Sermón: Hechos 4:19 El Deber de la Desobediencia Civil

Hechos 4:19 “19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;”

            Aquí en Puerto Rico sabemos que es nuestro deber no solo como ciudadanos sino como cristianos el obedecer a las autoridades superiores, es decir, el gobierno. Pero pregunto yo: ¿Es ese deber absoluto? ¿Puede el creyente por alguna circunstancia meritoria desobedecer al estado? ¿Qué nos enseña la Biblia al respecto? De eso mismo trata el versículo bíblico que hemos leído.

            Pero antes de ver lo que nos enseña el pasaje debemos ver cuál es el contexto de pasaje. El contexto tiene su origen en la sanidad que Pedro y Juan le hicieron a un hombre cojo de nacimiento. Y a la predicación de Pedro acerca de Jesús y la resurrección. La acusación de Pedro de que las autoridades judías se habían unido con los romanos para matar al Santo y al Justo prefiriendo en su lugar a un homicida, sin lugar a dudas una referencia clara a Barrabás, exacerbó los ánimos de las autoridades judías. Ellos por envidia y resentidos de que se predicara al pueblo en el recinto del templo ordenan al capitán de la guardia del templo que arreste Pedro y a Juan y como era tarde en la noche los pone en la cárcel. Esto es dirigido por el sanedrín que es la corte judía o concilio. Ellos tienen autoridad para tratar asuntos relacionados con el judaísmo. Y tienen autoridad de poner a alguien en la cárcel.

            Al día siguiente reunido el concilio con Pedro y Juan y la presencia del excojo le preguntan V. 7 “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?”. En otras palabras, quién les dio la autoridad para hacer lo que están haciendo. A lo cual contestan en el V. 10-12 “en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Es como si dijeran: “Nosotros: Juan y yo actuamos bajo la autoridad y en el nombre del Señor Jesucristo, en el único nombre en el cual podemos ser salvos. Bajo tal poder y autoridad se ha hecho este milagro”.

            Lo triste del caso es la reacción de tales autoridades. Ya que viendo que un milagro se había hecho y no lo podían refutar, en vez de humildemente sentarse a escuchar con fe lo que los apóstoles les tenían que decir, actuaron irracional y absurdamente. Mira los V. 14-18 “Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta [NVI: “milagro evidente”] ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.” Se les amenazó y se les dio una orden prohibiéndoles que predicaran a hombre alguno las buenas nuevas del evangelio del Señor Jesús.

            A lo cual respondieron: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;”

            De este pasaje podemos ver por lo menos tres cosas: 1. Es nuestro deber obedecer las autoridades superiores. 2. Que en algunas circunstancias es nuestro deber desobedecer las autoridades superiores y 3. ¿Cómo Jesús, los apóstoles y la iglesia primitiva lo hicieron? Hoy solo vamos a exponer el primer punto: es nuestro deber obedecer a las autoridades superiores. Veamos.

I. Es nuestro deber obedecer a las autoridades superiores

            Mira cómo lo dice Pedro: “es justo delante de Dios obedecer a vosotros”. Es el deber de todo cristiano y de toda persona el obedecer las autoridades superiores. ¿Por qué? ¿Por qué el gobierno tiene su origen en un contrato social con el pueblo? ¿Por qué el gobierno deriva sus poder del poder de los gobernados? No. Es nuestro deber obedecer a las autoridades superiores porque mismo Dios las ha instituido. Mira Romanos 13:1-6 “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo.” Este es uno de los pasajes más importante con respecto a la teoría política según la Biblia. Y aquí hay varias cosas aquí que son importantes.

            1. El gobierno debe su origen y creación a Dios mismo. Dice: “no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.” Hermanos, el estado no es un invento de los hombres sino que debe su origen a Dios mismo. Y es Dios mismo quien nos ordena someternos a tales autoridades.

            Pero hay varias cosas importantes que debemos tener presente:

                        a.  la autoridad del gobierno es delegada por Dios mismo. Esto implica que el gobierno tiene una responsabilidad ante Dios quien es el que delega tal responsabilidad. El estado es “ministro” de Dios, es decir, es servidor de Cristo quien es el Rey de reyes y Señor de señores. La autoridad del estado emana de Dios y no de los hombres.

