Sermones sobre la Reforma

Sermón: Hebreos 4:14-16 El hermoso corazón de Jesús

Hebreos 4:14-16 “14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.

 

            Es parte de la vida que los polluelos que uno ha criado dejen el nido. Nosotros hemos comenzado a experimentar esa nueva etapa de la vida. Y como todo padre uno se pregunta sin se mantendrán en contacto con nosotros. Si por el hecho de estar en otro país o pueblo y el hecho de estar tan ocupados con sus nuevas experiencias sacarán tiempo para acordarse de nosotros, los padres.

            Yo me imagino que en un sentido eso fue lo que pensaría el padre del hijo pródigo. Cuando ese muchacho salió de su casa no tenía la mínima intensión de regresar. Salió de allí y no miró para atrás. Su enfoque era vivir en los placeres del mundo: en bebe latas, en mujeres, en fiestas. Él vivía perdidamente, pródigamente. Y me imagino que no se preocupó de llamar ni de preguntarse cómo estará mi padre y mi hermano, mi familia.

            Cuando alguien querido a uno se va de nosotros la pregunta y el temor siempre están presente: se acordará de nosotros, se enfriará su amor por nosotros, perderemos el contacto, etc. Esos mismos temores estuvieron en la mente y en el corazón de los discípulos cuando Jesús les dijo que su hora había llegado para que El regresara al Padre. Y esto les llenó de temor y ansiedad. Y esos mismos temores tenían los creyentes hebreos a quienes el escritor de esta carta les dice: “14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Mira la preocupación de los hebreos y que por lo visto es común a los creyentes, a nosotros. Hay varias cosas aquí. Por un lado, los creyentes sufren de tentaciones, en el contexto: la tentación de apartarse del evangelio. La tentación y el temor de no ser lo suficientemente fuertes para soportar la persecución que padecían. Y la posibilidad de apartarse y negar su fe. Y la realidad de que algunos de entre ellos ya se han apartado. Por eso el versículo 14 habla de “retengamos nuestra profesión”. Hermanos, las aflicciones, persecuciones y demás pruebas se convierten en tentaciones para apartarnos del evangelio. Debemos estar alertas ante esa realidad.

            Lo segundo que podemos ver es la realidad de que Jesús no está con nosotros físicamente. Como dice el versículo 14 nuestro sumo sacerdote “traspasó los cielos”. Ya no está con nosotros físicamente. Y esto es importante. ¿Sabes por qué? Porque Él era la misma fuente de consuelo para sus discípulos. Si los acusaban, Jesús salía en su defensa. Si tenían dudas sobre qué hacer Jesús dirigía y corregía sus dudas y pensamientos. Su presencia física era consuelo para ellos porque le veían, le oía hablar, sentían su presencia, lo conocían en su misma presencia. Pero eso ha cambiado.  Jesús no está físicamente con nosotros. Y nosotros la iglesia del siglo XXI jamás hemos experimentado la presencia física de Jesús.

            Y lo tercero que podemos ver es cómo esa separación y esa realidad de que Jesús está en los cielos en un cuerpo glorificado, en un ambiente totalmente diferente de lo que vivió hace dos mil años atrás, con la compañía de los ángeles, las almas de los justos hechas perfectas en santidad, nos podría llevar a pensar que Jesús, aunque se compadece de nosotros ya no lo hace de la misma manera ni con la misma intensidad que antes. ¿Se ha perdido algo de la intensidad de esa identificación entre Jesús y sus hermanos? Esa es la preocupación. Y en un sentido todos nosotros hemos experimentado en nuestros corazones algo de este temor.

            A lo cual el autor de hebreos nos dice: no pienses así. ¿Por qué? Porque esa no es la realidad. Nosotros tenemos un sumo sacerdote que ha traspasado los cielos. El es Jesús el Hijo de Dios. Tenemos a alguien en los mismos cielos, delante mismo del trono de Dios. Es más sentado a la diestra de Dios Padre. Y quien además intercede por nosotros. De esto podemos ver por lo menos tres cosas: 1. El amor compasivo de Jesús o su hermoso corazón por nosotros. 2. La confianza que esto debe producir 3. La retención de nuestra profesión.

I. El amor compasivo de Jesús o su hermoso corazón por nosotros

            Ese es hermanos el ancla de estos versículos. Fíjate que nos habla de un sumo sacerdote compasivo. ¿Compasivo por quienes? Por nosotros. El autor habla en primera persona plural constantemente. El nos dice: teniendo, tenemos, nuestras, acerquémonos. ¿Y compasivo de qué? De nuestras debilidades. Sí, hermanos, nosotros somos débiles. ¡Cuán frágiles somos! Cuán fácil es que nuestro corazón se agite. Cuán fácil es desmotivarnos. Pero Jesús es compasivo sobre nosotros en medio de nuestros problemas, de nuestras locuras y nuestros pecados. Aún nuestros pecados despiertan la compasión de Jesús por nosotros.  

            Jesús ha traspasado los cielos. Pero no ha dejado de ser compasivo por nosotros. ¿Cómo lo sabemos? Nos dice Thomas Goodwin: porque Jesús lo demostró cuando antes de irse les revela su corazón a sus discípulos para que tengan paz.

            Miremos Juan 13:1 “1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. Fíjate que sabiendo Jesús que su hora había llegado para regresar al Padre. Esto es algo que Jesús deseaba. Lo sabemos porque El más adelante lo dice en la oración sacerdotal en Juan 17:5 “5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Pero Jesús nos dice algo más en Juan 13:1. Aunque El sabe que su hora ha llegado para regresar al Padre su mente estaba concentrada, fija, no en las glorias del cielo, sino en aquellos que había amado; “como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. Su mente y su corazón estaban fijos en los suyos. Lo cual denota dice Thomas Goodwin la más grande cercanía, aprecio e intimidad fundada en que los creyentes le pertenecen a Él.  Nosotros somos de El y El es de nosotros.

