Se Necesita Inteligencia y Voluntad Por Milton Villanueva

 

          Decía Juan Calvino que todas las virtudes del alma se reducen al entendimiento y a la voluntad.  Por otra parte, decía que si bien Dios en su providencia cuida y gobierna a todas sus criaturas y sus actos, eso no exime al hombre de su propia responsabilidad por estos. Por ejemplo, todos sabemos que Dios tiene contados nuestros días sobre la tierra, y que cuando nos llegue la hora, se acabó el evento.  Pero eso no significa que voy a tomar una pistola, ponerla sobre mi sien y jugar a la ruleta rusa.  Eso, además de irresponsabilidad es tentar a Dios y actuar temerariamente.

            Todo esto aplica a la salud y a la enfermedad.  Según Hipócrates, el padre de la medicina: “Tu Comida Será tu Medicina”.  Viendo el otro lado de la moneda, la comida también se puede convertir en nuestra enfermedad.  En gran parte nuestra salud o nuestra enfermedad depende de lo que comemos.  Entonces, toda persona, pero particularmente el cristiano debe ejercer responsablemente su inteligencia y voluntad en lo que a su salud respecta.

            Los tres enemigos principales de lo que ingerimos como alimentos o con los alimentos son:  la azúcar, la sal y las grasas de origen animal.  La inteligencia nos dice que hay que eliminarlas de la dieta o encontrar sustitutos saludables.  Por ejemplo, si usted toma café con leche y azúcar blanca, está tomando una bomba sinergética para su salud. Por separado hacen daño y juntos peor.  En el menos malo de los casos, si se lo va a tomar, tómeselo negro y “pulla”.   Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

Las carnes, el pollo y los huevos, están llenos de hormonas y antibióticos.  Con muy raras excepciones podemos conseguir algún pescado que no esté contaminado con mercurio.  Tal vez un salmoncito rojo de Alaska sea admisible de vez en cuando.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

            Tomar agua magnetizada  en su propia casa, y si además destilada, mejor; es una alternativa segura de salud.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

            Cocinar en utensilios de aluminio es perjudicial a su salud.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente. 

Todas las cosas fritas hacen daño a la salud.  El aceite adecuado debe de ser el de oliva extra virgen, primera prensada en frío o el aceite de coco, igualmente extra virgen, prensado en frío.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

            Los jugos naturales de zanahoria, manzana, china y papaya son excelentes para su salud, sobre todo como desayuno.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

            Las comidas “vivas” como las ensaladas verdes, tomate, zanahorias, remolacha, rábano, granos verdes como el gandul y otros, son buenos para la salud.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

            De las viandas la mejor de todas es la papa.  Prepárela de todas formas menos frita. Si va a comer arroz use el Jazmín, y a menos que use aceite de coco, no le eche el de oliva hasta que ya esté listo para comer.  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

Si necesita endulzar use Agabe, Melaza o Stevia.  Si necesita sazonar use Herbamare – nada que tenga glutamato monosódico (el Sazón lo tiene).  Use su inteligencia, voluntad y no actúe temerariamente.

            Yo por mi parte me estoy aplicando la regla.  Consumo diariamente la Sopa de Hipócrates:  papa, apio, ajo al gusto, cebolla, ajo puerro, tomate, un poquito de perejil.  Todo en una olla hasta ser cubierto con agua.  Se deja hervir, y luego se baja a fuego lento por hora y media a dos horas.  Al final se puede liquar la mitad de la sopa para que espese.  Se puede sazonar la porción personal con un poquito de Herbamare o un aderezo de tomate, ajo, cebolla y recao acabado de liquar.

¿Qué más?  Camine 30 minutos por lo menos tres veces a la semana, duerma bien, y confíe en los cuidados providenciales de Dios.  Y si se va a morir que no sea jugando a la ruleta rusa con su salud.  Tu cuerpo es un tempo de Dios, cuídalo.