Piensa en el pobre

 

Bienaventurado el que piensa en el pobre;
En el día malo lo librará Jehová.

-Salmos 41:1

Estando en Cristo lo tenemos todo, somos herederos de sus promesas y de un reino presente y porvenir. El esplendor de su gloria nos acerca cada día más a Él y algún día disfrutaremos de su misma presencia que es el mayor valor inigualable.

Al final del salmo 40 David escribe: 

Aunque afligido yo y necesitado,
Jehová pensará en mí.
Mi ayuda y mi libertador eres tú;
Dios mío, no te tardes.

-Salmos 40:17 (RV1960) 

 

 Nota que el Salmo 40 termina en que "aunque este afligido y necesitado; Jehová pensará en mí." ¿Él pensará en mí? Cuán grande es la mente de Dios que creó todo el universo y ¿pensará Él en mí? ¿Quién soy yo para que Dios me tenga en cuenta en sus pensamientos? Parece Increíble. Como si fuera poco el salmo 41;1 comienza diciendo: “Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día malo lo librará Jehová.”

Jehová ya pensó en mí, que estaba menospreciado y afligido y ahora hay una bienaventuranza para aquel que piensa en los demás. ¿Pero cuánto de nuestro tiempo estamos pensando en los demás? ¿Pensando específicamente en el necesitado y el afligido? ¿Cuánto de nuestras riquezas compartimos con aquellos que lo necesitan?

En la Biblia la pobreza es un tema complejo y no se puede reducir en términos simplistas. Metafóricamente los autores bíblicos utilizan muchas veces la pobreza para referirse al estado del alma o el espíritu en agonía. Pero la Biblia no escapa de la realidad material y económica. Al contrario, se puede trazar una relación directa desde el origen del mundo, la caída, la desproporción de las riquezas y el bienestar en general. En otras ocasiones, las bendiciones que alcanzan por misericordia a los creyentes, en estabilidad material y prosperidad siempre son producto de la bendición de Dios. Lo cierto es, que Dios tiene en vista a los pobres. Pobres de espíritu y pobres en condición económica.

Nosotros podemos dar por gracia solo lo que por gracia hemos recibido. Dios que nos amó primero, el que pensó en nosotros primero, el que nos cubrió de sus vestiduras, nos unió a Él mismo, fue quién llenó nuestros tesoros. Él desea no solamente que tengamos en cuenta nuestra aflicción personal, sino que también cubramos y pensemos en los demás que sufren. (1 Juan ‪4:10‬)

No seamos solo pensadores, sino facilitadores de la bondad de Dios para los pobres de toda clase y demos por gracia lo que por gracia hemos recibido; El amor inmerecido de Dios y sus bondades para con nosotros.