            ¿Qué es lo que está diciendo Jesús? Aunque yo subo a los cielos llevo conmigo mi mismo amor que he tenido con ustedes mientras estaba en la tierra. Aunque esté en la gloria de los cielos, con el Padre y el Espíritu Santo, en medio de todos los deleites que hay allí, mi amor por ustedes no ha cambiado lo más mínimo sino todo lo contrario. ¿Cómo así? Porque ahora mi amor por ustedes ha tenido, en la humanidad de Jesús, una perfección ya que poseo un cuerpo y alma glorificada. Ha sido ampliado, solidificado, fortalecido realmente.

            Desde el capítulo 13 al 16 de Juan, Jesús no hace ninguna otra cosa que abrir su corazón amoroso a sus discípulos para sostenerlos en medio de la prueba de su separación. Lo hace cuando les lava los pies a ellos. Juan 13:3-5 “3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, 4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”. Es como si Jesús les dijera: yo vine para servirles, para salvarles de sus pecados, y esta expresión de amor que hago con ustedes es una muestra más de lo que haré por ustedes cuando esté en la gloria de mi Padre. Y a todos los que vienen a mí cuando esté en la gloria lavaré todos sus pecados. Ellos ya están todos limpios solo tienen que lavarse los pies (Juan 13:10). Pero también les enseñó con el lavatorio de los pies a amarse los unos a los otros, a servirse los unos a los otros y a perdonarse los unos a los otros, que es lo que significa además lavarles los pies. Juan 13:14 “14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”.

            Su amor y compasión por los suyos lo reveló también en Juan 14:3 “3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Dice Thomas Goodwin: “El habla como le habla el novio a su prometida. Y con esto les dice: la verdad es que yo no puedo vivir sin ustedes y por tanto no estaré “tranquilo” hasta que ustedes lleguen aquí, y nunca más nos separaremos. Los cielos no pueden retenerme, ni la compañía de mi Padre; si tengo alguna gloria ustedes serán parte de ella”. 

            Esa es una muestra del corazón compasivo de nuestro Señor Jesús por nosotros. Aunque El ha subido a los cielos su amor y compasión por nosotros no ha cambiado sino todo lo contrario. En su naturaleza humana su amor ha tenido una perfección por nosotros. El sabe lo que sufrimos. El sabe con un corazón perfecto en amor nuestras luchas, nuestras lágrimas, nuestros dolores, nuestras frustraciones, nuestras locuras y nuestros pecados. Y cada uno de ellos lo mueve a mayor compasión por nosotros. Y máximo cuando El “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Él fue tentado por Satanás a abandonar el camino de la cruz, a escoger una profesión cristiana más suave que no sea dolorosa ni difícil. Pero El venció y derrotó a Satanás por amor a nosotros. 

            Y esto debe producir en nosotros confianza.

II. La confianza que esto debe producir

            Hebreos 4:16 “16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Todos nosotros somos testigos contra nosotros mismos de las malas decisiones que hemos tomado, de las palabras que no debimos haber dicho, de los pecados que hemos cometido, de las locuras que hemos hecho, de la frialdad de nuestros corazones. Y cuando somos sensibles a los mismos podría haber temor en nosotros de acercarnos a Dios. Cuando uno falla y peca a veces no nos atrevemos a darle la cara a esa persona. Nos sentimos avergonzados, decepcionados con nosotros mismos. Y la tendencia es a alejarnos de esa persona.

            Cuanto más es así cuando tenemos convicción de pecados y no nos atrevemos a acercarnos a Dios mismo. Así hicieron Adán y Eva. Cuando Dios les llamó en el frío de la tarde ellos se escondieron de Él.

            Pero que nos dice aquí el autor de hebreos. Mira el corazón compasivo de Jesús. El se compadece de nuestras debilidades, de nuestros sufrimientos y tribulaciones y de nuestros pecados mismos. Y hay algo súper importante que no debes perder de vista. El amor compasivo de Jesús revela el amor compasivo del Padre por ti. ¿Cómo así? En el versículo 14 se nos dice que Jesús es un gran sumo sacerdote. ¿Quién lo escogió a tal oficio? Fue el Padre. Fue El quien lo escogió para que fuera sumo sacerdote para nosotros. Y todo lo que Jesús hizo para salvarnos fue en obediencia a la voluntad del Padre. Pero no solo eso. El es llamado Jesús el Hijo de Dios. El es el Hijo del Padre. El es engendrado del Padre desde la eternidad. Y como El es la imagen perfecta de su Padre, el Hijo lleva el mismo amor del Padre por nosotros en su corazón. Y además El es llamado aquí Jesús. Fue el Espíritu Santo quien unió la persona divina a la naturaleza humana en su encarnación. Y esto revela el amor del Espíritu Santo por ti. Fue el Espíritu Santo quien capacitó a Jesús para poder ser un perfecto Salvador. El recibió el Espíritu Santo sin medida. Y esto para ejercer su oficio de Redentor para nosotros. En otras palabras, el amor compasivo de Jesús revela el amor compasivo de la Trinidad misma por cada uno de nosotros. 

            Por tanto, nos dice el autor de hebreos: mira a Jesús y acércate al trono de la gracia. Acércate a Dios mismos por medio de Jesús. Pero acércate con confianza de que vas a ser recibido y escuchado y perdonado. Acércate con franqueza. A Dios no podemos engañar. La palabra confianza en griego es [παῤῥησία] que viene de pas: todo; resía, hablar. Díselo todo a Dios.  Que no te quede nada en el corazón. El desea escuchar tu corazón que dice: Señor ayúdame que me ahogo, ya no puedo más. Dile cómo te sientes. Ten valor de hablarle de corazón a corazón.

