Primera Iglesia Presbiteriana Ortodoxa: Jesús es la Verdad

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Sermón: Mateo 12:9-14 Hagamos bien en el día de reposo 

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Sermón: Mateo 12:9-14 Hagamos bien en el día de reposo  Pastor Roberto Quinones-Cardona

Mateo 12:9-14 “9 Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. 10 Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 11 Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. 13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. 14 Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle”.  

 

Jesús es el Señor del día de reposo. Y con ese énfasis quisiera que viéramos 

las enseñanzas del pasaje de hoy. Jesús es el Señor del día de reposo. El es quien lo instituyó. Y es El quien nos enseña que el cuarto mandamiento de la ley moral de Dios sigue vigente para el día de hoy. Y ese cuarto mandamiento nos enseña que por medio de la fe en Jesús es que nosotros entramos en el reposo de Jehová. Cada domingo, que es el día de reposo para la iglesia del NT, nos recuerda que Cristo venció la muerte. Y que nosotros la hemos vencido en El. Que aunque todos moriremos, porque la paga del pecado es muerte, lo cierto es que para el creyente la muerte es la puerta al reino de los cielos. Y allí, en los cielos, comenzamos a disfrutar del reposo eterno de los santos. Allí nos espera Jesús, los ángeles de Dios y las almas de los justos hechas perfectas en santidad.  

Como Señor del día de reposo Jesús nos enseña que la ley moral y nuestro amor al prójimo, por amor a Dios, tiene precedencia sobre la ley ceremonial. Que aunque la ley ceremonial fue instituida por Dios mismo no fue hecha para destruir la misericordia y la compasión al necesitado. Y en este pasaje Jesús nos enseña algo más sobre cuál es la manera correcta de guardar el día de reposo. Y aquí podemos ver tres cosas importantes: 1. Una pregunta engañosa. 2. Una respuesta correcta. 3. Una obra gloriosa. Veamos cada uno de ellos.  

I. Una pregunta engañosa 

 V. 9-10 “9 Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos. 10 Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?”. Luego de pasar por medio de los sembradíos Jesús llega a la sinagoga de ellos, de los fariseos. Y allí se encuentra una persona que tenía “seca una mano”. Lucas nos indica que es la mano derecha. Acuérdate que Lucas era médico y es común que Lucas nos dé ciertos detalles relacionados con la medicina. ¿Qué es una mano seca? Es una mano paralizada y que por causa de no poder usarla ha perdido masa muscular. Y esto implica que lleva tiempo con ese problema. Esto no es algo que ocurre de un día para otro. Tenemos aquí una condición seria de mucho tiempo.  

Ahora bien, los fariseos, buscando que Jesús fallara o pecara según las leyes rabínicas y así poder acusarle contra el gobierno o contra el sanedrín, la corte judía, le hacen esta pregunta: “¿Es lícito sanar en el día de reposo?”. Fíjate que ellos no están interesados realmente en aprender. Para ellos el único interés no es el bien de la persona con una condición de salud seria. Su interés es destruir a Jesús. A aquel que en dondequiera que iba procuraba hacer bien.  

La pregunta es interesante por esta razón. Las leyes rabínicas decían que una persona podía recibir “sanidad” o atención médica en el día de reposo únicamente si la vida de la persona estaba en peligro. Pero ese no es el caso aquí. No era una condición de vida o muerte. Era una condición incapacitante pero no totalmente. El podía trabajar con una sola mano. Para los fariseos si no era de vida o muerte la persona afectaba debía esperar al otro día para recibir asistencia médica.  

Pero nos dice Lucas 6:8 “8 Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie”. Jesús quien como Dios conocía los pensamientos de ellos sabía que la intención de ellos era destruirle. Aún así no reusó contestar la pregunta.  

