Sermones sobre Hageo

Sermón: Hageo 2:20-23 Ten paz porque Cristo vendrá a trastornar el mundo

Hageo 2:20-23 “Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo: 21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo haré temblar los cielos y la tierra; 22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano 23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.”

 

            Recientemente los EE. UU. en unión con Gran Bretaña y Francia bombardearon la ciudad de Douma con miras a destruir los arsenales químicos de Siria. Inmediatamente Rusia pidió una reunión de emergencia con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que condenaran tal acción contra una nación soberana. Cuando estas cosas ocurren el mundo entero se siente conmovido, se siente con temor por la posibilidad del comienzo de la tercera guerra mundial. Acontecimientos así trastornan los pueblos y crean ansiedad.

            El  mismo trastorno ocurrió la semana pasada cuando se fue la electricidad en todo Puerto Rico. Y las noticias indicaban que la recuperación sería entre 24 a 36 horas. Y todo Puerto Rico se conmovió por el hecho. Las gasolineras se llenaron de gente buscando llenar los tanques de los carros. A punto fue la conmoción que algunas gasolineras se quedaron sin gasolina.

            Así que los rumores de guerra, las noticias que anuncian caos trastornan a los pueblos.

            Lo interesante del caso es que la noticia más importante del mundo no parece en nuestros tiempos trastornar a los pueblos y menos a las naciones. Si hay algo que históricamente trastornó el mundo lo fue la venida de Cristo. El evangelio de Cristo vino a trastornar el mundo. Vino a poner al revés todo lo que existía y existe. Vino a traer espada, a poner en conflicto a padres e hijos. Mira cómo Jesús mismo lo dijo en Mateo 10:34-36 “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.” Por el hecho de quién es Cristo y por el hecho de lo que vino a hacer y lo que El hace en las vidas de sus discípulos era inevitable que el mundo hubiese sido trastornado por su venida.   

            Eso es lo que nos enseña Hageo en este cuarto y último sermón. Veamos lo que nos enseña sobre Cristo y su venida.

            El último sermón de Hageo se da el mismo día del sermón anterior. Nos dice el V. 20 “Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:” Los veinticuatro días del mes mismo mes, es decir, del mes noveno, lo es el 18 de diciembre de 520 A.C. Si nos dejamos llevar por estas fechas tenemos que concluir que el ministerio profético de Hageo duró solo cuatro meses. No se sabe más de él, ni de su ministerio ni de su vida. Algunos eruditos consideran que Hageo debió haber muerto al poco tiempo después de finalizar su ministerio profético. Pero realmente no sabeos a ciencia cierta.

            Pero lo interesante de este sermón es a quién se lo dirige. Este cuatro sermón no se lo dirige a Josué ni al pueblo de Israel. Este mensaje es enviado para Zorobabel solamente. V. 21a “Habla a Zorobabel gobernador de Judá”. Lo repite de nuevo en el versículo 23a “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel”. ¿Por qué es dirigido a Zorobabel solamente? Es dirigido solo a Zorobabel no por sí mismo solamente sino también por aquel que desciende de Zorobabel. No nos olvidemos que Zorobabel es descendiente del rey David. Y por tanto la línea mesiánica sigue por medio de Zorobabel hacia el Cristo. Tanto Mateo como Lucas incluyen a Zorobabel en el linaje de Jesús el Cristo. Dice Mateo 1:12 “Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.” Y Lucas 3:27 “hijo de Joana, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri,”

            Pero, aunque se dirige a Zorobabel por el hecho de que por él el Cristo nacería también hay un mensaje al pueblo de Israel por medio de Zorobabel. ¿Cuál es? Ten paz, confía en mí. Aunque el mundo piense que eres pequeño, indefenso, débil en ti mismo tu vives bajo mi cuidado y protección.

            A ti te digo que Yo voy a hacer algo grande en el mundo. Yo voy a trastornar el mundo. Yo voy, como dice el versículo 21b a “hacer temblar los cielos y la tierra”.  Lo que Yo voy a hacer tiene un alcance cósmico. Yo haré temblar a todo el planeta Tierra.

            Pero no solo eso yo voy V. 22 “y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.” La palabra trastornar en hebreo es “hāp̱aḵ” y significa trastornar, poner las cosas al revés, derrocar, destruir. Implica la idea de conmoción, de cataclismo. Dios trastornará a todas las naciones, destruiré sus riquezas, trastornará el ejército de ellos, al punto de que se matarán entre ellos mismos “cada cual por la espada de su hermano”.