            Así que el corazón compasivo de Jesús nos debe llevar a acercarnos a Dios con confianza sin temor a ser rechazado. Nos debe llevar a una vida de oración. Con la seguridad que en Dios hallaremos lo que no hallamos entre los hombres cuando fallamos: misericordia y gracia para el oportuno socorro. Misericordia porque vivimos en un mundo lleno de miseria y sufrimiento. Y gracia que nos sostiene y fortalece para seguir adelante sobre toda oposición.

            Y todo esto nos dice el autor de hebreos nos debe estimular a retener nuestra profesión de fe.

III. La retención de nuestra profesión

            V. 14 “retengamos nuestra profesión.” La palabra retengamos significa asir algo, como cuando agarramos a alguien y no lo queremos soltar. Significa aferrarse, prenderlo. Y la palabra profesión significa “una misma palabra o confesión”. ¿Cuál es la idea?  El tener a Jesús el Hijo de Dios en los cielos intercediendo por nosotros nos debe producir una plena confianza para seguir firmes en nuestra fe como cristianos.

            El saber que el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es por nosotros debe ser el incentivo más poderoso para vivir en santidad. Porque sabemos que Jesús no descansará hasta ver que seamos libres de nuestros pecados. Y estos pecados le mueven a mayor compasión aun cuando El los odia.

            No olvidemos hermanos que cada prueba, tentación y miseria que podamos sufrir Jesús ya la sufrió y su corazón, que recuerda tales sufrimientos, lo mueve a liberarnos de tal aflicción.

            Si tan grande es ese amor por nosotros piensa entonces cuanto le duele a Jesús cuando pecamos y desobedecemos. Herimos su amoroso corazón cuando pecamos.

            Entonces hermanos retengamos nuestra profesión. Sigamos adelante con un corazón obediente. Sigamos creyendo con convicción las verdades que hemos aprendido. No dejemos que el mundo dicte lo que debemos creer. Yo sé que todos los días escuchamos lo que el mundo piensa. Y tanto está dando en nuestros oídos que lo podemos asimilar sin pensarlo bien. Y terminamos diciendo: qué culpa tienen los homosexuales de haber nacido así. ¿Acaso las mujeres no son dueñas de sus propios cuerpos y deben tener libertad para abortar? Si yo amo a mi pareja sinceramente y él me ama a mí, no es necesario firmar un papel que diga que estamos casados. Y hermanos podemos seguir multiplicando la mentalidad del mundo y concluir como me han dicho: yo quiero estar del lado correcto de la historia. Oh hermanos, lo importante es estar del lado correcto de la eternidad. Hay un cielo y hay un infierno de fuego. ¿De qué lados vamos a estar?

            Retengamos nuestra profesión. Para los cristianos hebreos como para nosotros significa no dejar de congregarnos. No importa si hay persecución. No importa si nos tratan como ciudadanos de segunda clase. Somos llamados a adorar a Dios pública como privadamente. Y esto como un testimonio de que, aunque hay muchas cosas importantes en mi vida lo más importante es Dios y su adoración. Conocerle, amarle, adorarle, es lo más importante que todo lo demás. Porque para eso he sido creado y salvado.

            Sí que hermanos conociendo del amor compasivo de Cristo por nosotros en los cielos acerquémonos con confianza ante Dios. Abramos nuestro corazón a El como El lo abrió a nosotros en Cristo Jesús y seamos fiel a nuestra fe. No dejemos de perseverar porque su misericordia y gracia nos acompañan en el oportuno socorro.

Sermón: Jeremías 6:16 Las Sendas Antiguas de los Puritanos ingleses

Jeremías 6:16 “16 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”.

 

            Cuando uno lee pasajes como éste uno se maravilla no solo del contenido del mensaje sino de la manera en la cual Dios lo comunica. ¿Qué quiero decir con esto? Con esto quiero decir que Dios trabaja con nosotros de diferentes maneras. Así como un padre trabaja de diversas maneras con sus hijos cuando desean que hagan algo en particular. Por ejemplo, el padre tiene la autoridad de ordenarle a un hijo: quiero que recojas tu cuarto que tienes un verdadero reguero. El padre puede incluso amenazar a su hijo si no cumple la orden. Pero un padre puede también acercarse a un hijo y decirle: sabes qué: me gustaría que me hicieras un favor: podrías recoger el cuarto. 

            Dios trata con nosotros de la misma manera. En este pasaje lo podemos ver claramente. Dios tiene autoridad sobre su pueblo para decirles: este es tu deber y Dios lo hace muchas veces. Y nosotros debemos obedecer porque Dios lo dice y punto. Muchas veces Dios hace eso: nos pide que obedezcamos por el solo hecho de que El lo ordena. Y eso está perfectamente bien. Dios es nuestro creador y Él es soberano y por tanto tiene derecho y autoridad para imponer leyes sobre nosotros y ordenarnos que las cumplamos. En otras veces Dios amenaza a su pueblo. En otras les da razones basados en la historia de la salvación. Y les recuerda que Dios los libró de la esclavitud en Egipto y de otros males. Y en el NT a veces Dios nos motiva a obedecer al decirnos que Su Espíritu mora en nosotros. Como lo dice Pablo en Gálatas 5:25 “25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”. Y nos trata de una manera tierna.

