Sermón: Romanos 12:1-2 Cambiando Nuestra Forma de Pensar

Romanos 12:1-2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

 

            Un nuevo año se aproxima. Y esto implica nuevas cosas. No sabemos lo que el nuevo año traerá o más bien lo que Dios nos traerá en el nuevo año. Pero una cosa sí sabemos: “que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39).

            No hay mejor manera de enfrentar un nuevo año sino con una nueva mentalidad, con nuevos propósitos, nuevos sueños, nuevos planes. La vida continúa. Lo pasado quedó atrás. Nosotros seguimos hacia adelante hacia “a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).

            Y que mejor pasaje para ayudarnos a coordinar nuestros planes futuros que el pasaje que tenemos aquí de Romanos 12:1-2.

            Dios nos ha salvado, hermanos y amigos, para vivir para Él. No somos nuestros. Le pertenecemos en cuerpo y en alma a Dios. Y Él nos llama a vivir una vida consagrada a Él, con una mente transformada totalmente por su voluntad. De eso trata el pasaje de Romanos.

            Mira cómo Pablo desarrolla ese llamado a una vida consagrada a Dios.

            V. 1 “Así que hermanos”. Me gusta más la traducción de la LBLA “Por consiguiente, hermanos”. La palabra en griego es “οὖν” y puede ser traducida: por tanto. Hermanos, en nuestro estudio de la Biblia es importante que miremos cómo comienzan las oraciones de los versículos. A veces encontramos palabras claves que nos ayudan a entender mejor el pasaje. Y una de ellas es este “Así que” o “por consiguiente”. ¿Por qué? Porque esa palabra une el capítulo 12 con todo lo que Pablo ha dicho. Y él nos ha hablado acera del pecado, de la gracia de la justificación, de la santificación de la elección divina, de los planes que Dios tiene con los judíos y los gentiles. ¿Cuál es la idea? Pablo quiere que tú y yo miremos lo que Dios ha hecho para salvarnos. El quiere que sintamos el peso de todo lo que Dios ha hecho con nosotros para darnos vida eterna, para salvarnos. Tú y yo estábamos muertos en nuestros pecados y delitos. Éramos esclavos del pecado. In capaces de salir de ese estado y condición de pecado y miseria. Estábamos destituido de la gloria de Dios. No éramos justos, no buscábamos a Dios. Sepulcro abierto era nuestra garganta. No conocíamos el camino de paz. No nos sujetábamos a la ley de Dios y tampoco podíamos hacerlo. Éramos enemigos de Dios. Éramos débiles para poder salir de ese estado y condición.

            Pero Dios nos salvó. Dios nos perdonó, Él nos justificó por medio de la fe en el Señor Jesucristo. Y nos dio paz de conciencia. Derramó su espíritu Santo sobre nosotros. Nos hizo templo de Dios. No crucificó con Cristo y nos resucitó para una nueva vida. El pecado ya no reina en nosotros. Nos dio su Espíritu Santo y es El quien nos guía. Somos herederos con Cristo. Y esperamos la bienaventuranza de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

            Y todo es parte de los planes de Dios. El nos escogió desde antes de la fundación del mundo y nos predestinó para ser hechos conforme a la imagen de su Hijo. Todo eso y mucho más Dios ha hecho por nosotros.

            Por consiguiente, hermanos, por todo lo que Dios ha hecho por nosotros y en nosotros, dice Pablo, “os ruego por las misericordias de Dios”, por el hecho de que Dios ha derramado su gran misericordia sobre nosotros, os ruego que sigáis consagrándoos a Dios. Esa es la idea. ¿Por qué decimos que sigáis? Porque ya Pablo había tratado el tema de la santificación en el capítulo 6 de Romanos y ahora continua con ese mismo tema. Hermanos, cuán importante es esto. La base de nuestra obediencia a Dios descansa en la gracia de Dios, en lo que Dios ha hecho por nosotros. El mundo pagano busca hacer las cosas bien para ganar la misericordia de los dioses. Pero en el cristianismo, buscamos obedecer por la misericordia que ya Dios nos ha otorgado. Dios nos salva para obedecer. 1 Pedro 1:2 “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”. ¿Acaso no hacemos nosotros lo mismo con nuestros hijos? Nosotros les damos la vida si es necesario. ¿Y qué esperamos? Que obedezcan en agradecimiento por todo lo que hemos hecho por ellos. Así es Dios. El espera que vivamos para El en agradecimiento por sus misericordias.  

