Sermón: Efesios 1:3-4 Dando Gracias por la Salvación

Efesios 1:3-4 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”

 

            Si existe una persona que debe estar agradecida todos los días por las misericordias de Dios, esa persona es el cristiano. A la luz de la Palabra de Dios revelada en la Biblia el dar gracias a Dios es el corazón y alma del cristiano. No se puede ser cristiano a menos que haya en nosotros un sentido de adoración y una deuda de amor a Dios por todo lo que Dios ha hecho por nosotros y hace en nosotros. En Hebreos 13:15 se nos dice “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Debemos ofrecer siempre a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, adoración y alabanzas por quién Dios es y por lo que El hace por nosotros. Pero fíjate que el autor de Hebreos nos dice “ofrezcamos siempre”. ¿Por qué siempre? Porque Dios derrama sus misericordias siempre a sus hijos.

            Todos los días Dios derrama su bendición sobre nosotros. Y aunque Dios bendice a todas sus criaturas o más bien hace bien a todos, a nosotros Dios las derrama como expresión de su amor paternal.

            Es nuestro deber el dar gracias a Dios por sus múltiples bendiciones materiales. Le damos gracias por la comida, el techo, la familia, el trabajo, la salud, etc. Y eso es correcto. Debemos darle a Dios gracias porque todo eso lo recibimos de parte de Dios.

            Pero por encima de todas las bendiciones materiales que Dios nos otorga diariamente hay unas bendiciones que sobrepasan a las demás. Hay unas bendiciones que Dios nos otorga que tienen mayor peso sobre otras bendiciones. Y esas bendiciones son las bendiciones espirituales.

            Lo triste del caso es que muchas veces se nos olvida recordar esas bendiciones. Pocas veces las enumeramos como las bendiciones superiores y primarias en nuestras vidas. Pero ellas lo son. Y por ellas debemos dar gracias a Dios siempre.

            Eso es lo que nos enseña Pablo en este pasaje. Pablo, luego de la salutación a la iglesia de Éfeso comienza adorando a Dios diciendo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Fíjate que Pablo dirige su adoración al Padre. ¿Por qué al Padre? Porque es el Padre autor y diseñador de la salvación. Y Pablo nos dice a qué se debe esa adoración. “que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Hermanos, Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual. Pablo adora a Dios el Padre al reconocer que Él nos ha bendecido rica y abundantemente. Pablo desea que la iglesia adore a Dios al reconocer lo desprendido que ha sido Dios en bendecirnos.

            Ahora bien, lo interesante es que Pablo nos llama a bendecir a Dios no por las bendiciones materiales que Dios nos ha dado sino por las bendiciones espirituales que Dios nos ha dado en Cristo Jesús. Debemos dar agracias a Dios por todas sus bendiciones. Pero por encima de las bendiciones materiales se levantan las bendiciones espirituales.

            Y dentro de todas las bendiciones espirituales que Pablo pudiera señalar, él señala la elección eterna. V. 4 “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”. ¿Qué nos enseña Dios aquí? Nos enseña que debemos dar gracias por las bendiciones espirituales y sobre todo por nuestra elección eterna.

I. Debemos dar gracias por las bendiciones espirituales

            En el Día de Acción de Gracias nos reunimos, en la iglesia o entre la familia, para dar gracias a Dios por sus misericordias. Lo normal es dar gracias por la salud, la familia, el trabajo, los hijos, la mano de Dios en nuestra vida, las libertades que gozamos. Pero generalmente hay algo que se olvida mencionar: las bendiciones espirituales. Generalmente no damos gracias: por la salvación, por el perdón de pecados, por la santificación, por la adopción de hijos, por la morada del Espíritu Santo en nosotros, por los dones espirituales que Dios no ha dado para servir a los demás, etc.  Es bueno tener trabajo, gozar de salud, tener una familia. Esas son bendiciones incalculables. Pero por sobre ellas las bendiciones espirituales son mayores.

            Miremos el Salmo 103:1-5 “Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.” David da gracias a Dios por sus múltiples bendiciones. Pero fíjate la primera que David menciona: “Él es quien perdona todas tus iniquidades”. Para él, el primer lugar en la lista de bendiciones es el perdón de Dios.