            Zorobabel, esto Yo lo haré por mi mano. La mayoría de los verbos están en primera persona: Yo haré temblar, Yo trastornaré, Yo destruiré. Es Dios mismo quien lo va a hacer. Por tanto, Zorobabel ten paz. Confía en que las conmociones del mundo Yo soy el que las hago. Lo mismo le dijo Dios al pueblo de Israel por medio de Isaías cuando dirigió al rey Ciro a dejar salir de Babilonia a Israel. En Isaías 45:6-7 “para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, 7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.”

            Hermanos, nada ni nadie puede impedir que Dios lleve a cabo sus propósitos con sus Iglesia. El mundo se podrá levantar contra la Iglesia de Cristo y aún esa oposición es parte del plan soberano de Dios. El jamás es vencido. El nunca ha perdido una batalla y menos la guerra. Porque todo lo que sucede ha sido planificado por Dios para su gloria y el bien de su Iglesia. Hermanos, nunca tomemos una actitud derrotista ante la oposición del mundo. Nunca pensemos que todo está perdido, que no hay nada o no hay mucho que hacer. Todo lo contrario. El mundo se levantará contra Dios y contra su Ungido, pero Dios se ríe de todo eso. Y aun cuando los impíos se oponen a la voluntad de Dios cumplen la voluntad de Dios según sus decretos y planes.

            Lo mismo debemos pensar en nuestras vidas. Para nosotros los creyentes, en última instancia no hay derrota. El número de los elegidos nunca será disminuido. Todos vendrán al redil y tendrán un Pastor. Y aún cuando las cosas salen mal en nuestras vidas es ese el momento de ver la voluntad de Dios en permitir males a nuestra vida incluso en permitir nuestro pecado para educarnos. Sí hermanos, Dios siempre se glorifica en todo. El se glorifica con nosotros, en nosotros o sobre nosotros. Por eso cuando veamos males sobre nosotros Dios los envía para que le busquemos con más devoción, para que aprendamos a no confiar en la carne sino en su Espíritu. Y cuando Dios permite nuestros pecados que nos llevan a la vergüenza, a la pérdida, al deshonor, aprendamos a ser humildes y reconocer que no hay nada bueno en el pecado y que todo lo que bueno que hay en nosotros o viene a nosotros se lo debemos todo a Jesús.

            Así que Dios nos dice como le dijo a Zorobabel ten paz. Te he anunciado lo que voy a hacer para que estés tranquilo y descanses en mí.

            Y esta conmoción en el mundo entero, en todas las naciones se debe a que Yo te pondré, a ti Zorobabel, o más bien a un hijo tuyo según la carne, “como anillo de sellar”. ¿Qué significa eso? El anillo de sellar era el anillo que usaban los reyes o personas de la alta sociedad para sellar sus decretos y contratos. Y es símbolo de autoridad, de poder y de ser propietario.

            Dios le está diciendo a Zorobabel: Yo voy a restaurar por medio de ti el linaje de David. Es algo que Yo haré. Tú no tienes que hacer nada para que esto se logre. Es algo que yo hago. Espera en mí.

            Y en tu simiente Yo voy a trastornar el mundo. Yo voy a hacer una obra que nadie puede hacer: terminar con el pecado por medio del Cristo. El mundo no va a ser el mismo lugar que antes. Porque el evangelio de Jesús pondrá al mundo al revés. Salvará a los pecadores de sus pecados. El pecado no reinará en sus vidas aunque a veces lo parezca. Las vidas serán transformadas: de vidas centradas en sí mismas a vidas centradas en Dios. De hombres y mujeres cuya conducta es ejemplar. Donde se honra la Palabra, se honra la institución de la familia, se honra santidad de la vida, se honra a todas las razas, se honra el cuerpo humano, se honran las artes y todos los dones y talentos y hallazgos científicos. Se valora cada ser humano y se protegen a los débiles: sean niños o ancianos o discapacitados. Se honran los idiomas, las nacionalidades. En fin se honra todo lo que Dios ha creado con todas las diversidades que existen restauradas por el poder de la muerte y resurrección de Cristo.

Aplicaciones:

1. Nunca tengas una actitud derrotista sobre la Iglesia, sobre el mundo, sobre tu vida. Hablo a los cristianos. Dice el Salmo 115:3 “Nuestro Dios está en los cielos;
Todo lo que quiso ha hecho.”
Su plan para la Iglesia es perfecto. Su plan para tu vida o cristiano es perfecto. Ve a todos en todas las conmociones en el mundo y ten paz.