            Así lo hace aquí. Dios le habla a un pueblo rebelde. Les habla por medio del profeta Jeremías quien vivió durante la caída de Jerusalén y vio y vivió toda la tragedia.  El vivió para los años 600 A.C. Y en el contexto del pasaje Dios está amenazando al pueblo de Judá lo que les sucederá por su desobediencia. Pero en medio de esas amenazas El revela que su corazón está dispuesto a perdonarles. Lo podemos ver en el versículo 8 “8 Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada”. Y en el versículo 16 les da un consejo. Fíjate que, aunque Dios puede ordenarles cualquier cosa que El desee, El les habla como dándoles un buen consejo. Y la imagen detrás es la de un viajero que está perdido tratando de ver por dónde debe ir. ¿Cuál es la ruta correcta a seguir? Y les dice: no sigas adelante, para por el momento, mira las alternativas, las diversas rutas a seguir. ¿Cuál es la ruta correcta? Dios les aconseja: “preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él,”. Pregunta por los caminos del pasado. Allí encontrarás muchas cosas buenas y que te serán de bien y de guía. Fíjate que el pasaje reconoce que no todas las cosas del pasado necesariamente eran buenas. A veces podríamos pensar que el pasado fue perfecto y lo correcto es repetir absolutamente el pasado. Pero eso no es lo que dice el pasaje.  “Pregunta por las sendas antiguas”: pregunta acerca de cómo nuestros padres espirituales del pasado pensaron, actuaron y vivieron según la Palabra de Dios, según la ley de Moisés. Y analiza cuál es lo bueno que hicieron. Cuál es el mejor curso de acción. Y entonces anda por ese camino. Pero no debemos pensar que l criterio para determinar el camino es lo que yo crea que es el camino. No es así. Ya Dios les había revelado a ellos por medio de la ley y de los profetas cuál es el camino que deben seguir. Por eso Dios les amenaza, V. 19 “porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley”. 

            Y Dios les da un motivo para así hacerlo: “y hallaréis descanso para vuestra alma”. Entonces disfrutarás del favor de Jehová. Gustarás de la bondad de Dios. Y verás que Dios será un santuario para ti: un lugar de refugio. Y disfrutarás de la compañía de Dios. Aquí hay una gran verdad para nosotros: solo hay paz para nosotros cuando obedecemos la Palabra de Dios.

            Fíjate que el consejo es mira el pasado, aprende de él. No temas imitar lo bueno del pasado y desechar lo malo. Camina en esas cosas buenas y recibirás bendición. Aprende lo bueno del pasado para que vivas el presente y sepas cómo prepararte para el futuro.

            De eso queremos predicar en el día de hoy. Este mes es el mes en el cual recordamos la Reforma Protestante. Y deseo que miremos lo que hicieron nuestros padres espirituales del pasado. Para que aprendamos de las cosas buenas que hicieron. Desechemos los errores que cometieron y podamos dirigirnos al futuro.

            Pero esta vez no pienso tratar de los Reformadores magisteriales. No vamos a tocar ni a Lutero, ni a Calvino ni a Knox. Hoy solo deseo introducirles a nuestros padres espirituales que dieron forma a nuestra doctrina. ¿De quiénes hablo? De nuestros padres espirituales que nos dejaron los estándares de Westminster, que son la base doctrinal de nuestra denominación y de esta iglesia. Quisiera introducirles a los ministros puritanos ingleses del siglo XVII, quienes redactaron nuestra confesión de fe. Conocer sus vidas, aprender de su fe e incluso aprender de sus errores. Y deseo que lo veamos en tres partes. 1. ¿Quiénes eran los ministros puritanos ingleses del siglo XVII?  2. ¿Qué logros cosecharon? Y 3. ¿Qué principios espirituales nos pueden enseñar hoy día?  

I. ¿Quiénes eran los ministros puritanos ingleses del siglo XVII?

            Los débiles comienzos de la Reforma de la iglesia de Inglaterra se dieron durante el reinado de Enrique VIII. El rey de Inglaterra y la iglesia anglicana se separan de la iglesia Romana porque el papa no le concede a Enrique el divorcio de su esposa Catalina de Aragón de España. Y aunque Enrique VIII siempre fue y murió católico romano tal separación de Roma favoreció indirectamente, sin Enrique proponérselo, el avance de la teología de la Reforma.

            A la muerte de Enrique (1547) le sucede su hijo Eduardo VI quien fue educado y criado protestante. Así las cosas. Y durante su breve reinado de 6 años, ya que muere a la edad de 16 años, la Reforma en la iglesia anglicana se mueve a grandes pasos bajo la dirección del Arzobispo de Canterberry, Thomas Cranmer, quien era protestante.

            A la muerte de Eduardo VI (1553) le sucede su media hermana hija de Enrique VII con Catalina de Aragón. Y ella era católica romana a le enésima potencia. Restaura el catolicismo en Inglaterra y comienza una persecución severa contra los ministros protestantes en la iglesia anglicana. Ordena a la hoguera a más de 300 ministros incluido Thomas Cranmer. Tan violenta era María Tudor que la llamaron: María la sanguinaria o en inglés Bloody Mary. Otros ministros ingleses logran escapar y viajan a Ginebra, a Suiza y a Holanda. Y allí disfrutan no solo de paz, sino que ven con sus propios ojos lo que ellos llamaron después: el ejemplo de las mejores iglesias reformadas, bíblicas según el modelo del NT. 

            Cuando muere María la sanguinaria (1558) asume al trono de Inglaterra otra media hermana llamada Elizabeth I, la reina virgen ya que nunca se casó. Ella era protestante. Y durante su reinado la Reforma en Inglaterra regresa con paso firme. Muchos de los ministros ingleses que habían huido al continente europeo regresan a Inglaterra. Pero para su sorpresa y tristeza la Reforma en Inglaterra, según ellos la veían, se había quedado a mitad. Había muchos ministros sin educación teológica, pobre piedad en las cosas espirituales, ninguna disciplina eclesiástica y muchos residuos del catolicismo romano en la adoración y en la forma de gobierno eclesiástico. Y ellos procuraron purificar a la iglesia de Inglaterra de tales males. Por tal intento de reforma fueron llamados en forma de burla por los ministros anglicanos: puritanos.

