiar este tema es contestarnos varias preguntas guía que nos ayudarán a entrelazar el Catecismo con la Palabra de Dios y ver que hay una armonía entre lo que se enseña en la Palabra con lo que se enseña en el Catecismo.

I. ¿Qué son los decretos de Dios?

            Dice el Catecismo Menor: son su propósito eterno. Hermanos y amigos, Dios es un Dios de propósito. O como dice el apóstol Pablo aquí en Efesios 1:11 “el designio de su voluntad”.  ¡Cuán importante es esto! Nuestro Dios planifica lo que va a hacer. El no actúa sin un propósito. El no actúa según surgen las cosas. Dios planifica cómo va a actuar.

            Dios tiene un plan definido para el mundo. El mundo es como es porque ha sido diseñado y planificado por Dios. Cada una de las cosas que hermosean este mundo ha sido creado según el designio de su voluntad, es decir, según su plan o su decreto. El canto del ruiseñor, el volar de las mariposas, la frescura del aire del río ha sido diseñado por Dios como un perito arquitecto. La belleza de la creación y los colores que la adornan han sido “pintadas” según el deseo de Dios.

II. ¿Qué cosas incluye este decreto?

            Incluye todas las cosas. Dice Pablo que Dios “hace todas las cosas” según el designio de su voluntad. Dios tiene un plan definido para cada persona y para cada criatura en el universo. Tanto es así que Jesús dijo en Lucas 12:16 “¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios.”

            Y sobre todo para cada uno de sus hijos. Incluye nuestra misma creación en el vientre de nuestras madres. Miremos el Salmo 139:13-17 “13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. 17 !!Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! !!Cuán grande es la suma de ellos!”. Incluye cada cosa que pasa en nuestra vida aún las cosas pequeñas e insignificantes.  Por eso Jesús dijo en Mateo 10:30 “Pues aun vuestros cabellos están todos contados.” E incluye nuestra salvación. Pablo nos dice en Efesios 1:4 “que Dios nos escogió desde antes de la fundación del mundo para ser santos y sin mancha delante de él”. V. 11 “En él asimismo tuvimos herencia”. Nuestra herencia, el poseer a Dios mismo y tener vida eterna ha sido planificada por Dios.

            Incluye las buenas obras de sus hijos. Efesios 2:10 Porque somos hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras la cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.

            Incluye los actos pecaminosos de sus criaturas. Hechos 2:23 “a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;”       

            E incluye cuando naceremos, en dónde naceremos, cuando moriremos. En fin, todo lo que sucede en este universo está incluido en este plan todo abarcador.

            Oh hermano cuán maravillo es saber que Dios actúa en base a un plan predefinido, predeterminado. A veces pensamos que las cosas que pasan en nuestra vida ocurren por que Dios tiene los brazos cruzados. Que Dios se entera de las cosas al mismo tiempo que nos enteramos nosotros. Vemos tantas cosas locas en este mundo, tanto desorden y tanto dolor en nuestra vida que podríamos creernos que este mundo sigue su camino solo y sin control. Pero eso no es cierto. Dios tiene un propósito en todo lo que hace. Este mundo sigue el camino que Dios le ha trazado. Dios actúa en base a un plan eterno y nada ni nadie puede evitarlo. El brazo de Dios es más fuerte que el brazo de los hombres. El sabe lo que hace.

            Él tiene un propósito específico para tu vida. El no actúa caprichosamente. Nada de lo que sucede en tu vida carece de propósito en el plan de Dios. No es solo que Dios sabe lo que ocurrirá en el futuro porque Dios lo sabe todo. No es solo eso. Todo lo que sucede en tu vida ha sido planificado por Dios o ha sido decretado por Dios. Dios planifica todo según su voluntad. La voluntad de Él no la voluntad de la criatura. Pablo dice que Dios hace todas las cosas según el designio de qué: “de su voluntad”. O como dice nuestro Catecismo: “Los decretos de Dios son su propósito eterno según el consejo de su propia voluntad”.

            Tenemos que decir cuando sucede lo que sucede: Dios tiene un propósito para esto. Dios lo ha enviado. Y aunque yo no sé con qué propósito yo sé que es bueno porque Dios en Cristo Jesús es mi Padre. Y a Él sea la gloria por esto.  

III. ¿Con qué otro nombre se conocen los decretos?

            Pablo nos da varios nombres para el decreto de Dios. El lo llama el designio de su voluntad. Indicando que es su voluntad lo que determina sus planes y no la criatura. Dios no hace las cosas porque la criatura le dicta cómo El debe hacerlo. El no planifica las cosas y tiene que cambiarlas porque la criatura no lo deja actuar. No. Tal idea sería blasfemia. El actúa según su voluntad. El hace lo que le plazca en los cielos y en la tierra. Por eso dice Daniel 4:35 “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?”

            Según Pablo hay otro nombre para los decretos de Dios. El habla del propósito de Dios. Lo interesante de esta palabra es el hecho de que está en singular. Y esto es importante. ¿Sabes por qué? Porque nos enseña que aunque el plan de Dios incluye muchas cosas: creación, providencia, salvación, es realmente un solo plan todo armonioso. Dio es el gran tejedor, como diría el apologista Ravi Zacarías. Dios es el gran tejedor que teje en un todo perfecto, armonioso todas las diferentes partes de ese hermoso traje. Podrá tener el traje de novia: mangas, faldas, fruncidos y pliegues, cola, etc. pero es un solo traje compuesto de muchas partes. De igual manera lo es el plan de Dios. Ese plan podrá incluir mi nacimiento, el país de mi nacimiento, mi esposo, mis hijos, mi trabajo, mis enfermedades, mis dolamas, mis éxitos y aparentes fracasos, absolutamente todo. Y aunque hablamos de muchas cosas es un solo plan o propósito.

            Es llamado por Pablo la predestinación. El decreto de Dios es también su predestinación. Dios ha predestinado todas las cosas. El ha decretado todo lo que sucede y sucederá. O como dice nuestro catecismo El ha preordenado todas las cosas que suceden.

            Hay muchos cristianos que no les gusta la palabra predestinación y eso no es correcto. ¿Por qué? Porque es una palabra bíblica. Efesios 1:11 “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados”. Efesios 1:5 “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”. Romanos 8:29-30 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. Y aunque en algunos pasajes no se use esa palabra la idea de la predestinación o decreto eterno de Dios está presente. Jesús mismo dijo en Lucas 22:29 “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,” 1 Tesalonicenses 2:12 “y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.”

            ¿Hay otro nombre? Hay muchos más. Pero quiera señalar otro: la palabra ordenado. Hechos 13:48 “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”

IV. ¿Cuál es el propósito de los decretos de Dios?

            El propósito de los decretos de Dios o su plan eterno es gloria de Dios. Todo lo que Dios hace en el mundo y en nuestra vida lo es la alabanza de su gloria. Lo hace para la exaltación de su persona. Lo hace para que le adoremos. Lo hace para que nos postremos delante de El y digas Tú y solo tú eres Dios.

            Todo el capítulo 1 de Efesios es una alabanza a la gloria de Dios por todo lo que El hace. Veamos algunos versículos bíblicos. Efesios 1:3 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. V. 5-6 “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,”. V. 11-12 “hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria”. Filipenses 1:11 “llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.”

            Podríamos seguir multiplicando pasaje tras pasajes de toda la Biblia para probar que todo lo que Dios hace lo hace para la alabanza de la gloria de su nombre.

            Hermanos y amigos, la vida cristiana se vive en alabanza a Dios. Todo lo que Dios hace en tu vida te debe llevar a postrarte ante sus pies en humildad y su misión y confesar: Tú eres Dios, has lo que te plazca con mi vida. La meta de mi vida es adoración. Vivo para adorarte. Ese es uno de los propósitos de la venida de Cristo: salvarnos de la idolatría ya hacer de nosotros verdaderos adoradores de Dios. Porque tales adoradores Dios busca según Juan 4:23 “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.” Tu vida debe ser una vida de alabanza a Dios en todo momento, en el todo de tu vida. Alabar a Dios en la iglesia, en tu casa con tu familia, en tu trabajo, cuando estás alegre, cuando estés triste, cuando tengas abundancia, cuando tengas escases, en toda circunstancia.

            Le alabamos cuando confiamos que Dios no actúa caprichosamente en nuestra vida. Mateo 14:12 “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.” Todo lo que pasa en nuestra vida es una preparación para heredar el reino. Absolutamente todo. Le alabamos cuando nos sometemos a su voluntad y hablamos como Cristo: no se haga mi voluntad sino la tuya (Lucas 12:42). Cuando pensamos como Cristo: Juan 4:34 “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió”. Y adoramos a Dios cuando tenemos una correcta idea acerca de Dios. Un Dios que no planifica todas las cosas no es el Dios de la Biblia. Un Dios que no predestina no es el Dios de la Biblia. Un Dios que no decreta o que decreta ciertas cosas y otras no, no es el Dios de la Biblia. Nada está fuera del control de Dios de Dios. Y decir que hay algo fuera del control es ateísmo. Por eso decimos que todo sistema de doctrina que se enseña en el 99% de las iglesias en PR promueven indirectamente una especie de ateísmo. Pero para nosotros Dios es Rey soberano. Él se sienta en el trono de los cielos y dirige el todo de nuestras vidas. El las dirige con sabiduría, con firmeza, con un propósito santo y sabio, y con perfecto y puro amor por sus hijos. Y todo esto para la alabaza de la gloria de su gracia.

            ¿Es esta tu fe? Yo espero y creo que sí.

Sermón: 2 Crónicas 32:31 Las Causas de la Frialdad Espiritual

2 Crónicas 32:31 “Mas en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón.”

 

            Hermanos y amigos hoy vamos a retomar el tema que habíamos estudiado la última vez antes sobre la frialdad espiritual. Y quisiera que repasáramos algunas de las cosas que ya dijimos la última vez que tratamos este tema.