2. Cristo vino a trastornar el mundo a poner el mundo al revés o más bien a poner en orden lo que estaba torcido por el pecado. El pode orden en tu vida al salvarte de la ira de Dios por tu pecado. Tu vida debe reflejar una vida trasformada por Cristo. Tu vida personal, tu familia, tu trabajo y la forma que ves la vida debe ser una según el orden de la trasformación de Dios.  El mundo ve el poder del evangelio en tu vida. El mundo ve lo que Dios hace en las vidas, en las familias, en los principios que rigen nuestras vidas. No puedes ser sino cartas abiertas al mundo de lo que Dios hace en ti por medio de Jesús y su Espíritu Santo. Esa vida bendita solo tú la posees. El fruto de paz y orden es para ti si vives para Dios.

            Ten paz porque Cristo vino a trastornar el mundo y lo sigue haciendo en el mundo, en la Iglesia y en tu vida. Confía en El y vive para Él.

Sermón: Hageo 2:10-19 Santificados para la Obra de Dios

Hageo 2:10-1910 A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 11 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo: 12 Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No. 13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será. 14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo. 15 Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová. 16 Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte. 17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. 18 Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. 19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.”

 

            De nuestro estudio del libro del profeta Hageo vemos cómo Dios nos enseña cuál es la manera correcta de servirle. Hemos visto que Dios espera que nosotros le demos la prioridad número uno todo lo que tiene que ver con su reino. No es que no cuides tu casa. No es que no proveas para los tuyos. Todo eso es válido. Pero por encima de todo eso la prioridad número uno debe ser “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas.” Servir a Dios en su iglesia, trabajar para su reino, como maestros, diáconos, ancianos, pastores, líderes, pero también estar involucrados en todo lo que tiene que ver por el bienestar y el adelanto del reino de Dios, sea en evangelismo directo, o directo al invitar a otros, etc. eso debe ocupar lo principal de nuestro tiempo, trabajo, dinero. Dios demanda precedencia y prioridad sobre todo.

            Hemos visto también que Dios espera que le adoremos cuando escuchemos su Palabra predicada. Es Dios quien nos habla por medio de su siervo. Es su palabra misma la que escuchamos cuando la predicación es fiel a la revelación bíblica. No necesitamos nuevos profetas para conocer la voluntad de Dios porque esta se encuentra en las páginas de la Biblia. La Biblia es la voz de Dios dada por escrito. Y cuando esta Palabra es fielmente predicada debe ser recibida. ¿Cómo? Nos dice Hageo con un corazón obediente, con un corazón que ve la voz de Dios detrás del mensaje, con un corazón creyente, humilde, que reconoce el gran privilegio de que Dios nos hable.

            Y vimos también en el último sermón de Hageo 2:1-9 que Dios espera de nosotros que trabajemos en su reino, en su obra con esfuerzo y dedicación descansando en sus promesas mirando al futuro. La tarea de trabajar en el reino nos fue encomendada. Y qué gran privilegio es. Es tu trabajo y es tu vocación. Y Dios espera que te esfuerces en esa obra. Que dés lo máximo y no lo mínimo en la obra del Señor. El no la encomendó a ángeles sino que la encomendó a la iglesia de Cristo. Es nuestra responsabilidad.

            Ahora bien, qué tenemos aquí en los versículos del 10-19 de Hageo capítulo 2. Lo primero que podemos ver en nuevamente la fecha del mensaje profético. V. 10 “A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo año de Darío, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo:” Aquí tenemos el tercer sermón profético que Dios envió por medio del profeta Hageo. La fecha el día 24 del mes noveno, es decir, el 18 de diciembre de 520 A.C. El primer mensaje ocurrió hace cuatro meses atrás en el mes de agosto. Y este tercero ocurre a dos meses después del segundo sermón en octubre.

            Pero antes de darle el mensaje al pueblo de Israel, Hageo consulta con los sacerdotes. Le presenta un caso hipotético para que ellos resuelvan según la ley ceremonial prescrita por Dios. ¿Cuál es el caso hipotético o la pregunta hipotética? V. 12 “Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los sacerdotes y dijeron: No.” ¿Puede la carne que ha sido consagrada en el altar santificar cualquier otra comida? La respuesta es no. La pureza ritual no trasmite físicamente. La santidad ceremonial no se transmite. ¿Pero si la santidad ritual no se transmite ocurre lo mismo con la contaminación ritual? V. 13 “Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.” Si una persona se ha contaminado con muerto y por tanto es inmundo según la ley ceremonial, ¿su inmundicia contamina las demás cosas? La respuesta es sí. La contaminación ritual sí se transmite.