            ¿Quiénes eran ellos? Ellos eran ministros que recibieron una de las mejores educaciones teológicas del momento. La mayoría de ellos estudiaron en Oxford y en Cambridge. Ellos eran verdaderamente pastores que se dieron la tarea no solo de enseñar la teología de la reforma según la aprendieron de los reformadores sino se dieron la tarea de estudiar cómo Dios obra en el corazón de su pueblo para santificarlos. Su meta era ayudar a cada creyente a glorificar a Dios en todas las áreas de su vida: como carpinteros, toneleros, maestros, esposos, esposas, hijos, padres, amas de casa, etc. Ellos eran grandes soñadores que deseaban ver no solo a la iglesia de Inglaterra purificada según la Palabra de Dios sino ver a una sociedad transformada por el poder de Dios a través del testimonio de cada creyente. Soñaban que cada familia fuera una pequeña iglesia en donde todos los días se leyera la Biblia, se orara, se cantaran los salmos y se catequizaran a cada miembro de la familia. Deseaban descubrir a la luz de la Biblia cuáles son las diversas artimañas que usa Satanás para desviarnos del camino de la verdad. Qué es lo que implica a profundidad el vestirnos de toda la armadura de Dios. Y cuando digo profundidad digo que el ministro puritano William Gurnall escribió un libro de sobre más de mil páginas explicando lo que significa cada una de las partes de la armadura de Dios, y cómo aplicarla para toda situación de lucha espiritual. En fin, ellos eran verdaderos médicos del alma, calvinistas robustos, sabios evangelistas, poderosos en las Escrituras y grandes en la piedad y santidad.

            No eran perfectos. A veces perdían la paciencia cuando no lograban convencer. Algunos tenían tendencias polarizantes: solo existen dos grupos: nosotros y los demás. Y no eran 100% homogéneos. La mayoría eran presbiterianos. Pero había también anglicanos puritanos, unos pocos congregacionalistas y otros más pequeños bautistas e incluso hubo un ministro puritano arminiano. Pero la mayoría eran reformados. Es de esos ministros que queremos hablarles. Algunos de sus nombres son: John Owen, Thomas Goodwin, Thomas Watson, Ezekiel Hopkins, Richard Baxter, Jeremiah Burroughs, etc. entre alrededor de 2 mil ministros.  

            Ellos fueron grandes luchadores. Y aunque no lograron la mayoría de lo que se propusieron sí cosecharon grandes logros. ¿Cuáles son algunos de ellos? Veremos.

II. ¿Qué logros cosecharon?

            Ellos nos dejaron mucha riqueza espiritual. Entre las cosas que hemos heredado de ellos podemos señalar:

1. Los estándares de Westminster. Esa es nuestra confesión de fe. Más de 100 ministros participaron de la creación de la misma. Y quienes trabajaron por espacio de 6 años durante la guerra civil inglesa. Y nos dejaron posiblemente la mejor confesión reformada jamás escrita. Y una de las mejores confesiones modernas de gran autoridad. Abrazada por presbiterianos, congregacionalistas y bautistas reformados hasta el día de hoy como un testimonio de la unidad dentro de la diversidad en el campo reformado. ¿Quién no puede quedarse anonadado con la precisión, profundidad y biblicismo de las preguntas y respuestas del Catecismo Menor diseñado para educar a los niños y a los nuevos en la fe? Por ejemplo, la pregunta y respuesta #1 ¿Cuá es el fin principal del hombre? El fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de El para siempre. Y la pregunta y respuesta #4, ¿Qué es Dios? Dios es un espíritu, infinito eterno es inmutable en su ser: poder, sabiduría, santidad, justicia, verdad y bondad. Y qué de la pregunta y respuesta #21 ¿Quién es el Redentor de los escogidos de Dios? El único Redentor de los escogidos de Dios es el Señor Jesucristo, quien siendo el Hijo eterno de Dios se hizo hombre. Y así era y sigue siendo para siempre Dios y hombre en dos naturalezas distintas y una sola persona. Y podríamos seguir multiplicando ejemplos.  

2. Libertades religiosas. Aunque la mayoría de ellos sufrieron destierros por sus convicciones cuando la iglesia de Inglaterra por causas políticas se volvió anglo-católica y arminiana, sus luchas políticas produjeron el Acta de Tolerancia de 1689. En el mismo se reconocía la libertad religiosa en Inglaterra para los diversos grupos de protestantes. Nosotros somos herederos de tales libertades a través de la Carta de Derechos americana y puertorriqueña. Pero esas libertades se adquirieron por medio de las guerras de religión.

3.  Una increíble literatura evangelística, pastoral y de vida práctica posiblemente jamás superada por ninguna generación de cristianos ni antes ni después de ellos. Sus escritos son leídos con gran avidez por muchos hoy día. Al punto que RC Sproul consideraba sus escritos como proféticos para hoy día. Paul Washer dice: Es con la más grande urgencia que motivo a los jóvenes cristianos a leer los puritanos. John Piper: los puritanos fueron las sequoias (Redwoods) teológicas y devocionales del mundo occidental. Los mejores cirujanos del alma. Kevin Deyoung: Siempre he encontrado sus escritos edificantes y profundamente espirituales. No encontrarás mejores médicos del alma.

            De los escritos de ellos y del ejemplo de sus vidas hay mucho que podemos aprender. La iglesia de Cristo se ha empobrecido muchos al no estudiar los escritos de estos Redwoods espirituales. ¿Qué nos pueden enseñar?

III. ¿Qué principios espirituales nos pueden enseñar? 

            Hay varias sendas antiguas que los puritanos ingleses nos pueden ayudar según la Palabra de Dios. ¿Cuáles son algunas de esas sendas antiguas?