            Cuando Dios nos salva El implanta en nuestros corazones un nuevo principio de vida espiritual. Esa naturaleza nueva busca crecer, lucha por vivir. Como todo niño que viene a este mundo, desde el momento que nace, lucha por sobrevivir, de igual manera lo hace la nueva naturaleza en los creyentes.

            Pero aunque esto es así si esta nueva naturaleza no es cuidada, no es alimentada propiamente entonces sin lugar a duda comienza a enfriarse, comienza a debilitarse. Su vigor espiritual, su pasión por las cosas de Dios comienzan a declinar, a decaer. Y vimos que esta debilidad espiritual es llamada por Jesús mismo en Apocalipsis 2:4 como el perder el primer amor. Un creyente genuino puede perder ese primer amor, esa pasión y entrega por las cosas de Dios que antes poseía.

            Dijimos que este perder el primer amor se manifiesta por una falta de apetito espiritual. Ya no le apasionan las cosas de Dios como antes. Lee la Biblia y siente que Dios no le habla. No tiene deseos para orar y aunque puede asistir a la iglesia lo hace más por cumplir que por deseo de estar cerca de Dios y de disfrutar del mensaje que Dios tiene para él o ella.

            Esto es serio hermanos y amigos. Cualquier esposo o esposa se preocuparía si descubre que su cónyuge ya no le ama con la pasión y entrega que tenía antes. Y todos nosotros nos podemos identificar si vemos que nuestros hijos ya no nos aman como al principio o ellos sienten que nosotros no les amamos como antes y piensen que son para nosotros una carga.

            De igual manera lo es para Dios. El nos llama a que le amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas (Marcos 12:30-31). ¿Le amamos así? ¿Cómo no debemos amarle con todo nuestro ser y todas nuestras fuerzas a aquel que dio su vida en la cruz del Calvario, sufrió el mismo infierno y llevó sobre el madero nuestra maldición?

            Hermanos y amigos, hay miles de razones para amar a Dios con todo nuestra alma y fuerzas. Pero aunque esto es así, un genuino creyente puede enfriarse espiritualmente.  Puede desarrollar una actitud indiferente a las cosas de Dios. Puede venir a la Santa Cena y participar de ella y salir vacío de Dios. Puede escuchar un buen sermón y no movérsele un pelo de la cabeza. Y esto es triste. Y es serio. Tan serio que Jesús mismo reprendió a la iglesia de Éfeso por tal frialdad espiritual. Apocalipsis 2:4 “Pero tengo contra ti”. Tengo una queja contra ti. Esto no está bien en ti. ¿Es esa tu actitud ante esa condición espiritual? Ahora bien.

            ¿Cuáles son causas de esta frialdad espiritual en la vida de un genuino creyente? Hay varias causas. Y el conocerlas nos ayudará a saber cómo recuperarnos si nos hemos enfriado. O el de ayudar a otros si les ha ocurrido. Nuevamente, ¿Cuáles son causas de esta frialdad espiritual en la vida de un genuino creyente?

I. La Mano de Dios

            Eso es lo que tenemos aquí en 2 Crónicas 32:31. ¿Qué es lo que está pasando aquí? El pasaje nos habla del último rey de Judá Ezequías. El fue un buen rey. Trajo muchas reformas para el pueblo de Dios. Pero un día enfermó de muerte. Y Dios envió al profeta Isaías para decirle que tenía que poner en orden su casa ya que iba a morir. A lo cual Ezequías respondió en humillación. Clamó a Dios y El escuchó su ruego. 2 Reyes 20:4 “Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová.” Y no solo eso. Dios le añadió 15 años más de vida a Ezequías y lo libraría a él y a Jerusalén del rey de Asiria. Junto con ello le daría una señal: haría retroceder la sombra del sol 10 grados atrás.

            Pero luego de haber sido sanado por Dios Ezequías se enorgulleció. Y nos dice el autor de Crónicas y Dios lo dejó. Dios se apartó de Ezequías, dejó de sostenerle. ¿Con qué propósito? Dice el versículo “para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón”.  Para ver si Ezequías confiaba plenamente en Dios para que lo librara de sus enemigos o confiaría en los hombre y en hacer tratos con ellos. 

            ¿Qué ocurrió cuando Dios lo dejó?  Vinieron los enemigos de Dios para visitar a Ezequías y saber sobre el milagro. Y Ezequías abrió su palacio y les mostró sus riquezas. Ezequías se comportó como si todo lo que tenía lo había logrado por sí mismo. Y Dios se enojó contra Ezequías.

            Hermanos, Dios hace lo mismo con nosotros. Dios nos pone a prueba constantemente para que nosotros demostremos nuestra absoluta fidelidad a Dios. Para que demostremos que confiamos plenamente en Dios no importa lo que pase en nuestras vidas. Pero muchas veces fallamos. Y en vez de agarrarnos por la fe en Jesús y buscar más de El por medio de la oración, el estudio de la Palabra y aprender a decir como dice el Salmo 27:3 “Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.” comenzamos a descuidar la oración y nuestra fe se desvía de Dios y se deposita en otra cosa.

            Y cuando esto ocurre nuestra vida espiritual comienza a decaer. Y cuando vemos que lo que le pedimos a Dios no llega nos desesperamos y dejamos de confiar en Dios, nos ausentamos de la iglesia, dejamos de leer la Biblia, dejamos de negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz.

            Hermanos Dios es justo al ponernos a prueba. El es sabio al hacerlo. Que nadie dude de esto. Cuánto tú y yo necesitamos de Él. Sin El nada podemos hacer. Si Él no nos sostiene nos caemos con gran rapidez. En toda nuestras pruebas jamás dejes de confiar en Dios. Jamás dejes de buscarle aunque no veas tu petición cumplida. ¿O le servimos meramente porque nos bendice? Si El decide contestarnos un No a una petición grande en nuestras vidas, ¿le seguiremos sirviendo?

            Dios nos suelta muchas veces para que hagamos como los niños pequeños cuando los padres los sueltan, buscan agarrase más rápido que ligero de ellos. Así debemos hacer nosotros.

            El pasaje de Crónicas solo menciona una causa de la frialdad espiritual. hay otras más en otros pasaje bíblicos. ¿Qué otras causas?

II. La Vagancia de Nuestro Corazón

            Vivimos en una época en donde todos quieren las cosas fáciles. Pero a mí me enseñaron que las cosas fáciles, fáciles se van. La vida espiritual requiere trabajo espiritual. Buscar a Dios, estudiar su palabra, orar, meditar en la Biblia, venir a la iglesia etc. dan trabajo. Y conlleva que tú y yo nos esforcemos en luchar hacia delante. Por eso dice Filipenses 2:11 “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”. La palabra ocupaos en el original griego [katergatzomai] significa trabajar, ocuparse, producir mediante esfuerzo, llevar a cabo la obra. Y esto implica fajarnos. Es un mandamiento que todos nosotros nos fajemos por el bienestar de nuestra alma. Pero la naturaleza humana caída se resiente, lucha, es vaga, tiende a lo terrenal más que a lo espiritual.

            ¿Cómo se traduce esto? Se traduce en descuidar nuestra alma. Sacar tiempo para todo lo demás y poco tiempo para cuidar, alimentar nuestra alma. Se traduce en poner una alarma para que no se me olvide la novela, pero no ponemos una alarma para que no se nos olvide orar, leer la Biblia. Se traduce en ver una detenimiento una revista o una película pero leemos la Biblia con suma rapidez y no sacamos tiempo para meditar en lo leído. Se traduce en estar más pendiente de lo que hacen los niños de lo que se predica aquí. Y todo esto produce frialdad espiritual.

            Lo triste del caso es que como toda enfermedad que no se atiende ni se le pone un freno, la misma se sigue apoderando hasta que postra en la cama a su víctima.

            ¿Cuán dedicado eres a las cosas de Dios? ¿Sacas más tiempo para ellas que para las cosas del mundo? No es que no vayamos al cine, o ver una película, o ir a divertirnos. ¿Pero te ocupas más de tu alma de lo que te ocupas de otras cosas? Esto no está bien. No lo tomes como poca cosa porque no lo es.

            ¿Qué otra causa?

III. Por tolerar el pecado

            Uno de los males en nuestra época es la falta de sensibilidad al pecado. Algunos piensan que solo debemos preocuparnos por los pecados grandes y no por los pequeños. Por ejemplo, ponemos nuestra mirada en el mundo y la quitamos de Dios, y podríamos pensar que es poca cosa. Y no confesamos nuestro pecado. O codiciamos a una mujer o a un hombre, pero como no hicimos nada más podríamos pensar que no es gran cosa. Y cuando se actúa así tal actitud nos enfría cada día más y nos hacemos más insensibles a las cosas de Dios. Tal actitud nos aleja de Dios quien es la fuente de nuestra vida espiritual y nos lleva a perder poco a poco el vigor espiritual.

            En otros casos, la frialdad espiritual viene por haber cometido un gran pecado el cual ataca nuestra conciencia. Como David cuando pecó con Betsabé y Urías heteo. En este caso hay una herida enorme. La caída es tan grande y de momento que debilita con mayor rapidez y fuerza la vida espiritual de ese cristiano. Y no solo su caída es grande sino que su recuperación es más difícil.

            ¿Cuál es la solución ante todo esto?

1. Reconocer que nosotros mismos somos la causa de esa frialdad. Somos nosotros lo que no nos hemos esforzados. Somos nosotros lo que hemos jugado con el pecado. Somos nosotros los que hemos quitado nuestra confianza con Dios. Eso fue lo que Jesús le dijo a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis 2:5 “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete”. Si nos hemos enfriado espiritualmente, y todos hemos experimentado esto en nuestras vida en algún momento u otro, lo primero que tenemos que hacer es reconocer que nosotros nos hemos caído por nuestro propio peso. Tú y yo somos responsables por nuestra vida espiritual. Tú y yo somos responsables por habernos enfriado. Y la solución es una clara: pídele perdón a Dios por haberle amado poco, por no haberle buscado con pasión. Confiesa tu pecado.