            Ahora bien, Dios no llama a una vida consagrada, a una transformación total de nuestra forma de pensar y a un disfrute y deleite de la voluntad de Dios. Veamos cada punto.

I. Consagración

            Fíjate cómo Pablo lo presenta. V. 1 “que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Pablo tiene detrás de su mente la adoración en el AT, cuando el creyente traía ante Dios su sacrificio. Y Pablo nos dice, nosotros también debemos presentar un sacrificio. ¿Cuál? El sacrificio de nuestro cuerpo. Esto es importantísimo.

            La santificación y consagración a Dios incluye nuestro cuerpo físico. Cristo vino a salvar a nuestro cuerpo y no solo nuestra alma. 1 Corintios 6:20 “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo”. ¿Cuál es la idea? Pablo la explica en Romanos 6:13 “ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.” ¿Qué significa? Oh hermanos, muchas veces usamos nuestro cuerpo para el pecado. Usamos nuestra lengua para los chismes, o para ofender a nuestro prójimo, burlarnos de él. Usamos nuestros oídos para escuchar lo que no nos conviene ni edifica. Usamos nuestras manos para hacer daño, para golpear y maltratar. Usamos nuestros ojos para ver lo que no nos conviene como cristianos.  Pero Dios nos llama a presentar nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo agradable a Dios. A usar nuestro cuerpo de una manera santa, que agrade a Dios.

            Hay cristianos que piensan que tienen libertad en Cristo para hacer cualquier cosa que deseen, o ver cualquier cosa que deseen ver. Eso no es cierto. Hace un tiempo atrás yo puse en el Facebook de la iglesia un artículo hablando sobre el sexo en la serie de HBO “Game of Throne”. Y hubo personas que se indignaron por ello. Hermanos, muchas de las series de televisión hoy día son pornográficas. Y no es sabio ni prudente verlas. Dios nos llama a consagrar nuestro cuerpo porque El lo compró. y El demanda y espera que sus hijos usen su cuerpo como instrumento de justicia no impiedad. Miremos 1 Corintios 6:13 “Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.” V. 15 “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo.” Vuestros cuerpos son miembros de Cristo, mi unión con Cristo no solo es una unión espiritual sino también física.

            ¿Cuál es la idea de todo esto? La idea es consagrar mi cuerpo al Señor. Todo mi cuerpo le pertenece a Él. Consagra tu cuerpo, úsalo como instrumento para bien. Haz lo mismo que hizo Job. Job 31:1 “Hice pacto con mis ojos;
¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?”.
El consagró sus ojos a Dios: que no miraría a un virgen para codiciarla. Mis ojos son del Señor: no son para la pornografía. Mi boca es del Señor, no es para ofender. Mis partes íntimas son del Señor, no para usarlas sino cuando me case formalmente con mi esposa.

            La santificación y la consagración conlleva la consagración de nuestra mente. Vimos que conlleva la consagración de nuestro cuerpo físico, pero también la consagración de nuestra mente. V. 1 “que es vuestro culto racional.” La palabra racional es importante. ¿Sabes por qué? Porque Dios espera que le sirvamos también con nuestra mente. Es más, es imposible consagrar nuestro cuerpo a Dios si no hemos usados nuestra mente. ¿Por qué? Porque Dios espera que nuestra adoración no sea mecánica, automática. Esto es importante.

            Dios desea que le amemos no solo con todo nuestro cuerpo sino también con toda nuestra alma.  Marcos 12:30. Dios espera que le sirvamos con nuestra mente y con nuestra voluntad.  ¿Qué implica esto? Implica que le sirvamos con amor y por amor. Servir a Dios no debe ser una carga para nosotros. Debe ser algo que surja espontáneamente. Dios debe estar presente en todos nuestros pensamientos. Todo lo hacemos pensando: ¿le agradará a Dios lo que yo hago? ¿Cómo yo puedo servirle mejor? ¿De qué manera yo puedo estar más involucrado en el servicio a Dios en la iglesia? Tal vez no puedo barrer, pero puedo fregar, traer galletitas para los niños, comprar productos de limpieza, darle pon a alguien, comprar papel de baño, llamar a mi hermano. ¿Por qué? Porque amo a Dios, amo a su iglesia de la cual formo parte.