1. Una visión holística de la vida cristiana.

            ¿Qué significa eso? Significa que la vida cristiana es un todo. No debemos separar ninguna área de nuestra vida del poder santificador de Dios. Yo he conocido personas que son excelentes en su trabajo. Que son excelentes en cómo manejar problemas con compañeros del trabajo y que saben cómo ganárselos con paciencia, con dulzura, etc. Pero no aplican tales principios en el hogar. Entonces son muy rudos e impacientes con la familia.

            Los ministros puritanos nos pueden ayudar a ver en la práctica lo que es una visión holística, toda integrada de la vida cristiana. Toda nuestra vida le pertenece a Dios. No hay área de nuestra vida en la cuál Dios no diga es mía porque “El la compró con la sangre de Cristo” (1 Corintios 6:20). Y debemos procurar en la vida práctica lo que Pablo nos enseña en 1 Corintios 10:31 “31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. No hay nada trivial en nuestra vida fuera del poder santificador de Dios.

2. La total suficiencia de las Escrituras.

            Los puritanos ingleses eran maestros de la Palabra de Dios. La leían, la estudiaban, la memorizaban, meditaban en ella y buscaban la dirección del Espíritu Santo por medio de ella. Si había alguna duda sobre qué hacer por ejemplo en cómo corregir a un niño rebelde, ellos iban a la Palabra de Dios a buscar dirección en la fuente misma de la sabiduría: la divina. Y por tanto sabían que el libro de Proverbios fue dado como una guía para vivir la vida del pacto según la revelación de Dios. Iban a los pasajes claves sobre la crianza de sus hijos y buscaban la dirección de Dios allí. Y se preguntaban: por qué mi hijo está tan rebelde. Efesios 6:4 nos dice: “4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Y ellos se auto-examinaban y se preguntaban: Dios me dice que no provoque a ira a mis hijos. Es posible que yo, como padre, haya provocado a ira a mis hijos. ¿Cómo se provoca a ira a los hijos? Pablo nos dice cuando no les damos la disciplina y amonestación que Dios aprueba. Tal vez he sido muy suave o tal vez muy fuerte con ellos. O le he modelado una vida cristiana contradictoria (digo una cosa y hago otra), etc. Y este autoexamen es con miras a ver nuestras fallas para corregirlas en la dependencia y sabiduría de Cristo. Porque es en El que están escondidos “todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. (Colosenses 2:3).

3. Un sentido de la grandeza, hermosura, exaltación del gran Dios Trino y uno que adoramos.

            ¿Qué querían decir con esto? El único Dios que satisface, salva y trae verdadera paz a nuestras vidas es el Dios verdadero tal y como El se ha revelado sin domesticarlo. En la revelación completa de la Biblia allí podemos encontrar lo verdaderamente grande, hermoso, paciente, todo poderoso, cercano, incomprensible, lleno de gracia y verdad que es Jehová Dios de los ejércitos. Y los puritanos ingleses no descansaban en escudriñar las Escrituras y presentar con lujo de detalles la aseidad de Dios. El es único en su clase. Y no hay Ser más excelso y maravilloso que Dios. Qué pasaje más maravilloso que Romanos 11:33-36 “33 ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! 34 Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? 35 ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? 36 Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén”. Y este otro. Salmo 34:18-20 “18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu. 19 Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová. 20 El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado”.

4. La hermosura y perfección de la Persona de Cristo y de su Obra de salvación.

            Los puritanos ingleses nos pueden ayudar a quedar cada día más enamorados del Señor Jesús. De su gloria, sus perfecciones, su hermoso amor por las almas de sus hermanos aquí en la tierra. Thomas Goodwin, ministro puritano congregacionalista dijo: “Si yo subiera a los cielos y entrara que Cristo no está allí, saldría de allí inmediatamente, porque el cielo sería el infierno para mí sin Cristo”.  

5. El sentido de ver todas las cosas desde la perspectiva de la eternidad.

            ¿Qué querían decir con esto? Querían decir que lo importante no es quien prospera aquí en la tierra sino quien prospera en los cielos. Los tesoros que debemos hacer no son los de la tierra sino los de los cielos porque allí mora Cristo. Toda decisión en nuestra vida debe ser hecha con el pensamiento cómo ésta decisión es beneficiosa para mi salvación. Ese trabajo me acerca más a Dios o me aleja de Dios. Esa pareja que se gusta de mí me acercará más a Dios porque caminará conmigo y en una misma fe y sintonía o me alejará más de Dios. Esa casa que deseo comprar será casa de Dios y puerta a los cielos en donde Dios será adorado, en donde su Palabra será céntrica, en donde los hermanos serán siempre recibidos y un lugar cerca de mi iglesia o de una iglesia bíblica la cual no es necesariamente la iglesia más cerca de mí. Y todo ese análisis y meditación las tomaban saturadas de muchas oración y a veces acompañada de ayuno.

            Para finalizar. Alguien pudiera preguntarse, pero, estudiar los escritos y las vidas de los ministros puritanos ingleses no es poner nuestra mirada en los hombres y no en Cristo solamente. Y la respuesta es solo los podemos imitar en todo y en cuanto ellos sean imitadores de Cristo. Pablo dijo en 1 Corintios 11:1 “1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. Y Pablo habla bien de los tesalonicenses porque “6 …vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,”. (1 Tesalonicenses 1:6).

            El llamado de nosotros en nuestros días de tanta confusión doctrinal, teológica y ética es detengámonos, miremos y preguntemos por las sendas antiguas. Miremos y estudiemos cómo nuestros padres espirituales entendieron y aplicaron la Palabra de Dios. Y veremos que nuestros padres espirituales: los ministros puritanos ingleses pueden ser una guía no perfecta pero rica de sabiduría espiritual que tanto la iglesia de Cristo: tú y yo necesitamos desesperadamente. Preparen sus mentes y corazones para aprender.  