            Lo maravilloso de esto es que Dios te ama o cristiano. Él te anhela. El quiere estar a solas contigo. El quiere recibir tu amor como El quiere darte de su amor. Ve a El pronto.

2. Busca cuidar tu alma con temor y temblor. No vengas a la casa de Dios para adorarle sin preparar tu corazón. Antes de venir: háblale a tu alma yo voy a la casa de Dios y allí Dios está. Allí debo buscarle con fe creyendo que su amor es quien me invita, que mi amado quien murió por mí me está esperando para cenar conmigo. Allí lo encontraré por la fe cuando se lee la Biblia, cuando tomo la Santa Cena, cuando dirijo mis cántico para alabarle. Saca tiempo para estar a solas con Dios. ¿Cuándo fue la última vez que sacaste tiempo, pero tiempo de calidad para estar a solas con Dios en oración, en alabanza, en el estudio serio de la Palabra. Si no lo haces te debilitarás más y más. Y aunque un genuino creyente jamás podrá perder su salvación Dios le hará la vida difícil por no amarle con pasión.

3. Si no eres cristiano tu condición espiritual es una de muerte. Tu alma está muerta espiritualmente. Solo Dios puede darte vida. Y la vida espiritual que Dios da refresca el alma como nada en este mundo puede hacer. Solo Dios puede saciar todas nuestras necesidades porque El es infinito en su Ser. La paz que El da no se consigue en ningún lugar sino en El. En Jesús hay vida, en Jesús hay perdón eterno, en Jesús hay pleno gozo y perfecta felicidad. Recíbele como tu Dios y Salvador. Y tendrás vida, vida abundante para toda la eternidad. Si no vienes hoy no hay garantía que vendrás mañana. Tú no controlas el mañana. Al que ha tomado veneno no le decimos tómate la cura mañana sino hoy, ahora, que más tarde es peor. Ven a Cristo y verás la vida. 

           

Sermón: 1 Corintios 2:9 Salvación revelada a los que aman a Dios

Texto: 1 Corintios 2:9 “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.”

 

            Cuando nos preguntamos qué cosas son las que hacen los jóvenes y niños hoy día para entretenerse la respuesta generalmente es: los juegos de videos, la internet, “you tube”, etc.  ¿Y yo a veces me pregunto si nuestros hijos saben lo que nosotros hacíamos cuando niños para entretenernos? Me acuerdo de que uno de los juegos que casi siempre se hacía cuando uno iba a un cumpleaños era el de ponerle la cola al burro. En donde había un dibujo de un burro sin cola en la pared y a la persona que le iba a poner la cola le tapaban los ojos, y le daban varias vueltas, y luego de darle las vueltas le decían que tratara de poner la cola al burro. La mayoría de nosotros nunca le podíamos poner al burro su cola. A veces se la poníamos en la cara, en las patas e incluso algunos bien lejos del burro.

            Otros de los juegos que también hacíamos era el de la gallinita ciega. ¿Se acuerdan? Se le pone una venda al niño, se le dan tres vueltas y el niño tiene que buscar a los niños que están cerca de él y cuando lo coge decir quién es.

            Ah, qué tiempos aquellos cuando el jugar era más sencillo y menos costoso que hoy día. Y verdaderamente nos moríamos de la risa.

            Lo interesante del caso es que según el pasaje que hemos leído de 1 Corintios 2:9, el mundo entero es como una gallina ciega en relación con Dios y su salvación. El capítulo 1 de primera de Corintios finaliza indicando que el éxito del evangelio de Cristo no depende de la sabiduría de los hombres, no depende de la sabiduría humana. El ser humano no conoce a Dios por medio de la sabiduría humana. Podrá tener grandes logros en el campo de las ciencias como hacer operaciones de corazón abierto, hacer trasplantes de riñón, o trasplantes de hígado, o trasplantes de pulmones, podrá haber llevado al hombre a la Luna, podrá crear aviones que vuelen a la velocidad del sonido, submarinos que lleguen a tocar el fondo del planeta tierra, etc. Pero con respecto al conocimiento de Dios y de su salvación, del evangelio, el ser humano es una gallina ciega que no puede conocer a Dios de una manera salvadora. De eso trata el pasaje que tenemos presente. Vamos a verlo más de cerca.

            Mira cómo Pablo lo dice: V. 9 “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” Hay una salvación tan gloriosa, tan grande y tan increíble que ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado ni ninguna mente humana ha podido imaginar.  ¿Por qué? ¿Porque no lo ha podio imaginar, ni oír ni ver? Porque el ser humano no la puede descubrir por sí mismo. Nuestros ojos, nuestros oídos y nuestro corazón o mente son incapaces de descubrir a Dios salvadoramente. El ser humano no tiene la capacidad espiritual ni moral para descubrir a Dios. Ni siquiera tiene la capacidad de planificar una salvación tan gloriosa, tan perfecta tan fuera de este mundo como lo ha hecho Dios.

            Hay un camino de salvación y el ser humano no puede descubrirlo por sí mismo. Nuestros ojos no tienen la capacidad espiritual de verlo. Nuestros oídos no tienen la capacidad espiritual de oírlo. Ni nuestras mentes son capaces de inventar un camino de salvación perfecto. Lo vemos claramente cuando se predica la Palabra de Dios. Los que oyen el mensaje no escuchan a Cristo quien nos habla por medio de su Palabra predicada. Solo escuchan a este frágil predicador. El ser humano no puede conocer a Dios salvadoramente ni creer en el evangelio por sí mismo.

            Un ejemplo claro lo tenemos en el evangelio de Mateo. Aunque Jesús predicó en muchos sitios e hizo muchos milagros la gente no conocía quién era Jesús en verdad. Y Jesús les pregunta a los apóstoles lo que la gente piensa acerca de quién es El. Mateo 16:13-14 “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.” Ya vez. ¿Por qué esto es así? Porque el ser humano está ciego a las cosas espirituales. El pecado nos ha cegado con respecto a estas cosas. Jesús dijo en Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Y el que no sigue a Jesús anda en tinieblas. Toda su vida está llena de tinieblas y estas les incapacitan para buscar de Dios.

            El ser humano no busca de Dios. Y cada día que pasa sin venir a Cristo para salvación el ser humano se pone una venda en los ojos. Desde que nacemos tenemos una venda en los ojos, el pecado es esa venda. Y cada día que pasa nuestra venda se hace más gruesa, nuestros oídos se tapan también y nuestro corazón o nuestra mente se endurece más y más a las cosas de Dios. Amigo que me escuchas si Cristo no es tu Dios y Rey es porque el pecado, cual venda, a cegado tus ojos. El dios de este siglo, Satanás, te ha cegado. Dice Pablo en 2 Corintios 4:3-4 “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” A los incrédulos la luz del evangelio de la gloria de Cristo no les resplandece. ¿Por qué? Porque están ciegos. ¿Cómo es que están ciegos? El dios de este siglo, sin lugar a duda, Satanás, los ha cegado. Les ha dicho: Dios no existe; o Dios es tan bueno que nadie se va a perder; o tu eres tan inteligente que no necesitas estas tonterías de Cristo y la salvación; o el cielo y la vida eterna no existen; o el infierno es aquí en la tierra; que hay un solo camino para ir al Padre y ese es Cristo, no es cierto, etc.

            Pablo lo enfatiza esto mismo en estos primeros dos capítulo de Corintios. 1 Corintios 1:18 “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” 1 Corintios 1:21 “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” Y el evangelio no es la sabiduría de los hombres, no es posible descubrirlo por medio de la filosofía humana ni la ciencia humana. Pero aunque no es sabiduría humana es sabiduría de Dios. Sabiduría divina revelada por Dios mismo. Incapaz de ser descubierta por sí misma aunque las personas sean los ricos y poderosos del mundo. Pablo lo prueba. ¿Cómo? Porque si hubieran descubierto la sabiduría de Dios jamás hubieran matado a Cristo. 1 Corintios 2:7-8 “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.”

            Vemos entonces que el pecado no ha incapacitado para poder conocer a Dios salvadoramente. Pero hay algo más. El conocimiento de Dios no se adquiere por la sabiduría humana. ¿Sabes por qué? Porque el conocimiento de Dios se adquiere por revelación divina. Jesús dijo en Mateo 11:25 “En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.”  ¿Pero por qué es eso así? V. 26 Sí, Padre, porque así te agradó.”

            Cuando Jesús les preguntó a los discípulos lo que la gente pensaba acerca de El todos se equivocaron. Y cuando le hace la misma pregunta a sus discípulos responde Pedro diciendo, Mateo 16:15-17 “El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

            El ser humano está ciego a las cosas de Dios. Y es incapaz de curarse así mismos. De la misma manera que incapaz el ciego de operar sus ojos y darse vista, o un ciego darle vista a otro ciego, de la misma manera ningún ser humano puede darse vista espiritual a sí mismo a menos que Dios le dé un nuevo corazón. Por eso Jesús vino. El vino a dar el conocimiento verdadero de Dios que nadie puede descubrir por sí mismo.  Dice 1 Juan 5:20 “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” Y esta revelación de Cristo no solo la necesitan los no creyentes sino también los cristianos. Siempre necesitamos de Cristo y de que El abra los ojos de nuestra mente para poder entender la revelación de Dios en su Palabra. Lucas 24:44-45 “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”.

 

            Pero aunque este camino de salvación no puede ser descubierto por el ser humano, ni por nuestros ojos, oídos y mentes, Dios nos las reveló por su Espíritu y las reveló a los que le aman.  El versículo 9 finaliza diciendo: “Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

            Hay una salvación gloriosa y perfecta que Dios ha preparado para los que le aman. Y esto es importante.