            Hermanos, el hecho de que Dios nos ha salvado debe ser la razón principal para darle gracias a Dios. ¿Por qué?

            1. Porque ella exalta más que nada la gracia y la misericordia de Dios. Dios es glorificado al bendecirnos con bienes materiales. Pero su grandeza brilla aun más al darnos la salvación. Dice Efesios 1:6 “para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,” Todo lo que Dios hace en nuestra salvación, lo hace para “la alabanza de la gloria de su gracia”.

            Crear a un mundo de la nada es glorioso. Pero recrear a un mundo caído en pecado es indescriptible.

            2.

 

II. Debemos dar gracias por las bendiciones espirituales y sobre todo por nuestra elección eterna.

            Hermanos, Dios nos ha bendecido con toda bendición espiritual. No hay favor de Dios que El no nos ha otorgado o nos otorgará en Cristo Jesús. Y por ello debemos dar acción de gracias. Pero Pablo nos enseña que dentro de las bendiciones espirituales la elección eterna tiene un lugar principal. ¡Cuán importante esto! Casi nunca pensamos así. Pero la elección eterna es el primer acto de misericordia que Dios nos otorga. Por eso él comienza señalando la misma.

            ¿Por qué por la elección eterna?

1. Porque ella es la madre de todas las bendiciones espirituales. Ella es la “fuente” de la cual todas las demás bendiciones espirituales fluyen. Por eso Pablo comienza mencionado el amor electivo de Dios. Miremos el pasaje de nuevo “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,” Hermanos es el amor electivo de Dios la base para recibir toda bendición espiritual. De su amor electivo nos viene el regalo de Cristo para salvación. Somos elegidos en Cristo desde antes de la fundación del mundo. Y esto implica que fuimos unidos a Cristo desde la eternidad. Fuimos dado a El en pacto de redención. Desde allí Cristo era nuestro y nosotros de Cristo. Nos quejamos hoy día de matrimonios arreglados. Pero esto fue un matrimonio arreglado por Dios desde la eternidad. Y a esto solo tengo que decir: Aleluya.

            Hermanos, toda gracia que poseemos la debemos a la elección eterna. Eso es lo que Pablo hace. Mira las bendiciones que tenemos gracias a la elección eterna:

            1. V. 4 Santidad: “escogidos… para ser santos y sin mancha delante de Él”.

            2. V. 5 Adopción: “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”.

            3. V. 7 Redención: “en quien tenemos redención por su sangre”.

            4. V. 9 Llamamiento eficaz o conversión: “dándonos a conocer el misterio de su voluntad”.

            5. V. 11 Herencia celestial: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,”

            6. V. 13-14 Sellado con el Espíritu como garantía perpetua de salvación: “fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida”.

            En fin, toda bendición que disfrutamos, como las que hemos mencionado y todas las demás como: paz, gozo, amor, dominio propio, cuidado, protección, etc. todas y cada una de ellas fluyen del amor electivo de Dios. Como no debemos bendecir a Dios y darle gracias mil gracias por sus bendiciones espirituales.

Aplicaciones:

1. Te pregunto: ¿Cuán agradecidos estamos de sus bendiciones espirituales? ¿Las valoramos más que las bendiciones materiales? Dios nos escogió para ser ricos en bendiciones espirituales y no necesariamente para ser ricos en bendiciones materiales. ¿Es eso importante para ti?

2. Agradeces el amor electivo de Dios. ¿Quién te distingue? ¿Qué tienes que no has recibido de Dios? Hermanos, es Dios quien nos distingue. Es Dios quien nos hace cristianos. Fue El quien os dio la fe salvadora y el arrepentimiento para vida. Y El lo hizo libre y soberanamente. Te escogió a ti y no escogió a otros. Y esto no porque eras mejor que los demás sino porque a El le plació así. ¡Como esto no nos debe llevar a vivir eternamente agradecido! ¡Como esto no nos debe llevar a consagrarnos a El en cuerpo y en alma!

3. Incluye en tus acciones de gracias las bendiciones espirituales. Ellas son superiores a las bendiciones materiales. Las bendiciones materiales las pueden tener todo el mundo, pero las espirituales solo tú, oh hijo de Dios.

            Quiera Dios que siempre tengamos en nuestros labios el dar gracias por sus bendiciones espirituales, sobre todo la elección eterna.