Sermón: Jeremías 9:23-24 La Reforma y la Doctrina de Dios

Jeremías 9:23-24 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”

 

            Cuando hablamos de la Reforma Protestante generalmente hablamos de lo que Martín Lutero hizo al clavar las 95 tesis en la puerta de la iglesia del Castillo de Wittenberg en Erfurt, Alemania. Y se habla mucho acerca de la venta de las indulgencias y de cómo Lutero se opuso a la misma porque llevaba a la gente a poner su confianza de perdón en la iglesia y no en Dios mismo y en el evangelio, es decir, en Cristo Jesús.

            El énfasis que se da en todo esto es la doctrina de la justificación por la fe solamente. Sin lugar a duda esta doctrina es el corazón de la Reforma Protestante. Pero hay algo que no debemos perder de perspectiva. No puede haber una doctrina correcta de la justificación por la fe solamente sino tenemos una doctrina correcta acerca de Dios. La teología define la soteriología. En palabras más sencillas nuestra doctrina acerca de quién es Dios y qué es Dios define cómo Dios salva a los pecadores.

            En otras palabras, la Reforma Protestante no solo nos llevó a tener un claro entendimiento del camino de salvación sino también nos ayudó a tener un claro entendimiento de quién es Dios. La Reforma nos ayudó a tener una doctrina correcta acerca de Dios.

            ¡Cuán importante es esto! ¡Cuán importante es tener una doctrina correcta acerca de quién es Dios! Y te pregunto ¿quién es Dios para ti? ¿Cuál es el Dios que tú dices servir? ¿Cómo es el Dios que se ha revelado en la Biblia y que es el único Dios vivo y verdadero? ¿Cuál es el concepto bíblico de Dios?

I. Dios es soberano

            V. 24 El hace “juicio y justicia en la tierra”. O hermanos, el dios que oímos muchas veces por ahí en muchas iglesia y en entre muchos de los profesan ser cristianos y entre el mundo es un dios que da pena. Se vende por ahí a un dios que no es soberano. Sí, muchos cristianos dicen que Dios es soberano. Y lo tienen que decir porque eso es lo que enseña claramente la Biblia. Pero cuando buscamos entender qué es lo que ellos dicen que la soberanía de Dios es: queda bien lejos de lo que la Biblia dice acerca de la soberanía de Dios.

            Hermanos, es Dios quien gobierna esta tierra. Él es quien la creó. Este mundo no se creó por sí mismo. Él es también el Gobernador de este mundo. El mundo no es gobernado por el azar ni por lo ricos en última instancia. Dios es quien gobierna este mundo. El hace juicio y justicia en la tierra. V. 25-26 “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 26 a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.” En otras palabras: él castiga a los pecadores de todas las naciones. Ninguno de ellos podrá escapar. Y para nosotros sus hijos él nos defiende, nos protege y nos guía. Su pueblo está seguro en sus manos. Y su control y autoridad se extiende absolutamente sobre todo.

            Nuestro Dios es Rey soberano sobre todas las cosas. El hace lo que le place sobre todas las cosas. Dice el Salmo 115:3 “Nuestro Dios está en los cielos; Todo lo que quiso ha hecho.” Su autoridad es incuestionable. Dice Daniel 4:35 “Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” El no necesita de nada ni de nadie. Hechos 17:24-25 “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.” Y aunque Dios no nos necesita nosotros lo necesitamos a El cada segundo de nuestra vida. Sin El no somos nada. A El le debemos absolutamente todo, excepto el pecado. A El debemos temer porque El es el único que puede destruir en el infierno. Como Jesús dijo en Mateo 10:28 “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.”

            Y no solo eso. Dios es soberano en la salvación de pecadores. Muchos que profesan ser cristianos no aceptan esta verdad bíblica. Muchos creen que Dios es soberano cuando se refiere a enviar la lluvia, controlar los vientos, los huracanes, etc. Pero no aceptan que Dios es soberano en la salvación. Pero Jonás dijo en Jonás 2:9 “La salvación es de Jehová”. Solo Dios salva. Y El salva a quien quiere salvar. El salva a quien le place. Fue Jesús mismo quien dijo en Juan 15:16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.” Y Juan 6:44 “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.” Y por tanto la salvación de un pecador no depende en última instancia del libre albedrío de esa persona ni de sus buenas obras porque como dice Pablo en Romanos 9:16 “Así que no depende del que quiere [su voluntad], ni del que corre [sus buenas obras o intensiones], sino de Dios que tiene misericordia.” Por eso Dios le dijo a Moisés Romanos 9:15 “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.”

            Nuestro Dios tiene la vida y la muerte y la salvación de cada ser humano en sus manos. Él no nos necesita pero tú y yo le necesitamos. Y ninguno de nosotros jamás será feliz sin tener el Dios verdadero como nuestro Dios y Salvador.

            ¿Es ese tu Dios? ¿Es tu Dios digno de ser temido, adorado y reverenciado? ¿O es tu Dios uno digno de pena? Pero nuestro Dios es soberano sobre todas las cosas. Nuestra vida está en sus manos. Y estas son las manos más seguras en las que puedes estar. Para sus hijos El es un León protector, el Vengador que nos defiende, el Padre que nos ama y quien provee para nosotros. El es una Roca alta de refugio contra todo. Nada nos puede alcanzar y si algo nos alcanza es por su voluntad para nuestro bien. Es a Él a quien debemos postrárnos y decir: no se haga mi voluntad sino la tuya.  ¿Es ese tu Dios? Ese es el Dios no domesticado que revela la Biblia.

            ¿Cuál es el otro aspecto de la doctrina de Dios que nos revela este pasaje?

II. Dios es Jehová

            V. 24 “yo soy Jehová”. ¿Qué significa? Que Dios es el Dios del pacto. ¡Cuán importante es esto! ¿Sabes por qué? Porque indica que Dios es el Dios de salvación. Indica que Dios es el Dios que viene a buscar y a salvar lo que se había perdido. Y aunque lo que se perdió no merece su salvación aún así Jehová se da a sí mismo en Cristo Jesús para salvar a los pecadores.