            Dios nos llama a vivir una vida consagrada. Nuestro cuerpo le pertenece a Dios y también nuestra alma. Somos distintos del mundo por lo que Dios ha hecho en nosotros.  Por eso Dios nos llama a pensar de una manera distinta. Él nos llama a la transformación.  

II. Transformación

            V. 2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Ahora bien. Esta transformación tiene un aspecto negativo y uno positivo. Veamos cada uno.

            El aspecto negativo es separarnos del mundo, “No os conforméis a este siglo”. ¿Qué quiere decir Pablo por siglo? Por siglo Pablo quiere decir la forma de pensar, vivir, actuar y valorar que posee el mundo que no tiene a Dios. Lo podemos llamar la filosofía del mundo o la mentalidad del mundo, los valores del mundo, la forma de pensar del mundo. De un mundo que no tiene a Dios como su Dios y Rey. De un mundo que no obedece a la Palabra de Dios. De un mundo que no busca ser gobernado por Dios. Ese es el siglo del cual Pablo nos dice: “no os conforméis”.

            Esa separación no es una física necesariamente sino moral y espiritual. Cuando digo física me refiero que no significa encerrarnos en nuestras casas y no tener contacto con el mundo externo. De esa mentalidad surgió el monaquismo, lo monasterio, los anacoretas. Esa no es la idea. Dios nos llama a una vida moral y espiritual distinta a la vida que vive el mundo. Nuestra ética es distinta del mundo porque es una ética basada en la Palabra de Dios no en la democracia, sociología, en la estadística, etc.

            Nuestra vida no debe conformarse al mundo. ¿Cómo pensamos acerca del matrimonio? ¿Cómo pensamos acerca de las relaciones sexuales fuera del matrimonio? ¿Cómo pensamos acerca de criar a nuestros hijos? ¿Cómo pensamos acerca del aborto, del homosexualismo? ¿Cómo pensamos acerca de nuestro prójimo? ¿Cómo debemos reaccionar ante el paso del huracán María: solo pensamos en nosotros y nos ocupamos de nosotros y después que todo esté bien pues que cada cual se salve como pueda? ¿A quiénes hemos servido a parte de nosotros mismos y los que nos rodean, nuestros familiares y qué del prójimo?

            Esta trasformación tiene también un aspecto positivo y ese es: renovando nuestra mente. V. 2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Hermanos, Dios nos llama a cambiar nuestra forma de pensar. No podemos consagrar nuestro cuerpo ni apartarnos del mundo de una forma correcta a menos que cambiemos nuestra forma de pensar. Tiene que haber una metamorfosis intelectual. Nuestra forma de pensar ha sido afectada por el pecado y necesitamos que esta sea cambiada completamente.

            Pero esa renovación no viene sino por medio de la Palabra de Dios. No viene sino por el estudio consciente, dedicado, arduo, consistente de la Palabra de Dios. No viene sino por el estudio de buenos libros que nos ayudan a entender la Palabra e Dios. No viene sino por exponernos constantemente al ministerio educativo de la iglesia: sea escuela dominical, estudio bíblico los jueves y la predicación de la Palabra.  No viene sino por la constante meditación de la Palabra de Dios. No viene sino por evaluar toda forma de pensar a la luz de la Biblia. pero no podemos evaluar correctamente a menos que conozcamos la Palabra de Dios, a menos que escudriñemos la Palabra de Dios. Ni viene a menos que reconozcamos que ella es la Palabra de Dios y que yo debe someterme en alma y corazón a esa Palabra.  

            Solo podremos “comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” ¿Qué significa eso? Significa que solo cuando nuestra mente es transformada por la Palabra de Dios podremos decir verdaderamente la voluntad de Dios es agradable, es buena para mí, es perfecta, no tengo nada más que buscar. Eso es lo que yo necesito. Eso es lo que necesita el mundo. Que buena es esa Palabra. Lo mejor que me ha sucedido es conocerla y vivirla.

            Hermanos, Dios nos da dado el regalo más grande que alguien puede dar en este mundo: la salvación. Su gran misericordia sobre nosotros ha sido abundante. Dios no ha retenido ninguna bendición para nosotros. ¿Qué pide de nosotros? Que le amemos como nos ha amado. Que consagremos toda nuestra vida a El de una manera consciente, inteligente y voluntaria. Que ese sea tu resolución para este nuevo año: vivir una vida totalmente consagrada para Él.