                        b. Ninguna forma de gobierno debe procurar ser absolutista ya que su autoridad es delegada por Dios quien es el único que retiene todos los poderes en sí mismo.

                        c. Ningún gobierno tiene la libertad de gobernar separado de la autoridad divina. La separación de la iglesia y el estado no es separación del estado de Dios mismo. El estado no puede ni debe buscar separarse de Dios mismo quien fue quien lo creó y le dio la autoridad que posee.

                        d.  Ningún estado en el mundo tiene la libertad de crear leyes contrarias a la voluntad de Dios. Hacer tales leyes es rebelarse contra Dios y el resultado será que actuará tiránicamente, yéndose más allá de sus poderes delegados por Dios mismo.

            Ahora bien, continuando con el tema de la obediencia al estado, decimos del pasaje de Romanos 13:1-7, que…

            2. Esa obediencia al estado no descansa últimamente en el hecho de que el estado tiene la autoridad de castigar la desobediencia sino también por el hecho de que nuestra conciencia está atada al mandamiento de Dios de obedecerles. V. 55 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia.

            3. Nuestro deber de obedecer al estado no depende de si nos gusta o no sus leyes. Pueden haber leyes difíciles, molestosas y onerosas aun así es nuestro deber obedecerlas. Mira lo que dice Pablo:  V. 66 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo”. ¿A quién le gusta pagar la dolorosa? Pero aunque es una ley molestosa y onerosa somo llamados a someternos porque Dios ha instituido el gobierno civil y nos llama a que nos sometamos a su autoridad.

            4. Es nuestro deber obedecer al estado aun cuando el mismo sea uno idolátrico, impío e inmoral como lo era el imperio romano. Es a ese gobierno tiránico que Pablo nos dice: sométase toda alma a las autoridades superiores.

            Todo esto está muy bien. ¿Pero cuando el gobierno no solo ordena leyes difíciles, molestosas y onerosas sino que traspasa sus límites establecidos por Dios cuál es nuestro deber? ¿Debemos siempre obedecer? ¿Cuándo sí y cuándo no?

            A la luz de Hechos 4:19 hay algunas circunstancias en que es el deber del cristiano desobedecer al estado.  De eso hablaremos el próximo día.

Aplicaciones prácticas:

1. A la luz de la Palabra de Dios es nuestro deber honrar al gobierno. Y verlo no como un mal necesario sino como dice Pablo: “un servidor de Dios para tu bien”, V. 4.

2. Y por tanto es nuestro deber el orar constantemente por el gobierno. La tarea de gobernar una nación no es tarea fácil. Y el gobierno tiende muchas a veces a asumir poderes que no les corresponden. Y orar para que el gobierno no estorbe la obra de la iglesia en predicar el evangelio y no perseguir a la iglesia. Por eso Pablo ordena a la iglesia en 1 Timoteo 2:1-4 “1 Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. 3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” ¿Cuántas veces oras por el gobierno? ¿Cuántas veces oras por la conversión de los gobernantes? Sí hermanos Dios puede salvar a los políticos del país. El quiere que todos los hombres, es decir, toda clase de hombres incluyendo a los políticos del país sea salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Tal vez lo que estamos cosechando hoy día es fruto de nuestra falta de oración.

3. No pongas tu fe no en los hombres sino en el Señor Jesús. Solo Él gobierna con perfecta justicia, verdad y misericordia. Solo Él puede escuchar como nadie una causa justa y hacer justicia y juicio entre los hombres en esta era o en la era venidera. En toda búsqueda de justicia Él es el primer juez que debes procurar. Él es el verdadero siervo de Dios para tu bien. Pero Él requiere que te sometas a su Señorío. Ya que Él es el Salvador y libertador de los que se rinden a su nombre. Ven al Señor Jesús solo Él es el Rey de reyes y Señor de señores. Amén.