Hermanos, el mundo está pendiente de lo que hacemos. Y no te extrañes que su interés sea, en algunas ocasiones, el buscar una excusa para hablar mal de cristianismo. Y nosotros reconociendo que somos pecadores a veces pensamos que lo mejor es ni siquiera decir que somos cristianos. Pero esa no debe ser la respuesta. Dios nos ha salvado en Cristo Jesús para que representemos su nombre. Para que les enseñamos que su obra de salvación produce un nuevo hombre que verdaderamente ama a Dios y a la criatura en la correcta proporción y balance. Y que tenemos el llamado ineludible de “ser celosos de buenas obras” porque somos un nuevo pueblo lavados con la sangre de Cristo. Por tanto, nunca nos echemos para atrás ni nos acobardemos cuando veamos que el mundo desea vernos caer. La gracia de Dios es suficiente para sostenernos. Y si nos caemos, nuestro Dios no nos desecha. Pidámosle perdón, enmendemos nuestros errores y sigamos adelante con el favor de Dios.   

Ahora bien. Los fariseos deseaban buscar un error o pecado en Jesús para poder acusarle. La pregunta no es en amor ni interés del necesitado. Jesús conociendo los pensamientos de ellos le da una respuesta correcta. 

II. Una respuesta correcta 

¿Cuál es la respuesta? Jesús les hace unas preguntas. En otras palabras, Jesús responde a su pregunta con varias preguntas. V. 11-12 “11 El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja?”. Marcos nos dice algo más. En Marcos 3:3-4 “3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. 4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban”. Hermanos no hay una contradicción aquí. Jesús pudo haber hecho más preguntas y cada evangelista usa lo necesario para su escrito.  

Jesús les dice: ¿quién de ustedes si su oveja no se cae en un hoyo no es movido a misericordia y compasión por la oveja y procura hacer lo posible por sacarla de allí? ¿Y lo hacen sin importar que sea el día de reposo? Es posible que Jesús haya visto algo así. Y luego dice algo súper importante para nuestros días. V. 12 “¿cuánto más vale un hombre que una oveja?”. Si estamos dispuestos a rescatar una oveja cuanto más a un hombre que vale más que una oveja. ¡Oh hermanos, cuánto ciega el pecado a los hombres! Hoy día se trata a los animales como si ellos valieran lo mismo que una persona. Y en algunos casos más que una persona. Metemos preso a una persona por matar un carey. Pero sustentamos el aborto con dinero del pueblo. Como decía R.C. Sproul: “hoy día el lugar más peligroso para un ser humano lo es en el vientre de una madre”. Pero Jesús nos dice que nosotros valemos más que las ovejas, más que cualquier animal que existe en este mundo porque solo nosotros hemos sido creados a la imagen de Dios. Lo triste del caso es que hemos llegado como sociedad al punto de destruir a la misma humanidad. Y le hemos quitado de su dignidad como creación de Dios. Hemos comparado al ser humano a los monos, a los mosquitos, a la harina. E incluso se ha exaltado a la criatura por encima del Creador. Cuando hacemos esto perdemos el valor del ser humano y lo degradamos peor que los mismos animales. Y esto nos lleva a perder compasión del dolor humano desde una perspectiva correcta. Pero Jesús nos enseña a poner las cosas en orden. A cuidar a los animales, a reconocer que son criaturas de Dios, pero son inferiores al hombre. Pero también a preocuparnos por nuestro prójimo y a amarle como nos amamos a nosotros mismos. A tener más misericordia por la vida humana que por la vida animal. Y a no colar el mosquito y dejar pasar el camello. 

Nos dice Marcos algo adicional. En Marcos 3:5ª “5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones,”. Jesús se enojó. ¿Cuál fue la causa del enojo? La tristeza que le produjo la dureza del corazón de ellos. La causa lo fue el pecado. Sí hermanos, enojarnos en sí mismo no es pecado. Jesús se enojó y El nunca pecó. Pablo nos dice en Efesios 4:26 “26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,”. No es pecado el enojo si es dirigido a la causa correcta: el pecado. Nuestro enojo no puede llegar al punto de dejar de amar a nuestro prójimo y hacerles bien. Y de perdonar sus ofensas. 