            ¿Qué Dios ha preparado? Dios ha preparado el salvarnos de nuestros pecados. Nuestros pecados nos destruyen. El pecado nos separa de Dios. Y nos pone bajo la sentencia condenadora de Dios. Todos los pecadores serán condenados. Pero Dios en su inmenso amor y misericordia hacia la humanidad ha provisto un camino de salvación. Y ese camino lo es por medio de la fe en Cristo. Mira lo maravilloso de esto. Es una salvación perfecta. Es una salvación que nadie se la puede imaginar. Mira alguno de sus beneficios: 1. Perdón de todos nuestros pecados: pasados, presentes y futuros. 2. Un nuevo corazón que ama lo que Dios ama y aborrece lo que es contrario a la santidad. 3. Ser adoptados como hijos de Dios y ser parte de la familia de Dios. 4. Herencia en los cielos: la vida eterna. 5. Seguridad del amor de Dios, de que nunca jamás dejaremos de ser real y verdaderamente sus hijos y disfrutar de su amor Paternal. 6. Protección contra todos los males excepto de aquellos que adelantan nuestra salvación. 7. Cielos nuevos y tierra nueva. En donde no habrá más lágrimas ni dolor sino paz, alegría, gozo, santidad y felicidad por siempre.

            Todas esta salvación perfecta y gloriosa Dios ha preparado. ¿Cuándo? Desde la eternidad. Esto no es algo improvisado. Dios ha preparado esta salvación desde la eternidad.

            ¿Pero para quién es esta gloriosa salvación? Es para todos los que le aman. No importa la nacionalidad, no importa su condición social, económica. Es para todos los que aman al Señor Jesucristo de veras. Decimos de veras porque hay muchos que dicen que aman pero no es cierto. Es para los que aman a Dios en Cristo Jesús. No es amarle y hacer lo que me da en gana. Eso no es amarle. Ni es amarle el no obedecer su palabra. Ni es amarle el no someterse a su gobierno. Ni es amarle el no creer todo lo que Él ha revelado en la Biblia. Ni es amarle el vivir como el mundo vive. Ni es amarle el no someterse al bautismo bíblico. Ni es amarle el no adorarle en la iglesia cada domingo.

            El amor a Dios es una entrega total de alma y cuerpo a Dios para adorarle, servirle, conocerle, vivir para Él, tener comunión con Él. Es recibirlo como el único Profeta de nuestra vida. El único que posee toda la Verdad y solo la Verdad. Es recibirle como Sacerdote y creer que solo su sacrificio en la Cruz del Calvario es el pago a la deuda que tenemos con Dios por nuestros pecados. Es recibirle como nuestro único Rey en nuestras vidas viviendo bajo sus leyes, bajo su autoridad y dependiendo de El para todas protección, defensa, etc.

            A ellos Dios les revela su salvación. A ellos Dios les da su salvación.

            ¿Eres tú uno de ellos? ¿O eres tú una gallina ciega? 

Sermón: Eclesiastés 7:13-14 La mano de Dios en las aflicciones

Eclesiastés 7:13-14 “Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? 14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.”

 

            Hace como 24 años atrás yo conocí a un compañero de trabajo en un Colegio en el área metropolitana. El era maestro de matemática. Y en una actividad de la escuela, para los maestros, se hizo una dinámica en la cual se puso una silla en el centro del salón y esa silla representaba el trono de Dios. Y cualquiera que quisiera se iba a acercar a la silla e iba a hablar con Dios y traerle sus preocupaciones, sus quejas o cualquier otra cosa. Y este maestro trajo su queja. Su queja eran sus ojos. El era bastante cegato. Sus espejuelos eran bastante gruesos. Para leer además de usar sus espejuelos él usaba una lupa. El sabía que había algo en su vida que no le hacía sentido. Había algo en su vida que estaba torcido, que no estaba bien. La carretera que llegaba a su casa tenía hoyos. Los hoyos eran su ceguera.  Esa era su condición. Y su condición era su aflicción.

            Yo me imagino que todos nosotros de alguna manera u otra nos podemos identificar con ese maestro. Todos nosotros en algún momento de la vida hemos sido visitados por aflicciones. Cosas de las que decimos: esto no está bien, esto no debería ser así, pero lo es. Es como una piedra grande en el camino. O un hoyo inmenso en la carretera. Algo no está bien, hay algo torcido en mi camino. Tal vez sea una enfermedad seria mía o de un ser querido, un problema de la espalda, o de los ojos, o de la rodilla, o los problemas comunes de la vejez. Alguna otra aflicción física, o alguna aflicción familiar. Tal vez un problema con los hijos, o con los padres, o con las necesidades básicas de la vida, o con un compañero de clase que es un abusador, o con un novio o novia, o con el gobierno.

            De eso trata el pasaje que tenemos presente. Trata acerca de las aflicciones que vienen en la vida. Y cuál debe ser nuestra reacción al respecto. ¿Cómo debemos ver las aflicciones en la vida y cuál debe ser nuestra conducta al respecto? Lo primero que nos dice el predicador en Eclesiastés es “mira la obra de Dios”.

I. ¿Qué quiere decir con la obra de Dios?

            Por la obra de Dios debemos entender no su obra de creación sino su obra de providencia. Y la providencia es el gobierno y sustento que Dios tiene de todas sus criaturas y todo lo que ellas hacen. Hermanos, en este mundo nada sucede por el azar y la suerte. Hay un Dios en los cielos que gobierna esta tierra. Hay un Dios en los cielos que dirige este mundo. Todas las cosas grandes y pequeñas son sustentadas y gobernadas por nuestro Dios. Aún las cosas más “insignificantes” están bajo el control soberano de Dios. Fue Jesús mismo quien dijo en Mateo 10:29-31 “ ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.” Aún los pájaros no caen en la tierra sin el permiso, control y decreto de nuestro Dios. Y El tiene conocimiento de cada uno de los cabellos que caen de nuestra cabeza y de los cuales no nos damos cuenta. Pero, ¿por qué Jesús le dijo eso a los discípulos? Para que tuvieran confianza en su tarea evangelísticas. Ellos no iban a ir solos. Dios los acompañaba en todo momento y sus vidas estaban en las manos de Dios.

            De igual manera lo es nuestra vida. Nada de los que sucede en nuestra vida por más torcido que sea, por más horrible y difícil que sea está fuera del control de Dios. Nuestra vida está en sus manos. Y no hay aflicción que nos visite sino por su providencia. Y Jesús nos dice por tanto: “no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.” Si Dios cuida de la vida de los pájaros de tal manera que ninguno cae a tierra sin su voluntad, cuánto más cuidará de nosotros que valemos más de muchos pajarillos. Distinto a lo que dice Peta o cualquier otra organización que iguala en valor y dignidad a los animales de los seres humanos.

            Hermanos, ninguno de sus hijos es olvidado por su Dios. Ninguno de nosotros ha sido olvidado ni por un segundo de nuestra vida por parte de Dios. Para Dios después de su propia gloria sus hijos son lo más importante. ¿Cómo El no cuidará de ellos? ¿Cómo El no dirigirá sus vidas?  

            Su providencia: su gobierno y control alcanza todas las cosas. Nada ni nadie de en este mundo puede decir que está fuera del control de Dios.

II. ¿Qué significa mirar la obra de Dios?

            Significa el reconocer que como Dios gobierna todas las cosas entonces las aflicciones que vienen a nuestras vidas nos vienen por su voluntad. En otras palabras todo está bajo su control incluso las aflicciones. Mira cómo lo dice el versículo 14 “En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. ¿Qué significa? Significa que debemos gozarnos y disfrutar de todas las cosas buenas que vienen a nuestra vida. Son dones de Dios y debemos recibirlas con acción de gracias. Pero también debemos meditar cuando viene la adversidad a nuestra vida. Y reconocer que tanto el día del bien como el día de la adversidad “Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. O como dijo Job 2:10 “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?”

            Por eso el versículo 13 dice: “¿quién podrá enderezar lo que él torció?” ¿Quién es él? El es Dios. El contexto demanda que esa sea la respuesta. Es Dios quien envía las aflicciones a nuestra vida. Pero alguien podría preguntar ¿tú me quieres decir que el adulterio de mi ex esposo fue algo que Dios me envió? Sí, pero correctamente explicado y entendido. Cuando decimos que El envía las aflicciones, lo torcido en nuestra vida, lo que queremos decir a la luz de la Palabra de Dios es, que Dios quien es soberano y controla todas las cosas determinó permitir la ocurrencia de ese pecado por razones que El tiene. El pecado es de la criatura pero su actuar no está fuera del control y del propósito de Dios. Veamos un ejemplo bíblico en la vida de David. Busquemos 2 Samuel 16:5-10.  Aquí tenemos a Simei, de la familia de Saúl, y quien culpa a David de las muertes de Abner e Is-boset y también porque David permitió que los Gabaonitas ejecutaran a 7 de los descendientes de Saúl como pago de todo el mal que Saúl hizo a los Gabaonitas. Y se levanta a tirarle piedras a David y a los suyos y a maldecirle. Y Abisai le pide permiso a David para cortarle la cabeza a Simei por haber maldecido al rey David quien huía de Absalón. Y David le responde en el versículo 10 “¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo haces así?” Es decir, el pecado de maldecir es todo de Simei, por odio a David, pero el hacerlo está bajo el control de Dios. Aquí llamado: “Jehová le ha dicho que maldiga a David.” Dios no puso pecado en Simei pero permitió ese pecado según su soberano propósito. Dios pudo haberlo evitado. Pero no quiso. Por razones que solo Dios posee.

            ¿Qué implica esto para nosotros? Implica que en toda aflicción debemos ver la mano de Dios. El lo ha permitido. Esa es su voluntad. Esa es la voluntad de Dios para mi vida. No pienses ni por un momento que lo que sucede es por mala suerte, ni porque estamos en el sitio equivocado a la hora equivocada. Dios ha traído esa aflicción sobre tu vida. Y si eres creyente entonces debes ver que es tu Padre celestial que te ama El que ha determinado esto para tu vida.