            Entonces Hageo aplica el principio al pueblo de Israel. V. 14 “Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.” Este pueblo y esta gente están contaminados. Y por tanto, toda la obra de sus manos está inmunda. ¿Cómo se han contaminado? Se han contaminado por la actitud negativa que han tenido por las cosas de Dios. Se han contaminado al tener prioridades equivocadas: todo para mí y poco para Dios. Se han contaminado al promover actitudes derrotistas sobre la obra del Señor: es que no es tan gloriosa, tan grande como tiempos antiguos. Se han contaminado porque no se han esforzado en la obra del Señor, en trabajar por su reino con dedicación, esfuerzo, industria. Por pensar: es un fastidio hacer la obra del Señor con tantas cosas que tengo que hacer. Yo no sé para qué hacemos esto si somos pocos, si esto no se compara con lo que hacen otras iglesias. No hay nada más que hacer aquí.

            Hermanos, nuestras actitudes y conductas afectan la adoración a Dios. Si nosotros hacemos las cosas del reino con un corazón molesto, incómodo, irritados, sin fe en lo que hacemos, tal servicio y adoración son rechazados por Dios. Si venimos a la iglesia por venir y no porque deseamos venir estamos fallando ante Dios. Si nuestro cuerpo está aquí pero no nuestro corazón estamos fallando ante Dios. Si no nos esforzamos a servir a Dios nuestra adoración falla ante Dios. Dios dice en 1 Samuel 15:22 “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” E Isaías 29:13 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. Hermanos, Dios espera que le sirvamos de corazón, por amor, con un deseo de honrarle y servirle. Debemos deleitarnos en el servicio del Señor. Hacerlo con pasión, con dedicación. De lo contrario nada de lo que hagamos le agradará a Dios.

            ¿Cuál es la solución a este problema? V. 15 “Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.” Reflexiona sobre lo que hemos dicho y hecho, y cambia tu actitud antes de poner manos a la obra. “antes que pongan piedra sobre piedra en el templo de Jehová.” Porque no es suficiente hacer la obra hay que hacerla con un corazón recto. Con una actitud correcta de honrar a Dios, de adorarle con un corazón obediente. Fidelidad del corazón y no solo de los brazos. Dios pide fidelidad de la cabeza, el corazón y las manos. El pueblo está contaminado porque ellos se han apartado de Dios. El mero hecho de reconstruir el Templo no los santifica a menos que incluya un cambio de corazón y vida. Dios desea que le sirvamos de corazón. No es obediencia ni amor cuando le decimos a nuestro hijo bota la basura y la coge de mala gana y la restrilla en el dron. Ni cuando le decimos a la hija recoge la cama y nos dice: ¡ya voy, ya voy!  y la recoge de mala gana. De igual manera cuando hacemos las cosas de la iglesia de su reino pero no con un corazón humilde, por amor y deseo de adorar a Dios con un corazón alegre, no le agrada a Dios lo que hacemos. La solución: arrepiéntete de tus pecados. Tan sencillo como eso. Reconoce que has fallado. Confiesa: oh Padre mis prioridades han sido las equivocadas, no he tenido una actitud correcta ante la predicación de tu Palabra, no me he esforzado en tu obra. Y si he hecho algo lo que he hecho para cumplir no por amor a Dios, no por deseo de honrarte, tal vez por vanagloria, para que me admiren y no para que tú recibas gloria.

            Ahora bien. Dios desea que mediten en su vida y conducta antes de reiniciar la reconstrucción del Templo. V. 16 “16 Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte.” Antes de todo esto veían que sus cultivos no prosperaban: buscaban veinte efas y solo encontraban diez; iban a buscar cincuenta cántaros de vino y solo recogían 20. ¿Por qué todo esto? Porque yo los castigaba por su desobediencia. Dios enviaba esto para llevarles a recapacitar. ¿Por qué nos viene esto? ¿Será porque estamos pecando? Dios envía esos males para llevarnos a reflexionar en nuestras vidas y preguntarnos: ¿estamos siendo fieles a Dios, hay algún pecado que estamos atesorando? A veces las cosas nos salen mal y no nos sentamos a preguntarnos y a auto-examinar nuestras vidas. Cuando vienen males a nuestra vida debemos preguntarnos si estamos en desobediencia a Dios. Claro está, no toda aflicción viene por causa de la desobediencia. El caso de Job es un ejemplo. Pero eso no significa que muchas de nuestras aflicciones son producto de nuestra desobediencia. Y Dios nos envía males para forzarnos a reflexionar y llevarnos a confesar nuestros pecados y a apartarnos de ellos.