Entonces Jesús, nos dice Marcos y Lucas, pone al hombre de la mano derecha seca y qué hace. Hace una obra gloriosa.  

III. Una obra gloriosa 

Mateo 12:13 “13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra”. Jesús solo dice: “extiende tu mano”. No hace nada más. No le pone barro. No hace una oración. Solo “extiende tu mano”. Hermanos, Jesús nos enseña con eso que su obra de sanidad no es magia sino poder divino. Porque la mano le fue restaurada sana como la otra.  

Jesús con su milagro probó que era el mensajero de Dios. Probó que Dios estaba con Él. Y por tanto, que todo lo que dijo sobre el reposo es cierto porque El goza de la aprobación de Dios. Que Él es Señor del día de reposo. Por eso cuando vieron esto los fariseos, en vez de ver la obra de Dios y alabarle por su misericordia y poder, nos dice Lucas 6:11 “11 Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús”. Y Marcos nos dice en Marcos 3:6 “6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle”. Los herodianos eran hombres de influencia, un partido político, que apoyaban el reinado de la familia de Herodes sobre Palestina. Siempre se presentan asociados con los fariseos. El dicho es cierto: el enemigo de mi enemigo es mi amigo.  

¿Qué nos enseña Jesús de todo esto? Jesús mismo nos aplica toda esta enseñanza y nos instruye en cómo guardar el cuarto mandamiento. V. 12b “Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo”.  

Hermanos y amigos, el domingo es el día de reposo cristiano. La resurrección de Cristo ha cambiado el día de reposo del séptimo día al primer día de la semana. Y es el día que Dios ha designado para que sea el día en que nos reunamos como iglesia para adorarle. Descansamos de un día de trabajo secular para que podamos venir a la casa de Dios para adorar a aquel que nos ha creado y ha salvado de nuestros pecados. Para adorar a aquel que nuestra alma ama. Es un día centrado en la adoración a Dios.  

Pero Jesús nos dice: es un día en cual no solo podemos hacer bien sino debemos hacer bien a los demás. El día de reposo nos debe enseñar que el día no se centra en nosotros. Es el día del Señor. Pero es un día en el cual debemos hacer bien. No sé si te has dado cuenta al leer los evangelios de cómo Jesús sanó muchas veces en el día de reposo. Para recordarnos acerca de tener misericordia y compasión. Así como Dios ha tenido misericordia y compasión de nosotros. No te olvides el pecado no solo nos ha introducido en un estado de pecado sino también en un estado de miseria y sufrimiento. Y al procurar traer alivio al que sufre nosotros ilustramos la obra de salvación de Jesús. El vino para sanarnos de nuestros pecados. El vino para pagar por nuestra culpa. El vino paraa limpiarnos de nuestros pecados. En misericordia vino a dar su vida para rescatarnos. Y cuando visitamos a los enfermos en ese día del Señor, el domingo, o procuramos servir a los necesitados, buscar el cómo hacer bien a los que sufren, estamos nosotros enseñándoles con nuestras buenas obras que habrá un día en que Dios nos librará de todas nuestras angustias a todos los que creen en Jesús. Que Dios no solo se ocupa de nuestra alma sino también de nuestros cuerpos.   

Esto es algo en que la iglesia ha perdido su norte. El cuarto mandamiento nos debe enseñar a no vivir en una burbuja separados del mundo. Sí es el día de adoración y culto y no debemos descuidarlo como algunos tienen por costumbre. Pero Jesús nos enseña más. Es el día por excelencia para ser bien por el más excelente bien que Dios nos ha dado: la salvación de nuestras almas. Aprovecha: visita los enfermos, llama a los que están solos, consuela a los enlutados, socorre al necesitado. Es lícito hacer bien en el día de reposo. Entonces qué esperas. Sal de la burbuja y no pienses solo en ti.