            En su lecho de muerte Juan Calvino decía: “Señor me afliges, me afliges. Pero que bueno es saber que eres tú”. El podía ver la mano de Dios en sus aflicciones. El no sufría porque ese es el curso natural de la vida. Ni porque al final todos los seres humanos morimos. No es fruto del movimiento impersonal del universo. Es Dios quien lo ha enviado. El tiene control de todas estas cosas en nuestra vida. Mira la obra de Dios. Reconoce que es Dios quien te ha enviado esa aflicción. Y El tiene razones para hacerlo.

III. ¿Cuál es el propósito de la obra de Dios?

            Dios tiene varios propósitos.

1. Probar la sinceridad de nuestro corazón. Probar si realmente le amamos en verdad. Si realmente somos genuinos creyentes. Esa fue la prueba que tuvo Job. Fíjate cómo lo dice Job 1:8-11 “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.” ¿Qué es lo que dice Satanás? Si le quitas todas sus bendiciones y lo afliges yo sé que El te abandonará. Pero Job era sincero en su fe. Amaba y servía a Dios aún en medio de las aflicciones. Dios seguía siendo su Dios aunque no entendiera porque había permitido que todo eso sucediera. ¿Y si Dios hiciera lo mismo contigo le serías fiel?

2. Llevarnos a anhelas los cielos. Hermanos, hay muchas cosas hermosas en esta vida. Pero que mucho también se sufre. Dolores de cabeza, de espaldas, problemas estomacales, problemas en la familia, la escuela, el trabajo, etc. Dios busca recordarnos que debemos anhelar los cielos nuevos y la tierra nueva. Allí no habrá más llanto ni dolor. No habrá problemas ni aflicciones ni frustraciones. No habrá pecado ni maldad. Jamás habrán aflicciones para nuestra vida.

3. A veces castigarnos por nuestros pecados. Todo el sufrimiento que hay en el mundo es fruto del pecado. Por eso no habrá sufrimiento en los cielos porque Jesús con su muerte y resurrección derrotó el pecado y venció la muerte por nosotros. Todo sufrimiento es fruto del pecado pero no todo sufrimiento es fruto de nuestro pecado, pero a veces lo es. David fue perseguido por su hijo Absalón para matarlo. Y la Biblia nos dice que eso fue castigo de su pecado con Betsabé y Urías heteo. El sacerdote Eli sufrió con sus hijos que eran perversos. Sufrió porque no fue un padre responsable en disciplinar a sus hijos. Pero no siempre es así. El hombre que ciego de nacimiento no era ciego por su pecado ni por el pecado de sus padres sino como dice Jesús en Juan 9:2 “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” No fue culpa ni de su pecado ni el de sus padres sino para la gloria de Dios o para purificarnos como el horno purifica el oro o,

4. Para hacernos crecer en su gracia. Hermanos, hay un crecimiento en la vida cristiana que es imposible adquirirlo sin las aflicciones. Porque ¿cómo creceremos en paciencia si todo nos sale bien? ¿Cómo creceremos en resignación a la voluntad de Dios si no sufrimos por su voluntad? ¿Cómo creceremos en humildad si no por medio de las ofensas? Dios ha diseñado esto para nuestro crecimiento espiritual, para nuestro bien.

IV. Aplicaciones

1. Mira la obra de Dios. Todo lo que nos sucede en la vida Dios lo ha hecho. Y si El lo ha hecho debemos poner nuestra mirada en Dios. Ver que cada aflicción tiene un propósito para nuestras vidas. Dios sabe más y debemos estar satisfecho con ello.

2. Sométete a la voluntad de Dios. Espera en El y El hará. A su tiempo y en su tiempo. Busca de Dios que te dé paciencia y resignación a su voluntad. Demuéstrale a El que no has creído en El de balde sino en verdad. ¿Cómo yo lo sé? Cuando seguimos siéndole fieles haciendo las cosas que sabemos son nuestros deberes y no dejamos que estas cosas nos aparten del camino.

3. Todo esto nos debe llevar a Cristo. Todo don perfecto proviene del Padre de las luces, pero proviene del Padre a través de Cristo. El es nuestro Mediador. Todo lo bueno que viene a nuestra vida y queremos que venga a nuestra vida nos viene por la obra de la Cruz de Cristo. Ve a El. Derrama tu corazón a El. El es más fuerte que toda adversidad. Y descansa en El.

            Mira la obra de Dios, todo sucede bajo su control, para su gloria y para nuestro bien. ¿Crees en esto? Amén.

Sermón: Eclesiastés 7:13-14 La mano de Dios en las aflicciones

Eclesiastés 7:13-14 “Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? 14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.”

 

            Hace como 24 años atrás yo conocí a un compañero de trabajo en un Colegio en el área metropolitana. El era maestro de matemática. Y en una actividad de la escuela, para los maestros, se hizo una dinámica en la cual se puso una silla en el centro del salón y esa silla representaba el trono de Dios. Y cualquiera que quisiera se iba a acercar a la silla e iba a hablar con Dios y traerle sus preocupaciones, sus quejas o cualquier otra cosa. Y este maestro trajo su queja. Su queja eran sus ojos. El era bastante cegato. Sus espejuelos eran bastante gruesos. Para leer además de usar sus espejuelos él usaba una lupa. El sabía que había algo en su vida que no le hacía sentido. Había algo en su vida que estaba torcido, que no estaba bien. La carretera que llegaba a su casa tenía hoyos. Los hoyos eran su ceguera.  Esa era su condición. Y su condición era su aflicción.

            Yo me imagino que todos nosotros de alguna manera u otra nos podemos identificar con ese maestro. Todos nosotros en algún momento de la vida hemos sido visitados por aflicciones. Cosas de las que decimos: esto no está bien, esto no debería ser así, pero lo es. Es como una piedra grande en el camino. O un hoyo inmenso en la carretera. Algo no está bien, hay algo torcido en mi camino. Tal vez sea una enfermedad seria mía o de un ser querido, un problema de la espalda, o de los ojos, o de la rodilla, o los problemas comunes de la vejez. Alguna otra aflicción física, o alguna aflicción familiar. Tal vez un problema con los hijos, o con los padres, o con las necesidades básicas de la vida, o con un compañero de clase que es un abusador, o con un novio o novia, o con el gobierno.

            De eso trata el pasaje que tenemos presente. Trata acerca de las aflicciones que vienen en la vida. Y cuál debe ser nuestra reacción al respecto. ¿Cómo debemos ver las aflicciones en la vida y cuál debe ser nuestra conducta al respecto? Lo primero que nos dice el predicador en Eclesiastés es “mira la obra de Dios”.

I. ¿Qué quiere decir con la obra de Dios?

            Por la obra de Dios debemos entender no su obra de creación sino su obra de providencia. Y la providencia es el gobierno y sustento que Dios tiene de todas sus criaturas y todo lo que ellas hacen. Hermanos, en este mundo nada sucede por el azar y la suerte. Hay un Dios en los cielos que gobierna esta tierra. Hay un Dios en los cielos que dirige este mundo. Todas las cosas grandes y pequeñas son sustentadas y gobernadas por nuestro Dios. Aún las cosas más “insignificantes” están bajo el control soberano de Dios. Fue Jesús mismo quien dijo en Mateo 10:29-31 “ ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.” Aún los pájaros no caen en la tierra sin el permiso, control y decreto de nuestro Dios. Y El tiene conocimiento de cada uno de los cabellos que caen de nuestra cabeza y de los cuales no nos damos cuenta. Pero, ¿por qué Jesús le dijo eso a los discípulos? Para que tuvieran confianza en su tarea evangelísticas. Ellos no iban a ir solos. Dios los acompañaba en todo momento y sus vidas estaban en las manos de Dios.

            De igual manera lo es nuestra vida. Nada de los que sucede en nuestra vida por más torcido que sea, por más horrible y difícil que sea está fuera del control de Dios. Nuestra vida está en sus manos. Y no hay aflicción que nos visite sino por su providencia. Y Jesús nos dice por tanto: “no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.” Si Dios cuida de la vida de los pájaros de tal manera que ninguno cae a tierra sin su voluntad, cuánto más cuidará de nosotros que valemos más de muchos pajarillos. Distinto a lo que dice Peta o cualquier otra organización que iguala en valor y dignidad a los animales de los seres humanos.

            Hermanos, ninguno de sus hijos es olvidado por su Dios. Ninguno de nosotros ha sido olvidado ni por un segundo de nuestra vida por parte de Dios. Para Dios después de su propia gloria sus hijos son lo más importante. ¿Cómo El no cuidará de ellos? ¿Cómo El no dirigirá sus vidas?  

            Su providencia: su gobierno y control alcanza todas las cosas. Nada ni nadie de en este mundo puede decir que está fuera del control de Dios.

II. ¿Qué significa mirar la obra de Dios?

            Significa el reconocer que como Dios gobierna todas las cosas entonces las aflicciones que vienen a nuestras vidas nos vienen por su voluntad. En otras palabras todo está bajo su control incluso las aflicciones. Mira cómo lo dice el versículo 14 “En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. ¿Qué significa? Significa que debemos gozarnos y disfrutar de todas las cosas buenas que vienen a nuestra vida. Son dones de Dios y debemos recibirlas con acción de gracias. Pero también debemos meditar cuando viene la adversidad a nuestra vida. Y reconocer que tanto el día del bien como el día de la adversidad “Dios hizo tanto lo uno como lo otro”. O como dijo Job 2:10 “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?”