            El es Jehová y esto implica que aquellos a quienes salva El entra en una relación íntima de amistad inquebrantable. El no solo es nuestro Dios soberano sino también nuestro amigo íntimo. Parece una contradicción pero no lo es. Y como tal nosotros participamos de la vida de Dios. ¿Cómo esto se manifiesta en la vida diaria? Se manifiesta en que Dios se nos revela a nosotros. El se da a conocer. El revela su corazón y amor y compasión en la persona de Jesús. El hace que nosotros le conozcamos salvadoramente. El nos revela sus secretos. Nos habla como un amigo habla con su amigo. El camina con nosotros, come con nosotros y bebe con nosotros. Y mora con nosotros bajo un mismo techo. Estamos seguros en sus brazos. De Noé se dijo en Génesis 6:9 “Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.” De Abraham se dijo en Isaías 41:8 “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo”.

            Que Jehová es el Dios de pacto implica que El nos escogió para sí. El nos escogió para que seamos un pueblo especial. Para que seamos un reino de reyes y sacerdotes para Él. El nos dio un nombre nuevo: hijos de Dios. El hace que nos parezcamos a El cada día y nos hace partícipes de la naturaleza divina. El provee para nosotros. El nos defiende. El nos disciplina cuando pecamos, pero jamás aparta su misericordia de nosotros. Y aunque nuestros padres nos fallen, El jamás, jamás nos fallará. Con El podemos contar en cada momento. De El debemos buscar sabiduría, fortaleza, dirección, salvación, pureza, consolación, etc. Porque El y solo El es infinito en su Ser y perfecciones.

            Pero hay algo muy importante. El que Jehová es el Dios del pacto implica también que nosotros estamos en pacto con El. Y esto implica recordar que por su gracia, poder y regeneración nosotros también lo hemos escogido a El como nuestro Dios. El pacto es mutuo. El nos escogió e hizo que le escogiéramos voluntariamente. Nosotros le hemos escogidos por su gracia. Y esto implica deberes de nuestra parte.

            ¿Cuáles? De eso trata la tercera parte

III. Dios debe ser conocido

            V. 24 “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme”. Ese es el propósito de nuestra vida. Hemos sido creados para conocer a Dios, amarle, servirle, adorarle y vivir para Él y con Él. La meta de tu vida no es ganar este mundo. O como dice el versículo 23 “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.” No es a nosotros la gloria sino la Gloria sea solo para Dios. Nuestra meta no es ganar el mundo sino tener a Dios como a nuestro Dios y vivir nuestra vida sirviendo a Dios con todo lo que El nos da. Siéndoles fiel a El siempre aunque no nos de lo que muchas veces le pedimos. Aunque no tengamos la vida que creemos que es la vida feliz según los ricos de este mundo. La vida feliz se vive en Dios y para Dios. En obediencia a El y en comunión con El apartándonos del pecado.

            ¿Qué implica esa relación pactual con Dios? Implica varias cosas:

1. Conocerle y entenderle. Conocer a Dios no es meramente saber que Dios existe o que El es. No conocemos a Dios a menos que vivamos para Él. A menos que consagremos toda nuestra vida y todo lo que tenemos a Él. El es nuestro Dios. Vivimos por su Palabra y mandamientos y sabiduría y no la nuestra.  Y por tanto vimos para adorarle. Y no hay nada más importante para un cristiano que la adoración a Dios en la iglesia y fuera de la iglesia. De aquí que debemos ser celosos de su adoración: de darle a El la mejor adoración posible con nuestro corazón y con nuestro cuerpo. Por tanto, Dios es el número uno en la vida de todo genuino creyente. Si Dios no es lo primero en tu vida. Si su Palabra y hacer su voluntad no es lo número uno en tu vida, lamentablemente te tengo que decir que no conoces a Dios realmente. El creyente no vive para sí sino para Dios.

2. Separarnos del mundo. Esto es importante. Dios es nuestro esposo. Y esto implica que nosotros como esposas celosas solo tendremos ojos y deseos para nuestro esposo. E implica que lucharemos contra las tentaciones de Satanás y nuestra carne, los deseos pecaminoso que buscan apartarnos de Dios y pecar.

3.  Fe y arrepentimiento. Conlleva vivir una vida de fe. Hermanos, a andamos por fe y no por vista. Conlleva creer en Dios y creerle a Dios. Confiar en sus promesas. Confiar en su perdón. Confiar en amor eterno por nosotros. Confiar en su buena voluntad siempre. Y sobre todo descansar en Cristo para salvación. Yo no me puedo salvar por mí mismo, solo Cristo salva. Es su obra. Es su obediencia, es su sacrificio que paga por mis pecados la base de mi salvación eterna.

            Conlleva también una vida de arrepentimiento. Conlleva el tener presente que ahora que soy salvo la meta de mi vida es crecer en santidad. Conlleva el cuidar nuestro corazón y velar para saber si hay algún pecado que estamos protegiendo, alimentando, coqueteando con él. Examinarnos cada día y ver en qué hemos fallado y confesarlo y buscar el perdón de Dios y su gracia para apartaros de ese pecado.

            ¿Es esa tu doctrina de Dios? Dios se revela como un Dios soberano sobre todas las cosas y sobre todas las naciones. El es soberano incluso en la salvación de pecadores. El determina a quien va a salvar. Pero también Dios es el Dios del pacto: él camina con nosotros, nos abre su corazón para que veamos su amor y misericordia. Y todo esto implica que nosotros lo hemos escogido por su gracia y procuramos vivir para El todos los día de nuestra vida. Todo eso nos lo enseñó la Reforma Protestante. Por eso y mucho más hoy la celebramos.