            V. 17 “Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.” El viento solano es el siroco, un viento del este que seca todo lo que encuentra a su paso. Tizoncillo es un hongo negro en el cereal. Y granizo ustedes saben lo que es. Dios les dio en donde más le duele: en el bolsillo. Su trabajo arduo no prosperó como esperaban y por tanto su entrada económica se disminuía. ¿Con qué propósito? Para que se conviertan a Jehová. Pero no lo hicieron. Hay hermanos en las iglesias donde vemos que viven en desobediencia a Dios y vemos que todo le sale mal y no quieren aprender que la razón de todo esto es su pecado de desobediencia. Y mientras sigan pecando: mientras Dios no sea lo primero en sus vidas, mientras no vivamos consagrando todo lo nuestro a Dios jamás tendrán paz en sus vidas. Se esforzarán en resolver sus problemas pero no lo lograrán porque no tienen la bendición de Dios. Trabajan y no ganan. ¿Por qué? ¿Porque no se esfuerzan? No. Me imagino que los israelitas se fajaban: esperaban 50 cántaros de vino, es decir, trabajaron para cincuenta cántaros, pero como no tenían la bendición de Dios por su desobediencia solo recogieron 20, menos de la mitad. Hermanos, solo la bendición de Dios es la que prospera. Pero Dios bendice la obediencia no la desobediencia.

            Hermanos, no recibimos la bendición de Dios para nuestras vidas mientras no pongamos el reino de Dios, su iglesia, como la prioridad número uno en nuestras vidas. No busquemos excusas delante de Dios. El que siempre tiene excusas delante de Dios sabe que tiene un abogado y cliente por tonto. No excusemos nuestro pecado. El que excusa su pecado jamás prosperará. Pero el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.”

            Entonces Dios nuevamente llama al pueblo a reflexionar. V. 18 Reflexiona en esto. No dejes pasar este momento para reflexionar y arreglar tu vida.

            Pero Dios es un Dios de misericordia. V. 19 “¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.” Él les da una promesa si hacen lo que Él les dice: si se arrepienten y sirven a Dios con todo su corazón.

            Todavía “Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido”. Aún no están en el granero. Es diciembre y por tanto el producto está sembrado y solo nos queda esperar cual va a ser el resultado de la cosecha. Pero Dios les promete: “mas desde este día os bendeciré.” Aunque ustedes han sido desobedientes, aunque ustedes están inmundos por su corazón desobediente e incrédulo, si hoy escuchan mi Palabra y se arrepienten, desde hoy mismo verán mi bendición. RSB: “La gracia de Dios vence por encima del pecado y la contaminación del pueblo. Aunque Dios los disciplina al final la misericordia triunfa sobre el juicio”. Hermanos, Dios está presto a bendecir a todo corazón que se arrepiente. Y desde ese mismo momento comienza a recibir la bendición de Dios. Dios nos les dice cuando yo vea terminado el Templo entonces os bendeciré. No. Desde hoy. Desde el día mismo en que te arrepentiste comienzas a recibir mi bendición. “mas desde este día os bendeciré.”

            ¿Acaso eso no es lo que Dios siempre hace? ¿Acaso eso no es lo que Dios siempre ha hecho con nosotros? Aunque nosotros éramos inmundos delante de Dios por nuestro pecado, Dios proveyó salvación por medio de Cristo. “[Y] Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2 Corintios 5:21.  Y desde el mismo momento de nuestro arrepentimiento creyente ya tenemos vida eterna. Desde ese mismo momento hemos pasado de muerte a vida. Desde ese mismo momento somos justificados delante de Dios libres de culpa para siempre y herederos de Dios y coherederos con Cristo. Así dice la Escritura. Juan 5:24 “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Juan 6:54 “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

            Hermanos, Dios no solo espera que le demos a El la prioridad número uno en nuestras vidas por encima de nuestras necesidades básicas de supervivencia: comida, bebida y vestido. También espera que obedezcamos a su Palabra. Que le sirvamos con esfuerzo y dedicación. Pero que lo hagamos con amor. Demuéstrale a Dios cuanto lo amas. Un amor que solo existe en el corazón no es amor verdadero. Un amor que no actúa, ni sufre, ni padece no es el amor que proviene de Dios. Dice 1 Corintios 13:4-5, 7 “El amor es sufrido, es benigno, no busca lo suyo, Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

            Sirve a Dios con esfuerzo, con pasión, en obediencia y por amor, agradecidos del amor de Dios por ti en Cristo Jesús.