            Por eso el versículo 13 dice: “¿quién podrá enderezar lo que él torció?” ¿Quién es él? El es Dios. El contexto demanda que esa sea la respuesta. Es Dios quien envía las aflicciones a nuestra vida. Pero alguien podría preguntar ¿tú me quieres decir que el adulterio de mi ex esposo fue algo que Dios me envió? Sí, pero correctamente explicado y entendido. Cuando decimos que El envía las aflicciones, lo torcido en nuestra vida, lo que queremos decir a la luz de la Palabra de Dios es, que Dios quien es soberano y controla todas las cosas determinó permitir la ocurrencia de ese pecado por razones que El tiene. El pecado es de la criatura pero su actuar no está fuera del control y del propósito de Dios. Veamos un ejemplo bíblico en la vida de David. Busquemos 2 Samuel 16:5-10.  Aquí tenemos a Simei, de la familia de Saúl, y quien culpa a David de las muertes de Abner e Is-boset y también porque David permitió que los Gabaonitas ejecutaran a 7 de los descendientes de Saúl como pago de todo el mal que Saúl hizo a los Gabaonitas. Y se levanta a tirarle piedras a David y a los suyos y a maldecirle. Y Abisai le pide permiso a David para cortarle la cabeza a Simei por haber maldecido al rey David quien huía de Absalón. Y David le responde en el versículo 10 “¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo haces así?” Es decir, el pecado de maldecir es todo de Simei, por odio a David, pero el hacerlo está bajo el control de Dios. Aquí llamado: “Jehová le ha dicho que maldiga a David.” Dios no puso pecado en Simei pero permitió ese pecado según su soberano propósito. Dios pudo haberlo evitado. Pero no quiso. Por razones que solo Dios posee.

            ¿Qué implica esto para nosotros? Implica que en toda aflicción debemos ver la mano de Dios. El lo ha permitido. Esa es su voluntad. Esa es la voluntad de Dios para mi vida. No pienses ni por un momento que lo que sucede es por mala suerte, ni porque estamos en el sitio equivocado a la hora equivocada. Dios ha traído esa aflicción sobre tu vida. Y si eres creyente entonces debes ver que es tu Padre celestial que te ama El que ha determinado esto para tu vida.

            En su lecho de muerte Juan Calvino decía: “Señor me afliges, me afliges. Pero que bueno es saber que eres tú”. El podía ver la mano de Dios en sus aflicciones. El no sufría porque ese es el curso natural de la vida. Ni porque al final todos los seres humanos morimos. No es fruto del movimiento impersonal del universo. Es Dios quien lo ha enviado. El tiene control de todas estas cosas en nuestra vida. Mira la obra de Dios. Reconoce que es Dios quien te ha enviado esa aflicción. Y El tiene razones para hacerlo.

III. ¿Cuál es el propósito de la obra de Dios?

            Dios tiene varios propósitos.

1. Probar la sinceridad de nuestro corazón. Probar si realmente le amamos en verdad. Si realmente somos genuinos creyentes. Esa fue la prueba que tuvo Job. Fíjate cómo lo dice Job 1:8-11 “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.” ¿Qué es lo que dice Satanás? Si le quitas todas sus bendiciones y lo afliges yo sé que El te abandonará. Pero Job era sincero en su fe. Amaba y servía a Dios aún en medio de las aflicciones. Dios seguía siendo su Dios aunque no entendiera porque había permitido que todo eso sucediera. ¿Y si Dios hiciera lo mismo contigo le serías fiel?

2. Llevarnos a anhelas los cielos. Hermanos, hay muchas cosas hermosas en esta vida. Pero que mucho también se sufre. Dolores de cabeza, de espaldas, problemas estomacales, problemas en la familia, la escuela, el trabajo, etc. Dios busca recordarnos que debemos anhelar los cielos nuevos y la tierra nueva. Allí no habrá más llanto ni dolor. No habrá problemas ni aflicciones ni frustraciones. No habrá pecado ni maldad. Jamás habrán aflicciones para nuestra vida.

3. A veces castigarnos por nuestros pecados. Todo el sufrimiento que hay en el mundo es fruto del pecado. Por eso no habrá sufrimiento en los cielos porque Jesús con su muerte y resurrección derrotó el pecado y venció la muerte por nosotros. Todo sufrimiento es fruto del pecado pero no todo sufrimiento es fruto de nuestro pecado, pero a veces lo es. David fue perseguido por su hijo Absalón para matarlo. Y la Biblia nos dice que eso fue castigo de su pecado con Betsabé y Urías heteo. El sacerdote Eli sufrió con sus hijos que eran perversos. Sufrió porque no fue un padre responsable en disciplinar a sus hijos. Pero no siempre es así. El hombre que ciego de nacimiento no era ciego por su pecado ni por el pecado de sus padres sino como dice Jesús en Juan 9:2 “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” No fue culpa ni de su pecado ni el de sus padres sino para la gloria de Dios o para purificarnos como el horno purifica el oro o,

4. Para hacernos crecer en su gracia. Hermanos, hay un crecimiento en la vida cristiana que es imposible adquirirlo sin las aflicciones. Porque ¿cómo creceremos en paciencia si todo nos sale bien? ¿Cómo creceremos en resignación a la voluntad de Dios si no sufrimos por su voluntad? ¿Cómo creceremos en humildad si no por medio de las ofensas? Dios ha diseñado esto para nuestro crecimiento espiritual, para nuestro bien.

IV. Aplicaciones

1. Mira la obra de Dios. Todo lo que nos sucede en la vida Dios lo ha hecho. Y si El lo ha hecho debemos poner nuestra mirada en Dios. Ver que cada aflicción tiene un propósito para nuestras vidas. Dios sabe más y debemos estar satisfecho con ello.

2. Sométete a la voluntad de Dios. Espera en El y El hará. A su tiempo y en su tiempo. Busca de Dios que te dé paciencia y resignación a su voluntad. Demuéstrale a El que no has creído en El de balde sino en verdad. ¿Cómo yo lo sé? Cuando seguimos siéndole fieles haciendo las cosas que sabemos son nuestros deberes y no dejamos que estas cosas nos aparten del camino.

3. Todo esto nos debe llevar a Cristo. Todo don perfecto proviene del Padre de las luces, pero proviene del Padre a través de Cristo. El es nuestro Mediador. Todo lo bueno que viene a nuestra vida y queremos que venga a nuestra vida nos viene por la obra de la Cruz de Cristo. Ve a El. Derrama tu corazón a El. El es más fuerte que toda adversidad. Y descansa en El.

            Mira la obra de Dios, todo sucede bajo su control, para su gloria y para nuestro bien. ¿Crees en esto? Amén.

Sermón: Apocalipsis 2:4 Perdiendo el Primer Amor

Apocalipsis 2:4 “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.”

 

            La gracia de Dios es una gracia que vive. Es una gracia que lucha por vivir y sobrevivir. Es una gracia que nunca deja de ser. Pero es una gracia que puede languidecer. Es una gracia que se puede debilitar. Es una gracia que puede enflaquecer. Ella no posee por sí misma la capacidad de mantener su vigor en todo tiempo. Ella se puede enfermar gravemente. Y puede al así hacerlo llevar a un creyente a vivir una vida cristiana miserable.

            De eso trata el pasaje que tenemos presente. El pasaje de Apocalipsis 2:1-7 trata de una iglesia dinámica. Trata de una iglesia que alguien pudiera pensar es la iglesia ideal. Es una iglesia fajona, trabajadora. Llena de actividades. Una iglesia ortodoxa, celosa por la verdad. Una iglesia que no se deja engañar por los que se dicen ser apóstoles pero que no lo son. Ella los ha desenmascarado. Una iglesia que no tolera el pecado.

            Pero una iglesia con una gran falta. Y esto ha traído una queja de su Señor. Veamos en primer lugar, ¿Cuál es la falta de esa iglesia?

I. La falta de la iglesia

            La iglesia de Éfeso por encima de todos los logros, su arduo trabajo, paciencia e intolerancia hacia los malos, defensora de la verdad, opositora contra los herejes, ella ha dejado, ha abandonado, ha dejado atrás su primer amor por el Señor.

            Ella ha decaído espiritualmente. Ella se ha enfriado espiritualmente. Nuestro vigor espiritual depende del amor, del amor a Dios. Depende del amor a Jesucristo y depende del amor al Espíritu Santo. Lo que nos mueve como cristianos es cuánto nosotros amamos a Dios. Cuán agradecido estamos por haber sido salvados. Haber recibido el perdón de todos nuestros pecados.

            Pero esta iglesia por encima de su gran labor ha decaído espiritualmente, aquí llamado, ha perdido su primer amor. Su primer amor por Dios.

            Si te das cuenta, uno que profesa su fe en Cristo puede decaer espiritualmente. Un genuino creyente puede enfriarse espiritualmente. Si es un creyente genuino tenemos que decir que a la luz de las Escrituras ese creyente jamás podrá perder su salvación. Es imposible que un genuino creyente pierda su salvación. ¿Por qué? Porque Dios lo ha prometido. El ha prometido preservarnos y cuidarnos por su poder omnipotente hasta que lleguemos al cielo, a la vida eterna. 1 Pedro 1:5 “que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.”  Creemos que los santos perseverarán hasta el fin. Y creemos que esta perseverancia hasta el fin es fruto de la preservación divina. Es cierto que el 99% de las iglesias en este país enseñan todo lo contrario. Pero nosotros no seguimos los porcientos sino la verdad de Dios. Y Cristo ha dicho en Juan 10:28 “y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” Todo verdadero y genuino creyente jamás perecerá, jamás se perderá, nunca irá a parar al infierno porque Jesús con su muerte garantizó para nosotros la vida eterna y El mismo nos preserva con su mano omnipotente para llegar a los cielos.

            Pero aunque eso es cierto también es cierto que un genuino creyente puede decaer espiritualmente. No caer total ni finalmente de la gracia pero sí puede caer terriblemente de su vigor espiritual. Su primer amor lo puede perder. Y si esta condición espiritual no es frenada y revertida podría incluso su fe retroceder. Y esto es serio.

            La Biblia nos habla mucho acerca de esto. Nos habla de que esto es una seria y triste realidad en la vida de muchos creyentes. La iglesia de Éfeso perdió su primer amor. Hablando de esto mismo dice el libro de Lamentaciones 3:18 “Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.” Salmo 31:10 “Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad”. Salmo 38:10 “Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor, Y aun la luz de mis ojos me falta ya.”

            Y como esto es una realidad la Biblia nos da avisos de que esto pudiera ocurrirte a ti. Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;” Hebreos 12:12-13 “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.”

            ¿Cómo se manifiesta este decaimiento espiritual? Se manifiesta de varias maneras.

1. Se manifiesta cuando no hay pasión por las cosas de Dios.

            a. Cuando no hay ese deleite de orar que antes existía en nosotros.

            b. Cuando nos acercamos a la Palabra de Dios y no sentimos que ella nos habla. Incluso escuchamos la predicación y ella no nos edifica. Queremos que termine rápido porque el deseo de entender esa Palabra no está en mí. Y creemos que no hemos decaído porque todavía la escuchamos y la leemos pero ella no nos impacta no nos lleva a adorar a Dios y no nos lleva a un mayor fervor espiritual, mayor deseo de servir, de entenderla más y más, etc. No nos confronta y si nos confronta no hay ese deseo de poner en práctica esa palabra.

            c. Cuando no hay pasión por venir a la casa de Dios. Y piensan que la razón es que allí se hace lo mismo en vez de preguntarse se enseña con fidelidad la Palabra de Dios. Lo que la iglesia necesita más y más es fiel exposición de la Palabra que nos rete que nos amoneste. Y porque no escuchamos algo que nos, impacte según nuestros gustos y lo que creemos es lo que hay que enseñar, pensamos que el problema es la iglesia y no nuestras personas.

            d. Cuando no hay pasión por servir a los hermanos, ayudarles, cuidarles, servirles. Lo interesante es que ese decaimiento puede existir aún en una iglesia donde hay mucho trabajo arduo por el Señor. Eso es lo que tenemos aquí en Éfeso. Ellos eran celosos y trabajadores por el Señor. Pero no lo hacían con amor, por amor sino porque era su responsabilidad y punto. Hay que hacerlo vamos a hacerlo y nada más.

            Y este decaimiento espiritual generalmente se da poco a poco. Se da aun en medio del uso de los medios de gracia. Se da aun usando la oración, leyendo la Biblia, asistiendo a la iglesia, luchando por la verdad.

            Te pregunto, ¿Has perdido tu primer amor? ¿Hay pasión en ti en conocer más y más su Palabra? ¿Hay esa entrega que tenías antes en servir a Dios en hacer todo para su gloria, en evitar todo pecado por amor a su nombre? ¿Hay deleite en ti al tomar la Santa Cena? ¿Te apasiona escuchar su Palabra predicada?

            Todo esto le sucedió a la iglesia de Éfeso.  Y esto es serio. Tan serio es que Dios mismo le trajo una queja a la iglesia.           

II. La Queja de Dios

            ¿En qué consiste esa queja? “Pero tengo contra ti”. Dios se queja de los hermanos en Éfeso. Es más, es Jesús mismo quien trae esa queja contra la iglesia. Apocalipsis 2:1 “Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:” Jesús dirige esa carta al ángel de la iglesia, es decir, al pastor de la iglesia, porque él es el responsable del cuidado de la iglesia. El es responsable del bienestar espiritual de la iglesia. Y Jesús se identifica como el que tiene las siete estrellas en su diestra, es decir, es Jesús mismo quien tiene a su cargo los ángeles o pastores de las iglesias. No olvidemos que la iglesia es la iglesia de Jesús. El es la Cabeza de la Iglesia, de cada miembro y de cada oficio y ministerio. Él es el Señor de la iglesia. Y algo más. El anda en medio de los candelabros de otro, Jesús mismo anda en medio de su iglesia. Esas dos frases son explicadas en Apocalipsis 1:20 “El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.” Si te das cuenta el énfasis es en Jesús. Yo mismo soy quien dice esto. No es que el pastor o el apóstol Juan entendió esto. No. Yo mismo he evaluado tu vida, tu conducta. Y estas son mis palabras en base a mi conocimiento personal de todos ustedes.

            Él tiene conocimiento personal de lo que se hace aquí. Y de cómo se hace si mientras se predica estamos “guguliando” con el celular en vez de atender la predicación, o si estamos callados en vez de confesar nuestra fe al unísono, si en vez de cantar solo movemos los labios y si en vez de orar solo pretendemos que estamos orando. El camina en medio de nosotros. El está aquí. El sabe lo que hacemos. Por eso dice el V. 2 “Yo conozco tus obras.

            Y es Jesús mismo quien tiene esa queja contra esa iglesia. Tu decaimiento espiritual, tu frialdad espiritual es algo que yo no apruebo. Tal frialdad me deshonra. Tal actitud es algo que yo no soporto. Todo lo que hacen podrá parecer glorioso pero es nada si no lo hacen con amor. Como dice 1 Corintios 13:1-3 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”

            Hermanos, Dios no aprueba, no tolera, no acepta el que alguien haya perdido su primer amor. Es una reprehensión fuerte, pero es una en amor. Por medio de ella El busca hacer a la iglesia consciente de su necesidad. El no solo desea que le amemos. El desea que le amemos con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas. (Marcos 12:30-31). Que haya en nosotros el deseo como bebés recién nacidos por la leche espiritual. Como dice 1 Pedro 2:2 “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,” Que luego de tanto tiempo en la fe cristiana que dejemos de ser niños y seamos maestros de la Palabra. Como dice Hebreos 5:12 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.” Pero no solo ser maestros sino serlo como amor, con pasión, con entrega, con plena dedicación y esfuerzo y celo, siendo nosotros ejemplo mismo en todo. Que cuando vengamos a la iglesia vengamos con gozo porque vamos a adorar a Dios, vamos a encontrarnos con Él, venimos a cantarle, a orarle, a escuchar su Palabra leída y predicada, a ver a mis hermanos. A decir con sinceridad las palabras del Salmo 122:1 “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.” Que cuando demos nuestras ofrendas lo hagamos no por hacerlo, no porque hay que hacerlo sino porque deseo hacerlo y quiero hacerlo más y si tengo que dar más, Aleluya. Porque Dios bendice, no al que da, sino al dador alegre.

            Dios desea que temblemos ante su Palabra. Como dice Isaías 66:2 “Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” Temblar porque lo que escuchamos no es palabra de hombres sino la misma voz de Dios. Temblar porque deseamos aprenderla más y más. Temblar porque deseamos ponerla en práctica. Porque deseamos enseñarla a los demás. Porque deseamos compartir lo que hemos aprendido con los demás. Temblar por el deseo que otros que no conocen el evangelio vengan a conocer a Dios por medio de esa Palabra. Ya que la fe es por el oír de la Palabra de Dios.

            Ahora bien. Esta queja de Jesús misma es seria. Tan serio es esto que Jesús mismo da una amenaza a la iglesia de Éfeso si no cambian sus caminos. Apocalipsis 2:5b “si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” Si no cambian sus caminos, si no se arrepienten y hacen las primeras obras, si no lo haces con pasión y entrega, entonces esta iglesia desaparecerá. Cerraremos la iglesia, le pondremos candado, la venderemos y todo lo que se ha hecho se perderá.

            Pero esto no tiene que ser el caso. Mira el amor de Jesús por su iglesia. El reconoce las cosas buenas que la iglesia ha hecho. Y El no solo señala su queja, identifica el problema, sino también da la solución al mismo.

            ¿Cuál es la solución? V. 5ª “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras”. El llamado es el mismo para cada creyente que ve en su vida ese decaimiento espiritual del que hablamos. Recuerda cómo amabas antes a Dios. Cómo estabas dispuesto a perder todo incluso la vida por el evangelio. Cómo no te importaba levantarte temprano para las actividades de la iglesia. Ir tres veces a la iglesia en la semana no era una carga sino un gozo. Recuerda que no te molestaba gastar tu dinero para comprar libros que te enseñaban a entender la Biblia. Cómo tomabas la iniciativa para servir sin que nadie te dijera nada. Tu meta era tener una familia educada en el evangelio. Celosos de las cosas de Dios. Amar a mi esposa como Dios espera de mí y tú sujetarte a tu esposo como Dios espera de ti. Había ardor en tu corazón. De ese estado has caído. Acéptalo. Confiesa tu pecado, arrepiéntete y apártate del mismo. Y regresa a servir a Dios con amor y por amor.

            Medita en las cosas hermosas que posee Jesús. Cuán excelente esposo es El. Cuánto te amó y te ama al punto de sufrir el infierno por ti. Cómo El jamás te desecha aunque hayas fallado. Cómo El está dispuesto a acercarse a ti más y más y perdonarte. Cómo El abrió los cielos para ti y ganó para ti riquezas espirituales las cuales comparadas con las riquezas materiales son incalculables. Las riquezas materiales son heno y hojarasca. Pero el verdadero tesoro es El mismo. Piensa en cuán afortunado eres de ser cristiano. Cuánta paz El ha derramado sobre ti. Cuán delicioso es estar en su presencia. En fin, mira lo glorioso que es Jesús en sí mismo y para ti.

            Y entonces, haz las primeras obras. Sírvele con pasión. Sírvele con un corazón que ama mucho. Sé celoso por las cosas de Dios pero hazlo, no porque tienes que hacerlo, sino porque quieres hacerlo por amor a Cristo.  

             

Sermón: Proverbios 31:26 La Ley de Clemencia está en su boca

Proverbios 31:26 “Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.”

 

            Proverbios 31:10-31 es un poema acróstico, es decir, cada estrofa comienza con una de las letras del alfabeto hebreo en orden, desde la “a” hasta la “z” si fuera nuestro alfabeto, así también lo es el Salmo 119.

            De todos los versículos en este elogio a la mujer virtuosa no hay uno más excelente que este versículo 26.

            Claro está, aquí se nos presenta a la mujer, esposa y madre ideal. Digna de ser imitada por todos nosotros. Y lo que se dice de ella en este versículo 26 es verdaderamente admirable.

            Vamos a ver dos de sus virtudes que sin lugar a duda nos van a llevar a considerar los demás versículos ya que todos estos están conectados con las dos virtudes que aquí se exaltan. Veamos cuáles son.

I. Ella habla con sabiduría

            Cuando dice que ella abre su boca es una forma hebraica de expresión que significa que ella habló. Lo importante no es que ella hable, aunque eso es importante. Ella tiene derecho de hablar. En cambio, la virtuosidad de ella no descansa en que ella hable sino en cómo ella habla. Ella habla con sabiduría.

            La palabra sabiduría en el AT es [hokma] y denota la idea de destreza, habilidad. Incluye las habilidades para hacer la guerra, hacer ropa, carpintería y metalurgia, etc.

            Implica el percibir la realidad y reaccionar ante la realidad a tiempo y con destreza. La Biblia nos lleva a ir a la hormiga si queremos aprender sabiduría. Proverbios 6:6 “Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio;” Mira cómo ella recoge la comida en el tiempo donde puede ser hallada, en el verano, porque sabe que en el invierno no habrá. Y si no recoge ahora morirá en el futuro.

            Así es ella al hablar. Ella habla con sabiduría. Su experiencia y amor le ha dado la destreza de ver de antemano lo que hay que hacer. Ella es como una hormiguita que trabaja sin descanso. Pero como buena hormiga ella prevé el futuro y se prepara de antemano. Por eso esa se ríe del invierno porque su familia tiene ropas gruesas. V. 21 “No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.”

             V. 16 “Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.” Ella analiza bien cómo usar el dinero y hacer buenas inversiones para el beneficio de la familia. Para ella el bienestar de su familia: su esposo, sus hijos es central. V. 24 “Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader.” Ella incluso hace tela para vender. Ella busca todo lo posible por ayudar económicamente a su familia.

            Ella es buena administradora, V. 18 “Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.”

            Y como ella es así sus palabras tienen peso porque ella habla con sabiduría.

            Ella habla para edificar. Sus palabras tienen el respaldo de la voluntad de Dios porque ella teme a Dios. Ella sabe que va a dar cuenta delante de Dios por sus palabras. Sabe que la verdadera sabiduría se encuentra en la Palabra de Dios. Y por tanto se esfuerza no solo en conocer bien la voluntad de Dios sino en hablar a todos de esa Palabra: ella habla con sabiduría. Y por tanto, procura por sobre todas las cosas que el temor de Dios esté presente en la vida de todos aquellos que la escuchan.  

            Entonces, todos van donde ella porque allí encontraran buen consejo. Ella no se deja llevar por la moda sino la Palabra de Dios. Ella no gasta su saliva en cosas que no son importantes. Ella habla la verdad en todo momento.

            Ahora bien, ella habla así porque la Palabra de Dios es céntrica en su vida. Ella sabe que no puede dar palabras sabias si no busca esas palabras de aquel que es el único que tiene sabiduría en el mundo; y ese es Dios. Romanos 16:27 “al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.” La conjunción “y”

 no aparece en el original griego. Así que literalmente dice: “al único sabio Dios”. El único que es sabio en este mundo es Dios. Y ella lo sabe. Y sabe que la única manera en que ella realmente es sabia es sometiendo su mente a la voluntad de Dios. Por eso ella estudia la Palabra de Dios sin cesar. Y es de la abundancia de esa Palabra en su corazón que mana la sabiduría de su boca.

            Oh hermanos, cuanto nosotros necesitamos imitar a esta mujer. Cuan importante es que la Palabra de Dios sea céntrica en nuestra vida. Cuando eso pasa veremos como llueve a bendición de Dios sobre nuestra vida. Como viviremos una vida recta que agrada a Dios y cosecharemos lo que hemos sembrado: el favor de Dios. No porque lo merecemos sino porque a Dios le complace bendecir la obediencia.

            Claro está, esta mujer virtuosa no solo habla palabras con sabiduría sino que la manera de comunicar sus palabras son virtuosas también. No solo el contenido de sus palabras sino la manera de decirlo expresa también sabiduría. Por eso, en segundo lugar…

 

II. Ella instruye con amor

            En el hebreo lo que dice es [torah hesed] la ley de misericordia está en su boca. La palabra hebrea [torah] se traduce como ley esa es su traducción literal, y significa instrucción, enseñanza, guía.

            La RV60 traduce como clemencia la palabra hebrea [hesed], lo cual es una traducción válida. La palabra [hesed] puede ser traducida bondad, compasión, misericordia, amor, etc. El salmo 136 traduce la palabra [hesed] como misericordia 26 veces, porque para siempre es su misericordia.

            Ahora bien, la oración puede ser traducida de varias maneras: ella enseña con misericordia, o ella enseña misericordia.

            Es decir, ella enseña con misericordia. Ella enseña con amor. No se nos dice si es solo a los hijos lo cual es muy probable pero puede incluir a su esposo y a todos los que busquen de ella sabiduría. Ella no es una persona dulce solo cuando está en su casa. Ella es dulce solo cuando se trata de sus hijos pero no así cuando se trata de las demás personas. Ni ella es dulce cuando se trata de las demás personas pero no es dulce cuando se trata de su familia. No. Ella es la misma en donde quiera que esté. Ella enseña con misericordia, con amor, con compasión.

            Ella habla con dulzura. Sus palabras son un bálsamo a todos los que la oyen. Habla con respeto. No busca humillar ni herir con sus palabras a menos que sea herir con la Palabra de Dios. Ni se deleita cuando tiene que regañar. No busca ofender. 

            Ella sabe cuándo hablar. Hay momentos en que es mejor callar que hablar. Salimos perdiendo más cuando hablamos que cuando callamos. Hay personas que merecen que uno les digan un par de cosas, pero la mujer virtuosa sabe que es mejor callar a veces que hablar.

            Ella sabe cómo hablar. Cómo apaciguar la ira. Cómo regañar con dulzura, de tal manera que uno sabe que sus palabras de reprensión son con amor, revestidas de bien, respaldada con una conducta santa que ata la conciencia. Salmo 141:5 “Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza; pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquéllos.”

             

            Pero también ella enseña misericordia. No solo enseña con misericordia y amor sino que enseña a ser misericordiosos, compasivos, dulces, respetuosos hacia los demás especialmente a los que sufren. V. 20 “Alarga su mano al pobre,
Y extiende sus manos al menesteroso.”
Ella hace eso y enseña a su familia a hacerlo también, porque ella enseña misericordia. Ella les dice a los suyos a que no piensen solo en ellos sino también en los demás. Ella le enseña a su familia lo que es ser compasivos con los necesitados.

            Ella habla bien de su esposo en donde quiera que esté. V. 23 “Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.” La buena reputación de su marido se debe en gran parte a ella. Ella sabe que él tiene sus pecados pero no se pasa pregonándolos. Y como ella enseña misericordia, ella habla bien de él. No se burla de sus defectos y fallas. Y no permite que sus hijos hablen mal de su padre, ni se burlen de él. Ella busca que le respeten como ella misma busca respetarle porque ella enseña misericordia en su hogar y en donde quiera que esté. Por eso V. 11-12 “El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias. 12 Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.”

            Hermanos, nada de esto es forzado en ella. Sale natural y espontaneo en ella. Por eso dice el proverbista “la ley de clemencia está en su lengua”, es decir, la tiene a flor de labios. Las palabras de misericordia, de dulzura, de amor están en la punta de su lengua porque abundan en su corazón.  

            ¿Por qué todo esto? ¿Por qué ella es así? Ella es así por la gracia de Dios. Ella es así porque ella teme a Dios. V. 30 “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;
La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.”
Ella es alabada, es exaltada, es honrada porque la vida que lleva es fruto del poder del evangelio en su vida. La imagen de Cristo es formada cada día en ella. Vivir por la Palabra de Dios es lo que dirige su vida. Vivir en comunión con Dios por medio de su Palabra y en dependencia del Espíritu Santo es lo que hace de ella la mujer virtuosa que es. Honrar a Dios es su deleite y meta. Ella vive para glorificar a Dios. Ella es ejemplo a imitar porque ella imita a Cristo.

            Por tanto, cómo nosotros esposos e hijos debemos tratarla. Debemos honrarla. ¿Cómo lo hacemos? Teniendo la ley de clemencia en nuestra boca. Tratándola con respeto y dulzura. A veces los hijos y los esposos tendemos a ser ásperos con nuestras esposas y madres. A veces somos irrespetuosos, malcriados, repunantes hacia ella. A veces la menospreciamos en la manera en que la tratamos. No valoramos sus buenos consejos. Ni le damos el voto de confianza por el hecho de ser la persona que más nos ama entre los hombres.

            Pero hermanos y amigos la ley de clemencia debe de estar en nuestra lengua. Nuestras palabras deben ser siempre de respeto, amor, compasión. El evangelio de Cristo vino a transformar todo nuestro ser. Vino a cambiar nuestro corazón de uno de piedra a uno de carne. Un corazón santificado es un corazón respetuoso, compasivo, paciente. Honrar a nuestras madres…porque esto es justo, esto agrada a Dios.

            ¿Cómo te diriges a ellas? ¿Cómo las tratas? ¿Cuánto respeto hay en tus palabras? Busca de Dios es ley de clemencia. Busca de Dios esa sabiduría para que sepas conducirte hacia ella no solo en el día de hoy sino todos los días.

            Pero no solo eso. La ley de clemencia incluye actos de misericordia también. Implica ayudarla también. No hay que hacer regueros en la casa y si se hacen debemos ayudar a recogerlos. Si vemos que está afanada con los quehaceres ayuda con ellos. Todos podemos aprender a cocinar y ayudar con otras tareas. Le podemos hacer café cuando tiene dolor de cabezas o para motivarla. Darle las gracias por la comida y lo que hace. Y si trabaja afuera ayudar aun más. Debemos ser serviciales hacia ellas.

            Quiera Dios que cada uno de nosotros vivamos bajo el temor de Dios, haciendo que abunde en nosotros la Palabra de Cristo para que nuestras palabras sean con sabiduría, con bondad, con respecto y actuemos con compasión hacia todos los que tienen necesidad.